sábado, 18 de abril de 2015

Estrella Ardiente 8°- Final- Semana Aniversario



Me subí a mi camioneta y conduje, hasta que tuve que detenerme, orillarme y llorar. No lloraba desde niño, pero esta vez no pude evitarlo, porque la chica que amaba no era alguien que pudiera retener, porque yo no sabía qué hacer con ella y porque era demasiado tarde para alejarme. Tess había dejado de ser un reto mucho tiempo atrás.
Tampoco había nadie a quien pedir ayuda o preguntar, pensé que quizás así de sola se sintiera ella con todo lo que le pasaba por dentro. Mientras más intenso es lo que nos pasa internamente, más difícil es expresarlo, podemos hablar fácilmente del clima, de dinero, de sexo, pero hablar de la vida y la muerte, no es nada sencillo.
Y todo eso que no podemos decir se va convirtiendo en un agujero negro que nos absorbe.
Agujeros negros capaces de devorar estrellas y galaxias enteras, aún las más brillantes.
Tenía dieciocho años, no había pasado por grandes dificultades antes, pero acababa de llegar a una encrucijada. 

Era demasiado joven para aquello, tampoco sabía qué hacer, ni entendía, pero la quería. Y quería que ella se quedara.
Tess me había enseñado a apreciar el ahora, yo debía enseñarle a no temer al mañana y sus después.
Me tomé ese día para recomponerme y al siguiente, volví a verla.
No estaba en su habitación y la enfermera me dijo que había salido al jardín mientras esperaba que le dieran el alta, la encontré en un rincón acuclillada junto a una fila de laboriosas hormigas, observándolas  intensamente.
-¿Tess? – la llamé y se giró a verme.
-No tenías que regresar – dijo suavemente y me agaché junto a ella.
-Quería regresar, no era algo que tuviera que hacer, sino que quería hacerlo ¿Qué miras?
-Las hormigas, una tras otra haciendo lo mismo, así es su vida. Y si alguien mata a una, otra la reemplaza y así siguen siempre, con existencias así efímeras y sin trascendencia. No nos diferenciamos mucho de ellas. Creemos que nuestras obras y nuestra tecnología son muy superiores, pero todo se reduce a lo mismo, somos como esas hormigas...
- Están los sentimientos…y el arte…- dije pensando en algo que nos sacara a ambos de aquel panorama pesimista. Ella me miró con una semi sonrisa.
- Eres un buen alumno, Samuel “Mac”.
-Enséñame más. Más amaneceres, ver fuegos artificiales desde una torre, jardines secretos, bailes en la playa, películas viejas…Quédate y enséñame muchas maravillas más. Y aunque no tenga sentido, hagamos que esos momentos lo tengan…- rogué desesperado. Ella suspiró y envolvió sus brazos alrededor de sus hombros como si lo pensara.- También hay cosas que quiero enseñarte. Quédate.
Su padre llegó en aquel instante para avisar que ya estaba todo listo para el alta y ella no me respondió, aunque agarró mi mano. No pensaba soltarla.
Los días siguientes no fueron fáciles, le habían dado medicación y ella se negaba a tomarla, tampoco quería salir mucho de la casa.
Logré que saliera un par de veces y salimos a deambular por allí, incluso llevó su cuadernillo e hizo algunos bocetos  que no me dejó ver. Su padre se quedó y rechazó hacer viajes de negocios aquellos días, creo que él tampoco sabía cómo ayudarla, pero ambos nos quedamos cerca porque era lo único que podíamos hacer.
Él incluso le llevó folletos de universidades que podían interesarle y ella aceptó considerarlo. También aceptó acompañarme a mí en mi siguiente visita a mi futura universidad.
Una noche de tormenta fui a verla, golpeé en su ventana hasta que se asomó.
-¿Qué haces aquí? – preguntó adormilada y sorprendida.
- Te extrañaba, déjame pasar …- le dije y ella me miró divertida.
- ¿Sabes que está mi padre en casa, verdad?
-Sí,  así que no hagas tanto ruido o nos descubrirá.
-Te has vuelto un atrevido, ¿dónde está mi decoroso Samuel?
-Tess…- protesté y riendo me dejó entrar en su habitación
Nos acurrucamos en su cama.
-Te extrañaba…- le susurré y ella me miró intensamente.
-Cuéntame…-dijo.
-¿Contarte qué?
-Háblame del futuro, Mac, ¿cómo será nuestro futuro? – preguntó suavemente y se me hizo un nudo en el estómago. Empecé a hablar, no supe si eran mis deseos, si era la verdad o si estaba mintiéndole, pero esa noche hilvané un futuro para ambos.
-Tendremos una casa sobre un árbol, porque te gustan los lugares altos y veremos las estrellas todas las noches…
-¿Es algo legal? ¿Vivir en un árbol?
-Nos las arreglaremos y plantaré violetas  al pie del árbol para que  los tesoros siempre estén al alcance de tu mano.
- No vamos a casarnos – dijo ella absolutamente convencida.
-No, pero te pediré casamiento cada año, en diferentes días para ver si alguna vez te agarro con la guardia baja. Igual un año no lo haré y te alarmarás, no dirás que sí, pero te darás cuenta que te gusta que te pida casamiento.
-Tu madre va a odiarme…
-Sí, y las visitas familiares serán una tortura, pero te divertirás pensando que ella no puede visitarnos en nuestra casa del árbol y aceptarás estoicamente sus comentarios cuando la visitemos.
-¿Vamos a trabajar?
-Claro, yo me recibiré como tengo planeado y tú  escribirás artículos para una revista que te hará viajar por todo el mundo, irás de aquí para allá descubriendo maravillas en países exóticos y nunca te aburrirás de ver lo mismo.
-¿Viajarás conmigo?
-A veces, cada tanto iré contigo. Cuando vayas al desierto, el de Sahara, Kalahari o algún otro…
-Atacama …– agregó ella.
-Atacama, entonces, iré contigo y jugaremos a que eso es Marte, sacaremos muchas fotos locas y nos divertiremos  mucho en un planeta rojo para nosotros dos. Y después podremos volver a casa. Ah , y los dueños de la casa del jardín secreto, ¿cómo se llaman?
-  Hamilton…
-Bueno, los Hamilton van a heredarte su jardín.  Un día irás a verlos y les dirás lo mucho que amas ese lugar, así que  al morir te lo dejarán en su testamento.
-¿Me dejarán su jardín?
-Sí, a sus descendientes les dejarán la casa y la fortuna, pero el jardín para ti porque sabían que nadie más lo amaba tanto como tú.
-E iremos a hacer picnics allí…me gusta la idea…
-Y para entonces me sabré los nombres de todas las flores. Y tendremos una hija…- aventuré
-No estoy hecha para madre.
-Algún día sí, y le teñiremos el cabello de azul para que parezca hereditario…- dije y eso la hizo reír.
-Casa en un árbol, una niña de pelo azul, creerán que estamos locos.
-Seremos felices- dije
-Sí- confirmó ella y se acurrucó contra mí quedándose dormida. Sólo en la mañana distinguí el rastro de lágrimas en su cara.
Finalmente comenzó a tomar la medicación pero más que reanimarla la tenía desganada, eso reforzaba mi idea. Yo no creía que estuviera enferma ni que unos químicos la ayudaran,  era su esencia, aquella capacidad de ver y sentir demasiado lo que la hacía sufrir, pero era esa misma característica la que la hacía ser feliz.
Con el correr de los días, empecé a ver más grietas reflejándose en su mirada, nuestra insistencia, nuestros esfuerzos para que ella estuviera bien la estaban presionando demasiado.
Avalados por su padre viajamos juntos a  la ciudad donde yo iría a estudiar, quedaba cerca y a mis padres les dije que  iría a  averiguar  un poco más sobre las clases, después de todo no quedaba tanto para marcharme, el verano se había ido demasiado deprisa.
Hay un poemas que dice “Esta habitación es irreal, ella no la ha visto”, no lo conocía entonces pero refleja lo que sentí. Ver a Tess en el campo universitario al que asistiría o en las habitaciones donde viviría, le daban un viso de realidad. Su presencia lo hacía real.
Recorrimos la biblioteca y , poco a poco,  reapareció la Tess entusiasta, luego nos sentamos a tomar helado en un parque.
-¿Vas a contarme qué sucedió? – pregunté cuando terminamos de comer. Había sol, cielo azul, flores y gente que paseaba y reía, en aquel marco podía preguntar y escuchar la respuesta.
-¿Alguna vez te pasó que ibas en el autobús o hacías una fila para algo y un extraño te contó cosas sobre su vida? ¿O tú hablaste y contaste tus problemas?
-Tess , no soy un extraño.
-A eso me refiero. Eso de hablar con extraños y contarles cosas terribles que te pasan es mucho más frecuente que hablar con la gente que tienes cerca. Puedes decir cualquier cosa y no van a juzgarte y si  lo hacen, no volverás a verlos en tu vida. Tampoco importa si te miran con lástima y no existe el temor de que tus palabras se vuelvan una carga para ellos.- explicó.
- Es absurdo, hay que hablar con la gente cercana, jamás será una carga.
-¿Le dijiste a tus padre que tu novia de cabello azul trató de suicidarse con pastillas para dormir? – preguntó de golpe mirándome con dureza y no pude responder. Tenía razón, no lo había dicho, había cosas que no sabía decirle a la gente más cercana a mí.  De hecho, la mayoría de las veces cuando me preguntaban qué sucedía, respondía “nada” porque era mucho más fácil.
-Lo siento. Tienes razón. Pero sabes que estoy acá…¿verdad? – pregunté y ella asintió levemente. Había algo más que quería decirle, algo que no había dicho jamás.- Tess..
-No lo digas – musitó y puso su dedos sobre mis labios. Yo traté de seguir hablando, pero Tess me calló con un beso. Mi confesión de que la amaba debería esperar.
Yo había creído que la gente era feliz o infeliz, no sabía cuan complejos podemos ser los seres humanos, complejos, contradictorios y , algunos como Tess, batallando con todo aquello que eran, con el fuego que ardía dentro iluminando y que al mismo tiempo quemaba.
Yo no sabía nada hasta que aquella estrella ardiente atrajo mi atención.
Y ella me enseñó sobre la vida y también sobre la muerte. Aquella edad de los dieciocho años cuando era la edad del esplendor, fue también mi etapa de aprendizaje.
 Las últimas dos semanas previas a mi entrada a la Universidad , las dediqué a intentar enseñarle a conducir a Tess. Había acordado con su padre que ella iría a estudiar en el segundo semestre, aunque aún no nos había dicho que carrera había elegido. Que tuviera algún tipo de plan, me alegraba inmensamente, no obstante había dejado los medicamentos diciendo que la hacían sentir mal pero había aceptado ir a un psicólogo. Sin embargo siempre lo retrasaba.
-¿Cuándo irás? - insistí
- Después que te vayas, ahora quiero aprovechar el tiempo…
-Tess.
-Shhhh, no molestes Mac, sólo dame un par de besos, varios, porque estoy segura que si estrello a tu niña consentida vas a enfadarte.
-Trata de no estrellarla – sugerí mientras ella se acomodaba en el asiento de conductor. Nunca pensé que llegaría el día que dejaría a una chica conducir mi camioneta
-Haré mi mejor intento – prometió con una sonrisa divertida.
Definitivamente aquella chica no estaba hecha para conducir, no tuvo ningún accidente pero ser su copiloto fue peor que andar en montaña rusa.
-No es lo mío…- dijo ella finalmente cuando fuimos de paseo a la playa, estaba atardeciendo  y estábamos solos.
-Me rindo, no debes conducir– acepté y ella me miró satisfecha.
-Te lo advertí.
-¿Y cómo irás a visitarme? Tu padre prometió comprarte un auto si aprendías.
-Transporte público, Mac. Hay más posibilidades de aventuras y menos peligro…
-¿Vendrás, verdad? – pregunté, no podía evitarlo, cada oportunidad que tenía intentaba confirmar que podría volver a verla, que si dejaba de mirarla no se esfumaría.
No respondió, en cambio salió corriendo hacia el mar y se metió al agua vestida.
-¡¿Vendrás ?!- preguntó copiándome y fui hacia ella, hacia aquella sirena cuya silueta se confundía con el horizonte.
Me metí entre las olas y la abracé, jugamos en el agua, reímos. La vida explotó en cada uno de nuestros sentidos, en cada sensación, era el verano que terminaba y nos regalaba su caudal.
Una vez, ella me preguntó qué podría haberme alejado de un partido de basquetbol, yo ya no jugaba, así que no pude responderle, sin embargo dos meses después supe lo que podía sacarme de mi primer examen universitario.
Fue una llamada para comunicarme que Tess se había cortado las venas. Esos instantes son tiempos tragados por la niebla, no sé cómo conduje de regreso a casa,  el tiempo perdió sentido , cuando llegué, me recuerdo a mi mismo parado en fríos pasillos sin saber si transcurrían siglos o segundos, sin sentir, sin entender.
Un par de días después de aquella llamada pude ver el cuadernillo de bocetos de Tess, fui directo a la última página.
Se había dibujado a ella misma observándome a mí.
Las emociones que transmitía el dibujo eran abrumadoras, pero por si me quedaban dudas, había escrito al lado “Tess ama a Mac”
Su amor por mí estaba entre las cosas que nadie veía, ni siquiera yo.


Detengo el auto frente a la casa y respiro profundamente antes de entrar.
Tengo cuarenta años. Un trabajo en el que me pagan muy bien, pero que cada tanto me asfixia, como le pasa a todos.
Tengo una casa grande con jardín. Dos hijos. Una esposa.
Es cierto que no me hubiera casado si ella no hubiese quedado embarazada, pero  nuestro hijo mayor terminó siendo el que “nos obligó”.
No me siento viejo, ni lo parezco,  pero  la conflictiva juventud  ha quedado atrás, dejando recuerdos que guardaré siempre. Claro que la vida adulta tiene sus propias complicaciones y responsabilidades.
Tengo la clase de vida que imaginé que tendría a esta edad. O algo así.
Bajo y camino por el césped hasta la puerta, apenas entro, mi hija se echa riendo en mis brazos.
-¡Hola princesa! – exclamó  levantándola para abrazarla y su sonrisa se hace más amplia. Me pregunto si todos los padres saben lo importante que son estos primeros años, si saben cuánto necesita un niño sentirse amado y seguro para ser un adulto fuerte.  Al menos yo lo sé, y voy a asegurarme de darles tanta seguridad y amor como pueda. Y también alas.
-Hola papi.- responde mientras vuelvo a dejarla en el suelo.
-¿Mamá? – pregunto y ella señala la cocina.
-Está cocinando panqueques.- aclara agitando sus trenzas castañas para dar más énfasis a sus palabras.
Camino hacia la cocina, pero no entro, me quedo parado en el umbral viendo a mi esposa cocinar. Es una postal totalmente doméstica.
-Ya llegaste -dice apenas mirándome porque está demasiado concentrada en sus labores.
-Sí. ¿Y Nate? – pregunto al no ver a mi hijo por ninguna parte, más si se trata de comida inminente, suele rondar cuando huele que se cocina algo.
-Entrenamiento especial de Básquet, creo que saldrá  ti – dije  ella mencionando mi historia con ese deporte.
-¿Eso es bueno o malo? – pregunto entrecerrando los ojos.
-No lo decido aún – responde y su teléfono celular empieza a sonar- ¿Puedes encargarte de esto? Es del trabajo, tendré que atender - me indica señalando la comida. Me le acerco y tomo la posta con los sartenes mientras ella va a responder. Es una diseñadora bastante exitosa, primero fue ropa, luego fue ampliando sus horizontes y está bastante solicitada actualmente. Regresa rápido y nuestra hija viene detrás.
-¿Ya están? – me pregunta la niña ansiosa.
-Listo , cielo – digo y pongo los panqueques en un plato para llevarlos a la mesa. Miro a mi esposa que me sonríe mientras acomoda las distintas mermeladas para acompañarlos.
Y luego detengo mi mirada en la comida, esponjosos panqueques con distintas formas. Los hay en forma de corazones, siluetas de animales, estrellas, de todo tipo, menos los tradicionales.
Vuelvo a mirarla
- ¿Sabes que el resto de la gente come esto como desayuno y no como almuerzo, verdad?- preguntó casi retóricamente.
- Tu hija quería comerlos y no somos como el resto de la gente, amor, ¿cierto? – pregunta a su vez y  asiento al tiempo que me inclino y le doy un beso ligero.
Mi esposa tiene el pelo castaño, por debajo de los hombros, pero las puntas desmechadas son multicolor. Rosa, verde, violeta, naranja y azul. Nuestra hija dice que es un beso que dejó el Arcoíris y me parece una descripción acertada.
Mi esposa también tiene una cicatriz en la muñeca de su mano derecha, yo sé que es una herida de guerra, consecuencia de caminar por la cornisa, muy cerca del abismo. Y sé que esa vieja cicatriz hace juego con el tatuaje que tengo en el pecho del lado izquierdo , sobre el corazón. Letras grabadas en mi piel que dicen “Marte”, que me hice luego de que a ella le dieran el alta como manera de pedirle que se quedara conmigo, que eligiera quedarse. Y eligió hacerlo.
De noche, dormida entre mis brazos, esa cicatriz suele posarse sobre el tatuaje. Como si hubiera encontrado su lugar, a mi lado.
Nunca pude imaginar a una Tess adulta, pero milagrosamente aquí está, delante de mí. Tan deslumbrantemente única  como siempre. La mujer que amo.


“Abajo estaba la gente y el mundo, arriba estaba el silencioso y eterno cielo, nosotros estábamos en medio, suspendidos en el tejado.

- ¿Qué harías si atraparas una estrella? – me preguntó por segunda vez la chica de pelo azul y me dejó desconcertado y asustado por las posibilidades que ella misma había ofrecido como respuestas. Quemarme o que ella desapareciera. Debía existir otra opción.

-Crearle un cielo….y dejarla brillar – respondí .Y fue la primera vez que  Tess me besó.”

 «La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas».Jack Kerouac - On the Road

Gracias por acompañar a esta historia, que al menos para mí, fue diferente por varias razones.Y que todos aquellos que se debaten entre luz y sombra, puedan y elijan brillar.Nata




15 comentarios:

  1. Eres malvada, muy pero muy mala, estaba cada vez mas triste y pense que Tess habia muerto, queria llorar, tenia mucha tristeza, pobre de Samuel... y luego... la sopresa. Todo salio bien en caminos dolorosos pero con un final lindo, esperanzador.... Gracias por esta novela, me encanto, supiste llegar a las emociones mas internas y eso no lo logra cualquiera. Feliz aniversario del Blog, que las tres sigan escribiendo historias que llegan al corazon y nos logran emocionar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Yocelyn, y no fue mi intención ser tan mala, sólo la fui siguiendo a Tess sin saber donde iba...
      Tus palabras son un gran aliento! Besos

      Eliminar
  2. ¡Señor! ¿Como lo haces? Estoy llorando como una magdalena.
    Que historia mas bonita, no tengo palabras para expresar todo lo que siento.
    Sigue así Nata, sea el motivo que sea por el que escribes lo haces muy bien y refleja mucho de ti.
    Gracias, gracias Nata. Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Yola, es muy importante saber que logré llegar a tus sentimientos con mis palabras. Gracias por animarme a escribir! Besos

      Eliminar
  3. Mi querida Nata, no hay mucho que yo pueda añadir a lo ya dicho, pero no quería dejar de comentar lo mucho que me llegó esta historia. Lo sabes y bueno, decir que siempre estoy a la espera de tus historias (sean cuales sean).
    No diré más que ando medio sensible y me temo que no podría parar jaja.
    Besos y Feliz Aniversario!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. MI querida Gaby, mil gracias por haberme acompañado paso a paso de la historia e irme dando tus valiosas opiniones, sabes lo importante que son tus palabras para mí
      Besos!!!

      Eliminar
  4. Me encanto, leí el primer capítulo y no quize parar de leer, cuanto mas leía mas me sumergía en ese mundo fantástico rodeado de palabras que forman historias maravillosas e inolvidables,,, hoy descubrí que amo leer gracias a uds...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anny...que digas que descubriste que amas leer gracias a algo que escribí es una de las mejores cosas que me han dicho en mi vida. Sinceramente, gracias! me has emocionado

      Eliminar
    2. Anny... A mi me paso presisamente lo mismo! Nata eres una buena escritora, pienso que debe haber una pelicula!��

      Eliminar
  5. Que hermoso libro! Cada ves que iba avanzando me imaginaba cada detalle, es asombroso, me encanaria ver, algun dia,los dibujos de tess, me imagino lo grandiosos que eran... Muy lindo. Aproposito, lo lei en menos de una hora, estava muy adentro leyendolo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias!!! me alegra que te haya gustado y que la hays podiso imaginar

      Eliminar
  6. No soy de temas románticos... Pero una noche de insomnio en el que recibí la sugerencia de un libro. Pensé "por que no? por lo menos unas paginas a ver que tal". Y a parte de la lectura lo único que siguió fue perder el poco cansancio que tenia.
    Me atrapo esta bella historia, no pude parar de leer hasta terminar.
    Gracias Nata por compartir tus hermosas creaciones, ya termine todas las historias que tienes en papyrusly y para sorpresa de mis amigas ya les recomendé todas. He disfrutado mucho lo que he leído y particularmente me gusta la personalidad que le das a tus personajes femeninas.
    Me alegra haber tenido la oportunidad de leer esta increíble historia, no me conformo con leerla una sola vez.
    Gracias gracias, sigue así :)

    Lu

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lu muchísimas gracias por tan bellas palabras, me hacen mucho bien y dan ganas de seguir escribiendo. Es maravilloso pensar que las palabras que escribí llegaron a otra persona.
      Gracias a ti por leer y comentar.
      Saludos

      Eliminar
  7. Nop... No fue suficiente una sola vez.
    Tan especial como la primera vez que la leí. De nuevo gracias!

    Lu

    ResponderEliminar
  8. Nata, que bella historia, me encanta como plasmas algo tan profundo pero, que a ojos de muchos, es simple o sin sentido y es por eso que es tan maravilloso... Es la primera historia tuya que realmente me llega al alma y por eso gracias... Supongo que muchas veces uno quiere ser una Tess y disfrutar y ver las simplezas y pequeñeces de la vida pero, que a la vez lo son todo... Gracias por crear esta historia.

    Lari

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...