martes, 2 de junio de 2015

Besos Robados 2

Abrió la boca de sorpresa como todos los allí presentes, por lo que estaban presenciando con su jefa. Pero también se le encendió veloz la bombilla, para accionar la grabadora de video de su móvil y darle a enviar a su amigo Ángel.

Al momento, se le dibujó una sonrisa llena de regocijo por ver la actitud de su hermano. La rata de laboratorio, había decidido pasar a la acción comportándose como todo un sexy vaquero.


Su amigo no iba a dar crédito a las imágenes. Colt, siempre había sido el reservado y responsable de los tres. Pero aquel día, ya no era aquel hombre.

Y si su hermano, había actuado de aquella manera avasalladora con Hada, es porque era la mujer señalada. Ahora, solo había que rezar, porque su amiga y jefa no lo matara a él y a ella.

Mariposas, electricidad, plumas, remolino… Su cuerpo se sentía atacado de todas aquellas maneras.

Mariposas en el estómago, por el calor y seguridad que sentía al estar en brazos de aquel hombre. Electricidad, la que estaba recorriendo todo su sistema nervioso, al ser accionado por la pasión que transmitía la boca de él en ella. Plumas, sus dedos acariciando su nuca y remolino, lo que sentían sus extremidades y sexo a cuenta de la profundidad y respuesta que estaban compartiendo.

¡No era gay! Repitió dando saltos de alegría su cerebro.

 ¿Pero, se estaría solo divirtiendo con ella? Pensó también al momento siguiente, frunciendo así el ceño y perdiendo el paso de baile que compartían sus lenguas, causando que éste lo notara y se separara de ella, mientras soltaba un profundo suspiro de satisfacción y anhelo.

¡Sí, ella también estaba excitada! Si lo tuviera a solas, probablemente que se habría quitado ya las bragas de encaje, para montarlo al estilo del oeste.

¿Qué hacía? Se atrevía a enfrentar la mirada gris de él… Oh tal vez, la de todos los allí presentes.

¡Pero cómo se había visto en aquel embrollo! Se suponía, que era otra sesión normal y corriente. Salvando que Meredith, decía que tenía un amigo perfecto para aquel papel.

Madre mía… Pensó con desesperación, creyendo que tal vez ahora perdería toda su reputación en aquella empresa.

-Si no hay que hacer más fotos, estaré encantado de invitarte a un café –Susurró con voz ronca su vaquero-. Siempre y cuando, no te moleste.

¡Y era un caballero! Apuntó en su mente, aún con la mirada cerrada cobardemente.

Uno así, era difícil de encontrar en aquellos tiempos. Era idiota, si no lo intentaba por una vez. Pero estaba tan harta ya de encontrarse a idiotas prepotentes, que bien solo querían pasar un buen rato con una mujer atractiva. Y si no era así, intentaban pisotearla a modo psicológico, indicando que ella era la mujer y ellos el macho… Frena tu charla inteligente.

Si al menos aún estuviera con el período, sería su excusa salvadora al no poder hacer ningún juego de cama. Pues no creía en que solo uno tuviera que recibir placer. El amor junto con el sexo, se trataba de dar y recibir placer.

Algo, que hacía mucho que ella no recibía.

Al ver que la mujer aún no decía nada, decidió volver a tomar la palabra. Pues sabía que si dejaba que meditara un poco más, esas ideas que estuviera analizando en  su cabeza, podía fácilmente  torcerse desfavorablemente todo para él.

-Me gustas y hablo muy en serio –Soltó de forma directa sin ningún tapujo, provocando que Hada abriera los ojos atónita y lo mirara a los ojos.

Aquella mirada gris, era clara y fuerte. No daba ningún signo de desconfianza. Había que tener realmente mucho valor, para hacer una cosa como aquella nada más conocer a uno y en una situación como aquella.

-Pero donde te tenía guardado Meredith –Susurró dándose cuenta al instante, que había vuelto hablar en vez de pensar para sí misma.

De forma idiota, no pudo evitar que sus mejillas ardieran de forma violenta,  por como se estaban destapando también sus sentimientos de una forma tan abierta hacia él.

Colt no pudo evitar sonreír por las palabras de su castaña. Porque era obvio, que ella era suya.

-Dime que puedes escaparte ya del trabajo –Susurró con voz ronca e impaciente, al tiempo que la sacaba de su rodilla y hacía que se pusieran en pie los dos.

-Me gustaría decirte que sí –Dijo acompañando aquello con un pequeño gemido de lamento-. Pero ahora, debo retocarte para esa portada. El libro, debe ir ésta misma noche a imprenta.

-Pues empieza a mover los hilos, para que el tiempo pase lo más rápido posible –Pidió con tono amable.

-¿No tienes que marcharte a ningún sitio? –Preguntó nerviosa por tener que perderlo de vista, ahora que lo había encontrado.

Colt, desvió su mirada un segundo para buscar a su hermana y con la mano indicarle que se acercara a ellos.

-No –Se giró nuevamente hacia su castaña de dulce mirada verde-. Si no te importa, me gustaría conocer como manejas todo un gran proceso de edición –Pidió amablemente con un guiño de ojos-. Me parece interesante, por las veces que Meredith me ha hablado de ello.

-OH –Soltó casi inaudible.

Estaba sorprendida de ver que realmente le interesaba su trabajo, y no le importaba tener a su lado a una mujer con mando y además, inteligente.

¡Sí! Para qué negarlo… Se sentía en las nubes. Y todo gracias a Meredith, quien por cierto, tenía que darle algunas explicaciones. Pues tenía entendido, que el modelo que iba a traerle, era gay.

Y por norma, si una amiga tenía libre a un hombre así, debía informar de ello. Esas cosas no podían ocultarse.

-Dime Colt –Pidió Meredith al lado de ellos con una enorme sonrisa en el rostro. Muestra que se hallaba más que encantada con lo ocurrido.

-¡Eres Colt! –Prorrumpió de repente alarmada Hada, llevándose las manos a la boca. Y no pudiendo evitar, que el hombre mirara por un momento con cierta sospecha a las dos mujeres-. Eres su hermano, la rata de laboratorio.

Éste aspiró con fuerza, abriendo sus fosas nasales al máximo para girarse y encarar por un momento con cierta tensión a su hermana.

-¿Se puede saber qué demonios vas contando por ahí de mí? –Exigió de forma contundente.

Ésta solo supo soltar primero una carcajada como respuesta.

-Pues que tengo un hermano algo recto, aburrido, serio y que lo controla todo demasiado –Le guiñó un ojo-. Pero digamos, que hoy dejaste todo eso en el cubo de la basura.

Aquella vez soltó el aire profundamente, mientras negaba un segundo con la cabeza.

-La próxima vez, iré diciéndole a mis compañeros que tengo una hermana muy atractiva y con ganas de un buen orgasmo –Replicó entre dientes con tono irónico.

Ésta se encogió de escalofrío por un segundo.

-Quita, quita… -Protestó de inmediato-. No quiero que se me acerque ningún científico aburrido.

Hada rió por la charla sin tapujos de los hermanos.

-Segura que no hay ninguno más a su altura –Señaló Hada, mirando al hombre con hambre.

-La última vez que fui a llevarle unas cosas, no vi a nadie –Aseguró firme.

-Aún no conoces a mí compañero Iván –Dijo Colt.

-Ni hablar –Negó con fuerza-. La última vez, me presentaste a un compañero que creías podía ser de mi agrado –Rió-. Y yo solo pude compararlo con el doctor chiflado. Y menos si es ruso. Son todos muy serios, negativos y no creo haber visto ninguno con mirada dulce. Te hielan al momento con sus ojos y tono de voz.

-Bueno, hay que comenzar a moverse –Interrumpió toda la charla yendo a su propio interés-. Quiero que consigas mi ropa, no sé donde se la llevaron aquellas violadoras del vestuario.

-A tus órdenes –Bromeó llevándose la mano a la cabeza a modo de saludo militar-. Ve hacia allí, que te la llevo.

Colt afirmó con un gesto de cabeza, para después girarse a mirar a su castaña de ojos verdes con cierta sonrisa traviesa en la mirada.

-No –Rió, sabiendo que le pedía ayuda en el vestuario-. Debo mirar como son las fotos de Ralph –Se alzó de hombros-. Aunque si no nos ha pedido ninguna más, es porque hay buen material. Tú cámbiate y luego ven a buscarme.

-Hecho –respondió silbando y encaminándose al cuartillo que hacía de vestuario.


Tras observar como desaparecía su vaquero en lo que era el vestuario, se giró para buscar a Ralph, quien la esperaba con una enorme sonrisa en el rostro.

Algo mortificada, se llevó el dedo índice a los labios y lo mandó a callar con las bromas que estuviera para decirle. Pero sabía que era tarea imposible. Conocía  a Ralph prácticamente desde que había salido de la universidad.

Ni él tenía mando sobre ella, como tampoco ella sobre él con su trabajo. Los dos aceptaban, que cada uno era el mejor en su campo y listos, nada de quejas y advertencias.

-Así que ahora vas robándome los bombones que se supone trae nuestra chica para mí –Bromeó alzando una ceja divertido.

Hada volteó los ojos al techo.

-Los dos sabemos que ese bombón, no te habría hecho caso –Rió divertida-. Y admite que estas celoso por llevarme algo tan exquisito –Señaló mientras se mordía el labio inferior con cierta picardía.

-Lo que estoy es enfadado con Meredith –Señaló con gran despreocupación, mientras cogía la cámara de fotos y accionaba un par de botones-. Se suponía, que el modelo que iba  a venir era de mi condición y soltero. Hombre serio y en busca de una relación seria, nada de amantes locos. Y Rubio –Volvió a guiñarle un ojo-, sabes que siempre me han perdido los rubios. Y por lo visto, coincidimos en muchas cosas según ella –Soltó un suspiro-. Que se le va hacer, hoy Cupido no revolotea para mí.

-Ánimo –Le dio un achuchón a su amigo-. Seguro que ya mismo conoces a tu alma perdida.

-Como tu –Volvió a indicar con tono sexy-. No creo que sea nada tan relámpago y menos a mi edad –Replicó llamando la atención de ella a la pequeña pantalla del dispositivo.

-De momento no sé si es mi alma –Se mordió el labio en un gesto nervioso-. Pero sí que hay una atracción muy fuerte para dejarla pasar.

-Lánzate a por ello, no seas tonta Hada –Le aconsejó con tono cariñoso-. Y ahora, dime qué opinas de mi buen ojo y mano, para las fotos.

Hada fijó su mirada en la pantalla luminosa, para abrir los ojos ante lo que se mostraba. ¡Dios mío, era un trabajo magnifico! Tenía que admitir, que no se esperaba un resultado como aquel, de algo que no se había planeado. Y le gustaba, que de ella no se viera más que su lateral casi definido, siendo tapado por su media melena.

-¡Es magnífico! –Lo alabó sin tapujos-. Queda tal como es la historia. Una mujer de negocios, atraída y seducida por un sexy vaquero. No creo que ni haya que retocar nada, solo añadir el título y el nombre de la autora…

-Y tranquila, ya te daré una copia de las demás –Le dijo con tono travieso mientras retiraba la cámara de la mujer.

-¡OH! –Se giró a mirarlo-. Has hecho más fotos de nosotros…

-Por supuesto –Soltó una carcajada-. Pero eso, solo quedará entre tú y yo –Dijo con tono conspiratorio-. Y ahora, yo me marcho a llevarles el archivo a los de diseño para que sigan con el proceso.

-¿No vas a venir a tomarte una copa hoy como todos los viernes? –Preguntó con el ceño fruncido.

-Hada, Hada… - Meneó la cabeza con gesto negativo, mientras se cargaba la bolsa de su equipo al hombro-. ¿De verdad piensas llevarte al pub con todos a ese bombón? –Sonrió de forma sensual-. Vete a casa –Articuló muy expresivo-, pero llévatelo a él también. Además, hace una noche perfecta para estar en la cama o delante del fuego. ¿Acaso no escuchaste los truenos? –Soltó riendo-. Ya veo que no, solo tenías ojos y oídos para él.

Ésta se sonrojó por la señalización de su amigo.

-Anda, vete a casa y deja de meterte conmigo –Ordenó sacándole la lengua.


Viernes noche.

Otra noche más de su vida, que volvía a su gran apartamento de ciento treinta metros, solo. Sin compañía alguna…

¿Tan difícil era para un homosexual en aquella ciudad, encontrar una pareja estable a los treinta dos años? Pensó algo triste entrando en el vacío ascensor.

Comenzaba a estar algo cansado de tener siempre la misma rutina. Si querías conocer a alguien, solo podía ser en un pub, discoteca o bar de ambiente. Y de allí, los hombres que conocía, solo buscaban diversión y algo de fama.

Si tenía que señalar algo. Es que ya tampoco sabía como se hacía para ligar en un lugar de aquellos, pues hacía tiempo que ni lo intentaba. Sabiendo que toda la mercancía que revoloteaba por allí, no eran más que niñatos de pura cepa. Oh muchos, que enseñaban demasiado su condición sexual.

Algo que no le atraía para nada. Pues no creía que por ser gay, tuviera que enseñar un lado femenino exagerado. Por dios, no dejaba de ser un hombre. Aquello no significaba que le gustara ponerse unas bragas.

Solo era un hombre, que se sentía atraído por los hombres. Nada raro a ojos de gente abierta.

       ***

Con cierta desesperación, en la planta tercera volvió a picar con cierta ansia el botón del ascensor. Aún sin comprender, de su error para bajarse en aquella planta, cuando sabía de sobras que su amiga trabajaba en la planta octava.

Llegaba completamente mojado, cansado y rabioso por lo ocurrido hacía unas horas atrás.

Se encontraba en el metro atrapado, cuando intentó comunicarse con su amiga Meredith para indicarle que llegaría tarde a la sesión de fotos. A causa de la avería que había en las vías por la tormenta.

Pero la mala cobertura bajo aquel oscuro túnel, le hicieron imposible llegar a comunicarse de forma adecuada con ella.

Ahora, llegaba una hora y cuarto tarde. Solo esperaba que ésta no estuviera enfadada y estuvieran dispuestos, a seguir con la sesión.

Después de que le hubiera insistido por tantas semanas y al final, hubiera aceptado por ser modelo de una portada de novela romántica. No quería faltar a su promesa y que la chica quedara mal en el trabajo.

¡Por fin! Suspiró con cansancio al escuchar como las puertas del ascensor se abrían.

Iba a entrar apresurado, pero al toparse con aquel par de ojos azules se detuvo de hacerlo como un loco, sacando a relucir sus modales.

-Buenas tardes –Saludó al hombre atractivo que había dentro con dos maletas cargadas en sus hombros.

-Hola.

Lo saludó con educación, enseñando que tenía una voz ronca como le gustaba a él. Además, iba vestido con tejano y camisa de lino con cuello chino.

 Su perdición.

Pero estaban en un ascensor, no en un bar. El trayecto era corto, no había tiempo para determinar si era un hombre disponible para él.

Aunque si tenía que admitir algo. Era el primero desde hacía muchos meses, que le atraía a modo de interés para su lívido.

-Veo que llueve bastante –Bromeó éste, volviendo a picar al botón para que se cerraran las puertas.

-Sí –Respondió animado y tratando de descifrar en sus ojos, si había algo…

Pero no pudo ver mucho más, cuando las luces comenzaron a parpadear segundos antes de que el ascensor se quedara parado entre dos plantas.

-¡Oh vete al demonio! –Gruñó Ángel sin creerse su nueva mala suerte encaminándose al panel, para comenzar a pulsar un par de botones algo desesperado-. Ya me quedé una hora atrapado en el metro, no me jodas joder… -Vociferó a los botones, sacando una sonrisa al otro sexy ocupante.

-Eso no funcionara –Habló con calma-. Suele quedarse parado cuando hay mal tiempo, pero pensé que ya habían solucionado eso… -Soltó un suspiro-. Espero no tengas claustrofobia.


-No, no la tengo –Respondió en un pequeño gruñido por su mala suerte-. Pero si que mi amiga Meredith me mata hoy –Respondió con un bufido, sin ver como el interés brillaba en los ojos azules. 

3 comentarios:

  1. Me ha gustado y vaya con la otra pareja, novedoso!!

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  2. me gusta! y el hecho de que exista una pareja poco convencional le da cierta peculiaridad a la historia

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  3. Bueno... Respiro algo tranquila, porque no me hayáis negado de buenas ésta novedosa pareja. Muchas gracias chicas, me alegro que os vaya gustando este mini cuento.

    Besazos

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