Nos
volvimos a ver un par de días después, había intentado contactarla pero no había
logrado localizarla hasta que finalmente respondió mis llamadas y me invitó para
que viera en lo que había estado ocupada.
En
una de las zonas más abandonadas de la ciudad, el municipio había cedido unas
paredes de viejos edificios así que un grupo de muralistas se estaba dedicando
a plasmar su arte y cambiarle el rostro a las viejas fachadas, Tess estaba
participando también.
Cuando
la vi apenas la reconocí, llevaba una camisa vieja, un enterito de jean, el
pelo azul oculto debajo de un pañuelo y demasiadas manchas de pintura encima. Cuando
me vio, corrió hacia mí, con su sonrisa radiante y sus ojos chispeantes de
entusiasmo.
-Llegaste…-
me recibió entusiasmada y luego me recorrió con sus ojos verdes deteniéndose en
mi nueva camiseta de marca- Y demasiado bien vestido.
-No
me diste muchos detalles… - me defendí.
-Tendré
que conseguirte algo, espera un momento.
-Oye,
Tess, ¿Quieres que pinte?