-Nos
van a colgar por esto –Gimió Paulette, al tiempo que se dejaba caer de espaldas
sobre la cama de su amiga Norah y se tapaba, el rostro con un cojín fucsia que
había allí.
Sin
embargo su amiga, al oír aquellas palabras giró un momento la cabeza en
dirección a ella, para voltear los ojos al techo.
-No
tendría que haberme dejado convencer de hacer esa… -Se quitó el cojín de la
cara para incorporarse de cintura arriba-. ¡Dios, me siento una traidora!
–Gimió con gran pesar-. Nos hemos rebajado al mismo comportamiento de mis dos
primas.
Norah
cerró la puerta del dormitorio, para girarse a encarar a su amiga con cierto
enfado.
-Lo
que hemos hecho, no tiene nada que ver con las tonterías que hacían ellas dos
–Señaló molesta con los brazos en jarra-. Esto ha sido por Jacqui y mi hermano.
Todo por su propio interés, no como el deseo desesperado de Enora…
-¡Norah!
–La fulminó con la mirada-. Hemos ofrecido los sentimientos de Jacqui ala prensa
del corazón. Les hemos entregado su vida –Sollozó comenzando a sentirse algo
desesperada.
Caminó
hacia su cama, para sentarse junto a su amiga y agarrarle la cabeza por las
mejillas con suavidad, pudiendo así hablarle con la mirada clavada en la de ella.
-Se
que en estos momentos te sientes mal, pero en realidad no es tan grave lo que
hemos hecho –Habló con tono conciliador-. Tú misma, has podido escuchar como
estaba mi hermano cuando lo hemos llamado.
-¿Pero
y si nos equivocamos? –Gimió asustada-. No quiero ser la culpable de arruinar
la vida de mí prima.
-Creo
que todo va a ir bien –Siguió hablando con el mismo tono tranquilo-. En todos
estos años, ninguno tuvo el suficiente interés en disolver el matrimonio… Es
como si estuvieran esperando, que algo así acabara por ocurrir.
-No
logro asimilarlo –Hipó por la falta de aire a causa de los nervios-, siempre se
han llevado pero que el perro y el gato –Sonrió en una especie de mueca-. ¿Cómo
ha podido ocultarnos por tanto tiempo que lo quería?
-Lo
se… -Dijo soltando un profundo suspiro.
-Todos
estos años, nosotras burlándonos de ellos dos y su matrimonio –Siguió soltando
en un estado de incredulidad-, y resulta que en verdad estábamos clavándole el
cuchillo aún más hondo en su corazón. Hemos estado tan ciegos.
-Pero
debes calmarte y no dejar vislumbrar todo esto –Le pidió con gran súplica y
tono bajo-. De un momento para otro, mi madre cruzará esa puerta histérica al
ver la tele. Hay que hacerse las despistadas –Le recordó con cierta paciencia-.
No tienen que saber que hemos sido el chivo expiatorio, y menos que sabemos que
están casados hasta que no se lo admita mi hermano –Le sonrió con cariño a los
ojos-. ¿Estamos de acuerdo?
Su
amiga Paulette, aceptó en silencio con un movimiento energético de cabeza.
Aunque su corazón y mirada, dijeran o pensaran otra cosa diferente.
En
verdad, también había que decir que se hallaba muy asustada por lo que habían
hecho, con miedo a todo lo que podría repercutir en ellas dos, si la familia y
amigos se enteraban de su participación en aquella traición a la amistad y por
así decirlo, a la casa real de Mónaco.
Suerte
de que no se hallaban en la época medieval, porque como mínimo de la orca no se
escapaban.
Y
ahora, si no tenía bastante sufrimiento por lo que le había hecho a su querida
prima, como guinda a todo el pastel, iba ha tener que mentir ante todos. ¡Lo
que peor se le daba!
De
pronto, interrumpió su quebradero de cabeza al escuchar acercarse la madre de
Norah, con cierto revuelo por el pasillo.
¡Dios,
tenía ganas de devolver!
Ramón
observaba en silencio el plato, junto a sus dos hijas quienes lo miraban a él
alternativamente con la pantalla de televisor, en donde la comentarista
comenzaba a preguntar a sus compañeros de trabajo, sobre aquel gran
descubrimiento.
-¿No
vais a recriminarme también?
Peguntó
alzando la cabeza y mirando hacia ellas, con sonrisa algo sarcástica.
-Creo
que aún me hallo conmocionada con éste descubrimiento –respondió Enora, al
tiempo que su hermana asentía con la cabeza en silencio.
-Bien,
en ese caso –Se puso en pie-, voy a mi despacho para organizar un poco todo el
jaleo que se nos va ha venir encima.
El
hombre, caminó en dirección al pasillo deteniéndose de sopetón para darse la
vuelta hacia ellas.
-Si
lográis encontrar a vuestra hermana, pedirle que venga a mi encuentro –Señaló
con cierto pesar.
-Claro
–Volvió a responder Enora.
-Y
cariño –Le guiñó éste un ojo-. No creo que sea buen momento para que…
-Por
favor papá –Gruñó algo molesta-. No hace falta que me pidas nada.
Ramón
sonrió, volviendo a darse la vuelta y alejarse con cierto apresuramiento.
Una
vez se quedaron a solas, giraron sus rostros y se observaron con los ojos
plenamente abiertos. Sin poderse creer lo que se había revelado de forma
abrupta.
-Jacqui
y Kénan casados –Susurró Harmonie-. En secreto… Esto es increíble.
-Sí
–Asintió Enora-. Ahora comprendo ciertas cosas. Pero como la encuentre mamá, la
va ha matar.
-Hay
que encontrarla –Señaló la otra chica al levantarse de la silla con gran
ímpetu-. Solo espero, que no nos mate ella a nosotras cuando nos vea –Dijo con
cierta mueca de fastidio.
-¿Dónde
podemos comenzar a buscarla? –Preguntó Enora a su hermana, mientras se
encaminaban hacia el garaje para coger el coche.
-Lo
más lógico tras ver esas imágenes, sería buscarla en casa de Kenan –Se alzó de
hombros Harmonie, mientras bajaban las escaleras que te llevaban al parquin y
abrían la puerta lateral.
-No
lo creo –Hizo una mueca Enora negando con la cabeza-. Sigo pensando que no
cuadraba todo lo que mostraban esas imágenes.
-Aquí
en casa –Dijo con tono seguro la otra chica, interrumpiendo las cavilaciones de
su hermana.
-Si
claro… -Se rió con sorna Enora, siguiendo caminando hacia su coche.
-Que
sí tonta –Resopló su hermana agarrándola del brazo, para señalarle hacia el fondo
del todo del oscuro garaje-. Mira su coche, medio escondido en una plaza que no
es la suya.
-¡OH!
–Frenó de golpe a sus pies, para darse la vuelta tras ver el vehículo-. Será
mejor que nos demos prisa, antes de que mamá o papá se enteren de ello.
Se
dirigieron con paso veloz a la zona de la casa, en donde estaban los
dormitorios de ellas tres. Para una vez allí, andar con paso más tranquilo y no
levantar sospechas, por si se cruzaban con alguien.
Después,
con cierta calma llamaron a la puerta de su hermana sin obtener respuesta
pasados unos minutos.
-No
debe de estar aquí –Susurró Harmonie.
Pero
como Enora era más persistente, con mucho cuidado acercó su oído a la puerta y
tras unos segundos con la cabeza pegada allí, se apartó para llevarse un dedo a
los labios y después, agarrar a su hermana del brazo para arrastrarla al
dormitorio contiguo. Casualmente el de Enora y contiguo al de Jacqueline.
-Esta
ahí dentro, me pareció escuchar algo –Explicó aún con tono de voz bajo.
-Pues
nos va a ignorar por mucho que insistamos –Hizo Harmonie un mohín de fastidio
con los labios.
-Tengo
una idea –Señaló toda sonriente yendo hacia su balcón-terraza de unos ocho
metros, idéntico al de sus hermanas.
Allí,
se acercó a la pared del muro que le quedaba a su derecha y con cierto impulso
de sus manos, se puso en pie en éste apoyándose en la fachada, mientras que su
melliza abría los ojos y soltaba un pequeño grito asustada.
-¡Bájate
de ahí! –Demandó con temor-. Estás loca, acaso quieres abrirte el poco cerebro
que tienes.
Su
hermana, se volteó a mirarla por encima del hombro con media sonrisa.
-No
seas cobarde, solo hay un metro de distancia –Señaló encogiéndose de hombros.
-Y
diez metros, caída abajo –Gruñó acercándose hacia ella con toda la intención de
retenerla.
Pero
en vista de aquel movimiento tan obvio, su hermana se impulsó y saltó a la otra
terraza con cierta gracia y facilidad.
-Pirada…
-Siseó con la respiración agitada.
-Por
favor hermanita, que no es peligroso –Volteó los ojos con cierto fastidio.
-Claro,
lo dice quien estaba apuntada a clases de atletismo –Resopló con los brazos
cruzados.
-Y
tú a natación, cobarde –Soltó divertida, sabiendo que era toda una provocación.
En serio hasta ahí?? Y justo cuando empezó lo bueno...igual te quiero y mucho, lo sabes
ResponderEliminarYo te quiero redoble más infinito.
EliminarPero sí, ahí lo dejé....
Je, je..
no es justo apena la probadita del pastel jaja, seguiremos esperando massss
ResponderEliminarbuuu...Brujis no nos dejes así!
ResponderEliminarJulissa? Eres tu....
EliminarMadre mía cúanto tiempo puñeteraaa....
Y encima, apareces quejan dote. Sigues igual de puñetera. Vale... semana que viene, pesada