Aquellos días de
tranquilidad, le permitieron reflexionar y tomar una decisión. Y cuando
regresaba a la mansión después de un viaje y vio la cometa colorida que colgaba
de un pino de su parque sonrió imaginando que era una buena señal.
Abigail fue quien
abrió la puerta y su rostro se iluminó al verlo, como si lo hubiese extrañado
durante el par de días que había estado ausente.
-Volví – dijo con
una sonrisa que se amplió más ante la obviedad de sus palabras.
-Bienvenido – dijo
Abigail y luego su mirada se detuvo en
lo que él traía en las manos.- ¿Qué hace con eso?
-Estaba colgado
nuevamente, se les debió soltar, pero sus dueños no estaban alrededor.
-¿Se trepó a
buscarlo?
-Me temo que eres
una influencia nefasta, pajarillo. Pero lo vi y pensé en bajarlo, porque en
realidad…- dijo dubitativo
-¿Sí? – preguntó
ella para instarlo a hablar.
-¿Te gustaría ir a
volar la cometa conmigo?
-¿Qué? – preguntó
asombrada.
-Dijiste que te
gustaba hacerlo de niña, y para ser sincero, jamás remonté una cometa. Así que
cuando la vi allí, pensé que me gustaría
intentarlo una vez.- se explicó y ella lo miró cada vez más asombrada. Sus ojos
azules parecían más intensos, como si las emociones los hicieran más
brillantes.
-¿Quiere que
vayamos a remontar la cometa? – repreguntó para asegurarse.
-Más tarde, luego
de que desempaque y coma algo, si no tienes nada más que hacer.
-Siempre que me mi
jefe no se oponga, creo que puedo acompañarlo – bromeó ella.
Así fue, unas horas
después salieron juntos al parque tras ponerle un hilo nuevo a la cometa.
Abigail fue dando
indicaciones a Cole para que lo remontaran, y cuando lograron que se elevara al
cielo, ambos rieron como niños. Luego una ráfaga de viento lo hizo escapar de las
manos masculinas, Aby se abalanzó sobre Cole para tratar de impedirlo. La
cometa se les escapó y ellos cayeron rodando por el césped.
Cole , con sus
rápidos reflejos alcanzó a poner su mano sosteniendo la cabeza de ella para
evitar que se golpeara.
Y quedaron allí,
una vez más, Abigail debajo de Cole que intentaba incorporarse sin tocarla,
pero que a la vez estaba completamente sumergido en la mirada femenina. Aquella
muchachita era verdaderamente preciosa.
-Quiero besarte,
pajarillo, ¿puedo hacerlo? – preguntó en un susurró al tiempo que la ayudaba a
ponerse de pie.
-¿Y después?-
preguntó ella con voz temblorosa y Cole supo que esta vez debía tomar la
responsabilidad de sus acciones, no existía otra opción con ella.
-Me gustas,
pajarillo. Y después de besarte quisiera que seas mi novia, no sé que sigue a
eso, pero sé que quiero tenerte cerca y vivir momentos como éste.
-Y besarme…- dijo
ella.
-Y besarte, si te
parece bien.
-Sí- dijo ella
tímidamente y Cole levantó su rostro hacia él y la besó con mucha suavidad y
dedicación.
Como antes, cuando
percibió que la intensidad empezaba a apoderarse de él, se apartó. Acercó a
Abigail a su pecho y la abrazó con cuidado, la chica soltó un suspiró y se
acomodó contra él.
-Te quiero, Cole
Bayley – dijo ella intempestivamente y aunque él no pudo responder porque aún no estaba preparado, la abrazó un
poco más fuerte.
Se quedaron allí un
rato.
-Perdimos la cometa
– dijo Cole finalmente.
-Sí, eso suele
pasar, es parte del juego. Además no está perdida, sólo está allá arriba ,
volando hacia nuevos rumbos.
Cole observó el
cielo y pensó que en ese instante, él era una cometa, y que lo que evitaba que
saliera volando sin rumbo, era esa jovencita que aún tenía los brazos alrededor
de su cintura. Esa muchacha inconsciente que había sido la primera en decirle
que lo quería. Y le dio miedo de perderse si ella alguna vez lo soltaba.
Entraron tomados de las manos, y esa fue toda
la declaración que hicieron para que Bart , Antoniette y Eugene supieran el
cambio en su relación. Ni ellos preguntaron, ni Cole dijo nada, pero quedó
claro que desde ese día, Abigail ocupaba otro lugar en la vida del joven
Bayley. Lo que sentían el uno por el otro era evidente y estaba más que
aprobado por los habitantes de la casa.
Aunque en la vida diaria fue muy poco lo que
cambió, los gestos amorosos entre ambos eran muy medidos, Cole era mucho más
suave en sus palabras y acciones, además
trataba de cuidar a Abigail en cada cosa que ella hacía.
La muchacha lo
cuidaba ya sin disimulo, lo regañaba si no comía o no dormía adecuadamente o si
su forma de trabajar era excesiva. Y pasaban más tiempo juntos, hablando,
jugando con los gatos, o haciendo
escapadas para ir a pasear, pero manteniéndose lejos de la gente.
Cada tanto una
caricia ligera en el cabello, un agarrarse de las manos, un beso suave aparecía
de la nada, y reconfortaba a ambos.
Era una relación
nueva, donde los dos iban despacio porque era un camino desconocido.
Abigail sabía que
Cole había luchado mucho consigo mismo para dar aquel paso, para permitirse
quererla, así que iba con cuidado para no asustarlo.
Y Cole estaba
aprendiendo porque era la primera vez que estaba con alguien como Abigail.de
hecho quería hacer muchas cosas por ella, pero no estaba seguro de qué.
No era alguien a
quien pudiera agradar con regalos caros, así que pasaba bastante tiempo
pensando en pequeñas cosas que la hicieran feliz.
Respecto a eso,
tenía un objetivo particular.
-Bart, ¿qué
novedades hay sobre el padre de Abigail?- preguntó cuando el hombre entró a su
despacho. No le había contado nada a ella, pero estaba ansioso por tener buenas
noticias y porque la joven recuperara a su familia.
-Hablé con su
abogado ayer, y me temo que tenemos un problema. Para probar la inocencia de
Owen necesitamos encontrar a quienes lo estafaron y lo incriminaron, pero están
desaparecidos, hace mucho que no se los ve por Londres. Es probable que incluso
hayan dejado el país.
-Contrata gente
para que los busquen, por cielo y tierra, donde sea necesario.
-Va a costar
dinero- observó Bart aunque estaba seguro que eso no era un inconveniente.
-Lo sé, pero dinero
me sobra, y siempre puedo hacer más. Abigail sólo tiene un padre y lleva muchos
años sin él.
-De acuerdo, me
encargaré- dijo Bart y le sonrió- Le queda bien.
-¿El qué?
-Estar enamorado –
dijo antes de salir y dejándolo rumiando aquella frase. “Enamorado” “Amor”.
Esas eran palabras que pesaban mucho, sobre todo porque él no sabía nada del
amor, nadie lo había amado antes y él tampoco había amado a nadie. De hecho la
persona más cercana que tenía era Bart y quienes trabajaban en su casa. Y ahora
estaba Abigail, amar y ser amado podía ser completamente natural para la
mayoría de las personas, para él era algo que debía aprender.
Por lo pronto,
deseaba ver sonreír a la muchacha que lo había arrastrado hacia un mundo nuevo.
Y aquella tarde
cuando fue a resolver unas inversiones al banco, se topó con el regalo
perfecto.
Awwww que dulce!!! juntos al fin.. aunque, sé que algo pasará... lo presiento.
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