Hasta que llegaba alguien, casi
siempre André, y la movía a levantarse para desayunar algo. Pero hoy había sido distinto. De pronto había sentido intensas ganas de
comer y había encontrado pastel de chocolate.
Se lo sirvió y continuó comiendo sentada en su sofá. En verdad le gustaba estar en él, tal vez
porque guardaba tantas memorias de ella escuchando cuentos en el regazo de su
madre… o tal vez por aquella ocasión en que Alex había leído para ella.
Era una
tarde fría de navidad. Ella estaba
deseando escuchar una vez más “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, pero su
madre, Danna, se encontraba muy ocupada con la fiesta que se daría lugar esa
noche.