-¡Mi chica tímida! –Exclamó
extasiado el visitante, pasando por al lado de Sebastián sin pedirle permiso,
para llegar hacia ella y alzarla en brazos, dando un par de giros sobre sí
mismos-. ¡Estás preciosa!
¡Y apunta también sorprendida,
chavalote!
Pensó para sí, aún sin salir de su
asombro. Y obvio, que Sebas lo notaba con su cara de perro guardián.
Allí parado, con el ceño fruncido
y casi podía decirse, que algo sombrío con el juego de las luces del recibidor.
Así que Matt, era el plan de los
chicos…
-Fue Susan quien me dijo que
estabas en la ciudad –Explicó el hombre, bajándola al suelo y atrapando sus
labios en un choque no muy corto.
¡OH amigo! Has cavado tu propia
tumba con ese gesto. Pensó sin poder ocultar el asomo de una sonrisa.
¡Ah pillín!
Volvió hablarse a sí misma, al
determinar que pudiera ser aquella la total intención del hombre, guiado por…
¿Susan?
Frunció el ceño.
¿De parte de quién puñetas venía?
Si es que lo sabía, se riño así
misma con un suspiro. Era dejar entrar a las locas en escena, que su mente
volvía hallarse saturada y confusa, sin contar estresada.
De modo, que nadie apostaba por
ella al enviarle al hombre como apoyo.
Y más le valía darles la razón.
Porque tampoco es que hubiera avanzado mucho al ir por su cuenta. Pero ahora,
tenía miedo del giro que podía coger todo aquel asunto.
Dios… Soltó un profundo suspiro.
Más le valía acercarse a la
farmacia en cuanto pudiera, para comprar un poco de tila. Sus nervios, iban a
necesitarla en grandes dosis.
-¿No te alegras de verme? –Expuso
Matt con tono risueño y guiñándole el ojo.
Y entonces, volvió a sentir
aquella tranquilidad y confianza que había sentido con él en Sicilia, cuando le
hubo robado su primer medio beso en serio.
-Sí –Le sonrió al fin con cariño-.
Es solo que me dejaste muda.
-Ésta es mi niña –Volvió a
sonreír, antes de rodearla con sus brazos en un achuchón fuerte.
¡Recuerda que Sebas sigue ahí!
Se gritó, para tratar de mirar de
reojo y observar como el otro, se hallaba en una postura algo amenazante con
los brazos cruzados y las piernas separadas.
¡Hay su pobre perro guardián!
Sonrió extasiada interiormente.
¡Sí señor… Nuevo punto para ella!
-¿Has cenado? –Preguntó
deshaciéndose del abrazo-. Nosotros íbamos hacerlo ahora. ¡OH! –Soltó en un
chillido pequeño-. ¿Tienes dónde dormir?
Pero no pudo obtener respuesta,
porque fue el preciso momento en el que Sebas decidió hacerse notar, al toser
un poco y posicionarse junto a ellos.
Por un momento, sintió como sus
mejillas se ruborizaban con un leve tono.
-Perdona Sebas –Sonrió mostrando un
aire de inocencia, que en ningún momento era verdadero-. Se me olvidó que
estabas aquí… -¡Y un cuerno! Pensó mordiéndose el labio, mientras que el hombre
fruncía el ceño un poco más-. Te presento a… -Hizo que dudaba en encontrar las
palabras para describir su relación con aquel hombre, sin dejar en todo momento
de estrujarse los dedos de las manos como muestra de un signo nervioso-. Un
amigo de Londres.
-Sí, amigo –Sonrió Matt, alargando
su brazo hacia él, como muestra de saludo-. Ese soy yo.
-Amigo… -Arrastró la palabra casi
en un siseo, mostrando que no se hallaba a gusto con su presencia allí, sin
ofrecer en ningún momento su mano-. Creo que unos pocos años atrás, se hubiera
considerado esa amistad, con dos adjetivos. Uno asaltacunas y la otra,
pervertido.
-¡Sebastián! –Lo reprendió
Karolaine sorprendida y ofendida.
Pero Matt, solo supo mostrar una
sonrisa aún más amplia.
-Pues suerte, que la conocí en el
momento adecuado –Contra atacó con voz firme.
-Sí –Sonrió con frialdad Sebas, al
alzar sus comisuras-. Cuando no estábamos ni su hermano, ni yo a su lado.
-¡Bueno ya está bien! –Se quejó
consternada la joven, con los brazos en jarra-. No tienes que ponerte tan borde
con mis visitas –Le reprendió.
Aquella vez, la mirada fría fue
solo para ella.
-Si quiere, que cene aquí –Señaló en
una orden tajante-. Pero que se espabile en dormir fuera de éste piso.
Karolaine se puso colorada de rabia.
-¡Aquí no tienes ningún mando! –Le
reprochó con enfado-. Es el piso de mi hermano. Tengo yo más preferencia que
tú.
-Tú hermano me dejó a tú cargo –Gruñó
entre dientes.
-Mientes –Se atrevió a refutarle,
sorprendiendo una vez más al hombre, por aquel cambio de actitud operado en
ella.
Antes, su querida y dulce
Karolaine del pueblo, jamás se hubiera atrevido en llevarle la contraria a lo
que dictaminara.
-Desde luego, que Londres no te
sienta para nada bien –Soltó con aire desdeñoso.
Sin embargo, ella solo supo alzar
su barbilla.
-Te equivocas –Sonrió con gran
descaro como le había enseñado su amiga Susan-. Es el mejor cambio que pude
hacer en mi vida. Y es el que me está haciendo abrir los ojos, para todos los
futuros cambios que debo hacer en adelante… Acéptalo de una vez y deja de
comportarte como mi maldito perro guardián.
Su contrincante, solo supo mostrar
una sonrisa perversa ante aquella sugerencia.
-Eso, ahora mismo resulta
completamente inviable, tras conocer la presencia de Lucas ahora de éste asaltacunas.
-¡Oh Diós! –Gruñó exasperada alzando
sus manos al aire-. Haz lo que quieras, pero yo voy a cenar aquí en compañía de
mi amigo.
-Me parece bien –Asintió con la
cabeza-. Pero por encima de mi cadáver que lo harás vestida de esa forma –Protestó
en una amenaza y alzando una ceja.
Por unos segundos, solo supieron
atacarse con miradas entrecerradas hasta que ella soltó un suspiro demasiado exagerado,
antes de agarrar a Matt por el brazo y arrastrarlo de forma brusca hacia su
dormitorio y encerrarse allí con el cerrojo, no sin antes gritarle a su perro.
-¡Como quieras, me cambiaré de
ropa! –Y cerró dando un portazo, no sin antes haber escuchado como soltaban un
insulto tras la puerta nada correcto para los oídos de cualquier niño.
Después, con sonrisa divertida se
giró a mirar al hombre, quien la miraba expectante por el movimiento anticipado
que le había ganado a su contrincante.
WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!! Me encanta esta historia, lo sabes, y llevo años tras ella también lo sabes, jajaj. Gracias mediana!! Y obviamente quiero más porque obviamente lo dejaste en lo más interesante
ResponderEliminarNooooo !!!! Otra vez nos dejó en lo mas interesante, que risa con Sebastian y Matt en escena, me encanta esta historia, esperando por más, saludos chicas y besitos al bebé
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