martes, 8 de octubre de 2013

Agencia Maridos a Domicilio 6°


La clienta lloraba desconsolada y en una silla a un lado intentando calmarla estaba Marco con el pie vendado.
Francesca se dirigió primero a su empleado.
-¿Estás bien? – preguntó preocupada.
-Sí, Jefa, es sólo un golpe…
-No es verdad, el médico dijo que tiene una fisura en uno de los dedos – dijo la mujer interrumpiéndose con sollozos

-Nada que un  poco de descanso no cure – dijo Marcos intentando calmarla y Fran se sintió orgullosa de que su empleado se preocupara más por la mujer que por sí mismo.
-Ve a casa y descansa, yo me encargo y por favor cualquier cosa que necesites llámame, gracias-le dijo ella palmeándole un hombro y luego se volteó hacia Iván- Llévalo a  su casa por favor y asegúrate que tenga a mano todo lo que necesita.
-De acuerdo – dijo guiñándole un ojo y ayudó a Marcos a incorporarse.
-Perdón, perdón….-repitió la mujer y él la tranquilizó.
-No se preocupe – le respondió él y se marcho, pero la mujer se largó a llorar.
-Lo siento mucho, no sé qué pasa con ella …-dijo la mujer entre llanto. En ese momento, Ethan se acercó con un vaso de agua que había buscado del dispensador , se lo dio silenciosamente a la clienta y lego se echó atrás. Solo entonces Francesca recordó la presencia de él, pero tenía algo más urgente de lo que ocuparse.
-Cálmese, Marco estará bien, así que ya no se preocupe
-Estoy segura que ella no quiso dañarlo…
-Claro que no fue su intención – intervino Francesca con dulzura – es comprensible. Ha perdido a su padre hace poco, y es duro para ella ver a alguien más, aunque sea un empleado contratado, hacer lo que su padre hacía en la casa…Su enfado tiene que ver con su dolor, con saber que él ya no está ni estará. Es natural que se sienta triste y enojada y  afortunadamente puede expresarlo  aunque sea de esta manera. Uno quiere gritar, llorar y arrojar cosas cuando el dolor no nos cabe en el cuerpo, aunque no fuera de la mejor manera, Clara solo está manifestando eso.
Estoy segura que ahora debe sentirse muy mal, porque sabe que Marco no tiene culpa alguna….pero eso no puede evitar esos sentimientos y, más aún  a su edad, debe ser muy complicado para ella.
-Así es, sé lo que está pasando y lo mucho que lo extraña, pero hemos quedado solas ambas y de ahora en más que solicitemos ayuda será frecuente ….pensé que recurriendo a la Agencia lo haría menos extraño, no imaginé que ella reaccionaría así.
-Creo que hubiera pasado con cualquier persona, estoy segura que su padre hacía todos los arreglos y ver a alguien más en ese lugar sólo le recordó su ausencia. Y también debe sentirse confundida porque sabe que necesitan ayuda, pero al mismo tiempo es difícil aceptar que deban recibirla de un extraño.
-No sé qué hacer…- dijo la mujer volviendo a llorar y Francesca  entendió que debía ser muy duro para ella, porque además de extrañar a su marido debía lidiar con el dolor de su hija. Y como madre era más importante el sufrimiento de su hija que el suyo propio.
-No hay recetas, Sra. Mayer. Nadie puede decirlo que está bien o mal en estos casos o como proceder, sólo recuerden que se tienen una a la otra, hablen si es necesario  aunque sin forzarla, probablemente a ella le cuesta expresarse con palabras….por eso sucedió esto, pero dele el tiempo que necesite y también dese el tiempo a usted misma. Decirle que todo estará bien será una mentira, pero encontraran un camino …
-Muchas gracias, Srta Meadow. Usted paso por lo mismo, así que sé que sus palabras no son vacías ….gracias.
-No se preocupe por nada, y si vuelve a necesitar ayuda, acérquese a nosotros, incluso si no es algo muy complicado podría enseñarles a usted y Clara como resolverlo. A veces ayuda poder hacerlo una misma, y de paso se enfrenta la realidad…y se sobrevive a ella.
-Yo quisiera hacerme cargo de los gastos  médicos de su empleado además del importe del trabajo que realizó.
-No se preocupe, tenemos un seguro que cubrirá todo lo que él pueda necesitar. Vaya a casa y descanse, ha sido un día difícil para usted.- le dijo a la mujer acompañándola hasta la puerta.

Ethan se quedó observando a aquella joven, la forma en que se preocupaba por los demás, la eficiencia para resolver crisis, pero lo que más había llamado su atención habían sido sus palabras, tanto las que había dicho como las que había callado
“Uno quiere gritar, llorar y arrojar cosas cuando el dolor no nos cabe en el cuerpo”, había dicho ella y él había comprendido que Francesca no se había podido permitir hacer eso. No sabía por qué pero estaba seguro que la joven había sentido mucho dolor y que no había podido descargarse, sino que lo había encerrado dentro de sí.
De repente deseó verla libre de aquel velo, así  como era, ella lo atraía muchísimo, pero le daba pena que ella se contuviera. Imaginaba que si las sombras se disipaban, ella podría brillar con más intensidad.
Tuvo ganas de verla reír, tuvo ganas de ser quien la hiciera reír.

1 comentario:

  1. Realmente un capitulo muy intenso.

    En pocas palabras has dicho mucho. Te quiero Boli Rojo!!!!

    Un enorme beso

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