miércoles, 18 de septiembre de 2013

Agencia Maridos a Domicilio 4°


Francesca se encargó de otros trámites y un par de horas después regresó a la Agencia. Era un hormiguero de hombres entrando y saliendo, Iván estaba en la oficina de ella y desde allí le pegó el grito…
-¡Jefa!, en serio necesitamos una secretaria o algo. Ha sido un caos controlar la agenda de trabajo en tu ausencia.
-No creo que sea para tanto, dime cómo ha ido todo….
-Bueno no hemos tenido más renuncias, ni quejas por cremalleras. Vincent fue a rescatar un par de damas varadas a las que se le rompió el auto , Luc estuvo abriendo frascos rebeldes, yo me encargué de arreglar un problema con una computadora..

-¿Te dio mucho trabajo? – preguntó Francesca.
-No, sólo prender el botón de la pantalla…no era nada más que eso.- respondió con una mueca.
-Bueno, los problemas más simples son los difíciles de soluciona- respondió ella pensando en los millones de veces que las pequeñas dificultades eran las que le habían dado más tristeza, algo que no podía abrir porque no tenía la fuerza necesaria, una gotera, un pequeño problema eléctrico,  algo que había que reparar…Y eran las cosas para las que era más difícil pedir ayuda.
-Y tenemos a varios trabajando afuera en las actividades agendadas , ayudar en jardines, acomodar muebles en una mudanza, un par de reparaciones, lo usual.
-De acuerdo, quedas rele…- estaba por decir Francesca cuando vio llegar a Brandon cargando varias maderas mientras un par de ellas iban a parar al suelo. La joven se apresuró a ir a ayudarlo.
-Jefa no es necesario …-intentó decirle el hombretón pero ella hizo caso omiso, cargó las maderas y las depositó en una de las mesas para los materiales. Luego  fue a ocupar su lugar en la oficina liberando a Iván para que se ocupara de ira atender los pedidos que tenía para el día.
Brandon depositó el resto de las maderas sobre la mesa de trabajo y luego miró a Pierre que estaba allí ordenando materiales.
-¿Ella no lo sabe, verdad? – preguntó el carpintero
-¿Te refieres a qué siempre está pendiente de todo y de todos, menos de ella misma? ¿ Y qué simplemente no deja que nadie la ayude?
-Sí a eso – contestó.
-No creo que sea consciente de ello. Ha estado tan determinada a salir adelante que se ha olvidado de que no tiene que hacerlo todo sola , todo el tiempo- evaluó Pierre mirando desde lejos a la joven que atendía el teléfono y tomaba notas.
-¿Deberíamos hacer algo?
-No  lo creo, Brandon. Ha sido muy difícil para ella…
-Pero no dejará a nadie acercarse, ni que la cuiden.
-Creo que es lo que ella quiere, tiene miedo de necesitar que la cuiden. Me temo que sólo alguien que esté dispuesto a ocuparse de verdad de esa tarea es quien puede hacerla darse cuenta de que no está mal apoyarse en otros.
-¿Crees que haya alguien así para nuestra pequeña Jefa? ¿ Alguien capaz de acercarse aún cuando ella lo espante?
-Debe haberlo, ella necesita que exista alguien así. Aunque esté asustada, necesita volver a sentir…- Aseveró Pierre y luego los celestinos improvisados volvieron a sus respectivas tareas.
Sin estar al tanto de las preocupaciones que generaba, Francesca se ocupó de sus tareas habituales y luego se tomó un descanso para un café y para leer el mail de su madre.
Le contaba cómo lo estaba pasando en el viaje, parecía entusiasmada y contenta, Francesca agradecía eso, lo merecía.
Y después de comentarle sus aventuras de turista le daba una serie de consejos, ni aún a la distancia su madre podía dejar su rol
“Fran querida, la próxima vez debería ser tu turno. Es hora de que te diviertas cariño y vuelvas a sonreír de verdad, como antes
Ya has hecho más que suficiente, por todos nosotros.”
Luego finalizaba diciendo lo mucho que la amaba, Francesca sintió que aquellas palabras llegaban muy dentro como sólo pueden llegar las palabras de los seres amados, mucho más si era de su madre, la mujer que comprendía mejor que nadie sus cicatrices.
¿Cuánto de sí misma había perdido en aquellos años? No lo sabía, así cómo no sabía cuánto de la antigua Francesca había sobrevivido, todo ese tiempo sólo había pensado en seguir adelante, un día tras otro y así sucesivamente, sin parar. Por su madre, por su hermana, había ido hacia adelante como un toro ciego. Así había creado la Agencia, así había enviado a su hermanita a la Universidad, así se había asegurado de que no se hundieran en la tristeza de la perdida.
Pero también así había seguido día tras día, año tras año sin parar, sin darse tiempo para aceptar, para compadecerse, para curar.
Y sin saber cómo se había convertido en esa otra Francesca que su madre decía que no reía sinceramente. No era del todo cierto, disfrutaba su trabajo y sonreía, pero faltaba profundidad en su existencia, porque la profundidad tenía que ver con sentir plenamente y sentir tenía que ver con el dolor lacerante. Y ella ya no quería sentir más dolor, no podía.
Sí, quizás necesitaba frenar un poco, pero no estaba segura de saber hacerlo, quizá ya era tarde para tomarse el tiempo que no se había tomado antes.
Le contestó a su madre  con ligereza, sin profundizar en el tema, no quería empezar a ir a lugares de su mente a los que no había ido en mucho tiempo. Luego se hizo otro café y siguió leyendo y contestando mails que tenían que ver con proveedores, clientes  y trabajo. Cosas que ella podía manejar perfectamente.
Casi había acabado con aquello cuando golpearon a su puerta.
-Jefa, te buscan…-dijo Iván y le dio paso a un hombre. Francesca parpadeó extrañada, aunque estaba rodeada de hombres a diario, aquel  tuvo un efecto diferente en ella. Era atractivo, muy, pero no sólo eso, la miraba de una forma que la ponía nerviosa.
Seguramente venía a pedir trabajo, a diario venían muchos candidatos para su famosa empresa, pero no tenía intención de contratar más empelados. Aunque si Tobías se marcaba, tendría que buscar a alguien para reemplazarlo , pero dudaba que aquel hombre fuera adecuado para ese puesto. Se adelantó a saludarlo.
- Mucho gusto, mi nombre es Francesca Meadow. ¿En qué puedo ayudarlo? – preguntó extendiendo su mano y cuando él la tomó se sintió más nerviosa aún. Probablemente el mail e su madre la había alterado más de lo que había creído en un primer momento.
-Mi nombre es Ethan Brey y quisiera contratar los servicios de su agencia – respondió él y ella no pudo evitar que la sorpresa se reflejara en cada una de sus facciones.

2 comentarios:

  1. Me gusta la profundidad que estas mostrando ésta novela...

    Además, apoyo a Brandon y Pierre!!!

    Y por fin!!!! Ya era hora!!!! Pero para qué quiere él sus servicios. Mmmm.. Siempre me dejas intrigada, como puñetas me haces esto a mí!!!!

    Bien, tomada segunda taza de café. Voy a seguir con lo mio!!!!

    Pero que conste, que quiero mas!!!!!!

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  2. Excelente capítulo y estoy totalmente intrigada. Me uno a la petición de mássssssssss!!

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