A mis sises:
El camino de regreso
es infinitamente difícil, perderse es fácil, regresar es casi una odisea.
No lo
sabía antes, lo sé ahora.
Y es un camino que se
recorre casi a ciegas, porque después de
que nuestro mundo se destruye apenas queda un vago recuerdo en la memoria del
mapa que debemos seguir.
Es un camino muy lento
porque sabemos con una certeza hiriente que aunque recorramos ese camino, quién
fuimos antes, jamás regresará.
Es un camino que se
recorre dando pasos pequeñitos y temblorosos…es un camino arduo que tiene un
tiempo muy propio e indescifrable.
Es un camino que se
recorre casi a oscuras, con miedo, sin embargo hay pequeñas luces que guían,
son las personas que nos quieren, que nos esperan. Y allí brillan, y aunque a
veces queremos rendirnos porque las fuerzas no alcanzan, sabemos que
alguien está esperando y avanzamos.
Y esas personas con su
cariño van formando un nuevo mapa para que lo sigamos, y esas personas guardan
fragmentos de nosotros mismos y los
hacen brillar como faros para mostrar el camino.
Voy caminando
despacio...
Un pequeño paso tras
otro…y cosas que antes eran cotidianas se vuelven algo extraordinario.
Sólo
gracias por hacerme querer recorrer el camino de regreso, gracias por hacer
fiesta en cada paso y por brillar como lo hacen.
Sises fue un placer “verlas”
después de tanto tiempo.