Lysander había aceptado la propuesta de su hermana, le costaba
resistirse cuando ella , su esposa e hija se unían para convencerlo, y
encontraba bastante oportuna la ocasión de exhibir su poder, así que allí
estaba, en medio de la aldea dispuesto a dar un buen espectáculo.
Iolhen estaba a su lado. Y entre los primeros espectadores de la fila
estaba el joven domador. Claro que también estaban Alina, los niños y el resto
de la familia.
- Empecemos…- susurró Lys.
- No habrá dragones…¿verdad? - dijo Iolhen y él sonrió travieso.
-Por supuesto que los habrá, hermanita. A mi esposa le encantan. Toca
esa flauta, Io…llama a la magia – insistió y la joven inició una melodía rápida
y alegre. La música fue in crescendo y cuando alcanzó su punto máximo Lysander
le guiñó un ojo a su hermana y tres fabulosos dragones aparecieron en el cielo.
Volaron entrecruzándose como si bailaran
hasta descender en picada sobre los asombrados espectadores, entonces Iolhen dio
un paso adelante y cuando las criaturas fabulosas descendieron se convirtieron
en mariposas que sobrevolaron a la gente. Se escucharon exclamaciones
maravilladas.