Primeras impresiones de una serie coreana.... Gaby Ruiz

Esta entrada está escrita por nuestra querida Gabriela, que finalmente se animó a ver una serie coreana y comparte sus primeras impresiones con nosotras. Gracias Gaby, la dejo con ustedes...(Nata)

  

Antes de iniciar, gracias Nata por el título (en realidad, por más que solo el título del post, pero de momento gracias por él).

Ahora sí, debo confesar que nunca antes había visto una serie coreana (o asiática, ya que estamos en eso). Lo cierto es que tenía mis reticencias, aún cuando hace un par de años se hicieron muy populares en mi país (supongo que en varios países latinos pasó algo similar). Yo no cedí a aquella ola, raras veces lo hago, por lo que me mantuve alejada. Recuerdo a muchas conocidas de aquel entonces, hablando de series coreanas. Especialmente de una, recuerdo claramente y creo que de ahí surgió mi absoluta negativa a verlas.

Escalera al cielo. Esa fue nombradísima. Demasiado. La escuchaba por todas partes, a todas las personas posibles y en lo único que coincidían era: ¡Cuánto lloré!

No me malentiendan. Me gusta el drama, pero con medida y últimamente (quizá también en ese entonces), soy una chica de finales felices. Ya que en la realidad no siempre es posible, ¿por qué no en la ficción donde sí puedo elegir? Así que probablemente me precipité al juzgar a todas las series coreanas por una que podría no ser representativa, pero así soy. Y pensaba, ¿por qué ver algo que es sufrimiento tras sufrimiento, dolor tras dolor, drama y más drama… si al final ni siquiera terminan juntos? ¡No y no!

De ahí mi rotunda negativa a dar una oportunidad. Ni hablar. Además, ni siquiera me gustan los chicos asiáticos, así que por esa parte tampoco funcionaría.

Pasaron años y no pensé que sucedería, pero todo ha sido culpa de Jey y Nata. Primero, fue Jey quien compartió conmigo una película muy divertida, que tardé pero la vi. No pensé que la disfrutaría tanto. Es decir, no es la “película del año”, pero era lo que necesitaba en ese momento. Divertida, ligera… después de mi trabajo, eso es lo que quería. Distracción. Funcionó a las mil maravillas.

Y, aquí viene Nata. Le comenté sobre la película y admití que estaba dispuesta a dar una oportunidad a las series coreanas. Eso fue todo lo que requirió. Me recomendó varias, las que fui apuntando; y, la única condición que puse, fue que tuvieran finales felices. Se lo dije, no pienso enamorarme de una pareja y luego que no logren ser felices. Eso no. Ahora mismo, no.

Entre sus recomendaciones, surgió Faith. Apenas me contó de qué trataba, sabiendo como sabe que amo los libros de viajes en el tiempo de nuestra amada Lynn Kurland, bueno… no necesitó demasiado para convencerme. Lo decidí de inmediato. Esa era con la que iniciaría.

Un viaje en el tiempo. Un guerrero. Una joven doctora. Una princesa. Un rey. Un matrimonio arreglado.

En serio, ¿cómo podía decir que no?

Tanto como si me gustara o no, tenía que darle una oportunidad. Y nunca habría una mejor que con esa premisa. Si había una serie coreana que iba a gustarme, por fuerza tenía que ser esa. Era una apuesta fuerte, si Faith no lograba engancharme, dudaba mucho que alguna otra lo hiciera.

El primer capítulo estuvo bien. Vi hasta la mitad del segundo capítulo. No me disgustó, pero tampoco me encantó. Estuvo solo bien. No ansiaba verla, no me enganchó pero tampoco hizo que quisiera desistir de verla. Solo ocurrió que, si la veía, estaba bien y si no, también. Era irrelevante.

Pasaron dos semanas complicadas en el trabajo, por lo que la dejé estar. Una noche la retomé. Al menos completaría el segundo capítulo y, dado que tampoco era larga, quizá hasta me animaría a terminarla.

¡Qué equivocada estaba! 

¿Podía ver solo un capítulo más esa noche y luego dejarlo? Sí, seguro…

No pude. Me costó despegarme del computador. Recordar que al día siguiente tenía que trabajar y que no importaba lo que hiciera, no podía quedarme pegada a la pantalla con la excusa de que no tenía idea de qué pasaría con el general y la doctora celestial. Esa, lastimosamente, no es una excusa válida para faltar al trabajo.

Así que me resigné a ver un capítulo (o dos, o tres) por noche. Era lo primero que hacía al llegar a casa. Y eso que muchas veces, al salir de trabajar, no quería saber más de una computadora por ese día. Pero con Faith era distinto. Yo no podía imaginar no ver, aunque fuera tan solo medio capítulo aquella noche. Necesitaba verla. Sí, ya no era un deseo, sino casi una necesidad verla. Era, en fin, una adicción.

Ni siquiera puedo poner en palabras lo que me hizo sentir esa serie. Tanta emoción. Es sencillamente bellísima. No soy ninguna experta pero todo me parecía adecuado, real. Desde la estética, los lugares, las costumbres… los personajes. 

Quisiera describirlo todo pero me es complicado. Se supone que soy escritora (o, al menos, quiero creer que lo era). Tendría que ser más “fácil” ponerlo en palabras, pero no puedo. Solo que es muy diferente de lo que una está acostumbrada a mirar en su entorno. Aquel respeto, aquella delicadeza para tratar, el escaso contacto físico… hace que cada gesto, palabra, mirada, sonrisa valga. Sea importante. Única.

Lo esperas. Ansías ver o escuchar al General hablar o sonreír, o mirar a su doctora. Todo sea para comprender lo que ese hombre indescifrable está sintiendo. Tener una pequeña pista de lo que está pasando por su cabeza y su corazón.

Es increíble. La relación va construyéndose paso a paso, poco a poco. Tanto que llega al punto en que es absolutamente creíble. Real. Casi palpable el cambio de su situación.

Nada es repentino o inexplicable. No existe un sinsentido “amor a primera vista” que justifica todo lo demás. Para nada.

Esta relación tiene historia. Tiene vida propia. Corazón y alma. 

Y, es divertida. Eso no lo había esperado. Porque, a veces, cuando quieren hacer algo divertido, en general a los escritores de televisión se les “pasa la mano” y terminan haciendo algo que más que divertido, es estúpido. Desespera. 

Esto no es así en absoluto. Sonríes, ríes, quizá hasta lloras un poco. Te emocionas. 

Bueno, no era mi intención hacer una reseña así que no creo que vaya a hablar de la historia completa. Solo eran un par de mis impresiones… y aquí se las dejo.

Para finalizar, dos cosas.

1) Si aún no la han visto, véanla. Es preciosa. Juzguen ustedes.

2) ¿Veré otra serie coreana? Sí, aunque aún no sé cuándo. (Pues… todavía sigo felizmente atrapada en el mundo de Faith).

 ( He amado leer este relato de sus impresiones.Yo estoy feliz feliz de que a Gaby le gustara, se siente genial cuando una amiga logra conectar con algo que le recomiendas, tengo la alegre sensación - no lo malentiendan- de que logré pasar a otra de mis amigas al lado oscuro de las series coreanas ¡Bienvenida!)