Capítulo 4
- ¿Estás lista Melina?
- Si Dome un segundo ¿Llevas tu auto?
- Si, yo conduzco.
- Vamos, estoy lista -apareció Mel con una sonrisa evidentemente falsa.
- Mel, se que prometiste ir, pero si por cualquier motivo deseas desistir…
- No Dome… ya no hay marcha atrás -exclamó decidida aunque Dome no entendiera bien porque asintió y salieron.
***
- ¿Quién es? -rompió el silencio en que iban sumidas.
- ¿Quién es? -Dome pensó un instante- Ah… tú te refieres a quién saldrá contigo.
- Evidentemente Dome, a quien más -replicó un poco cansada Mel.
- Pero no hace falta que te enfades, Mel. Yo voy a salir con Edu, mi amigo de la empresa, él que…
- Se quien es Edu, Doménica, pero quiero saber quien saldrá conmigo.
- Si lo sé. Yo…
- ¡No lo sabes! -reprochó incrédula Mel- ¿Cómo es posible Doménica? Ahora mismo detienes el auto.
- No, Mel no te enfades. Lo que pasa es que Edu traerá un amigo pero no lo conozco personalmente.
- Doménica, un día de estos…
- Ya llegamos -cortó las amenazas de su amiga con una sonrisa.
***
- ¡No puedo creer que me hayas convencido! -replicaba incrédulo Daniel.
- Me debías un favor. Y te la puse fácil, así que no te quejes -contestó pacientemente Eduardo.
- ¿Fácil? Si que fácil. Si Micaela se entera…
- Es solo por esta noche, Daniel. Además que más deseas que una cena con una hermosa chica.
- Lo único que deseaba era una noche tranquila en mi habitación luego de la larga reunión del día…
- Es que solo a ti se te ocurre venir a trabajar sábado…
- Y se me ocurre llamarte… Solo Dios sabe por qué querría hablar contigo -bromeó Daniel, ya que consideraba a Eduardo como su mejor amigo. Lo apreciaba mucho.
- Porque me extrañabas -replicó irónico Eduardo provocando una mueca en Daniel.
- No… quería avisarte de mi compromiso.
- ¡¿Cómo?! ¿Te vas a casar con Micaela? De haberlo sabido…
- ¿No me hubieras pedido cometer esta locura?
- ¡No! Al contrario, lo hubiera hecho antes…
- ¡Eres un…!
- Ahí llegan nuestras invitadas Daniel. ¡Compórtate! -lo reprendió Eduardo sonriendo.
- ¡Imbécil! -completó sonriendo a las chicas que se acercaban a ellos.
***
Mel se sentía nerviosa sin estar consciente del motivo. A Edu lo conocía de siempre. Alto, guapo y enamorado de Doménica. Había creído que terminarían juntos, hasta que Doménica conoció al padre de Alex. Aquel hombre misterioso del que poco sabían todos. Solo Dome y ella compartían el secreto de lo sucedido… excepto que ella no sabía el nombre de ese hombre. Solo Doménica. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la sofocada exclamación de admiración que brotó de los labios de su amiga.
- ¿Qué sucede? -la miró interrogante Melina hasta que siguió la mirada de su amiga. Era Edu con su amigo. Pero ¡que amigo! Un hombre imponente, alto, de cuerpo perfecto con largas piernas y un torso firme vestido sobriamente, un espeso cabello negro igual que sus ojos, rostro sumamente varonil que de inmediato contrastó en su mente con el rostro de suaves rasgos de Diego, era todo lo que un hombre debía ser -pensó Mel- pero no para ella. Nunca le habían gustado brutos, insensibles y machistas como seguramente era ese hombre a juzgar por su actitud y el modo en que sonreía.
- ¡Qué gusto verlas nuevamente! Doménica, Melina -saludó Eduardo besando las mejillas de ellas- Él es Daniel un amigo -Daniel se limitó a asentir sin ánimo.
- Mucho gusto -murmuraron las dos sorprendidas por la actitud de Daniel. Parecía que estaba allí obligado.
- Bruto, insensible y machista -murmuró Melina irritada por ese hombre.
- Arrogante -pronunció en su oído Daniel y ella lo miró interrogante- te faltó arrogante -dijo con una mezcla de diversión y enojo.
¿La había escuchado? No creía haber hablado en tono tan alto pero él escuchó todo… se lo merecía –pensó y de inmediato se percató, para su alivio, que ni Dome ni Edu se habían dado cuenta de lo dicho ya que ellos charlaban animadamente delante de ella y Daniel.
Capítulo 5
El mesero les condujo hasta la mesa reservada. Doménica y Eduardo charlaban animadamente mientras Daniel y Melina se limitaban a intercambiar frases cortas cada vez que uno de sus amigos los miraba. Se notaba que ninguno de los dos estaba a gusto con esa salida pero trataban de disimular después de la charla en el estacionamiento.
- ¡Mejor! –pensaba Melina- mejor que ese tipo no estuviera interesado porque ella no quería la lata de tener que cortar en seco los avances que hubieran sucedido si él estuviera interesado. Pero era evidente que no -admitió con una punzada de ¿desilusión? mientras miró con disimuló una vez más el perfil de aquel desconocido.
Lejos estaban los pensamientos de Daniel que miró furtivamente a Melina en el momento en que ella se adelantó para tomar su lugar en la mesa. Él se acercó para retirarle la silla y permitir que ella se sentara. Melina lo miró extrañada pero agradeció y se sentó mientras se daba cuenta que los ojos de Daniel, que en un principio le parecieron negros eran en realidad de un azul oscuro intenso.
- Si, a pesar de lo que piensas, tengo modales -pronunció Daniel altivo y Dome y Edu lo miraron interrogantes pues no entendían su comentario y mucho menos porque Melina se había sonrojado.
Por suerte el mesero se acercó a tomar su orden evitando una explicación por demás incómoda. Mientras miraban el menú nadie se percató que de pronto la cara de Doménica había perdido su color. Estaba sumamente pálida y susurró algo incomprensible.
- Mel voy al tocador. ¿Me acompañas? -Melina miró a su amiga evidentemente sorprendida y asintió. Se disculparon y se levantaron con presteza a pesar de la torpeza que parecía haberse apoderado del cuerpo de Dome.
Al entrar Mel giró y la enfrentó:
- ¿Qué sucede Doménica? Me estás asustando…
- Sebastien -susurró
- ¿Qué? ¿De qué estás hablando?
- Mel, Sebastien está aquí -ante la interrogante en su mirada aclaró- Sebastien Lucerni… el padre de Alex.
- ¿El padre de Alex está aquí? ¿Cómo es posible?
- No lo sé -dijo aturdida Doménica- Solo se que está aquí en este restaurante.
- No puede ser. La ciudad es grande y puedes estar confundida…
- No, Melina. Yo se que es él. Es único… es Sebastien.
- ¿Segura? -al ver la afirmación de Dome preguntó- ¿Qué vas a hacer?
- Nada, no creo que él haga algo -respondió un poco más tranquila Doménica- Además seguro está de paso y tal vez ni me recuerde…
- No lo se, Dome. Lo mejor es que tú simules no recordarlo también por el bien de Alex.
- Si tienes razón. Evitaré su mirada y no lo miraré más -dijo aunque pensaba que era poco probable que lo lograra. Sebastien tenía la capacidad de hacer que las mujeres lo miraran y no solo una o dos veces sino varias veces y ella no era la excepción.
- ¿En qué mesa está? Quiero conocerlo. Tú no revelaste donde lo conociste ni quien era…
- Está en la mesa del otro extremo acompañado de una rubia.
- ¿La conoces?
- No estoy segura, pero creo que es… Olvídalo, mejor lo dejamos.
- Vale, pero me muero por verlo -finalizó Melina al tiempo que iban a la mesa.
***
- Pensé que ya no venían -bromeó Edu al tiempo que separaba la silla para Dome y le tomaba de la mano- ¿Estás bien? -le preguntó y ella asintió.
- ¿Qué era tan urgente? -preguntó irónico Daniel mientras retiraba la silla de Mel pero ella no le respondió porque no lo miraba- Melina –se acercó a mirarla y en ese momento ella también lo miró. De inmediato el ambiente se cargó de intensidad mientras aquellos ojos azules buscaban en los ojos grises respuestas.
- Nada, no es nada -se separaron de inmediato pero ya sin poder negar que se sentían atraídos a pesar de que no se agradaran nada.
- Olvídalo… lo mejor es que Doménica y tu ordenen -concluyó Daniel cuando el mesero se acercaba una vez más a tomar su orden.
Las dos muchachas ordenaron pero sin evitar una cierta inquietud. Melina por el hombre que tenía a su lado. Jamás conoció a alguien como Daniel que con su sola presencia inundara el ambiente y le impidiera pensar… A ella y a todas las mujeres que le echaban miraditas. Doménica, por su parte, trataba de disfrutar de la conversación pero no podía evitar sentir una mirada fija sobre sí. Sabía que no podía ser él. Tenía que estar volviéndose paranoica… pero aún no conocía a ningún hombre que le hiciera sentir lo que sentía cuando Sebastien estaba cerca. Así que… no podía estar del todo equivocada.
Capítulo 6
- ¿Desean postre? -el mesero inquirió pero negaron y pidieron la cuenta.
- ¿Qué tal si vamos a por un café? -sugería Eduardo mientras tomaba la mano de Doménica para levantarla.
- Yo estoy de acuerdo, Edu -sonrió Doménica apoyándose en él.
- Claro, porque no -Melina miraba curiosa la actitud de Dome. ¿Apoyarse en Edu? Eso no era propio de ella.
- Si, vamos… Nosotros los seguimos -pronunció Daniel un tanto renuente.
- Si no deseas ir… -Mel le decía.
- No, porque lo dices…
- Por tu expresión. Creo que la idea no te entusiasma, precisamente.
- No es exactamente eso, Melina -la miró y señaló discretamente- ¿Ves la mesa cerca de la salida? -ella asintió extrañada y él dijo- Es mi socio y… -no sabía como decirlo- deseo hacer una salida rápida.
- ¿Por qué? ¿Acaso se suponía que estuvieras trabajando? -dijo irónica.
- No, pero quiero evitar comentarios.
- ¿Es acaso muy indiscreto? -preguntó pensando en lo curioso de la situación mientras se encaminaban a la salida.
- No, pero… -él saludó a Sebastien con un gesto- aquella mujer, si.
Apenas Sebastien había inclinado su cabeza, Antonella giró a mirar a quien se dirigía. Era Daniel Cabalganti… acompañado de otra mujer -sonrió con maldad- ¡Qué gracia le haría eso a su prometida Micaela!
- Daniel, querido ¿cómo estás? -inquirió Antonella al momento que ellos pasaban por ahí, haciendo inevitable el acercamiento.
- Antonella, Sebastien ¡qué gusto encontrarlos por aquí! -dijo Daniel con una sonrisa falsa- Les presentó a Melina, una amiga.
- Mucho gusto, Antonella, Sebastien -¡ya recordaba! –pensó Melina- si que conocía a ese hombre… con razón aquel nombre se le hizo tan familiar y su rostro… así que él era el padre de Alex.
- Si pero ya nos conocemos ¿verdad? -Sebastien sonrió y buscó con la mirada detrás de ellos- ¿Eres Melina Báez? -aclaró.
- Si, efectivamente Sebastien Lucerni. Tienes buena memoria.
- No hemos coincidido últimamente… Una lástima -dijo admirándola y a continuación se dirigió a Antonella- Ella es la hermana de Danna -aclaró y sonriendo dijo- La esposa de Leonardo.
- ¿¿Tú?? -Antonella la miró altanera- Ya decía que ese apellido me sonaba… pero obviamente no de mi círculo -la miró pero a continuación dijo- Daniel ¿qué haces en España?
- Negocios –pronunció secamente.
- A ya veo tus “negocios” -dijo con maldad y siguió- Por eso no está Micaela contigo.
- Antonella… -pronunció Sebastien a modo de advertencia.
- ¿Ahora no puedo hacer una observación? -estaba molesta- Solo deseaba saber donde estaba Micaela, su prometida –aclaró para fastidiar a Melina- para saludarla.
- Esta en casa de sus padres. Por si deseas pasar a visitarla, Antonella -cortó Daniel con ironía y Sebastien se echó a reír.
- En otra ocasión -Antonella estaba más que molesta- Adiós Daniel –y mirándola con desprecio dijo- Melina.
- Adiós Antonella, Sebastien -dijo Daniel retirándose con Melina que también se despedía.
- ¿Qué es tan gracioso? -preguntó Mel al salir del restaurante.
- Todos conocemos la situación de Antonella, Mel -por primera vez utilizaba aquel apelativo- Es porque ella no tiene ningún dinero pero trata de vivir y se comporta como si fuera de la realeza.
- Antonella dices ¿no? Ya decía que me sonaba de algún lado…
- El que tiene dinero es su medio hermano, Sebastien -dijo y recordó- Por cierto ¿ya lo conocías?
- Si, lo conozco -asintió afirmativamente- Es amigo de mi cuñado –aclaró al ver la pregunta en el rostro de Daniel.
- ¿Quién es tu cuñado, Melina? -el círculo del que tanto hablaba Antonella, en verdad, si era bastante reducido, así que era poco probable que no hubiera por lo menos escuchado del amigo de Sebastien… además, que él mismo pertenecía a ese “círculo”.
- Es Leonardo Ferraz ¿lo conoces? -Mel preguntó inocentemente.
- Si, creo que son los mejores amigos -comentó- Sebastien es un buen tipo pero la mayoría del tiempo hablamos de negocios…
- ¿Son socios? ¿Dónde lo conociste? -preguntó curiosa.
- Nos conocemos desde la infancia -Mel lo miraba expectante- Asistimos a las mismas fiestas… -dijo como si eso lo aclarara todo.
hola, definitivamente me encantaron tus historias, la primera tenia recelo de leerla pero una vez qu eempeze no pude parar, tengo que confesar que me fui a la pagina de creaciones, jeje, pero las ultimas novelas de gabriela no se en que formaton estan, podrian decirme que puedo hacer? gracias
ResponderEliminarCreo que están en formato DOXS si tu version word no los abre, prueba convertirlos con algún programa
EliminarGracias por contestar mi querida Nata. Y si, ya ni recuerdo en que formato están, pensaba subirlas en pdf para que sea más fácil bajarlas. Y gracias Yocelyn por el interés :)
EliminarGaby, gracias por volver a subir las historias, me encantaron, son muy lindas.
EliminarA ti Yocelyn, que alegría saber que te han gustado. Falta una más para terminar la saga :) Un abrazo!!
Eliminarsi me di cuenta, ya las termine de leer todas y la que me tiene mas intrigada es esa ultima, tengo mis sospechas. jeje. tu redaccion, las emociones son muy acertadas, ademas que me gusta cuando las historias romanticas son sanas por decirlo de alguna manera. gracias estare al pendiente por la ultima
EliminarYocelyn no había visto tu comentario, pero gracias por tus palabras y te cuento que subiré la última historia y una "extra" que es un epílogo general de toda la Saga. Saludos :)
EliminarGracias Nata, no se como lo logre pero despues de varios intentos lo logre. gracias por todo.
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