lunes, 13 de noviembre de 2017

Embaucando A Mi Princesa 3

Pero no hizo falta, que tuviera que ir con cuidado. Justo, cuando sus pies, bajaban del colchón, la puerta del camarote se abría, para descubrirle a un Gerard, que se cruzaba de brazos y la miraba enfurruñado.
-Buenos días princesa –Soltó con cierta pretensión-, espero que fuera reparadora la siesta. Y ahora, podrá decirme qué hace en mí barco.
Éste era idiota y aún no lo sabía. Pensó Harmonie, deteniéndose a mirarlo con el ceño fruncido por unos segundos.
-Dime por favor –alzó una palma al aire-, que no te has convertido en un secuestrador.
- ¡Qué! –Soltó con indignación Gerard-. ¿Para qué demonios querría secuestrarte? –Frunció el ceño-. Lo único que me faltaba, es trabajar como canguro de ti –Chascó los dedos, para hablar con tono impertinente-. Ah no espera, sí es lo que me va a tocar por 5 días.
-Haber idiota –Se acercó a él, enfadada por el tono empleado con ella-. Tampoco me gustaría a mí, estar contigo por...
- ¿Seguro? –Inquirió con tono burlón, alzando una ceja.
-Acepta Gerard, que no soy la niña tonta de años atrás –Afinó la mirada-. Antes de correr tras de ti –Observó como éste, endurecía su mirada-, me tiro por un barranco.
-Si eso es así –la miró con aire de superioridad-, cómo explicas tú presencia aquí.
-Me drogaron –Soltó directa y segura.
-Explícate eso –dio un paso a ella, con el ceño fruncido-. ¿Dónde estaban tus guardaespaldas? –Hizo un gesto negativo con su cabeza-. Una vez más, ibas sola ¿Verdad? Y luego, me presumes de haber madurado –Soltó con gran sorna.
-Quieres dejar de ser tan quisquilloso y de darme a entender, que eres perfecto en responsabilidad –Protestó con cierta consternación e impaciencia.
-Porque es así –Gruñó.
- ¡Y un cuerno! –Soltó sulfurándose y dando los pasos, necesarios hasta posicionarse a un palmo de él, para poder darle un par de golpes en su caja torácica con su dedo índice de la mano izquierda-. Has sido descuidado, so listillo.  

- ¿Descuidado? –Enarcó una ceja.
-Sí –Sonrió con cierta petulancia, además de erguir el pecho de satisfacción-. Por fin mi padre, ha podido ver que no eres persona de confianza. Por ello, que yo me encuentro aquí.
-Un segundo – la interrumpió, alzando la mano, con cierto aire jocoso-. Hace un momento, me acusabas de secuestro y ahora, que has venido tú de forma voluntaria por algo en referencia a tú padre –Rio con falsedad-. Harmonie pequeña, no se tratará todo esto, de una trama tuya para intentar seducirme ¿Aun te sientes despechada por mí rechazo de hace unos años?
Harmonie, lo miró seria por unos diez segundos y luego, teatralizó una falsa carcajada, poniendo el comentario del hombre, como el mejor chiste del mundo.
-Joder –hizo que se limpiaba una lágrima del ojo, a causa de tanto reír-. Le diré a mí padre, que no te denuncie y te contrate como bufón para las galas benéficas –Éste, ante aquella cháchara, carraspeó un poco como muestra de empezar a impacientarse-. Y en referencia, a que vaya tras de ti, por acostarme contigo –hizo un gesto negativo con su cabeza y cierta mueca de burla-. No creo como tú, no paras de recalcarme. Que, a tu edad, puedas o sepas...
¡Olé!
Festejó para sí, con cierta ovación española, cuando se vio abducida por el agarre del hombre y empujada contra la puerta del camarote, para ser callada con los labios masculinos. Algo, que llevaba años soñando y que no se esperaba, que fuera a suceder nunca.

-Claro que es cierto –Alzó la mirada llena de rabia-. Como voy a sentir simpatía, por una rata que se quiere aprovechar de un momento de dolor de mí familia.

-Mira Harmonie –Su respiración aún seguía irregular-, no sé qué tonterías te crees, pero estás muy equivocada.

-Sabes que no es verdad. Sabes que mi padre, ha averiguado lo de las fotos en casa de Kénan con Jacqueline –Sus ojos acumulaban lágrimas por la tristeza de amar, a alguien que iba a dañar la felicidad de su familia-. Por eso vine aquí, escuché como decían que las debías llevar encima. Y tú, fuiste quien me tuviste que drogar para que no entorpeciera tu plan. Lo vas a enviar desde alta mar ¿Verdad?


- ¿En serio, me crees capaz de algo así? –soltó sorprendido-. Puedes revolver todo el barco, y comprobar que estáis equivocados - ¿Acaso, sus ojos tenían un brillo de tristeza? -. Nunca haría nada que os pudiera perjudicar. Pensé, que bajo ésa rabia que tienes hacia mí, al menos sabías eso –Aspiró con fuerza-. Siéntete libre de hacer lo que quieras, tienes cinco días por delante para revolver todo –Y salió de allí. 

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