jueves, 12 de septiembre de 2013

Deberes De Princesa 15

Volvía hallarse tumbada boca arriba en su cama, algo mas relajada cuando vio que sus hermanas se habían alejado de la puerta de su dormitorio.

Realmente no se hallaba de humor, para escuchar alguna de las protestas de esas dos locas.

Pero toda su calma se fue al traste, cuando volvió a escuchar sus voces provinentes de la terraza.

Si volvían ha llamarla, seguiría ignorándolas. Era lo mejor con aquellas dos revolucionarias.

Pero ciertos ruidos sordos y las protestas a media voz de ellas, a una distancia alarmantemente cerca, hicieron que se bajara de la cama veloz y se asomara a su terraza particular.

Donde se llevo un enorme susto.

-¡Acaso habéis perdido el poco cerebro que tenéis!

Les grito acercándose al limite de la terraza y mirando por un momento hacia abajo.

-Queríamos hablar contigo-Dijo Enora con gran resolución.

-Pues un paso mal dado, y no lo hubierais hecho nunca -Mascullo con mirada furibunda, para volver hacia el interior de su dormitorio-. Aunque ahora que lo pienso, hubiera sido una buena solución para mi tranquilidad.

Soltó con gran ironía, sabiendo que era seguida por las dos al interior del dormitorio.

-Sabes perfectamente que prometí delante de mama, el no volver ha molestarte nunca mas.

Gruñó Enora, cruzándose de brazos y resoplando algo encrispada.

-¿En serio? -Alzó una ceja inquisitiva-. ¿Y qué diantres significa esto, pues?

Pero Enora no le hizo caso aquella réplica y al entrecejo fruncido de su hermana. Simplemente se fue a sentar con cierta calma a los pies de la gran cama.

-Ya estas levantando tu trasero de mi cama -Ordenó tajante-. Os marcháis las dos ahora con efecto inmediato, pero por la puerta.

-Solo queremos ayudarte -Indicó aquella vez Harmonie.

-Hermanita -Suspiró Enora-, sabemos lo mal que lo estas pasando ahora mismo. Queremos que cuentes con nuestro apoyo. No dejaremos que mamá...

La mención de su madre, hizo que bajara los brazos a cada lado de su cuerpo con los puños cerrados, por cierta tensión ante su nombramiento.

-¿Mamá? -Alzó una ceja, mostrando algo de alerta -. ¿Qué tiene que ver ella?

Las dos princesas jóvenes, se miraron por un momento en silencio y evaluando la situación de forma, que llegaron a comprender que su hermana mayor, no sabía nada de la bomba informativa que había estallado en la ciudad de Mónaco.

-Hazlo tu. Que estas mas acostumbrada a soportar su ira -Señaló con un gesto de cabeza Harmonie.

-Cobarde -Siseó Enora, poniéndose en pie y cogiendo aire de forma profunda antes de mirar a su hermana con gran determinación.

-Chicas... -Demando Jacqui, comenzando a impacientarse.

-¿Lo primero, es por qué te escondiste aquí en el dormitorio? -Preguntó con tono algo dudoso, por la forma de tomarse aquella intromisión su hermana mayor.

-Yo creo que lo primero a saber, es si estuvo hoy en casa de Kenan -Interrumpió Harmonie en desacuerdo con su melliza.

-Es obvio que si fue -Respondió con cierta dureza e impaciencia su hermana-, si fueras mas observadora, verías que lleva la misma ropa que la grabación que se emitió...

Jacqui se quedó sin aire ante aquellas palabras.

-¿De qué grabación estáis hablando? -Preguntó aterrorizada, mirando alternativamente a las dos jóvenes.

-Creo que es mejor te sientas, Jacqui -Señaló con tono suave y cariñoso Harmonie.

-!Que no veis qué me estáis poniendo de los nervios! -Gritó histérica, pero haciéndoles caso al ir hasta el pie de su cama, y sentarse donde hacia unos momentos, lo había hecho su hermana Enora-. Por favor, no me deis mas vueltas a lo que tengáis que contarme... Ya me encuentro hecha un lío con lo mio, para que ahora haya algo nuevo del exterior.

-Sabemos tu secreto -Indicó de sopetón Enora, caminando hasta ponerse delante de ella, y agacharse de rodillas para bajar sus ojos a la altura de los de ella.

-Mi secreto... -Susurró Jacqui confusa y mas nerviosa, de lo que ya estaba en un principio con lo ocurrido aquella mañana con Kenan.

¿A qué secreto se referían sus hermanas? Se preguntó en silencio, mirando un momento sus manos, que se hallaban encima de su regazo apretadas en un puño.

-A decir verdad, te hallas metida en un lío enorme -Siguió hablando Enora-. A salido a la luz ante todo Mónaco.

-!OH dios mio! -Exclamó llevando una mano a su garganta.

-Alguien ha filtrado en las noticias del corazón, que llevas años casada con Kenan...

¡Ese secreto!

Jacqueline, miraba a sus dos hermanas con los ojos abiertos como platos, ante el escándalo que le acababan de confesar. Su mayor temor, había sido revelado ante todo aquel que estuviera dispuesto a escuchar.

-¿Estáis juntos?

Se atrevió a preguntar Harmonie, yendo a sentarse en la cama junto a su hermana.

-!No! -Respondió veloz y mostrando un profundo dolor en su mirada.

-¿Entonces, qué demonios significa lo que hemos visto hoy en la televisión? -Inquirió confusa otra vez Harmonie.

¿De verdad estaba ocurriendo todo aquello?

No se trataba de una simple y terrorífica pesadilla, que creaba su subconsciente.  Diciéndole desde algún rincón de su interior, en forma de espejismo, lo que podría ocurrir en un futuro no muy cercano...

Aquello era imposible.

Estaba segura, que si se lo contaba a Norah y Paulette, se iban a reír un montón con la sola mención, de sus hermanas pequeñas tratando de ayudarla por estar preocupadas. Y lo mas increíble... Que no había nada oculto tras aquella preocupación.

¡Oh, tenía que ponerse en contacto con ellas! En especial con Norah,  después de como se había comportado con ella durante aquella mañana.

-!Jacqui!

La zarandeó Enora, algo desesperada al ver que se había quedado perdida en sus pensamientos.

-Perdona, yo...

Calló, cuando escuchó acercarse unos pasos apresurados por el corredor que conducía a las puertas de los dormitorios de ellas tres.

Eran inconfundibles.

Su madre, se dirigía en busca de alguna de ellas.

-Schhh... -Le ordenó silencio Enora-. No sabe que has llegado a casa,  nos busca a nosotras dos.

Jacqui asintió en silencio con un gesto de cabeza.

-Pero habrá que moverse -Susurró Harmonie-. Estoy segura que por inercia, querrá mirar también aquí.

-Cierto -Gruñó Enora con cierto fastidio.

-Hay que esconderse -Señaló Jacqui-. Id hacia mi vestidor y escondeos entre la ropa. Ahora lo haré yo, antes tengo que desbloquear la puerta, para que mamá no sospeche nada.

Unos minutos después, las tres aguantaban la respiración con las pulsaciones aceleradas de forma alarmante, cuando comprobaron que Emmanuelle entraba también en el dormitorio de Jacqui.

Ninguna tenia los ojos abiertos, sino mas bien cerrados con fuerza y rezando porque su madre no repara en aquella parte del dormitorio.

Pero al parecer, no era su día de suerte. Entre las ropas colgadas, pudieron observar como la mujer se sentaba en la cama soltando un exagerado suspiro.

¡No iría a quedarse toda la tarde allí!

Obvio,  que aquello es lo que pensaron con horror las tres, cuando seguidamente vieron como hacia el movimiento de levantar un objeto negro que llevaba en las manos.

¡Uno de los teléfonos internos de la casa!

-Dime, Luc -Inquirió ésta con cierto humor negativo-. ¡ Así que acaba de llegar el señor Saphire! -Exclamó sta con tono enfadado y poniéndose en pie-. Bien, hazlo pasar a una de las habitaciones cerca de la cocina. Pero que ni mi marido, ni nadie se entere que se halla aquí y reunido conmigo... Ahora mismo llegaré yo.

Segundos después, oían cerrarse la puerta del dormitorio con un suave chasquido. Asegurándoles vía libre, para salir de su improvisado escondite.



























4 comentarios:

  1. oh no!!!!! me vuelves a dejar en lo más emocionante.

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    1. Lo se... Lo se....

      Pero es tan dulce la tentación de hacerlo
      jajajjajja

      Espero te haya gustado éste poquito

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  2. OOOOOHHHHHHHHHHHHHH quiero ver ese encuentro, más, sí sí? por favor sí?

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    1. Mmmmm.... ¿Semana que viene te parece bien?

      Y sí no es así, tururu.... jejejee

      Besos viejita mia

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