Su
mente, luchaba con dos sentimientos contradictorios bajo la luz de la luna.
Uno,
era el de salir del agua y no parar de caminar, hasta llegar a su casa. Para
resguardarse en su dormitorio, y analizar aquel sentimiento fuerte de deseo,
que había aflorado hacia Eric. Dado que para su asombro, no había pateado al
chico en su clara intención. Si no más bien, se había encontrado ansiosa porque
la llevara a término.
Y
dos, meter la cabeza nuevamente bajo el agua, para enfriar así sus fuertes
impulsos de moverse de forma disimulada en el agua, para acabar abrazando también
a Eric.
Realmente,
no sabía como explicar lo que su cuerpo sentía con el actual contacto que tenía
él sobre su cuerpo.
¿Acaso
se trataba simplemente de su despertar sexual? Dado que ya se hallaba en edad
de ello.
Dejó
de lado sus razonamientos, ante sus actos perturbadores, cuando la voz de su
vecino la sacó de ahí.
-¿Estás
bien Yola? –Apretó aún más la mano que tenía alrededor de su cintura, para
acercarla a un palmo de él y observarla directamente.
¿Bien,
bien? Imposible.
Lo
raro, es que el agua de su alrededor no hirviera por la temperatura corporal
que expedía su cuerpo en aquel instante, ante la vergüenza que sentía por
volver a encontrarse bajo a escrutadora mirada de él, tras lo que había
intentado segundos antes.
-¿No
te di ningún golpe, verdad? –Volvió a preocuparse él.
-No
–Hizo el enorme esfuerzo de encontrar su voz a pesar del bochorno, dándose también
la orden de mover su cuerpo y poner así distancia entre ellos.
-¡Nos
podíamos haber hecho daño, salvajes! –Volvió a reñir Eric a los otros dos, al
tiempo que se alzaban y andaban hacia la orilla, con las ropas mojadas y
arrugadas.
-No
me seas tan remilgado –Rió Elisabeth, acercándose a él para guiñarle un ojo-.
Dame las gracias por salvarte y punto –Susurró para que solo lo oyera él-. Yola, se merece su primer beso sin público.
Eric,
achicó por un momento los ojos soltando a la vez un pequeño gruñido, porque
ellos se hubieran dado cuenta de su deseo.
-Pero
eso sí –Soltó con una pequeña risa cantarina-, me debes dos vestidos, cuando
vuelvas a salir de viaje.
-no
pidas tanto y llévate a Yola a casa, antes de que pille un resfriado por tú
culpa –Ordenó tajante pero con cierta displicencia.
Los
dos miraron a la joven, que se hallaba con Ignasi escurriendo su vestido,
mientras sonreía por alguna tontería soltada por parte del joven.
-Me
gusta ella para ti –Confirmó Elisabeth, sin girarse a mirar al chico-. Hacéis
muy buena pareja.
-No
he pedido tú opinión –Suspiró Eric, desabrochándose la camisa, para poder
escurrir el agua que ésta había absorbido-. Y además, creo que te estas
adelantando a los acontecimientos.
-No
te hagas el idiota conmigo –Reprochó la chica, dándole un golpe con el puño en el lateral del brazo-. Y serás
un idiota, si no intentas nada y lo dejas pasar.
-¿Y
cuando piensas preocuparte por ti misma? –Inquirió éste con cierta sonrisa
traviesa-. Creo que tú madre, va ha comenzar con un desfile de pretendientes,
como no lleves a nadie del brazo.
Ante
aquello, Elisabeth solo supo sacarle la lengua, ante el tanto que se había
anotado con aquella señalización.
-Aún
no encontré al hombre perfecto para mí –Rebufó con cierto enfado-. Soy joven y
mí madre, no debería meter las narices en mi vida.
-¡Anda!
–Le guiñó un ojo-. Eso mismo digo yo –Dijo con cierta ironía y dejando una
sonrisa en sus labios, para comenzar a caminar hacia los otros dos.
-Sabes
que entre tú y yo, es muy diferente Eric –Le devolvió el guiño de ojos-. Somos
como dos hermanos que nos contamos todos los secretos.
-Ya
claro –Soltó una risita sorda-. ¿Y cuando piensas hacer el paso a mi cuñada?
Porque como dejes pasar más tiempo, alguna lagarta de la alta sociedad,
atrapará a mi hermano –Chascó la lengua divertido, ante el sonrojo que apareció
en el rostro de la joven.
-Ves
como soy un tesoro para ti –Respondió ignorando la pregunta.
-Más
bien eres mi eterna pesadilla –Soltó risueño, pero pendiente de su joven vecina
ahora que se hallaban apenas a un metro de ellos. Observando como ésta se
mostraba un tanto cohibida por hallarse él sin la parte de arriba.
Aquello,
es lo que quería que viera Elisabeth. No era la primera vez que se quedaba con
el torso al descubierto en presencia de la chica, y todas y cada una de las
veces, el resultado era el mismo.
Vergüenza.
Completamente
de acuerdo, en lo encantador que era aquello. Pues la joven, no resultaba ser
una fresca como casi todas las jóvenes bellas que habían estado con él.
Pero
también señalaba un dato muy importante, que para él tenía su peso en oro.
Yola, era una joven adolescente con un gran sentido de la responsabilidad.
Cierto. Pero en referencia al sexo, no tenía ni idea… Y no quería sentirse
culpable en todo momento.
Ella,
ahora tenía que entrar en el descubrimiento de los besos. Por describirlo de
otra manera, podía decirse que apenas pisaba la primera base.
Y
él, ya había recorrido todas.
Si
comenzaba una relación con ella, no se creía capaz de mantenerla por mucho
tiempo en un punto fresco de inocencia.
Se
conocía muy bien. Cualquier día, iba a estar a solas con ella en su casa y con
cualquier beso, él iba atacar con cierta profundidad reclamándole más a la
joven. Consiguiendo con ello, sentirse frustrado al saber que le iban a poner
el freno.
Y
no quería hacerle ningún daño a su precioso demonio rojo.
Por
ello, creía que era mejor dejar pasar el tiempo sin él hacer nada. No como
momentos antes, que se había visto atrapado por la belleza de la joven, bajo la
embriagadora luz de la luna.
Había
sido un estúpido.
Se
suponía, que se había alejado por tres largas semanas, para intentar enfriar lo
que su cuerpo y corazón le pedían.
Estropeándolo
a los minutos de su llegada, cayendo en su embrujo. Realmente estaba acabado.
Se avecinaban días complicados en su monótona existencia.
Iba
ha tener que verse obligado a medir continuamente su comportamiento con Yola,
pues tampoco se trataba de perderla. De alguna manera, su interés por él tenía
que seguir vivo, las limitaciones solo se las fijaba para sí mismo.
Reconocía
que había sido un idiota rematado momentos antes, dado que al mostrar su deseo, creía haber despertado los
sentimientos de Yola por él.
Ahora,
solo faltaba averiguar si era algo pasajero o en serio.
Soltó
una profunda exhalación, caminando hacia el chalet de su amigo para largarse de
allí y poner inmediata distancia.
MASSSSSSSSS!!! Bien me gusto el capi aunque ya quiero que deje tanta caballerosidad y la bese aunque me cae tan bien por sertan cosiderado, así que no sé no sé.
ResponderEliminarSi sé que quiero historia de Elizabeth!! Te lo buscaste tú sola al mencionarlo!!!
Besos mediana!!
Vete Al Cuerno!!!!!! Yo no busqué Nada!!!!!!
Eliminarjajajajjaja
Así que quieres que el nene, desflore a mi niña...... Nosé, nose...
oyeeeeeeee dije que la beseeeeeeeeeeeeeeeee, jajajaja y quiero más.....
EliminarY de seguro, te adelantaste a leer el siguiente capi de Yola que se halla en borrador.
ResponderEliminarjajajjaja
Solo subí tres hojas, dejando el resto guardado para que no te adelantaras!!!!
jajajajja
Malandra guapa!!!!!
Yo quiero que la bese de una vez, pero tampoco a mas jijijiji, eso a su tiempo jajaja.
ResponderEliminarMucho besos a todas jiji