Hasta que llegaba alguien, casi
siempre André, y la movía a levantarse para desayunar algo. Pero hoy había sido distinto. De pronto había sentido intensas ganas de
comer y había encontrado pastel de chocolate.
Se lo sirvió y continuó comiendo sentada en su sofá. En verdad le gustaba estar en él, tal vez
porque guardaba tantas memorias de ella escuchando cuentos en el regazo de su
madre… o tal vez por aquella ocasión en que Alex había leído para ella.
Era una
tarde fría de navidad. Ella estaba
deseando escuchar una vez más “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, pero su
madre, Danna, se encontraba muy ocupada con la fiesta que se daría lugar esa
noche.
Su padre, Leonardo estaba en la oficina
con el padre de Alex, Sebastien.
Doménica, la madre de Sebastien atendía a la pequeña Daila, con la ayuda
de Beth. André estaba jugando en el
pasillo con Alex. Danaé estaba aburrida
y quería escuchar ese cuento… o al menos intentaría leerlo. Con lo testaruda que era, tomó el libro entre
sus manos, lo abrió e intentó leer con las pocas letras que había
aprendido. Sí, efectivamente ahí había
una a… hum… otra a… y esa creía que era una e, pero no estaba segura.
–¿Qué
haces pequeña? –preguntó Alex mirándola con ternura.
–Intento
leer, Alex… –contestó Danaé concentrada– pero no lo logro muy bien…
–Hummm…–dijo
Alex como respuesta– ¿quieres que lo haga yo?
–¿Lo
harías por mí? –los ojos de Danaé se
iluminaron.
–Por
supuesto, mi niña –se sentó él en el sofá e hizo que Danaé se sentara a su
lado. Abrió el cuento y se dispuso a leer.
–¿Alex,
vienes a jugar? –gritó desde el pasillo
André.
–En unos
minutos –había dicho. Y esos minutos se convirtieron en cerca de una hora. Ahí, en ese mismo instante en que él concluyó
la lectura, Danaé supo que Alex era
distinto. Que nada, nunca había sido ni
sería igual con él.
–Listo,
pequeña. ¿Estás dormida? –preguntó
bajito Alex, al ver que Danaé tenía los ojos cerrados y se apoyaba en su
hombro.
–¿Hummm? –ella murmuró y a continuación abrió sus
risueños ojos– no, Alex… no estoy
dormida. ¡Ha sido maravilloso! ¿Me leerás nuevamente, verdad? –Danaé hizo un
gesto tan tierno que Alex solo se limitó a sonreír encantado y asentir.
Ella no
lo pudo evitar. Lo miró directamente a
sus ojos azules clarísimos y le dio un beso en la mejilla. Alex sonrió con cariño y Danaé se alejó
riendo, muy feliz.
Y había
sido perfecto… perfecto hasta aquella noche.
–¿Y ese suspiro? –se escuchó la voz de
André a espaldas de Danaé– ¿Danny, está
todo bien?
–Buenos días, hermanito. Sí, todo está
perfectamente –sonrió con calidez– ¿por
qué te levantaste tan temprano?
–Yo siempre me levanto temprano –dijo
André encogiéndose de hombros
–Hummm… de lunes a viernes, sí. Pero sábado, y hoy es sábado… –Danaé pensó– ¿tienes
una cita a estas horas?
–¿Sabes que hay cosas que una hermana
no debe preguntar? Y menos a su hermano
mayor –murmuró él.
–Ah, entonces sí es eso. ¿A estas horas? ¿Con quién?
–¿Haces muchas preguntas, no? –André entrecerró sus ojos.
–Tú despiertas mi curiosidad…
–Bien, para tu curiosidad. No, no conoces a la chica. Sí, efectivamente es una chica…–aclaró al ver
que abría la boca– pero no es una cita.
–Siempre se trata de una chica –Danaé lo miró con reprobación pero en sus
labios esbozaba una sonrisa traviesa–
¿Vas a prepararle el desayuno?
–¡Danaé! Deja el interrogatorio –André sonrió y estaba
saliendo cuando se volvió– Qué más
desearía que darle el desayuno, pero ella…
no me toma en serio –frunció el ceño y se alejó.
–Me pregunto por qué será –pronunció
irónica y lo suficientemente alto como para que André lo hubiera escuchado.
Danaé se levantó al observar que sus
padres se dirigían al comedor. Los
alcanzó y dio un dulce beso en la mejilla de cada uno. Danna y Leonardo le
sonrieron con cariño y él pasó su brazo sobre su hombro.
–¿Cómo está mi pequeña hoy? –sonrió
Leonardo ante el mohín involuntario de su hija–. No es mi culpa que seas tan
pequeña –rió maliciosamente mirando a su bella esposa.
–Sí, Leonardo. Tienes toda la razón y no lo voy a negar –rió
Danna divertida. Ella apenas medía 1.60
m. y Leonardo 1.80 m. Era obvio de donde Danaé obtuvo su estatura– Pero mi
pequeña, para eso existen los tacones –añadió sonriendo con calidez.
–No me gustan los tacones –negó Danaé–
sabes que prefiero andar cómoda. Mis
botas bajas nunca me fallan –suspiró.
– Algún día tendrás que cambiarlas,
hija –señaló Danna– ¿No piensas ser toda
tu vida una estudiante universitaria verdad?
–Tu madre tiene razón, Danny –asintió Leonardo–.
¿Piensas llevar traje con tus botas?
Danaé estaba a punto de asentir pero
negó rápidamente y se mantuvo en silencio.
Sus padres, daba la impresión, querían que ella creciera más
rápidamente. ¿No se suponía que los
padres querían a sus hijos con ellos el mayor tiempo posible? Pero no, sus padres le pedían que ya dejara
de vestirse como “universitaria” y pasara a ser “seria”. Seriedad… –Danaé suspiró– un poco difícil ya
que ella aún quería soñar. Bueno, eventualmente trabajaría más “seriamente”. Por
lo pronto, trabajar de asistente de diseño en la empresa familiar, estaba bien
para ella.
–No quiere decir que no quiera que
continúes en la empresa familiar, hija –Leonardo explicó– tienes mucha
creatividad y me encantaría que tomarás las riendas de la empresa junto con
André.
–Papá… –Danaé sonrió abrazándolo– No
tengo vocación de directora, odio eso de la presión y decisiones. ¿Podría
continuar con la parte creativa nada más? –pidió sonriente.
–Es muy razonable… –intervino Danna
sentándose.
–Está bien –aceptó Leonardo– siempre
que André siga trabajando para conseguir el puesto de director, tú podrás
seguir diseñando. Después de todo, creo
que a las mujeres de esta familia les encanta la parte creativa.
–No a todas –se escuchó una voz femenina– ¿verdad, hermanita?
–¡Beth! –gritó Danaé abrazando a su
hermanastra– ¿cómo estás?
–Bien, llegando –sonrió y se dirigió a
su padre– ¿con qué creatividad eh?
Hola.. quise comentar para que vean que siempre me paso por aca, jijiji, aunque la saga italia ya la leí. asi que por eso no la leo desde aca, aun asi Gabi dejame decirte que amo tus historias, son muy lindas y romanticas.
ResponderEliminarGracias Yocelyn!! :)
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