domingo, 14 de junio de 2015

Aún te amo 6°- Gaby Ruiz



-  Lógicamente a tu estado civil  -río él al ver la sorpresa en su cara-  ¿tienes algo en contra de hablar de eso?
-  No ¿por qué lo dices?  -se sonrojó Caro.  Es que escuchar la palabra “libre”  le recordaba que…  ¡basta!-  Y sí soy libre…  ¿y tú?
-  Sí…  no me veo de otra manera  -río él-  ¿dejaste a tu novio en Ecuador?
-  No  -Caro volvió la cabeza a mirar por la ventanilla.
-  Ah… lo siento  -se disculpó él.
-  No te preocupes.  Todo bien, es solo que preferiría no hablar de eso hoy…
-  Lo comprendo perfectamente  -asintió descendiendo del coche-  Estamos aquí…  -dijo abriéndole la puerta para ayudarla a salir.
-  Gracias  -sonrió Caro-  ¿Ahora pelearemos por la película?  ¿O aceptarás mi decisión?  -lo miró pestañeando graciosamente.
-  Hummm… no soy hombre de ceder pero  -él le sonrió ampliamente-  por esta vez… será lo que tú digas.

-  ¡Bien!  -exclamó Caro riendo y lo condujo a la fila de entradas.
Habían disfrutado mucho de la película y de la compañía.  Sin darse cuenta, Flavio y Caro salían tomados del brazo, riendo por los comentarios de él.
-  Yo solo digo…  -retomó la palabra-  que le hacía falta un poquito de sangre y acción…  unas cuantas…
-  Pero, hombre.  ¿A cuántas personas más debían matar?  -Caro río-  ¡estás loco!  Corrían ríos de sangre como para…  teñir el Nilo nuevamente.
-  Tal vez, pero aún así…
-  Hummm…  yo te imaginé distinto.  Al ser profesor de música…
-  No me digas…  ¿creíste que era muy sensible?  ¿por qué?  ¿qué tiene ser profesor de música?
-  Nada.  Es que se supone que los artistas tiene el alma sensible y…
-  Eso es los que escriben poesía  -se burló él.
-  A mí me gusta la poesía  -rebatió ella arrugando su nariz.
-  A mí también…  -afirmó él-  solo estaba bromeando…
-  Sin duda…  ¡estás loco!  -río ella.  Ese hombre era divertidísimo.
-  ¿Tú crees?  -él le dedicó su sonrisa más angelical-  Ven, vamos a comer algo  -continuó llevándola hasta una cafetería en el mismo centro comercial, donde servían unos sándwiches deliciosos.
Mientras saboreaban su comida, hablaban animadamente sobre sus vidas.  Caro le contó sobre su vida en Ecuador, el hecho de que amaba mucho a sus padres y cuanto los extrañaba.  Pero, que por lo demás, no tenía más familia que ellos y Danna, la que más que una amiga… era su hermana.  Bueno, porque tenía un hermano…  o se suponía que lo tenía  -murmuró.
-  ¿Se suponía?  -inquirió extrañado Flavio.
-  Sí, es que… él nunca estuvo conmigo  -Caro negó recordando-  era bastante extraño… hummm, mejor olvidarlo.
Flavio asintió viendo como Caro ocultaba su mirada bajando sus párpados.  ¡Esa mujer era realmente hermosa!  En cuanto la había visto…  se había sabido perdido… total y completamente rendido…  ¡eso era considerable dado que su familia pensaba que él era un soltero incurable!  Seguro su madre se desmayaba…  -sonrió inconscientemente.
-  ¿Qué?  -preguntó ella-  ¿qué es tan gracioso?
-  Pensaba en mi madre  -dijo sin pensar y ella le echó una mirada interrogante-  en cuanto se sorprendería de verme…
-  ¿Por qué?  -Caro lo miró suspicaz-  ¿Eres…?  -¿¿gay??
-  ¿Qué?  ¡No!  -Flavio río por lo que leyó en su expresión-  Solo diría… un… ¿cómo me llamaba mi hermana?  -simuló recordar- ah sí, soltero incurable…
Caro río aliviada y divertida.  ¿Eso era un reto?  -se preguntó leyendo el desafío en su acompañante-  ¿Conquistarlo?  Ella estaba bien dispuesta a aceptarlo…  ¡más que dispuesta!
-  Soltero incurable  -repitió cada sílaba lentamente-  eso se puede solucionar… 
-  ¿Sí?  -él la miró atentamente-  ¿conoces a alguien dispuesta?
-  Creo…  -se tocó lentamente la barbilla-  que has dado con alguien…
La expresión de Flavio dejó de ser divertida.  Su mirada se tornó indescifrable pero… un brillo ligero surgió desde la profundidad de su retina.
-  Supondrá un duro desafío…  -murmuró él levantándose hacia ella.
-  Sí, pero no se rinde fácilmente….  –expresó Caro sobre sí misma.
-  Es una condición largamente adquirida…  -respondió bajo.
-  Que se puede modificar…  -dijo ella sin amilanarse.
-  ¿Valdrá la pena el intento?  -le provocó él con una radiante sonrisa.
-  Yo apostaría a que…  -Caro enfrentó su mirada… cargada de ¿ternura?- sí…  -fue lo único que alcanzó a susurrar antes de que Flavio poseyera sus labios con infinita suavidad…  y ella… se sintió…  perdida…
Tras varios minutos, o tal vez solo fueron unos segundos interminables…  Caro y Flavio se separaron…  sus miradas se encontraron y sonrieron.  Él le habló al oído.
-  Tienes la ventaja   -pronunció suavemente-  de que el soltero esté más que dispuesto a dejarse atrapar…  -y silenció con sus labios la protesta de ella.

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