Ambos se despertaron por
los golpes en la puerta, abrieron los ojos al mismo tiempo y se miraron avergonzados. Seguían abrazados,
aún desnudos y era la primera vez que despertaban juntos en aquella situación.
Cian maldijo para sus
adentros el haber pedido que los despertaran para poder viajar temprano.
-Llaman..-musitó Azize
sonrojada mientras se apartaba de él y se cubría
-Sí, es hora de
irnos..-casi gruñó él. Se levantó de prisa, se vistió sin mirarla y se fue a
abrir la puerta para decirle a su gente que esperaran un rato. Luego volvió
para decirle que iría a revisar todo así que ella podía prepararse tranquila.
-Oh cielos…-musitó ella
apenas él salió. La noche anterior había sido increíble, pero ahora parecía
sólo producto de un sueño. Tomó una profunda bocanada de aire y se levantó, la
prioridad era regresar a su hogar, y una vez allí hablaría con Cian.
“Todo estará bien”, se
dijo a sí misma
Una hora después, Cian
regresó a buscarla y ambos se dirigieron a despedirse de los anfitriones para
luego iniciar el viaje de regreso. Mucha gente los acompañaba, así que no pudieron
hablar a solas. Él volvió a cabalgar a su lado mientras ella viajaba en el
carruaje.
Azize iba absorta en sus
pensamientos, sabía que necesitaban hablar, sin embargo ella no podía
confesarle lo que sentía por él, quería resguardar un poco su orgullo, aunque
después de lo sucedido quería creer que podría llegar a quererla.
Se preocupaba por ella y
no sólo como su custodio, sino a un nivel mucho más personal como cuando le
había dado su regalo de cumpleaños, y además había demostrado que la deseaba
como mujer.
No sabía cómo pero estaba
decidida a encontrar un camino hacia el corazón de él, por eso tenía miedo de
que se alejaran como la vez anterior, no podía permitir que volviera a haber
distancia entre ellos, pero para eso debían tener una buena charla. No le
quedaba más remedio que esperar volver a palacio.
La primera noche que
hicieron campamento para descansar, Cian se quedó con los soldados y la poca
esperanza que la princesa tenía se desvaneció.
Era evidente que él
pensaba evitarla, a la mañana siguiente bajó la ventanilla del carruaje para
viajar.
Los cuatro primeros días
de viaje fueron igual, y la joven princesa empezó a preguntarse si todo había
sido un sueño.
Cian no sabía qué hacer
con Azize, podía ir al campo de batalla sin la mínima duda pero cuando se
trataba de ella todo era incertidumbre.
Después de la noche juntos
se había prometido no dejarla ir, pero a la luz del día, era algo mucho más
difícil de hacer Jamás había pensado que pudiera arrepentirse de abandonar
aquel nefasto reino pero tal vez de permanecer allí no existiría la distancia
que había ahora entre ellos.
-Comandante…-dijo uno de
los hombres de la guardia sacándolo de su ensimismamiento.
-¿Qué sucede?
-Han pasado dos horas y
nuestro explorador no ha regresado- le dijo el hombre y él se enfadó.
-¡¿Cómo no me dijeron nada
antes?!
-No pensamos que fuera
grave…. – se excusó y Cian se dio cuenta
que sólo era su culpa, iba tan preocupado por su relación con Azize que había
descuidado su deber de protegerla.
Lamentó que Deq se hubiese
quedado en palacio cuidando al rey, él no le habría permitido tal distracción.
-Estén alertas ante un
posible ataque y cierren filas alrededor de los carruajes – ordenó y fue a
ponerse junto al carruaje principal que transportaba a Azize. Golpeó la ventanilla
con insistencia hasta que ella abrió.
-¿Qué sucede?- preguntó
con frialdad.
-Nuestro explorador no
volvió y eso es una señal de alarma, si sucede algo recuerda lo que te enseñé y
haz todo lo que yo te diga, entendido? – preguntó él con seriedad y la joven se
dio cuenta que llevaba la espada desenvainada, como si se estuviera preparándose
para un ataque.
-Ten cuidado…-dijo ella
cambiando el tono de voz.
Lamentable no pasó mucho
tiempo hasta que el miedo de Cian se hiciera realidad, recorrieron unos cien
metros más y de pronto un grupo de hombres armados les cortó el camino y no tardaron mucho en llegar hasta ellos.
Eran bastantes y
retroceder era inútil, además estaban flanqueados por árboles, era un lugar
difícil para combatir. Lo único que quedaba era repeler el ataque y vencerlos o
no tendrían manera de huir. Además Cian no estaba seguro de cuáles eran los
motivos, no sabía si sólo pretendían asaltarlos o era una trampa para matarlos,
la forma en que iban armados, lo inclinaba hacia la última opción.
-Cian…- llamó Azize
asomándose y él la urgió a que permaneciera en el carruaje, inmediatamente se
desató el combate.
Durante un tiempo pudieron contenerlos pero
era bastante difícil y Cian temió no poder vencerlos, le preocupaba la
seguridad de su esposa, así que ordenó a un grupo selecto de sus hombres que la
sacaran de allí.
-No voy irme – discutió ella cuando le dijo que
saliera del carruaje.
-Necesito que vayas con
ellos hasta el bosque y quedes a resguardo, así aunque avancen no llegaran
hasta ti, puede demorar pero me encargaré que todo se resuelva bien. – dijo
mientras la hacía salir.
-No quiero dejarte…-
protestó ella y él llamó a los hombres.
-Llévensela y manténgala a
salvo hasta que vaya yo – dijo él a pesar de la resistencia de la joven- ¡Ahora!
– ordenó imperiosamente y uno de los soldados la agarró de un brazo y se la
llevó mientras los demás los rodeaban como escudo.
Era lo mejor se dijo a sí
mismo, necesitaba alejarla del campo de batalla para poder luchar tranquilo,
sin temor por ella, porque iba a asegurarse que estuviera a salvo, costase lo
que costase.
Azize no quería marcharse
de allí y dejar a Cian, sin siquiera saber lo que sucedería, sin la oportunidad
de decirle que lo amaba.
A lo lejos dejó de verlo,
estaban rodeándolo .Se detuvo pero volvieron a tirar de ella para que siguiera
avanzando.
-Su Majestad… debemos
seguir- dijo su guardián agarrándole el brazo para hacer que caminara.
Ella ni lo pensó, antes de
darse cuenta aplicó la maniobra de defensa que Cian le había enseñado y se escabulló
del agarre de sus custodios.
Aquello era caótico, pero
ella necesitaba ver a Cian, si iban a morir quería estar a su lado.
Cuando lo vio , él estaba
acaba de vencer a un hombre y estaba luchando con otro, pero no era consciente
que un tercero se le acercaba por detrás. Sin pensarlo, corrió hacia ellos.
Acababa de darle una
estocada a su enemigo cuando la presintió antes de escucharla gritar su nombre.
Se giró justo a tiempo para ver como ella se
interponía entre él y el hombre que iba a atacarlo por la espalda, se movió con
rapidez para quitarla de en medio y clavar la espada en el vientre de su
enemigo.
-¡Azize!- gritó sosteniéndola contra sí.
-¿Estás bien? – preguntó
ella
-¡¡ESTÁS LOCA!! – gritó y
entonces se dio cuenta de que la mano con que la sostenía estaba húmeda y
pegajosa. Ella estaba sangrando.
Cian sintió que le mundo
dejaba de girar.
Afortunadamente el combate
estaba casi acabado y ellos iban ganando, además los hombres que se la habían
llevado llegaron para darle apoyo , así que la levantó en brazos para sacarla
de allí.
Se apartó un poco del
camino, y la depositó en el suelo mientras un par de hombres los resguardaban
-Azize…- la llamó
preocupado.
- Estoy bien…- dijo ella
aunque estaba pálida y su vestido manchado. Sin mucha ceremonia, él rasgó el
vestido a la altura de su cintura.
- Tienes un corte –
dijo mientras intentaba limpiar un poco
la herida para ver la profundidad.
-No me duele…- dijo ella
pero su voz temblaba.
-Gracias al cielo, es un
corte sin mucha profundidad- evaluó y justo
en ese momento vinieron a avisarle que la lucha había acabado, los atacantes
que habían sobrevivido estaban escapando.
-¡Vayan tras ellos! Quiero
saber quien hizo esto …- ordenó él y sus hombres asintieron. Las asistentes de la princesa
también aprovecharon la tregua para acercarse a ellos.
- Traigan algo para
limpiar la herida y alguna prenda que pueda servirme para vendar – les ordenó
él.
-Cian…estoy bien- musitó
Azize
- Pudiste morir…le
dijo y entonces ella vio que él también
estaba herido.
-También estás lastimado –
le dijo mirando que tenía un corte en el costado como ella. Él había girado
quitándolos a los dos del medio pero la espada los había rozado cortándolos a
ambos, afortunadamente eran cortes superficiales.
-No te preocupes por mí,
no es el momento…te dije que te fueras con los guardias.- dijo él mientras la
vendaba con la tela que le habían traído. Las asistentes habían tenido la
discreción de dejarlos solos, igual que los guardias que se habían alejado bastante aunque mantenían un cerco protector
de hombres armados a su alrededor
-Me dijiste que en caso de
peligro te buscara…- discutió ella
-Te dije que la primera
regla era que te alejaras del peligro. ¿En qué estabas pensando?
-En protegerte…- dijo
ella.
-¿Protegerme? Casi me
muero al verte allí, ni siquiera podía pensar con claridad…se supone que sea yo
que te proteja.
-No quería que murieras…-
dijo ella al tiempo que él terminaba de vendarla y anudaba la tela para que
presionara lo suficiente para detener el sangrado.
-¿Y yo? ¿Qué crees que
habría hecho si algo te pasaba? Si no podía protegerte…- - la reprendió.
-¿Y crees que yo podría
verte morir sin hacer nada? – preguntó ella alterada.
-Tú tienes que vivir…-
dijo él
-¿Por qué? ¿Porque soy la
princesa del reino? ¡¿Por eso tengo que ver morir delante de mí a la persona
que amo…?! – gritó ella y entonces los dos se percataron de lo que acababa de
decir y se miraron.
-¿Dijiste que me amas…a
mí? – preguntó Cian.
- Sí, así que voy a tratar
de evitar que te pase algo porque ni siquiera es algo que haga conscientemente
– dijo ella avergonzada , ya era tarde para negar la verdad y estaba cansada,
asustada y herida.
-Pero amas a otro…- dijo
él y la princesa lo miró confundida.
-¿De qué hablas?
-A tus primas, les dijiste que amabas a alguien…yo lo
escuché.
-A ti, te amaba a ti
entonces y lo hago ahora – dijo ella sorprendida de que él hubiese escuchado
aquella conversación y la malinterpretara.
-¡Maldición! – protestó
él y Azize sintió como si volvieran a
cortarla con la espada.
-No pido que sientas lo
mismo…- musitó pero antes que terminara de hablar, él la besó.
-Te amo, Azize, desde hace
mucho tiempo, años…- le dijo mientras le sostenía la cara después de besarla. A
ella se le llenaron los ojos de lágrimas.
-¿Entonces por qué…? –
preguntó ella refiriéndose a lo complicado que había sido todo desde su
matrimonio.
-Te amaba desde lejos
princesa, soy un soldado, jamás pensé que fuera a tenerte, ni siquiera soñaba
con ello. Me bastaba cuidar de ti, algún día te casarías y, probablemente te
irías lejos, incluso estaba dispuesto a pedir seguir siendo tu guardián
personal.
-No entiendo, ¿por qué
cuando nos casamos me rechazaste? – preguntó confundida por esas confesiones.
-Te dije que pensaba que
amabas a alguien más, sabía que el nuestro era un matrimonio arreglado por tu padre
y no quería imponerte mis sentimientos o mi presencia. Imaginaba que era
difícil para ti estar casada con un hombre que no querías y no deseaba que me
odiaras.
-Creí...que no me querías,
que te habían obligado a casarte conmigo.- dijo ella recordando lo que le había
dolido no tener su amor sino su obediencia.
-No estaba seguro de
casarme contigo, dudé porque eras muy joven, no me querías y merecías a alguien
mejor, pero jamás hubiera hecho algo que no deseaba. Habría elegido el exilio
en lugar de casarme por obligación, al final fui egoísta, si me daban la
oportunidad de tenerte, decidí tomarla. Fue mi elección, Azize, tú eres la
mujer que amo.
-También fue mi elección,
porque te amaba…- le dijo ella y Cian volvió a besarla para confirmar lo que le
había dicho. No era el mejor lugar , estaban en medio de un campo de batalla,
apenas habían sobrevivido al peligro y el resto del camino a su casa sería
complicado, sin embargo nada parecía tan grave después de la confesión. Se
amaban mutuamente, eso era lo más importante.
-Tenemos mucho que hablar,
pero no aquí, no ahora. Debemos salir de este lugar- dijo él volviendo a la
realidad y ella asintió.
-Tu herida…- le recordó y
él tomó un trozo de tela sobrante y se vendó.
-Con eso bastará. Tú,
¿estás bien? ¿Podrás seguir viaje? – preguntó mientras la acompañaba hacia el
carruaje. Durante su charla, un grupo de hombres había limpiado el camino y
estaba listo para seguir.
-Sí, vamos a casa, Cian.
Por favor- pidió ella y él asintió.
- No puedo creer que
hayamos sido tan ciegos…- dijo de pronto
mientras reflexionaba sobre lo sucedido.
-Todo podría haber sido
tan diferente…- dijo ella pensando todo
lo que habían perdido por miedo. Las veces que se habían herido o las
distancias que nunca debieron existir.
-Lo será, desde ahora será
muy diferente – prometió él, mientras la ayudaba a subir al carruaje
nuevamente.
-Cian…- lo llamó desde la
ventanilla y él se acercó
-¿Pasa algo?
-Sí, la próxima vez…si vas
a espiar mis conversaciones, hazlo hasta el final, nos habría ahorrado muchos
problemas – dijo ella y a pesar de las circunstancias, él rió.
Cuatro meses después….
Cian corría por los
pasillos, pero sin importar lo rápido que iba no parecía ser suficiente.
Veneno, jamás había
pensado en esa posibilidad y ahora podía perderla para siempre. Él estaba en una reunión con las tropas
reales cuando le habían avisado que Azize se había descompuesto después de
almorzar, que no paraba de vomitar y se la veía mal. Había salido corriendo
para llegar hasta ella.
No podía ser, en los
últimos meses después de aquel aciago ataque se había encargado de reforzar la
seguridad, habían comprobado que el ataque había sido ordenado por alguien relacionado a la redada de la Casa de
las Flores y él se había encargado de
encerrar a cada uno de los responsables.
Había hecho todo lo
posible por protegerla y aprovechando su
nueva relación, no había pasado una noche sin que la cobijara entre sus brazos
y despertara a su lado.
Pero justo ese día había
estado lejos de ella y habían aprovechado ese fugaz descuido, no había pensado
en que alguien intentara envenenarla, menos con comida. Confiaba plenamente en
la gente que trabajaba en las cocinas de palacio. Había sido un gran error.
No podía perderla, no
sabría vivir sin la mujer que amaba. Habían sido días tan felices, Azize
sonreía con frecuencia y cuando se agobiaba con sus deberes reales, él buscaba
una manera de hacerla feliz. Una escapada a los bosques, un paseo de incógnito
por la ciudad, nadar en el lago o simplemente besarla hasta que olvidara toda
preocupación.
Y él había sido sumamente
feliz a su lado, ahora que ambos estaban seguros sobre los sentimientos del
otro, ella había bajado la guardia y era absolutamente encantadora.
La amaba, la amaba con
todo su ser, era imposible que tanto amor se perdiera.
Imaginaba que estaba
asustada, sin él a su lado, había prometido que nunca la dejaría.
El tiempo parecía haber cambiado
su curso, porque llegar hasta las habitaciones que ahora compartían había parecido
una eternidad. Había guardias en la puerta que le dieron paso al verlo llegar.
Irrumpió en la habitación
y la vio pálida en la cama, con el médico a su lado.
-¿Ya le dio el antídoto? –
preguntó entrando y el hombre lo miró.
-¿Antídoto? No hay ninguno…-
-De qué habla…- dijo con
su actitud de entrar en batalla.
-Déjenos a solas…quiero
hablar con él…- dijo Azize con un hilo de voz y el hombre hizo una reverencia y
se dirigió a la salida.
-¿Dónde va? – lo detuvo
pero ella lo llamó a su lado y tuvo que soltar al hombre.
-Cian…- dijo suavemente y
fue hasta ella, su rostro estaba demudado pro la preocupación.
-No importa qué sea, encontraré
el antídoto al veneno, diga lo que diga ese hombre. voy a salvarte….- dijo con
la voz estrangulada y ella aprovechó esa pausa para hablar.
-Cian, no me envenenaron,
estoy embarazada…
-Es que …- continuó él
antes de registrar lo que le decía- ¿Embarazada? –
-Sí, tendremos un hijo.
Por eso la descompostura.
-¿Un hijo? ¿Seremos padres?
¿Estás bien…?
-Excepto porque mi marido
jamás dejará de ser un guerrero y sólo él puede llegar a la conclusión de que
por descomponerme he sido envenenada. Y por el hecho de que me temo que estaré
pasando por estas nauseas durante un tiempo, estoy bien y feliz…
-Un hijo…tendremos un
hijo- reptió mientras se sentaba a su lado y le sostenía la mano.
-Comandante, ¿no se le
ocurrió que podría suceder? – preguntó divertida por su reacción. Se sentía plenamente
feliz a pesar del malestar. Y amaba a aquel hombre más de lo que era posible.
-Bueno..- dijo algo avergonzado
– no se me ocurrió, quiero decir quizás el rey, los ministros y más de medio
reino estén pendientes de la llegada de un heredero, yo sólo podía pensar en ti…-
se justificó y ella entendió a qué se refería. Era un hijo amado, y deseado pero
no lo habían buscado. Después de confesarse los sentimientos habían disfrutado
su amor, solo habían pensado en ellos, en estar juntos, en quererse. Habían
olvidado los roles y los deberes, habían sido sólo Azize y Cian que estaban enamorados.
-El heredero está en
camino – dijo ella.
-No, nuestro hijo está en camino,
mi amor- dijo él y la besó. Los interrumpieron los gritos del rey que avanzaba
por el pasillo.
“¡Dónde está mi hija!
¡Quiero al culpable de esto!” vociferaba mientras avanzaba
Azize, aún conmovida miró a su esposo.
-También él cree que me
envenenaron…- suspiró agobiada por las conclusiones de los hombres de su
familia.
-Eso parece…
-Deberías ir a hablar con
él, después de todo si mi padre busca un culpable de mi estado, ese eres tú –
dijo ella.
-Sí, Su Alteza. Me
encargaré del Rey y también me aseguraré de llevármelo para que no te agobie…-
dijo y le dio un beso en la frente, luego a desgana se puso de pie y se dirigió
a encontrarse con su suegro.
-¿Volverás pronto? –
preguntó ella.
-Inmediatamente y pondré
una guardia para que nadie pase y nos dejen
estar tranquilos y solos.
-Bien pensado – dijo con
una sonrisa y él le sonrió a su vez.
-¿Azize?
-Sí…
- Te amo, gracias por regalarme
el cielo – le dijo mirándola con infinito amor y luego salió.
Epílogo
Había estado soñando con
intrigas palaciegas, combates y nobles codiciosos, pero al despertar sintió el
aire fresco en el rostro.
No estaba en el palacio,
ni era reina aún, con suerte faltaría mucho tiempo para eso.
Y lo más importante, no estaba sola.
Se había quedado dormida debajo
de la sombra de un árbol en el bosque y
al levantar la mirada vio aproximarse al hombre que amaba que traía en brazos
al hijo de ambos.
El príncipe Cayzen había
cumplido un año y era amado, consentido aunque también temido por algunos
sectores, pero Azize no se preocupaba por eso, ni por el futuro porque el niño
estaba muy bien protegido. Más que nunca quería ser un buen gobernante, para crear
un lugar feliz y próspero para su hijo y para los otros que vendrían luego.
Pero por ahora no tenía
prisa, cada instante era valioso y feliz.
-¿Descansaste? – preguntó Cian
sentándose a su lado y el bebé estiró sus bracitos hacia ella.
-Sí. ¿Dormí mucho?
-Lo suficiente para que te
extrañáramos – respondió él y ella sonrió. Había tenido una mañana complicada
con visitas extranjeras y pactos comerciales, apenas habían podido, Cian los había llevado al
bosque para despejarse.
Habían comido juntos y jugado con el niño ,
hasta que sin darse cuenta ella se había dormido. Él la había dejado dormir, ahora
se sentía renovada.
Después de aquel descanso,
era maravilloso despertarse a una realidad que era mil veces mejor.
Abrazó y besó a su hijo y luego estiró una mano para acariciar a su
esposo. Pudo ver como los ojos de él cambiaban
con el ligero contacto, y le pareció milagroso que lo que sentían el uno por el
otro fuera profundizándose con el tiempo.
Él tomó la mano de la
joven y depositó un suave beso, aunque su mirada era una promesa llena de
pasión.
-También los extrañé- dijo
ella sonriéndole. Y él la acercó a ella con el niño y se acostó abrazándolos a
ambos.
-¿Sabes? Mientras paseaba
con Cayzen, pensé que había algo que nunca te había preguntado.
- ¿Qué?
-Azize, amor mío, ¿te
casarías conmigo?. Sé que ya es tarde para la pregunta, pero igual quería pedírtelo
– dijo él que aún se arrepentía de que sus inicios no hubieran sido mejor, de
que aquella valiente muchacha hubiera sido quien siempre diera el primer paso.
-Sí, y tú, ¿serías mi esposo?
– preguntó ella.
- Es lo que siempre quise
ser – dijo entrelazando sus dedos con los de ella para sostener su mano contra
su corazón.
Ella se estiró un poco y
le dio un leve beso, luego volvió a recostarse contra su hombro.
Era una princesa, pero lo más importante era una mujer amada por
el hombre que amaba.
Sonrió feliz.
Ha llegado el final, más de un año después, y con tanto entre medio. Gracias a todos los que leyeron, y que esperaron pacientemente hasta el día que pude seguir escribiéndola.
Gracias por los comentarios y el ánimo, saber que estaban allí esperando "más" me ha dado mucho calorcito a mi corazón.
Gracias a JJ, EJ y Gaby por ser lectoras de prueba y decir "Vas bien"
Espero les guste!
¡Feliz San Valentin!
Como ya te dije ayer, me ha encantado la novela. Ha sido preciosa esta aventura medieval, con una princesa tan terca y un guerrero sexy.
ResponderEliminarHa tenido momentos tensos y divertidos. Me ha encantado el punto de la declaración, en plan de zoquete solo quería protegerte y zas!!!!!
Y VENENO y DONDE ESTA EL RESPONSABLE QUE LE HIZO ESO A MI HIJA jajajajjajajjajajajaja Hombres!!!!! Increíble, que aun no piensen en lo que hacen con sus juguetitos!!!!!! jajajaja
Me alegra que hallas llegado al final, pero también me entristece. Pues voy a encontrar en falta a éstos dos.
¿Aunque una historia del compañero guerrero de Cian , no estaría mal? juas juas !!!!!
Besos boli rojo
Hola. un hermoso final... porfin se aclararon los malentendidos... solo tenian que hablar y todo solucionado. gracias por esta historia y seguiremos pacientes por las demas que estan en pausa pero que se que en algun momento las terminaran. gracias
ResponderEliminarNo quería que terminara pero tampoco quería que siguieran más tiempo sin saber lo que sentían, así que me ha encantado. Soy fan de los epílogos así que fue perfecto. Gracias por esta hermosa historia Nata. Ha sido increíble acompañarte durante el desarrollo de la historia de Cian y Azize.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte!!
Awwwwwwwwwwwwww me encantó, final perfecto sis. Sabes que esta historia me gustó muchisímo!!!! Y amo los epílogos! Gracias por tan bella historia.
ResponderEliminarEs tan agradable poder terminar el día de tu cumpleaños con esta magnifica historia, no quise para de leer hasta acabarla, nata gracias por esta magnifica anécdota (te confieso que amo las historias románticas de tipo medieval), es simplemente espectacular...... ahora solo falta ponerme a comentarla junto a mi prima jajaja......me encanta como escribes!!!!
ResponderEliminarATT: Lari
Muchas gracias Lari. Y aunque sea un poco tarde, feliz cumpleaños
EliminarGracias!!!!
EliminarATT: Lari