Al
momento, se le dibujó una sonrisa llena de regocijo por ver la actitud de su
hermano. La rata de laboratorio, había decidido pasar a la acción comportándose
como todo un sexy vaquero.
Su
amigo no iba a dar crédito a las imágenes. Colt, siempre había sido el
reservado y responsable de los tres. Pero aquel día, ya no era aquel hombre.
Y
si su hermano, había actuado de aquella manera avasalladora con Hada, es porque
era la mujer señalada. Ahora, solo había que rezar, porque su amiga y jefa no lo
matara a él y a ella.
Mariposas,
electricidad, plumas, remolino… Su cuerpo se sentía atacado de todas aquellas
maneras.
Mariposas
en el estómago, por el calor y seguridad que sentía al estar en brazos de aquel
hombre. Electricidad, la que estaba recorriendo todo su sistema nervioso, al
ser accionado por la pasión que transmitía la boca de él en ella. Plumas, sus
dedos acariciando su nuca y remolino, lo que sentían sus extremidades y sexo a
cuenta de la profundidad y respuesta que estaban compartiendo.
¡No
era gay! Repitió dando saltos de alegría su cerebro.
¿Pero, se estaría solo divirtiendo con ella?
Pensó también al momento siguiente, frunciendo así el ceño y perdiendo el paso
de baile que compartían sus lenguas, causando que éste lo notara y se separara
de ella, mientras soltaba un profundo suspiro de satisfacción y anhelo.
¡Sí,
ella también estaba excitada! Si lo tuviera a solas, probablemente que se
habría quitado ya las bragas de encaje, para montarlo al estilo del oeste.
¿Qué
hacía? Se atrevía a enfrentar la mirada gris de él… Oh tal vez, la de todos los
allí presentes.
¡Pero
cómo se había visto en aquel embrollo! Se suponía, que era otra sesión normal y
corriente. Salvando que Meredith, decía que tenía un amigo perfecto para aquel
papel.
Madre
mía… Pensó con desesperación, creyendo que tal vez ahora perdería toda su
reputación en aquella empresa.
-Si
no hay que hacer más fotos, estaré encantado de invitarte a un café –Susurró
con voz ronca su vaquero-. Siempre y cuando, no te moleste.
¡Y
era un caballero! Apuntó en su mente, aún con la mirada cerrada cobardemente.
Uno
así, era difícil de encontrar en aquellos tiempos. Era idiota, si no lo
intentaba por una vez. Pero estaba tan harta ya de encontrarse a idiotas
prepotentes, que bien solo querían pasar un buen rato con una mujer atractiva.
Y si no era así, intentaban pisotearla a modo psicológico, indicando que ella
era la mujer y ellos el macho… Frena tu charla inteligente.
Si
al menos aún estuviera con el período, sería su excusa salvadora al no poder
hacer ningún juego de cama. Pues no creía en que solo uno tuviera que recibir
placer. El amor junto con el sexo, se trataba de dar y recibir placer.
Algo,
que hacía mucho que ella no recibía.
Al
ver que la mujer aún no decía nada, decidió volver a tomar la palabra. Pues
sabía que si dejaba que meditara un poco más, esas ideas que estuviera analizando
en su cabeza, podía fácilmente torcerse desfavorablemente todo para él.
-Me
gustas y hablo muy en serio –Soltó de forma directa sin ningún tapujo, provocando
que Hada abriera los ojos atónita y lo mirara a los ojos.
Aquella
mirada gris, era clara y fuerte. No daba ningún signo de desconfianza. Había
que tener realmente mucho valor, para hacer una cosa como aquella nada más
conocer a uno y en una situación como aquella.
-Pero
donde te tenía guardado Meredith –Susurró dándose cuenta al instante, que había
vuelto hablar en vez de pensar para sí misma.
De
forma idiota, no pudo evitar que sus mejillas ardieran de forma violenta, por como se estaban destapando también sus
sentimientos de una forma tan abierta hacia él.
Colt
no pudo evitar sonreír por las palabras de su castaña. Porque era obvio, que
ella era suya.
-Dime
que puedes escaparte ya del trabajo –Susurró con voz ronca e impaciente, al
tiempo que la sacaba de su rodilla y hacía que se pusieran en pie los dos.
-Me
gustaría decirte que sí –Dijo acompañando aquello con un pequeño gemido de
lamento-. Pero ahora, debo retocarte para esa portada. El libro, debe ir ésta
misma noche a imprenta.
-Pues
empieza a mover los hilos, para que el tiempo pase lo más rápido posible –Pidió
con tono amable.
-¿No
tienes que marcharte a ningún sitio? –Preguntó nerviosa por tener que perderlo
de vista, ahora que lo había encontrado.
Colt,
desvió su mirada un segundo para buscar a su hermana y con la mano indicarle
que se acercara a ellos.
-No
–Se giró nuevamente hacia su castaña de dulce mirada verde-. Si no te importa,
me gustaría conocer como manejas todo un gran proceso de edición –Pidió amablemente
con un guiño de ojos-. Me parece interesante, por las veces que Meredith me ha
hablado de ello.
-OH
–Soltó casi inaudible.
Estaba
sorprendida de ver que realmente le interesaba su trabajo, y no le importaba
tener a su lado a una mujer con mando y además, inteligente.
¡Sí!
Para qué negarlo… Se sentía en las nubes. Y todo gracias a Meredith, quien por
cierto, tenía que darle algunas explicaciones. Pues tenía entendido, que el
modelo que iba a traerle, era gay.
Y
por norma, si una amiga tenía libre a un hombre así, debía informar de ello. Esas
cosas no podían ocultarse.
-Dime
Colt –Pidió Meredith al lado de ellos con una enorme sonrisa en el rostro.
Muestra que se hallaba más que encantada con lo ocurrido.
-¡Eres
Colt! –Prorrumpió de repente alarmada Hada, llevándose las manos a la boca. Y
no pudiendo evitar, que el hombre mirara por un momento con cierta sospecha a
las dos mujeres-. Eres su hermano, la rata de laboratorio.
Éste
aspiró con fuerza, abriendo sus fosas nasales al máximo para girarse y encarar
por un momento con cierta tensión a su hermana.
-¿Se
puede saber qué demonios vas contando por ahí de mí? –Exigió de forma
contundente.
Ésta
solo supo soltar primero una carcajada como respuesta.
-Pues
que tengo un hermano algo recto, aburrido, serio y que lo controla todo
demasiado –Le guiñó un ojo-. Pero digamos, que hoy dejaste todo eso en el cubo
de la basura.
Aquella
vez soltó el aire profundamente, mientras negaba un segundo con la cabeza.
-La
próxima vez, iré diciéndole a mis compañeros que tengo una hermana muy
atractiva y con ganas de un buen orgasmo –Replicó entre dientes con tono
irónico.
Ésta
se encogió de escalofrío por un segundo.
-Quita,
quita… -Protestó de inmediato-. No quiero que se me acerque ningún científico aburrido.
Hada
rió por la charla sin tapujos de los hermanos.
-Segura
que no hay ninguno más a su altura –Señaló Hada, mirando al hombre con hambre.
-La
última vez que fui a llevarle unas cosas, no vi a nadie –Aseguró firme.
-Aún
no conoces a mí compañero Iván –Dijo Colt.
-Ni
hablar –Negó con fuerza-. La última vez, me presentaste a un compañero que
creías podía ser de mi agrado –Rió-. Y yo solo pude compararlo con el doctor
chiflado. Y menos si es ruso. Son todos muy serios, negativos y no creo haber
visto ninguno con mirada dulce. Te hielan al momento con sus ojos y tono de
voz.
-Bueno,
hay que comenzar a moverse –Interrumpió toda la charla yendo a su propio interés-.
Quiero que consigas mi ropa, no sé donde se la llevaron aquellas violadoras del
vestuario.
-A
tus órdenes –Bromeó llevándose la mano a la cabeza a modo de saludo militar-.
Ve hacia allí, que te la llevo.
Colt
afirmó con un gesto de cabeza, para después girarse a mirar a su castaña de ojos
verdes con cierta sonrisa traviesa en la mirada.
-No
–Rió, sabiendo que le pedía ayuda en el vestuario-. Debo mirar como son las
fotos de Ralph –Se alzó de hombros-. Aunque si no nos ha pedido ninguna más, es
porque hay buen material. Tú cámbiate y luego ven a buscarme.
-Hecho
–respondió silbando y encaminándose al cuartillo que hacía de vestuario.
Tras
observar como desaparecía su vaquero en lo que era el vestuario, se giró para
buscar a Ralph, quien la esperaba con una enorme sonrisa en el rostro.
Algo
mortificada, se llevó el dedo índice a los labios y lo mandó a callar con las
bromas que estuviera para decirle. Pero sabía que era tarea imposible.
Conocía a Ralph prácticamente desde que
había salido de la universidad.
Ni
él tenía mando sobre ella, como tampoco ella sobre él con su trabajo. Los dos
aceptaban, que cada uno era el mejor en su campo y listos, nada de quejas y
advertencias.
-Así
que ahora vas robándome los bombones que se supone trae nuestra chica para mí –Bromeó
alzando una ceja divertido.
Hada
volteó los ojos al techo.
-Los
dos sabemos que ese bombón, no te habría hecho caso –Rió divertida-. Y admite
que estas celoso por llevarme algo tan exquisito –Señaló mientras se mordía el
labio inferior con cierta picardía.
-Lo
que estoy es enfadado con Meredith –Señaló con gran despreocupación, mientras
cogía la cámara de fotos y accionaba un par de botones-. Se suponía, que el
modelo que iba a venir era de mi
condición y soltero. Hombre serio y en busca de una relación seria, nada de
amantes locos. Y Rubio –Volvió a guiñarle un ojo-, sabes que siempre me han
perdido los rubios. Y por lo visto, coincidimos en muchas cosas según ella –Soltó
un suspiro-. Que se le va hacer, hoy Cupido no revolotea para mí.
-Ánimo
–Le dio un achuchón a su amigo-. Seguro que ya mismo conoces a tu alma perdida.
-Como
tu –Volvió a indicar con tono sexy-. No creo que sea nada tan relámpago y menos
a mi edad –Replicó llamando la atención de ella a la pequeña pantalla del
dispositivo.
-De
momento no sé si es mi alma –Se mordió el labio en un gesto nervioso-. Pero sí
que hay una atracción muy fuerte para dejarla pasar.
-Lánzate
a por ello, no seas tonta Hada –Le aconsejó con tono cariñoso-. Y ahora, dime qué
opinas de mi buen ojo y mano, para las fotos.
Hada
fijó su mirada en la pantalla luminosa, para abrir los ojos ante lo que se
mostraba. ¡Dios mío, era un trabajo magnifico! Tenía que admitir, que no se
esperaba un resultado como aquel, de algo que no se había planeado. Y le
gustaba, que de ella no se viera más que su lateral casi definido, siendo
tapado por su media melena.
-¡Es
magnífico! –Lo alabó sin tapujos-. Queda tal como es la historia. Una mujer de
negocios, atraída y seducida por un sexy vaquero. No creo que ni haya que
retocar nada, solo añadir el título y el nombre de la autora…
-Y
tranquila, ya te daré una copia de las demás –Le dijo con tono travieso
mientras retiraba la cámara de la mujer.
-¡OH!
–Se giró a mirarlo-. Has hecho más fotos de nosotros…
-Por
supuesto –Soltó una carcajada-. Pero eso, solo quedará entre tú y yo –Dijo con
tono conspiratorio-. Y ahora, yo me marcho a llevarles el archivo a los de
diseño para que sigan con el proceso.
-¿No
vas a venir a tomarte una copa hoy como todos los viernes? –Preguntó con el
ceño fruncido.
-Hada,
Hada… - Meneó la cabeza con gesto negativo, mientras se cargaba la bolsa de su
equipo al hombro-. ¿De verdad piensas llevarte al pub con todos a ese bombón? –Sonrió
de forma sensual-. Vete a casa –Articuló muy expresivo-, pero llévatelo a él también.
Además, hace una noche perfecta para estar en la cama o delante del fuego.
¿Acaso no escuchaste los truenos? –Soltó riendo-. Ya veo que no, solo tenías
ojos y oídos para él.
Ésta
se sonrojó por la señalización de su amigo.
-Anda,
vete a casa y deja de meterte conmigo –Ordenó sacándole la lengua.
Viernes
noche.
Otra
noche más de su vida, que volvía a su gran apartamento de ciento treinta metros,
solo. Sin compañía alguna…
¿Tan
difícil era para un homosexual en aquella ciudad, encontrar una pareja estable
a los treinta dos años? Pensó algo triste entrando en el vacío ascensor.
Comenzaba
a estar algo cansado de tener siempre la misma rutina. Si querías conocer a
alguien, solo podía ser en un pub, discoteca o bar de ambiente. Y de allí, los
hombres que conocía, solo buscaban diversión y algo de fama.
Si
tenía que señalar algo. Es que ya tampoco sabía como se hacía para ligar en un
lugar de aquellos, pues hacía tiempo que ni lo intentaba. Sabiendo que toda la mercancía
que revoloteaba por allí, no eran más que niñatos de pura cepa. Oh muchos, que
enseñaban demasiado su condición sexual.
Algo
que no le atraía para nada. Pues no creía que por ser gay, tuviera que enseñar
un lado femenino exagerado. Por dios, no dejaba de ser un hombre. Aquello no
significaba que le gustara ponerse unas bragas.
Solo
era un hombre, que se sentía atraído por los hombres. Nada raro a ojos de gente
abierta.
***
Con
cierta desesperación, en la planta tercera volvió a picar con cierta ansia el
botón del ascensor. Aún sin comprender, de su error para bajarse en aquella
planta, cuando sabía de sobras que su amiga trabajaba en la planta octava.
Llegaba
completamente mojado, cansado y rabioso por lo ocurrido hacía unas horas atrás.
Se
encontraba en el metro atrapado, cuando intentó comunicarse con su amiga
Meredith para indicarle que llegaría tarde a la sesión de fotos. A causa de la
avería que había en las vías por la tormenta.
Pero
la mala cobertura bajo aquel oscuro túnel, le hicieron imposible llegar a
comunicarse de forma adecuada con ella.
Ahora,
llegaba una hora y cuarto tarde. Solo esperaba que ésta no estuviera enfadada y
estuvieran dispuestos, a seguir con la sesión.
Después
de que le hubiera insistido por tantas semanas y al final, hubiera aceptado por
ser modelo de una portada de novela romántica. No quería faltar a su promesa y
que la chica quedara mal en el trabajo.
¡Por
fin! Suspiró con cansancio al escuchar como las puertas del ascensor se abrían.
Iba
a entrar apresurado, pero al toparse con aquel par de ojos azules se detuvo de
hacerlo como un loco, sacando a relucir sus modales.
-Buenas
tardes –Saludó al hombre atractivo que había dentro con dos maletas cargadas en
sus hombros.
-Hola.
Lo
saludó con educación, enseñando que tenía una voz ronca como le gustaba a él. Además,
iba vestido con tejano y camisa de lino con cuello chino.
Su perdición.
Pero
estaban en un ascensor, no en un bar. El trayecto era corto, no había tiempo
para determinar si era un hombre disponible para él.
Aunque
si tenía que admitir algo. Era el primero desde hacía muchos meses, que le
atraía a modo de interés para su lívido.
-Veo
que llueve bastante –Bromeó éste, volviendo a picar al botón para que se
cerraran las puertas.
-Sí
–Respondió animado y tratando de descifrar en sus ojos, si había algo…
Pero
no pudo ver mucho más, cuando las luces comenzaron a parpadear segundos antes
de que el ascensor se quedara parado entre dos plantas.
-¡Oh
vete al demonio! –Gruñó Ángel sin creerse su nueva mala suerte encaminándose al
panel, para comenzar a pulsar un par de botones algo desesperado-. Ya me quedé
una hora atrapado en el metro, no me jodas joder… -Vociferó a los botones,
sacando una sonrisa al otro sexy ocupante.
-Eso
no funcionara –Habló con calma-. Suele quedarse parado cuando hay mal tiempo,
pero pensé que ya habían solucionado eso… -Soltó un suspiro-. Espero no tengas claustrofobia.
-No,
no la tengo –Respondió en un pequeño gruñido por su mala suerte-. Pero si que
mi amiga Meredith me mata hoy –Respondió con un bufido, sin ver como el interés
brillaba en los ojos azules.
Me ha gustado y vaya con la otra pareja, novedoso!!
ResponderEliminarme gusta! y el hecho de que exista una pareja poco convencional le da cierta peculiaridad a la historia
ResponderEliminarBueno... Respiro algo tranquila, porque no me hayáis negado de buenas ésta novedosa pareja. Muchas gracias chicas, me alegro que os vaya gustando este mini cuento.
ResponderEliminarBesazos