- ¡Acaso se te corto circuito la única neurona, tarugo! –Bramó Mandy, bajando del lecho despavorida, para asomarse por la ventana y descubrir, que su silla tenía una pata y un reposa brazos rotos.
-Que va –Chascó los dedos con ritmo-. Esto, es solo el principio para que estemos juntos ahí –Indicó con gesto de barbilla y sonrisa socarrona, hacia el lecho.