Me
subí a mi camioneta y conduje, hasta que tuve que detenerme, orillarme y
llorar. No lloraba desde niño, pero esta vez no pude evitarlo, porque la chica
que amaba no era alguien que pudiera retener, porque yo no sabía qué hacer con
ella y porque era demasiado tarde para alejarme. Tess había dejado de ser un
reto mucho tiempo atrás.
Tampoco
había nadie a quien pedir ayuda o preguntar, pensé que quizás así de sola se
sintiera ella con todo lo que le pasaba por dentro. Mientras más intenso es lo
que nos pasa internamente, más difícil es expresarlo, podemos hablar fácilmente
del clima, de dinero, de sexo, pero hablar de la vida y la muerte, no es nada
sencillo.
Y
todo eso que no podemos decir se va convirtiendo en un agujero negro que nos
absorbe.
Agujeros
negros capaces de devorar estrellas y galaxias enteras, aún las más brillantes.
Tenía
dieciocho años, no había pasado por grandes dificultades antes, pero acababa de
llegar a una encrucijada.
Era demasiado joven para aquello, tampoco sabía qué
hacer, ni entendía, pero la quería. Y quería que ella se quedara.
Tess
me había enseñado a apreciar el ahora, yo debía enseñarle a no temer al mañana
y sus después.
Me
tomé ese día para recomponerme y al siguiente, volví a verla.
No
estaba en su habitación y la enfermera me dijo que había salido al jardín
mientras esperaba que le dieran el alta, la encontré en un rincón acuclillada
junto a una fila de laboriosas hormigas, observándolas intensamente.
-¿Tess?
– la llamé y se giró a verme.
-No
tenías que regresar – dijo suavemente y me agaché junto a ella.
-Quería
regresar, no era algo que tuviera que hacer, sino que quería hacerlo ¿Qué
miras?
-Las
hormigas, una tras otra haciendo lo mismo, así es su vida. Y si alguien mata a
una, otra la reemplaza y así siguen siempre, con existencias así efímeras y sin
trascendencia. No nos diferenciamos mucho de ellas. Creemos que nuestras obras
y nuestra tecnología son muy superiores, pero todo se reduce a lo mismo, somos
como esas hormigas...
-
Están los sentimientos…y el arte…- dije pensando en algo que nos sacara a ambos
de aquel panorama pesimista. Ella me miró con una semi sonrisa.
-
Eres un buen alumno, Samuel “Mac”.
-Enséñame
más. Más amaneceres, ver fuegos artificiales desde una torre, jardines
secretos, bailes en la playa, películas viejas…Quédate y enséñame muchas
maravillas más. Y aunque no tenga sentido, hagamos que esos momentos lo
tengan…- rogué desesperado. Ella suspiró y envolvió sus brazos alrededor de sus
hombros como si lo pensara.- También hay cosas que quiero enseñarte. Quédate.
Su
padre llegó en aquel instante para avisar que ya estaba todo listo para el alta
y ella no me respondió, aunque agarró mi mano. No pensaba soltarla.
Los
días siguientes no fueron fáciles, le habían dado medicación y ella se negaba a
tomarla, tampoco quería salir mucho de la casa.
Logré
que saliera un par de veces y salimos a deambular por allí, incluso llevó su
cuadernillo e hizo algunos bocetos que
no me dejó ver. Su padre se quedó y rechazó hacer viajes de negocios aquellos
días, creo que él tampoco sabía cómo ayudarla, pero ambos nos quedamos cerca
porque era lo único que podíamos hacer.
Él
incluso le llevó folletos de universidades que podían interesarle y ella aceptó
considerarlo. También aceptó acompañarme a mí en mi siguiente visita a mi
futura universidad.
Una
noche de tormenta fui a verla, golpeé en su ventana hasta que se asomó.
-¿Qué
haces aquí? – preguntó adormilada y sorprendida.
-
Te extrañaba, déjame pasar …- le dije y ella me miró divertida.
-
¿Sabes que está mi padre en casa, verdad?
-Sí, así que no hagas tanto ruido o nos
descubrirá.
-Te
has vuelto un atrevido, ¿dónde está mi decoroso Samuel?
-Tess…-
protesté y riendo me dejó entrar en su habitación
Nos
acurrucamos en su cama.
-Te
extrañaba…- le susurré y ella me miró intensamente.
-Cuéntame…-dijo.
-¿Contarte
qué?
-Háblame
del futuro, Mac, ¿cómo será nuestro futuro? – preguntó suavemente y se me hizo
un nudo en el estómago. Empecé a hablar, no supe si eran mis deseos, si era la
verdad o si estaba mintiéndole, pero esa noche hilvané un futuro para ambos.
-Tendremos
una casa sobre un árbol, porque te gustan los lugares altos y veremos las
estrellas todas las noches…
-¿Es
algo legal? ¿Vivir en un árbol?
-Nos
las arreglaremos y plantaré violetas al
pie del árbol para que los tesoros
siempre estén al alcance de tu mano.
-
No vamos a casarnos – dijo ella absolutamente convencida.
-No,
pero te pediré casamiento cada año, en diferentes días para ver si alguna vez te
agarro con la guardia baja. Igual un año no lo haré y te alarmarás, no dirás
que sí, pero te darás cuenta que te gusta que te pida casamiento.
-Tu
madre va a odiarme…
-Sí,
y las visitas familiares serán una tortura, pero te divertirás pensando que
ella no puede visitarnos en nuestra casa del árbol y aceptarás estoicamente sus
comentarios cuando la visitemos.
-¿Vamos
a trabajar?
-Claro,
yo me recibiré como tengo planeado y tú
escribirás artículos para una revista que te hará viajar por todo el
mundo, irás de aquí para allá descubriendo maravillas en países exóticos y
nunca te aburrirás de ver lo mismo.
-¿Viajarás
conmigo?
-A
veces, cada tanto iré contigo. Cuando vayas al desierto, el de Sahara, Kalahari
o algún otro…
-Atacama
…– agregó ella.
-Atacama,
entonces, iré contigo y jugaremos a que eso es Marte, sacaremos muchas fotos
locas y nos divertiremos mucho en un
planeta rojo para nosotros dos. Y después podremos volver a casa. Ah , y los
dueños de la casa del jardín secreto, ¿cómo se llaman?
- Hamilton…
-Bueno,
los Hamilton van a heredarte su jardín.
Un día irás a verlos y les dirás lo mucho que amas ese lugar, así
que al morir te lo dejarán en su
testamento.
-¿Me
dejarán su jardín?
-Sí,
a sus descendientes les dejarán la casa y la fortuna, pero el jardín para ti
porque sabían que nadie más lo amaba tanto como tú.
-E
iremos a hacer picnics allí…me gusta la idea…
-Y
para entonces me sabré los nombres de todas las flores. Y tendremos una hija…-
aventuré
-No
estoy hecha para madre.
-Algún
día sí, y le teñiremos el cabello de azul para que parezca hereditario…- dije y
eso la hizo reír.
-Casa
en un árbol, una niña de pelo azul, creerán que estamos locos.
-Seremos
felices- dije
-Sí-
confirmó ella y se acurrucó contra mí quedándose dormida. Sólo en la mañana
distinguí el rastro de lágrimas en su cara.
Finalmente
comenzó a tomar la medicación pero más que reanimarla la tenía desganada, eso
reforzaba mi idea. Yo no creía que estuviera enferma ni que unos químicos la
ayudaran, era su esencia, aquella
capacidad de ver y sentir demasiado lo que la hacía sufrir, pero era esa misma
característica la que la hacía ser feliz.
Con
el correr de los días, empecé a ver más grietas reflejándose en su mirada,
nuestra insistencia, nuestros esfuerzos para que ella estuviera bien la estaban
presionando demasiado.
Avalados
por su padre viajamos juntos a la ciudad
donde yo iría a estudiar, quedaba cerca y a mis padres les dije que iría a
averiguar un poco más sobre las
clases, después de todo no quedaba tanto para marcharme, el verano se había ido
demasiado deprisa.
Hay
un poemas que dice “Esta habitación es irreal, ella no la ha visto”, no lo
conocía entonces pero refleja lo que sentí. Ver a Tess en el campo
universitario al que asistiría o en las habitaciones donde viviría, le daban un
viso de realidad. Su presencia lo hacía real.
Recorrimos
la biblioteca y , poco a poco, reapareció
la Tess entusiasta, luego nos sentamos a tomar helado en un parque.
-¿Vas
a contarme qué sucedió? – pregunté cuando terminamos de comer. Había sol, cielo
azul, flores y gente que paseaba y reía, en aquel marco podía preguntar y
escuchar la respuesta.
-¿Alguna
vez te pasó que ibas en el autobús o hacías una fila para algo y un extraño te
contó cosas sobre su vida? ¿O tú hablaste y contaste tus problemas?
-Tess
, no soy un extraño.
-A
eso me refiero. Eso de hablar con extraños y contarles cosas terribles que te
pasan es mucho más frecuente que hablar con la gente que tienes cerca. Puedes
decir cualquier cosa y no van a juzgarte y si
lo hacen, no volverás a verlos en tu vida. Tampoco importa si te miran
con lástima y no existe el temor de que tus palabras se vuelvan una carga para
ellos.- explicó.
-
Es absurdo, hay que hablar con la gente cercana, jamás será una carga.
-¿Le
dijiste a tus padre que tu novia de cabello azul trató de suicidarse con
pastillas para dormir? – preguntó de golpe mirándome con dureza y no pude
responder. Tenía razón, no lo había dicho, había cosas que no sabía decirle a
la gente más cercana a mí. De hecho, la
mayoría de las veces cuando me preguntaban qué sucedía, respondía “nada” porque
era mucho más fácil.
-Lo
siento. Tienes razón. Pero sabes que estoy acá…¿verdad? – pregunté y ella
asintió levemente. Había algo más que quería decirle, algo que no había dicho jamás.-
Tess..
-No
lo digas – musitó y puso su dedos sobre mis labios. Yo traté de seguir
hablando, pero Tess me calló con un beso. Mi confesión de que la amaba debería
esperar.
Yo
había creído que la gente era feliz o infeliz, no sabía cuan complejos podemos
ser los seres humanos, complejos, contradictorios y , algunos como Tess,
batallando con todo aquello que eran, con el fuego que ardía dentro iluminando y
que al mismo tiempo quemaba.
Yo
no sabía nada hasta que aquella estrella ardiente atrajo mi atención.
Y
ella me enseñó sobre la vida y también sobre la muerte. Aquella edad de los
dieciocho años cuando era la edad del esplendor, fue también mi etapa de
aprendizaje.
Las últimas dos semanas previas a mi entrada a
la Universidad , las dediqué a intentar enseñarle a conducir a Tess. Había
acordado con su padre que ella iría a estudiar en el segundo semestre, aunque
aún no nos había dicho que carrera había elegido. Que tuviera algún tipo de
plan, me alegraba inmensamente, no obstante había dejado los medicamentos
diciendo que la hacían sentir mal pero había aceptado ir a un psicólogo. Sin
embargo siempre lo retrasaba.
-¿Cuándo
irás? - insistí
-
Después que te vayas, ahora quiero aprovechar el tiempo…
-Tess.
-Shhhh,
no molestes Mac, sólo dame un par de besos, varios, porque estoy segura que si
estrello a tu niña consentida vas a enfadarte.
-Trata
de no estrellarla – sugerí mientras ella se acomodaba en el asiento de
conductor. Nunca pensé que llegaría el día que dejaría a una chica conducir mi
camioneta
-Haré
mi mejor intento – prometió con una sonrisa divertida.
Definitivamente
aquella chica no estaba hecha para conducir, no tuvo ningún accidente pero ser
su copiloto fue peor que andar en montaña rusa.
-No
es lo mío…- dijo ella finalmente cuando fuimos de paseo a la playa, estaba
atardeciendo y estábamos solos.
-Me
rindo, no debes conducir– acepté y ella me miró satisfecha.
-Te
lo advertí.
-¿Y
cómo irás a visitarme? Tu padre prometió comprarte un auto si aprendías.
-Transporte
público, Mac. Hay más posibilidades de aventuras y menos peligro…
-¿Vendrás,
verdad? – pregunté, no podía evitarlo, cada oportunidad que tenía intentaba confirmar
que podría volver a verla, que si dejaba de mirarla no se esfumaría.
No
respondió, en cambio salió corriendo hacia el mar y se metió al agua vestida.
-¡¿Vendrás
?!- preguntó copiándome y fui hacia ella, hacia aquella sirena cuya silueta se
confundía con el horizonte.
Me
metí entre las olas y la abracé, jugamos en el agua, reímos. La vida explotó en
cada uno de nuestros sentidos, en cada sensación, era el verano que terminaba y
nos regalaba su caudal.
Una
vez, ella me preguntó qué podría haberme alejado de un partido de basquetbol,
yo ya no jugaba, así que no pude responderle, sin embargo dos meses después
supe lo que podía sacarme de mi primer examen universitario.
Fue
una llamada para comunicarme que Tess se había cortado las venas. Esos
instantes son tiempos tragados por la niebla, no sé cómo conduje de regreso a
casa, el tiempo perdió sentido , cuando
llegué, me recuerdo a mi mismo parado en fríos pasillos sin saber si
transcurrían siglos o segundos, sin sentir, sin entender.
Un
par de días después de aquella llamada pude ver el cuadernillo de bocetos de
Tess, fui directo a la última página.
Se
había dibujado a ella misma observándome a mí.
Las
emociones que transmitía el dibujo eran abrumadoras, pero por si me quedaban
dudas, había escrito al lado “Tess ama a Mac”
Su
amor por mí estaba entre las cosas que nadie veía, ni siquiera yo.
Detengo
el auto frente a la casa y respiro profundamente antes de entrar.
Tengo
cuarenta años. Un trabajo en el que me pagan muy bien, pero que cada tanto me
asfixia, como le pasa a todos.
Tengo
una casa grande con jardín. Dos hijos. Una esposa.
Es
cierto que no me hubiera casado si ella no hubiese quedado embarazada,
pero nuestro hijo mayor terminó siendo el
que “nos obligó”.
No
me siento viejo, ni lo parezco, pero la
conflictiva juventud ha quedado atrás,
dejando recuerdos que guardaré siempre. Claro que la vida adulta tiene sus
propias complicaciones y responsabilidades.
Tengo
la clase de vida que imaginé que tendría a esta edad. O algo así.
Bajo
y camino por el césped hasta la puerta, apenas entro, mi hija se echa riendo en
mis brazos.
-¡Hola
princesa! – exclamó levantándola para
abrazarla y su sonrisa se hace más amplia. Me pregunto si todos los padres
saben lo importante que son estos primeros años, si saben cuánto necesita un
niño sentirse amado y seguro para ser un adulto fuerte. Al menos yo lo sé, y voy a asegurarme de
darles tanta seguridad y amor como pueda. Y también alas.
-Hola
papi.- responde mientras vuelvo a dejarla en el suelo.
-¿Mamá?
– pregunto y ella señala la cocina.
-Está
cocinando panqueques.- aclara agitando sus trenzas castañas para dar más
énfasis a sus palabras.
Camino
hacia la cocina, pero no entro, me quedo parado en el umbral viendo a mi esposa
cocinar. Es una postal totalmente doméstica.
-Ya
llegaste -dice apenas mirándome porque está demasiado concentrada en sus
labores.
-Sí.
¿Y Nate? – pregunto al no ver a mi hijo por ninguna parte, más si se trata de
comida inminente, suele rondar cuando huele que se cocina algo.
-Entrenamiento
especial de Básquet, creo que saldrá ti
– dije ella mencionando mi historia con
ese deporte.
-¿Eso
es bueno o malo? – pregunto entrecerrando los ojos.
-No
lo decido aún – responde y su teléfono celular empieza a sonar- ¿Puedes
encargarte de esto? Es del trabajo, tendré que atender - me indica señalando la
comida. Me le acerco y tomo la posta con los sartenes mientras ella va a
responder. Es una diseñadora bastante exitosa, primero fue ropa, luego fue
ampliando sus horizontes y está bastante solicitada actualmente. Regresa rápido
y nuestra hija viene detrás.
-¿Ya
están? – me pregunta la niña ansiosa.
-Listo
, cielo – digo y pongo los panqueques en un plato para llevarlos a la mesa.
Miro a mi esposa que me sonríe mientras acomoda las distintas mermeladas para
acompañarlos.
Y
luego detengo mi mirada en la comida, esponjosos panqueques con distintas
formas. Los hay en forma de corazones, siluetas de animales, estrellas, de todo
tipo, menos los tradicionales.
Vuelvo
a mirarla
-
¿Sabes que el resto de la gente come esto como desayuno y no como almuerzo,
verdad?- preguntó casi retóricamente.
-
Tu hija quería comerlos y no somos como el resto de la gente, amor, ¿cierto? –
pregunta a su vez y asiento al tiempo
que me inclino y le doy un beso ligero.
Mi
esposa tiene el pelo castaño, por debajo de los hombros, pero las puntas
desmechadas son multicolor. Rosa, verde, violeta, naranja y azul. Nuestra hija
dice que es un beso que dejó el Arcoíris y me parece una descripción acertada.
Mi
esposa también tiene una cicatriz en la muñeca de su mano derecha, yo sé que es
una herida de guerra, consecuencia de caminar por la cornisa, muy cerca del
abismo. Y sé que esa vieja cicatriz hace juego con el tatuaje que tengo en el
pecho del lado izquierdo , sobre el corazón. Letras grabadas en mi piel que dicen
“Marte”, que me hice luego de que a ella le dieran el alta como manera de
pedirle que se quedara conmigo, que eligiera quedarse. Y eligió hacerlo.
De
noche, dormida entre mis brazos, esa cicatriz suele posarse sobre el tatuaje.
Como si hubiera encontrado su lugar, a mi lado.
Nunca
pude imaginar a una Tess adulta, pero milagrosamente aquí está, delante de mí.
Tan deslumbrantemente única como
siempre. La mujer que amo.
“Abajo
estaba la gente y el mundo, arriba estaba el silencioso y eterno cielo, nosotros
estábamos en medio, suspendidos en el tejado.
-
¿Qué harías si atraparas una estrella? – me preguntó por segunda vez la chica
de pelo azul y me dejó desconcertado y asustado por las posibilidades que ella
misma había ofrecido como respuestas. Quemarme o que ella desapareciera. Debía
existir otra opción.
-Crearle
un cielo….y dejarla brillar – respondí .Y fue la primera vez que Tess me besó.”
«La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo,
la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde,
arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre
las estrellas».Jack Kerouac - On the Road
Gracias por acompañar a esta historia, que al menos para mí, fue diferente por varias razones.Y que todos aquellos que se debaten entre luz y sombra, puedan y elijan brillar.Nata
Eres malvada, muy pero muy mala, estaba cada vez mas triste y pense que Tess habia muerto, queria llorar, tenia mucha tristeza, pobre de Samuel... y luego... la sopresa. Todo salio bien en caminos dolorosos pero con un final lindo, esperanzador.... Gracias por esta novela, me encanto, supiste llegar a las emociones mas internas y eso no lo logra cualquiera. Feliz aniversario del Blog, que las tres sigan escribiendo historias que llegan al corazon y nos logran emocionar.
ResponderEliminarMuchas gracias Yocelyn, y no fue mi intención ser tan mala, sólo la fui siguiendo a Tess sin saber donde iba...
EliminarTus palabras son un gran aliento! Besos
¡Señor! ¿Como lo haces? Estoy llorando como una magdalena.
ResponderEliminarQue historia mas bonita, no tengo palabras para expresar todo lo que siento.
Sigue así Nata, sea el motivo que sea por el que escribes lo haces muy bien y refleja mucho de ti.
Gracias, gracias Nata. Besos
Gracias Yola, es muy importante saber que logré llegar a tus sentimientos con mis palabras. Gracias por animarme a escribir! Besos
EliminarMi querida Nata, no hay mucho que yo pueda añadir a lo ya dicho, pero no quería dejar de comentar lo mucho que me llegó esta historia. Lo sabes y bueno, decir que siempre estoy a la espera de tus historias (sean cuales sean).
ResponderEliminarNo diré más que ando medio sensible y me temo que no podría parar jaja.
Besos y Feliz Aniversario!!
MI querida Gaby, mil gracias por haberme acompañado paso a paso de la historia e irme dando tus valiosas opiniones, sabes lo importante que son tus palabras para mí
EliminarBesos!!!
Me encanto, leí el primer capítulo y no quize parar de leer, cuanto mas leía mas me sumergía en ese mundo fantástico rodeado de palabras que forman historias maravillosas e inolvidables,,, hoy descubrí que amo leer gracias a uds...
ResponderEliminarAnny...que digas que descubriste que amas leer gracias a algo que escribí es una de las mejores cosas que me han dicho en mi vida. Sinceramente, gracias! me has emocionado
EliminarAnny... A mi me paso presisamente lo mismo! Nata eres una buena escritora, pienso que debe haber una pelicula!��
EliminarQue hermoso libro! Cada ves que iba avanzando me imaginaba cada detalle, es asombroso, me encanaria ver, algun dia,los dibujos de tess, me imagino lo grandiosos que eran... Muy lindo. Aproposito, lo lei en menos de una hora, estava muy adentro leyendolo
ResponderEliminarMuchas gracias!!! me alegra que te haya gustado y que la hays podiso imaginar
EliminarNo soy de temas románticos... Pero una noche de insomnio en el que recibí la sugerencia de un libro. Pensé "por que no? por lo menos unas paginas a ver que tal". Y a parte de la lectura lo único que siguió fue perder el poco cansancio que tenia.
ResponderEliminarMe atrapo esta bella historia, no pude parar de leer hasta terminar.
Gracias Nata por compartir tus hermosas creaciones, ya termine todas las historias que tienes en papyrusly y para sorpresa de mis amigas ya les recomendé todas. He disfrutado mucho lo que he leído y particularmente me gusta la personalidad que le das a tus personajes femeninas.
Me alegra haber tenido la oportunidad de leer esta increíble historia, no me conformo con leerla una sola vez.
Gracias gracias, sigue así :)
Lu
Lu muchísimas gracias por tan bellas palabras, me hacen mucho bien y dan ganas de seguir escribiendo. Es maravilloso pensar que las palabras que escribí llegaron a otra persona.
EliminarGracias a ti por leer y comentar.
Saludos
Nop... No fue suficiente una sola vez.
ResponderEliminarTan especial como la primera vez que la leí. De nuevo gracias!
Lu
Nata, que bella historia, me encanta como plasmas algo tan profundo pero, que a ojos de muchos, es simple o sin sentido y es por eso que es tan maravilloso... Es la primera historia tuya que realmente me llega al alma y por eso gracias... Supongo que muchas veces uno quiere ser una Tess y disfrutar y ver las simplezas y pequeñeces de la vida pero, que a la vez lo son todo... Gracias por crear esta historia.
ResponderEliminarLari