jueves, 20 de junio de 2013

Deberes De Princesa 13

Al entrar por la zona de la cocina, sabía que podía ganar en tener más probabilidades de no toparse con nadie de su familia. Todos se hallarían con gran fortuna en el comedor, entretenidos con la comida.

Abrió la puerta con gran sigilo, para asomarse un poco y soltar el aire, al ver que no había nadie por allí. Aquello, significaba que les estaban sirviendo en aquel mismo momento.

¡Tenía vía libre, para llegar a su dormitorio a toda carrera!

Unos minutos después, cerraba la puerta de su dormitorio sin incidente alguno. Optando, el ponerle el cerrojo a ésta. Así evitaría en un principio, el que entraran allí con gran libertad.
Fue entonces, cuando se permitió recordar.
Caminó hacia su cama, derribando su cuerpo sobre el mullido colchón. Miró un momento al blanco techo, antes de cerrar sus ojos y conducir una de sus manos a sus labios.
¡Se habían besado!
Después de todos aquellos años, preguntándose que se sentiría al ser besada por Kénan, lo sabía…
Había sido maravilloso.
Y ahora, comprendía que no era una tonta por el simple hecho, de que su corazón latiera más deprisa por su sola presencia.
No quería pararse analizar sus sentimientos contradictorios. No quería saber el por qué estaba furiosa consigo misma. Por un momento, solo quería sentirse feliz.
Feliz, pro haber sido amada durante unas horas por su amor imposible.
Poco a poco, algunas lágrimas comenzaron a deslizarse por sus ojos, al recordar las suaves caricias del hombre.
Kénan, no había sido duro con ella, como las palabras que siempre le había dirigido años atrás.
Por primer avez, después de tantos años había podido vislumbrar al chico que se presentó como el hermano de su compañera de dormitorio.
Un hombre dulce, cariñoso y apasionado. Que en todo momento había sido paciente con ella, ante su gran inexperiencia.
Era increíble. Con los ojos cerrados y pensando en él, notaba un fuego recorrerle por el cuerpo, siguiendo el mismo sendero que los labios de Kénan, cuando había decidido rendirse ante las normas de protocolo de su vida emocional.
Inmersos en su deseo frustrado, habían permanecido un buen rato de pie, uniendo sus labios en profundos movimientos, como una anticipación a la danza que bailarían después sus cuerpos.
En algún momento sin darse ella cuenta. Se había dejado acostar en el lecho que estaba al lado de ellos, ya sin la parte de arriba. Solo la cubría su sujetador. Por más que intentaba recordar, no conseguía dar con el momento que él le había quitado su camiseta.
Solo recordaba sus besos y suaves mordiscos pro su cuello. Logrando que dejara todo pensamiento racional, y se abandonara al placer que él le estaba dando.
Deslizó su mano en apenas una caricia por su cuello, hacia el principio de su seno derecho. Sus dedos, seguían la magia que había hecho el hombre con sus caricias. No quería olvidar aún la sensación de su calor.
Aunque creía que sería cosa imposible.
Solo el deslizar de las yemas de sus dedos, por donde el hombre había pasado, le encendía un fuego interior que le iba a resultar difícil de apagar.
Sonrió levemente, al recordar como el rubor de vergüenza había teñido su rostro, al percatarse de su semi-desnudez y como él, dirigía sus labios hacia sus senos por encima del tejido del suave encaje de su sujetador.
Antes de rozar en aquel punto que nadie había tocado, se había detenido por un segundo para mirarla a sus ojos y con voz ronca,  susurrarle cuan hermosa era.
Tal vez por el sonido de su voz o el brillo dulce de sus ojos, que se había atrevido alzar una de sus manos, para acariciarle a su vez pro un segundo su mejilla cerrando los ojos, y dándole así el permiso a que siguiera en su cometido.
La pasión la consumía, logrando que dejara sus inhibiciones a un lado, y se atreviera acariciar más al hombre.
A lo primero, sus caricias eran algo tímidas. Deslizándose muy poco por la desnuda piel. Pero cuando Kénan la tenía desnuda por completo y besaba con gran ardor. Ya no existía ningún pudor. Solo un hambre desenfrenada de él.
No quería perderse nada. Quería absorber todo lo que Kénan podía ofrecerle, para poder atesorarlo como un gran tesoro.
Como él, la había tratado a ella en todo momento. ¿Era así con todas las mujeres? Por eso, tenía una lista tan larga de novias de una noche… ¿O se había debido por ser ella y ser virgen?
Recordaba el susurro de disculpa, cuando no había podido evitar hacerle daño, al romper la barrera que en el fondo de su corazón había conservado para él.
Sus ojos, fijos en los de ella en cargados de pasión y ternura, por ofrecerle a él aquel honor. En aquel momento, no existía conflicto alguno entre ellos.
Después, todo había vuelto a ser placer.
Kenan, era un amante maravilloso. En todo momento había sido paciente con ella. Para nada era egoísta, como había escuchado de muchas mujeres.
Se había asegurado que en todo memento ella estuviera disfrutando de la unión de sus cuerpos.
Sus mejillas adquirieron cierta tonalidad, al recordar como había gritado. Y como otras veces, él la había acallado con sus propios labios.
Y otra cosa de la que estaba segura. Era de que éste, debía hallarse marcado por ella. Pues recordaba haberle mordido en el hombro, y también agarrarse a él con demasiada fuerza. Clavándole seguramente más de una vez las uñas en la piel.
-¡Dios mío!
Gimió con gran frustración, dando la vuelta a su cuerpo para que quedara tendido sobre su estomago y amortiguara su sonido mordiendo la colcha de la cama.
Ahora, su cuerpo volvía a tener sed de él.
¿Acaso había cometido el peor error de todos? ¿No iba a poder olvidar jamás lo sucedido?


Ninguno de los que se hallaba abajo en el comedor, disfrutando a medias de una rica comida. Sabía que en la planta de arriba se hallaba el objeto de su charla con el corazón completamente roto.
-Aún no comprendo, como habéis dejado que se fuera –Masculló Simón, mientras volvía a morder de su tenedor sin apenas saborear el pollo al limón que les habían servido.
-Querido, sabes que cuando tu hija estalla de esa manera, más vale no cruzarse en su línea de visión –Protestó su esposa Emmanuelle, sin apenas probar bocado pro la preocupación que acarreaba en aquellos momentos.
-Pero cariño, tendríais que haber venido avisarme en cuanto hubo salido por esa puerta ésta mañana –Volvió a señalar, dando un trago a su copa de vino-. Habría hecho un par de llamadas.
Enora, observaba junto a su hermana la pequeña discusión de sus padres con cierta congoja, pues en parte se sentía culpable de todo lo que estaba ocurriendo.
-No creo que las llamadas hubieran servido de algo –Intervino Enora con mirada triste-. Todo el mundo habrá visto ya, lo que se ha publicado en el día de hoy.
-Mis llamadas no hubieran sido hacia las imprentas –Dijo soltando el cuchillo y el tenedor, en el centro de su plato sin poder dar ni un bocado más-. Hubiera hecho que siguieran a tu hermana. Entonces, ahora mismo podríamos saber dónde demonios está –Bramó en un gruñido.
-A casa de Kénan Saphire –Dijo de pronto Harmonie en un gemido ahogado y alzando su brazo pro encima de la mesa, para señalar el televisor que había colgado en la pared de enfrente.
Todos giraron sus rostros hacia allí, con el ceño fruncido para al momento soltar gemidos de sorpresa, ante las imágenes que les mostraba el aparato con el volumen eliminado.
-¡Dios mío! –Gimió Emmanuelle sorprendida, cuando en el televisor pudo ver a un Kenan desnudo de cintura para arriba, abrazando un momento a su hija y después bajar su rostro para besarla en los labios.
-¡Quiere alguien accionar la voz! –Pidió el hombre muy nervioso, sin apartar la mirada de la pantalla a color.
Fue Harmonie, quien se puso en pie para coger el mando que se hallaba encima de una estantería de libros, y de forma apresurada dio volumen justo en el momento que la presentadora soltaba la noticia.
“Nos ha llegado por una fuente de gran confianza, que es posible que nuestra querida futura heredera del trono, lleve unida en matrimonio al magnate de las joyas Saphire, más de cinco años”
-¡Cómo!
Exclamaron las chicas alarmadas abriendo los ojos como platos.
-¡Qué!
Gritó la mujer mayor completamente sorprendida ante aquellas palabras.
-¡Mierda!
Gruñó el hombre, con cierta rabia en los ojos.
“Todo cabe indicar. Que es posible que en su juventud, mantuvieron un pequeño romance que les hizo dar aquel romántico paso en secreto”
-¿Pero qué diantres se están inventando ahora? Jacqui, debe estar furiosa si esta viendo esto –Señaló molesta Enora.
-¿Tú crees? –Intervino su hermana-. Eso es una grabación de vídeo. No hay ningún montaje de photoshop… Y ellos dos se están besando.
“Cierto, que a lo largo de todos estos años. Hemos podido ver al atractivo magnate acompañado de muchas bellas mujeres ¿Quiere eso decir, que hubo una ruptura y ahora con el paso del tiempo, han vuelto ha reconciliarse?”
-Jacqui los va a matar –Volvió a decir Enora sorprendida por lo que la comentarista iba explicando.
-A mí me gusta la idea de que estén juntos –Dijo toda sonriente su hermana melliza-. Hacen muy buena pareja.
-En eso estoy de acuerdo contigo –Señaló su hermana Enora-. Pero hay algo raro en esa escena de beso… Date cuenta que la cortan un momento después, de que empiece a besarla…
Calló al girar su mirada hacia su madre, y ver como ésta se hallaba con el ceño fruncido mirando a su padre.
“Hay que decir, que realmente nos gustaría que existiera una unión entre ellos. Nos gusta Kenan Saphire, como futuro monarca”
-¿Mamá?
La llamó Enora, sabiendo que la mujer le estaba dando vueltas a algo en su cabeza.
-Dime querido –habló al fin la mujer, ignorando la llamada de su hija-, que nos estás ocultando.
Las dos jóvenes se giraron intrigadas a mirar a su padre, quien se hallaba completamente callado, con la mirada puesta en el televisor sin mediar ni una palabra, ante toda la charada que había soltado la comentarista.
-No comprendo que quieres decirme cariño –Se giró hacia su mujer, con mirada divertida.
-Tengo que recordarte los años que llevamos casados –Soltó con cierta impaciencia y sarcasmo en sus palabras-. Te conozco demasiado, para saber que llevas unos días un tanto raros. Y ahora, creo saber el motivo.
-Emmanuelle, no creo que debamos…
Comenzó a protestar el hombre, pero el modo en que su esposa soltó la servilleta sobre la mesa y se cruzó de manos, le indicaba que no estaba para tontas excusas. Quería la verdad y la quería en aquel momento.
Se hallaba un tanto desesperado y preocupado, sabiendo que tarde o temprano aquello podía ocurrir. Lo que no se esperaba, es que fuera tan rápido.
-Tiene razón –Soltó escueto, sorprendiendo a las tres mujeres que había allí-. Están casados, desde que Jacqui tiene dieciocho años.
De la fuerte impresión por aquella noticia, Emmanuelle se tuvo que poner en pie y caminar unos pocos pasos para calmarse.
-¿Dónde y cómo pudo ocurrir eso sin qué nos enteráramos?
Preguntó la mujer cuando detuvo sus pasos y apoyó sus manos en el respaldo de la silla. Pudiendo así coger un poco de más aire.
-Cuando se fue aquel fin de semana a Irlanda… -Confesó con cierta calma-. La última noche, todos acudieron a una celebración en un bar musical. Por lo visto, creyeron  que era una representación el cura que había allí, casando a quien se subiera a un pequeño altar… Lo hicieron por una apuesta entre ellos.
-¡OH! –Exclamaron las chicas sorprendidas.
-Así, que son un matrimonio… Pero no lo han consumado. Sabes que Jacqui no se lleva muy bien con Kénan.
-¡Y entonces, qué demonios significa ese beso! –Bramó Emmanuelle histérica.
-Ahora mismo, estoy igual de perdido que tú –Protestó el hombre con mal humor.
-Otra cosa más querido esposo –Lo miró la mujer con rabia y dolor-, me duele que lo hayas compartido ahora y no antes.
Dicho aquello, les dio la espalda a los tres y salió lejos de aquella habitación hecha una furia.

2 comentarios:

  1. WOWWWWWWWWWWWW!! Brujis me encantó, gracias, todo lo que te ahorraste la otra vez vino bien resarcido en este capi, y bue, ya estalló la bomba así que la princesita está cercada...que se quede con Kenan!!
    y ya sé de donde saca la hija el carácter!
    Más! Pronto!
    Te quiero

    ResponderEliminar
  2. estallo la bomba y de que se consumo el matrimonio no hay duda, hasta en proceso esta el otro heredero jajaja

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...