¿Desde cuando hacía falta tanta gente, para la firma de un contrato? Susan, no entendía que es lo que ocurría. Pero si Zack, era así de caprichoso con sus asuntos, no podía cuestionar nada...
Lo miró de reojo. Estaba muy guapo...
¡Que hacía haciendo aquella observación! ¿Para qué clavarse aún más el cuchillo en el corazón? Era cosa de idiotas... Sí, ella era una idiota... La cosa era muy sencilla. Para Zack, aquello simplemente había sido una noche de sexo. Ella, la idiota. Era la culpable de haberlo liado todo. El hombre, no se merecía que sus amigos lo miraran mal. Había sucumbido a la pasión, y no había más vueltas. Ya sabía desde un principio, que no iba a conseguir nada. Y aquello, sinceramente es lo que había provocado todo aquel dolor. Era una más en la agenda de Zack, como tantas mujeres. Ahora, era cosa de su fuerza de voluntad que aquel número, para él siempre estuviera desconectado. Aquello, es lo que iba a suceder. La armadura a su corazón, tenía que empezar ya a funcionar.