Bueno, a petición de unas pocas cogí el bolígrafo para escribir la 2ª parte de éste post, sobre la normativa de las citas...
Bien, veamos que me ha salido doñas pesadas.
¡Pues en mí mente, se trataba de un solo post!!!!
¡Mierda, mierda!
Grité para mí, al comprender de forma inmediata y horrorosa, que el bombón apoyado en la pared, era el amigo de Ben.
Lo que se venía a resumir en pocas palabras.
¡Su cita a ciegas!
Y para más horror aún, él lo había sabido desde un principio.
Ahora comprendía que la saludara con un guiño, cuando sus miradas se cruzaron. El necio de Ben, debía haberle mostrado alguna foto del móvil, de las tantas que se hacían en la oficina.
En verdad, no tenía porque estar enfadada con él. Había sido un chico listo. Había pensado en el bien de su amigo, mostrándole que no iba a tener una pésima acompañante aquella noche. Algo que no pensaba perdonarle a Agnes.
Como es que el compañero de trabajo de ellas dos, había sido más listo al prevenir a su amigo con lo que iba a encontrarse, dándole la oportunidad de rechazarlo. Increíble... ¿Acaso no se suponía que ellas, eran las veteranas en aquel tipo de cenas?
Ahora, aún quería más a Ben. No se había portado nada mal, al buscarle un compañero atractivo.
¡Un momento!
¡Oh dios mio! Tenía que volver hacer circular aire por sus pulmones. Aquello no podía ser posible. ¿o sí?
-Agnes -Alargué una mano, para agarrar del brazo a mi amiga y emplear cierta desesperación en mis palabras-. La acabo de joder.
-Y te das cuenta ahora -Reprochó con cierta ironía-. No cuando te miraste al espejo antes de salir de casa.
Acto seguido, vi como mi amiga volvía agitar una de sus manos delante de mi rostro con cierto ímpetu.
-Y estoy completamente segura, que siempre has odiado el ajo -Frunció el ceño-. Fíjate si llegas a resultar orgullosa, que te tragaste por lo menos toda una cabeza.
-Fueron dos -Gemí mostrándole una mueca con mis labios fruncidos.
Si ya se lo decía su madre siempre. No hay que ser tan orgullosa. La vida son dos días y hay que disfrutarla.
Y aquello, es lo que había venido aquel chico aquella noche. Ha disfrutar de la velada, con una chica que al parecer le había gustado al verla grabada en varias fotos que le había mostrado su amigo en común.
-Creo que le gusto -Seguí hablando entre dientes y algo desesperada.
-Joder Joanna, acaso te emborrachaste para comerte esas cabezas de ajo -Soltó Agnes con sarcasmo.
-¡No idiota! -Me giré a mirarla con el ceño fruncido-. Pero antes de que llegarais, él me guiñó el ojo a modo de saludo... Creo que Ben, debió enseñarle una foto mía, y él aceptó...
Mi amiga me miró un momento, para después romper en una fuerte carcajada llamando aún más la atención de los dos chicos.
-Lo raro, es que no hubiera salido volando despavorido como un murciélago al verte -Señaló riéndose-. Yo lo habría hecho...
-Muy graciosa... -Rebufé con un puchero en los labios.
-Te lo mereces por tratar de jugármela -Rió, mientras me agarraba del brazo para arrastrarme hacia donde estaban los hombres-. Venga vamos a presentarnos - Se calló un segundo con cierto brillo en los ojos, para después volver hablarme aparentando cierta normalidad-. ¿Te presento como tú?
-¿Cómo? -La miré arrugando la frente.
-Ya sabes, a lo mejor te metiste tanto en tu nuevo papel que inclusive tienes algún nombre estilo al de Mortífera...
-¡Dios, cállate bruja! -Gruñí volteando los ojos a la vez.
Aquella cita, iba a ser "La cita".
Estaba segura, que jamás iba a olvidar lo ocurrido de aquella noche. Ni tampoco mis acompañantes.
Solo había que mirar, la cara de mi compañero de trabajo. Quien desde que había llegado, no había cerrado la boca.
-Hola Ben -lo saludé utilizando toda la tranquilidad posible. Como si los raros fueran ellos-, te van a entrar moscas como no cierres la boca.
Y así lo hizo, mientras su amigo volvía a reírse como había hecho anteriormente cunado llegó su amiga y le echó una buena bronca.
-Dios Joanna... -Silbó con fuerza-. Estás... -Calló.
Obvio, que el jodido no hallaba las palabras ante el horror que tenía delante.
-Terrorificamente sexy -Dijo el chico de cuero, volviendo a guiñarme el ojo-. Encantado de conocerte, me llamo Rafe.
¡Dios, le temblaban las piernas! Que voz tan sexy... Y iba a ser para ella solita aquella noche...
-Encantada... -Sonreí con cierto rubor en mis mejillas y comenzando a dar mi primer paso, para poder darle el beso reglamentario en toda presentación.
Cuando de repente, fui absorbida con gran brusquedad por el brazo de Joanna, siendo arrastrada hacia la puerta del restaurante.
-¡Perfecto, yo me llamo Agnes! -Rió algo tonta-. ¿Qué tal si vamos entrando antes de que nos llamen y perdamos nuestra mesa? -Sugirió toda apresurada y nerviosa.
Entonces, cuando vi que estábamos lo bastante apartadas de los hombres, y no había peligro de ser escuchadas. Le susurré con gran enfado en su oído, por no decir que casi fue un buen ladrido.
-Pero que demonios haces loca -Me quejé, mirando un momento por encima de mi hombro-. Casi me rompes el cuello.
Agnes, me apretó aún más hacia ella, al tiempo que notaba como cogía aire profundamente.
-Más bien te lo salvé... -Refunfuñó-. Acuérdate de las dos cabezas de ajo.
-¡Ho, mierda! -Me acordé con gran fastidio.
-De nada -Rió mi amiga-. Veo que te hallas en el efecto braguitas húmedas.
Al no decir nada, ésta se detuvo bruscamente en medio del corredor para mirarme con gran terror.
-¡Dios Joanna, no me jodas que tampoco te pusiste bragas! -Soltó de sopetón la muy idiota, sin mirar a quien teníamos cerca-. ¡Se puede saber qué otra idiotez hiciste! -Vociferó toda roja, pero parando abrupta- mente al ver mi expresión furiosa.
Demasiado tarde, comprendió que mi cara no era de gratitud.
¡Sí, los dos hombres lo habían oído!
-Creo que le gusto -Seguí hablando entre dientes y algo desesperada.
-Joder Joanna, acaso te emborrachaste para comerte esas cabezas de ajo -Soltó Agnes con sarcasmo.
-¡No idiota! -Me giré a mirarla con el ceño fruncido-. Pero antes de que llegarais, él me guiñó el ojo a modo de saludo... Creo que Ben, debió enseñarle una foto mía, y él aceptó...
Mi amiga me miró un momento, para después romper en una fuerte carcajada llamando aún más la atención de los dos chicos.
-Lo raro, es que no hubiera salido volando despavorido como un murciélago al verte -Señaló riéndose-. Yo lo habría hecho...
-Muy graciosa... -Rebufé con un puchero en los labios.
-Te lo mereces por tratar de jugármela -Rió, mientras me agarraba del brazo para arrastrarme hacia donde estaban los hombres-. Venga vamos a presentarnos - Se calló un segundo con cierto brillo en los ojos, para después volver hablarme aparentando cierta normalidad-. ¿Te presento como tú?
-¿Cómo? -La miré arrugando la frente.
-Ya sabes, a lo mejor te metiste tanto en tu nuevo papel que inclusive tienes algún nombre estilo al de Mortífera...
-¡Dios, cállate bruja! -Gruñí volteando los ojos a la vez.
Aquella cita, iba a ser "La cita".
Estaba segura, que jamás iba a olvidar lo ocurrido de aquella noche. Ni tampoco mis acompañantes.
Solo había que mirar, la cara de mi compañero de trabajo. Quien desde que había llegado, no había cerrado la boca.
-Hola Ben -lo saludé utilizando toda la tranquilidad posible. Como si los raros fueran ellos-, te van a entrar moscas como no cierres la boca.
Y así lo hizo, mientras su amigo volvía a reírse como había hecho anteriormente cunado llegó su amiga y le echó una buena bronca.
-Dios Joanna... -Silbó con fuerza-. Estás... -Calló.
Obvio, que el jodido no hallaba las palabras ante el horror que tenía delante.
-Terrorificamente sexy -Dijo el chico de cuero, volviendo a guiñarme el ojo-. Encantado de conocerte, me llamo Rafe.
¡Dios, le temblaban las piernas! Que voz tan sexy... Y iba a ser para ella solita aquella noche...
-Encantada... -Sonreí con cierto rubor en mis mejillas y comenzando a dar mi primer paso, para poder darle el beso reglamentario en toda presentación.
Cuando de repente, fui absorbida con gran brusquedad por el brazo de Joanna, siendo arrastrada hacia la puerta del restaurante.
-¡Perfecto, yo me llamo Agnes! -Rió algo tonta-. ¿Qué tal si vamos entrando antes de que nos llamen y perdamos nuestra mesa? -Sugirió toda apresurada y nerviosa.
Entonces, cuando vi que estábamos lo bastante apartadas de los hombres, y no había peligro de ser escuchadas. Le susurré con gran enfado en su oído, por no decir que casi fue un buen ladrido.
-Pero que demonios haces loca -Me quejé, mirando un momento por encima de mi hombro-. Casi me rompes el cuello.
Agnes, me apretó aún más hacia ella, al tiempo que notaba como cogía aire profundamente.
-Más bien te lo salvé... -Refunfuñó-. Acuérdate de las dos cabezas de ajo.
-¡Ho, mierda! -Me acordé con gran fastidio.
-De nada -Rió mi amiga-. Veo que te hallas en el efecto braguitas húmedas.
Al no decir nada, ésta se detuvo bruscamente en medio del corredor para mirarme con gran terror.
-¡Dios Joanna, no me jodas que tampoco te pusiste bragas! -Soltó de sopetón la muy idiota, sin mirar a quien teníamos cerca-. ¡Se puede saber qué otra idiotez hiciste! -Vociferó toda roja, pero parando abrupta- mente al ver mi expresión furiosa.
Demasiado tarde, comprendió que mi cara no era de gratitud.
¡Sí, los dos hombres lo habían oído!
Jajaja, por suerte de vez en cuando escuchas y seguiste la historia
ResponderEliminarjajajajaja que fiasco mas hilarante. ¡¿Que sigue?! ¡¿Que sigue?! Por favor no digas que quedó ahí...
ResponderEliminarLu
Pero tú no deberías estar durmiendo ya!!!! jajajaja
EliminarEs verdad. hay que darle el final. Pero en mi defensa Alejo que era.un sólo.post y estas dos brujas.me....
viernes. ya me duché voy a desayunar.
Por cierto Lu jajaja deberes se princesa es la que menos me gusta jajaja
jejejte
Jajajaja E.J técnicamente no es mi culpa. Yo no escribo las historias que me mantienen despierta. Digo: "voy a leer un rato y me duermo". Cuando me doy cuenta ya empieza a salir el sol.
EliminarEsas dos, agrego yo, sabias brujas, saben que tiene bastante potencial así que en su sabiduría hacen que continúes sin importar cuantos post hagan falta... Estoy con ellas!
Ya llegaré a deberes de princesa, aquí hay material para varios trasnochos jejeje
Lu