lunes, 6 de junio de 2016

La redención 12°



Aquellos días de tranquilidad, le permitieron reflexionar y tomar una decisión. Y cuando regresaba a la mansión después de un viaje y vio la cometa colorida que colgaba de un pino de su parque sonrió imaginando que era una buena señal.
Abigail fue quien abrió la puerta y su rostro se iluminó al verlo, como si lo hubiese extrañado durante el par de días que había estado ausente.
-Volví – dijo con una sonrisa que se amplió más ante la obviedad de sus palabras.
-Bienvenido – dijo Abigail y luego  su mirada se detuvo en lo que él traía en las manos.- ¿Qué hace con eso?

-Estaba colgado nuevamente, se les debió soltar, pero sus dueños no estaban alrededor.
-¿Se trepó a buscarlo?
-Me temo que eres una influencia nefasta, pajarillo. Pero lo vi y pensé en bajarlo, porque en realidad…- dijo dubitativo
-¿Sí? – preguntó ella para instarlo a hablar.
-¿Te gustaría ir a volar la cometa conmigo?
-¿Qué? – preguntó asombrada.
-Dijiste que te gustaba hacerlo de niña, y para ser sincero, jamás remonté una cometa. Así que cuando la vi allí, pensé que  me gustaría intentarlo una vez.- se explicó y ella lo miró cada vez más asombrada. Sus ojos azules parecían más intensos, como si las emociones los hicieran más brillantes.
-¿Quiere que vayamos a remontar la cometa? – repreguntó para asegurarse.
-Más tarde, luego de que desempaque y coma algo, si no tienes nada más que hacer.
-Siempre que me mi jefe no se oponga, creo que puedo acompañarlo – bromeó ella.
Así fue, unas horas después salieron juntos al parque tras ponerle un hilo nuevo a la cometa.
Abigail fue dando indicaciones a Cole para que lo remontaran, y cuando lograron que se elevara al cielo, ambos rieron como niños. Luego una ráfaga de viento lo hizo escapar de las manos masculinas, Aby se abalanzó sobre Cole para tratar de impedirlo. La cometa se les escapó y ellos cayeron rodando por el césped.
Cole , con sus rápidos reflejos alcanzó a poner su mano sosteniendo la cabeza de ella para evitar que se golpeara.
Y quedaron allí, una vez más, Abigail debajo de Cole que intentaba incorporarse sin tocarla, pero que a la vez estaba completamente sumergido en la mirada femenina. Aquella muchachita era verdaderamente preciosa.
-Quiero besarte, pajarillo, ¿puedo hacerlo? – preguntó en un susurró al tiempo que la ayudaba a ponerse de pie.
-¿Y después?- preguntó ella con voz temblorosa y Cole supo que esta vez debía tomar la responsabilidad de sus acciones, no existía otra opción con ella.
-Me gustas, pajarillo. Y después de besarte quisiera que seas mi novia, no sé que sigue a eso, pero sé que quiero tenerte cerca y vivir momentos como éste.
-Y besarme…- dijo ella.
-Y besarte, si te parece bien.
-Sí- dijo ella tímidamente y Cole levantó su rostro hacia él y la besó con mucha suavidad y dedicación.
Como antes, cuando percibió que la intensidad empezaba a apoderarse de él, se apartó. Acercó a Abigail a su pecho y la abrazó con cuidado, la chica soltó un suspiró y se acomodó contra él.
-Te quiero, Cole Bayley – dijo ella intempestivamente y aunque él no pudo responder  porque aún no estaba preparado, la abrazó un poco más fuerte.
Se quedaron allí un rato.
-Perdimos la cometa – dijo Cole finalmente.
-Sí, eso suele pasar, es parte del juego. Además no está perdida, sólo está allá arriba , volando hacia nuevos rumbos.
Cole observó el cielo y pensó que en ese instante, él era una cometa, y que lo que evitaba que saliera volando sin rumbo, era esa jovencita que aún tenía los brazos alrededor de su cintura. Esa muchacha inconsciente que había sido la primera en decirle que lo quería. Y le dio miedo de perderse si ella alguna vez lo soltaba.

 Entraron tomados de las manos, y esa fue toda la declaración que hicieron para que Bart , Antoniette y Eugene supieran el cambio en su relación. Ni ellos preguntaron, ni Cole dijo nada, pero quedó claro que desde ese día, Abigail ocupaba otro lugar en la vida del joven Bayley. Lo que sentían el uno por el otro era evidente y estaba más que aprobado por los habitantes de la casa.
 Aunque en la vida diaria fue muy poco lo que cambió, los gestos amorosos entre ambos eran muy medidos, Cole era mucho más suave  en sus palabras y acciones, además  trataba de  cuidar a Abigail en cada cosa que ella hacía.
La muchacha lo cuidaba ya sin disimulo, lo regañaba si no comía o no dormía adecuadamente o si su forma de trabajar era excesiva. Y pasaban más tiempo juntos, hablando, jugando con los gatos,  o haciendo escapadas para ir a pasear, pero manteniéndose lejos de la gente.
Cada tanto una caricia ligera en el cabello, un agarrarse de las manos, un beso suave aparecía de la nada, y reconfortaba a ambos.
Era una relación nueva, donde los dos iban despacio porque era un camino desconocido.
Abigail sabía que Cole había luchado mucho consigo mismo para dar aquel paso, para permitirse quererla, así que iba con cuidado para no asustarlo.
Y Cole estaba aprendiendo porque era la primera vez que estaba con alguien como Abigail.de hecho quería hacer muchas cosas por ella, pero no estaba seguro de qué.
No era alguien a quien pudiera agradar con regalos caros, así que pasaba bastante tiempo pensando en pequeñas cosas que la hicieran feliz.
Respecto a eso, tenía un objetivo particular.
-Bart, ¿qué novedades hay sobre el padre de Abigail?- preguntó cuando el hombre entró a su despacho. No le había contado nada a ella, pero estaba ansioso por tener buenas noticias y porque la joven recuperara a su familia.
-Hablé con su abogado ayer, y me temo que tenemos un problema. Para probar la inocencia de Owen necesitamos encontrar a quienes lo estafaron y lo incriminaron, pero están desaparecidos, hace mucho que no se los ve por Londres. Es probable que incluso hayan dejado el país.
-Contrata gente para que los busquen, por cielo y tierra, donde sea necesario.
-Va a costar dinero- observó Bart aunque estaba seguro que eso no era un inconveniente.
-Lo sé, pero dinero me sobra, y siempre puedo hacer más. Abigail sólo tiene un padre y lleva muchos años sin él.
-De acuerdo, me encargaré- dijo Bart y le sonrió- Le queda bien.
-¿El qué?
-Estar enamorado – dijo antes de salir y dejándolo rumiando aquella frase. “Enamorado” “Amor”. Esas eran palabras que pesaban mucho, sobre todo porque él no sabía nada del amor, nadie lo había amado antes y él tampoco había amado a nadie. De hecho la persona más cercana que tenía era Bart y quienes trabajaban en su casa. Y ahora estaba Abigail, amar y ser amado podía ser completamente natural para la mayoría de las personas, para él era algo que debía aprender.
Por lo pronto, deseaba ver sonreír a la muchacha que lo había arrastrado hacia un mundo nuevo.
Y aquella tarde cuando fue a resolver unas inversiones al banco, se topó con el regalo perfecto.

1 comentario:

  1. Awwww que dulce!!! juntos al fin.. aunque, sé que algo pasará... lo presiento.

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