-¿Y bien? -Le preguntó Thom a su amigo Zack, que se hallaba totalmente callado sentado en una silla delante de su escritorio.
-¿Qué quieres saber? -Preguntó con voz amarga.
-¿Cómo está la situación? -Se reclinó en su sillón-. ¿Has podido hablar con ella? Se que a lo mejor, las chicas se te han puesto en medio y...
-Un motorista -Lo interrumpió Zack.
-¿Cómo? -No entendió la interrupción.
-Que no eh hablado con ella -Soltó mordaz-. Por que se encontraba muy entretenida haciendo manitas con un motorista.
-¿Moreno y alto? -Preguntó éste.
-Sí.
-Se trata de Simón -Suspiró Thom-. Es el dueño de Servix, empresa de mensajeros. Y no te voy a mentir -Lo miró fijamente-. Siempre, ha tratado de quedar con Susan.
-Pues ésta vez, creo que lo ha conseguido -Escupió con furia.
-¿Y es todo lo que vas hacer?
-No me calientes la cabeza -Levantó al fin la mirada-. Que ya tengo suficiente con Jack y mi madre.
-Te la caliento, porque me calentáis la mía con tanta tontería... -Soltó exasperado-. La tienes en esta planta, la acorralas y hablas con ella... Te estas lamentando, sin haber echo aún nada.
-No estoy de humor amigo -Dijo poniéndose de pie-. Me voy a trabajar un poco... ¿Cómo se encuentra lo mío?
-Quien sabe bien los detalles, es Susan.
-Pues informate y dime algo -Soltó con dureza-. No estoy para juegos... Tengo que organizar una puñetera gran fiesta, y tengo que viajar también a Sidney una semana. A mí vuelta hablamos...
-Creo que estas haciendo mal, en dejarlo todo suspendido y largarte de viaje...
-Pues ya asumiré las consecuencias -Respondió con indiferencia-. Nos vemos... -Se despidió, mientras salía del despacho directo al ascensor, sin siquiera detenerse a mirar a su alrededor.
Se había ido... Había venido, pero se había ido... ¡El muy canalla se había largado! Así sin más, sin mirarla o decirle algo... ¿Y para qué diantres tanta insistencia? Tanto perseguirla, y ahora nada... Se sentía realmente frustrada, no sabía qué hacer ni que quería. Miró el ascensor. ¿Pero en busca de qué? No creía que cuando las puertas se volvieran abrir, apareciera por allí aquel hombre. Algo le decía, que no había echo bien con Simón.
¡Y! Ahí tenía su respuesta, la que estaba buscando. Aquello no era querer... Él no la quería... Miró un segundo a su amiga, viendo en ella también su respuesta, al tiempo que su tristeza se hacía más grande. Había vuelto a ocurrir, aceptó con gran dolor dando media vuelta y acercándose a su escritorio. ¿Por qué tubo que derrumbar sus barreras aquella noche? Si no lo hubiera echo, no se vería cargando aquel dolor. ¡Era una mujer estúpida como todas!
-¿Qué haces aquí? -Se le acercó Clarise-. Ves y buscalo...
-No -Respondió por inercia.
-Tú eres tonta -Se llevó las manos a la cabeza-. ¿es que no viste su expresión? ¡Él venía hablarte!
-Pero no lo hizo.
-¡Dios, me sacas de quicio! -Soltó exasperada, al tiempo que la dejaba allí y se marchaba a contestar el teléfono, viendo como con mirada perdida ella seguía su rutina.
-Es hora de ir a comer -Interrumpió Sabrina, apareciendo delante de su escritorio-. Y tú, te vienes con nosotras -Ordenó, mientras le cogía el bolso del cajón.
-Olvidalo, no tengo hambre -Respondió, sin levantar apenas la mirada de las hojas.
-Me importa un pepino... -Dijo cruzándose de brazos la chica-. O te levantas por las buenas o por las malas.
-Eh dicho que...
-Salgas a comer -Habló Thom, apareciendo también allí-. Oh vas con ellas o vienes conmigo...
-Sois unos pesados -Los miró con furia-. Tengo trabajo que hacer y no tengo hambre. Y no me miréis de ninguna manera, yo me encuentro perfectamente.
-Perfecto -Apareció por sorpresa Jack-. Entonces, para un pequeño bocadillo en el quiosco ambulante si que tienes tiempo...
-Hola Jack -Lo saludaron Sabrina y Thom-. No creo que Susan...
-Te acompaño -Respondió veloz, mientras le quitaba su bolso a Sabrina de sus manos-. Se que serás menos pesado -Soltó exasperada.
Llevaban cerca de veinte minutos sentados, en el borde de una fuente comiendo en absoluto silencio un bocadillo, rodeados del ajetreo de la ciudad.
Era un día muy soleado, nada acorde con su estado de ánimo. Y el bocadillo, se lo comía por comer. Aún tenía el cuerpo un poco tonto, con la locura de la noche. Y si sumaba, lo ocurrido de aquella mañana. Era un milagro, que estuviera masticando aquel trozo de pan y acompañada de la fotocopia de sus males. Pero estaba agradecida a Jack. Éste aún no había dicho nada. Por que bien sabía que aquella paz, no tardaría mucho en acabarse.
-No haces muy buena cara... -Comentó él, interrumpiendo su silencio.
-Digamos, que no dormí mucho ayer noche, por una pequeña fiesta con Karolaine.
-¿Cuando llega la feliz pareja para el enlace?
-Marta y Marcus, llegan hoy -Pensó por unos segundos-. Y su familia, dos días después... Creo...
-Vaya -Sonrió él-. Vamos a volver a tener unos días un poco movidos.
-Va a ser toda una pesadilla -Soltó en un quejido.
-¿No te alegras por tu amiga? -Preguntó divertido.
-¡Por supuesto que sí! -Soltó ofendida por aquella suposición-. Pero sabes el lío que se va a organizar... Son pocos días, para organizarlo todo...
-¿Y tú estado de ánimos como se verá afectado sobre éste enlace? -Preguntó curioso.
-¡OH, Jack! -Alzó los ojos al cielo, mientras que se ponía en pie-. Pensé que tú me ibas a dejar más tranquila.
-Y lo estoy haciendo -Rió, mientras alargaba un brazo y la cogía de la mano, mientras la miraba a los ojos-. Mi hermano, que es un completo idiota. Se ha marchado. Va a estar fuera del país, por una o dos semanas.
-Que se lo pase bien -Comentó sin mirarlo, y aguantándose sus lágrimas.
-¿Por qué eres tan testaruda? -Masculló entre dientes.
-No soy nada... -Lo miró con dureza-. Estáis metiendo la nariz, en donde no tenéis que meterla.
-Por que los dos sois unos... -Resopló desesperado.
-Vosotros, no tenéis ni idea... No sabes que pasa por mí cabeza realmente...
-Lo mismo que le pasa a mi hermano por la suya -Expuso sonriente-. ¿No te afecta al mirarme a la cara y ver su rostro?
-Debo volver a la oficina -Cambio de tema, soltándose de su mano.
-Por que no lo admites de una vez, en vez de huir también...
Seis días, habían pasado desde que Zack había estado en su oficina aquella mañana. Y cinco, que Marta y Marcus habían llegado muy felices para su enlace, y cuatro, que todos los días era un caos con tanta familia y tanta preparación. Y si a todo eso, le sumaban las miraditas que le echaban de vez en cuando... Era cosa de tontos, ya estaba ella triste... Por que se tenían que poner ellos por ella... Solo conseguían que se sintiera más triste y enfadada.
-¿Te encuentras bien? -Le preguntó Thom, que se había acercado a su escritorio para entregarle unos papeles-. Estas más blanca que estas hojas...
-Un poco mareada -Le confesó llevándose la mano al estomago-. Creo que eh debido pillar algún virus. Llevo varios días, con el estomago revuelto.
-Si quieres, tomate el resto de la tarde libre -Sugirió este.
-Muchas gracias Thom, pero quiero terminar con este informe para su presentación...
-Tú misma, pero no te esfuerces mucho.
-Tranquilo... -Le sonrió débil.
-Sabes, voy a pedir que alguien te suba algo de la cafetería...
-Gracias.
Un tiempo después, aparecía Helen con una bolsa en la mano.
-Hola, mi marido me ha pillado abajo y me ha encargado que te suba un par de cosillas -Le sonrió la chica.
-¿Qué haces aquí? -Preguntó con el ceño fruncido.
-Venía de visita -Dijo sonriente, mientras le dejaba la bolsa con la comida en un lado del escritorio-. Thom, me vio y me encargó que te subiera algo de comer. ¿Qué no te encuentras bien?
-No mucho, así que no te me acerques -Le indicó-. Como sea un virus estomacal, no quiero pegarte a ti algo que estas embarazada.
-Estate tranquila -Dijo sentándose en una silla-. Pásate uno de los dos sándwich calientes que eh traído para nosotras...
-¿Estas mejor?
-No mucho -Dijo cerrando los ojos, y volviendo a coger aire.
-¿Has ido al medico?
-No hace falta -La miró-. Un par de días, haciendo bondad con la comida...
-Muy bien -Le sonrió con dulzura-, pues me temo que te voy abandonar por ahora. Me recuerdas mucho a mis primeros días de embarazo, y sinceramente no tengo ganas algunas de volver a pasarlas... Me voy de visita por los demás departamentos... -Se despidió de Susan, que por el momento tenía en el rostro una sonrisa gravada, cuando interiormente estaba gritando como una histérica.
-¿Hace mucho, que te tenía que haber bajado el periodo? -Preguntó Helen, apareciendo de sopetón por detrás suyo.
-¡Dios, Helen! -Exclamó dando un salto por el susto.
-¿Cuantos días Susan? -Inquirió nuevamente.
-¿De qué hablas? -Se hizo la despistada.
-A mí no me engañas -Se cruzó de brazos-. Reconozco muy bien esos síntomas... Dame ese calendario... -alargó el brazo hacia ella.
-¿Pero qué mosca te ha picado con mi menstruación? -Volvió hacerse la despistada.
-Pues porque no la tienes... -Siseó por lo bajo, para que nadie se enterara-. Acabas de descubrir, que ese mal estar significa una cosa...
-No digas tonterías -Respondió, mientras guardaba con dedos nerviosos el calendario en su bolso.
-Muy bien... -Suspiró Helen, al tiempo que cogía un sándwich de la bolsa y se lo plantaba en las narices a su amiga, viendo como su tez se tornaba aún más gris.
-¡Maldita cabrona! -Insultó antes de llevarse una mano a la boca y salir corriendo al baño por segunda vez.
-¡Como te atreves a preguntarme eso! -Escupió furiosa, levantándose y poniéndose bien la ropa-. Eres muy mala amiga, para hacerme que volviera a...
-Estas embarazada Susan -La interrumpió ella-. No te enfades conmigo -se alzó de hombros-. Solo quería comprobarlo. Estas muy testaruda...
-¡OH! Eso no es excusa válida -Se limpio la cara y la boca en el aseo-. ¡Y no digas ridiculeces, no estoy embarazada!
-Como tú quieras... -Suspiró con pesar-. Pero deberías de ir a comprarte un test a la farmacia, o ir al médico...
-¡No estoy embarazada! -Le gritó en el oído totalmente furiosa.
-¿Si quieres, voy yo a la farmacia? -Propuso Helen-. Te lo subo y lo comprobamos, sin que nadie se entere...
-Helen, simplemente llevo un retraso con tanto ajetreo -Expuso no muy convencida ella.
-Claro -Soltó exasperada-. Y los cerdos vuelan...
-Sí, cuando empuje a Zack por una ventana... -Soltó maliciosa.
-Mejor me callo ante esa idiotez que acabas de soltar.
-Eso muy bien dicho, así empezaré a relajarme un poco -Resopló-. Y no estaría nada mal, que retiraras la bolsa de la comida que hay en mi escritorio...
-Ahora puedes esconderlo, pero en pocos meses no -Comentó Helen-. Me marcho a los otros departamentos de visita... Testaruda...
-Loca -Le dijo sacando la lengua-. ¡La bolsa! -Le gritó al ver que se la dejaba encima del escritorio-. ¡Genial! -Soltó con total frustración, al ver que tendría que hacer un gran esfuerzo.
Eran las once y media de la noche, cuando vio que su móvil comenzaba a sonar escandalosamente. No tenía ganas de hablar con nadie, pero al ver quien era, no pudo evitarlo.
-¿Hola, que te queda mucho por volver? -Preguntó directamente.
-Te eh cogido el móvil, pensando que no me molestarías con ese tema, como mi hermano y mi madre estan haciendo... -Suspiró, mientras daba un trago a su bebida.
-Lo siento, pero mis intenciones para molestarte son más importantes que la de ellos dos...
-¿Tiene algo que ver con Susan? -Preguntó con tono amargo.
-Sí.
-Entonces, no me interesa tu llamada...
-¡Espera! ¡Vosotros no utilizasteis protección! -Soltó desesperada por que no le colgara.
-¿Perdona, qué has dicho?
-Ya lo has oído... -Soltó sonriente-. Susan, lleva retraso de bastantes días en su período... Y si le sumamos, que las nauseas que esta sintiendo a lo largo del día...
-Helen, sabes lo que me estas diciendo...
-Susan esta embarazada, y no quiere aceptarlo... No me escucha... Supongo, que no quiere que nadie lo sepa aún...
-Yo... -Suspiró el hombre.
-Vosotros, tenéis un gran mal entendido que tenéis que solucionar. Y creo, que ahora con más importancia.
-Mañana, estaré allí... Y Helen...
-¿Sí?
-Gracias -Dijo, con una sonrisa que reflejaba totalmente que su mente estaba empezando a organizar un plan.
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