Ha habido grandes amores en la
historia, tal vez para cada tanto confirmar que en la realidad, fuera de las
novelas, el amor también existe.
Una de esas historias que siempre me
ha gustado es la de la Reina Juana De Castilla y Felipe I, mejores conocidos como
Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
Como
le sucedía a la mayoría de las Princesas, el matrimonio de Juana fue
producto de un arreglo político, de una alianza estratégica, además de un
intercambio. Así fue como, los Reyes Catolicos, padres de Juana para reforzar
los lazos con el Sacro Emperador Romano Germánico, Maximiliano I de Habsburgo,
contra los cada vez más hegemónicos monarcas franceses de la dinastía Valois,
ofrecieron a Juana para su hijo, Felipe, archiduque de Austria, duque de
Borgoña, Brabante, Limburgo y Luxemburgo, conde de Flandes, de Habsburgo, de Hainaut,
de Holanda, de Zelanda, Tirol y Artois, y señor de Amberes
y Malinas entre otras ciudades ( sip, títulos no le faltaban). A cambio de este
enlace, los Reyes Católicos pedían la mano de la hija de Maximiliano, Margarita
de Austria, como esposa para el príncipe Juan. Anecdóticamente, Juana ya había
sido considerada por el Delfín Carlos, heredero del trono francés, de la Dinastía
Valois, y en 1489 pedida en matrimonio por el rey de los escoceses, Jacobo IV,
de la Dinastía Estuardo.
Pero su destino sería ser la esposa
de Felipe , el hermoso y pasar a la historia por ello. Así fue que en agosto de
1496, la futura archiduquesa partió desde la playa de Laredo (actual Cantabria)
hacia la lejana y desconocida tierra flamenca, hogar de su futuro esposo. Luego
de muchos inconvenientes, logró arribar y no fue recibida por su futuro esposo,
pues había mucha oposición hacia su matrimonio, además la corte borgoñona-flamenca
era muy festiva y opulenta, totalmente diferente
a su Castilla natal. Juana estaba en un mundo completamente distinto y sólo
tenía 16 años cuando se casó con Felipe.
Siempre he hablado de lo difícil que
es ser princesa, como eran tratadas como moneda de cambio y raramente podía
decidir sus propias vidas. Sin embargo , afortunadamente , la atracción física
y enamoramiento entre Juana y Felipe fue inmediata e intensa, incluso se dice
que se debió adelantar el matrimonio para evitar que lo consumaran antes de
tiempo…
Lamentablemente el amor que nace como
llama se apaga fácilmente y este parece ser el caso, al menos el interés de
Felipe por Juana no duró mucho, él de ella en cambio sería una promesa eterna. …
Luego fueron llegando los hijos y las
aventuras extramatrimoniales de Felipe.
También crecieron los celos de Juana
por su infiel esposo, incluso se cuenta que le arrancó los cabellos a una de
las damas de la corte que era amante de él.
Posteriormente, la muerte de los hermanos de Juana los convirtió
a ella y Felipe en Reyes de Castilla …pero
la felicidad de él por acceder finalmente al poder que anhelaba duró poco. En
el año 1506 Felipe fallece, se dice que envenenado aunque nunca se pudo
comprobar….
Con su muerte nace la leyenda de “Juana
, la Loca”…
Juana decidió trasladar el cuerpo de
su esposo, desde Burgos, el lugar donde había muerto y en el que ya había
recibido sepultura, hasta Granada, tal como él mismo lo había dispuesto
viéndose morir (excepto su corazón que deseaba que se mandase a Bruselas, como
así se hizo), viajando siempre de noche. La reina Juana no se separará ni un
momento del féretro, y este traslado se prolongará durante ocho fríos meses por
tierras castellanas. Acompañan al féretro gran número de personas entre las que
hay religiosos, nobles, damas de compañía, soldados y sirvientes diversos que,
cual procesión sirve ésta para que las murmuraciones sobre la locura de la
reina aumenten cada día entre los habitantes de los pueblos que atraviesan.
Después de unos meses, los nobles «obligados» por su posición a seguir a la
reina, se quejan de estar perdiendo el tiempo en esa «locura» en lugar de
ocuparse como debieran de sus tierras. En la ciudad de Torquemada (Palencia),
el 14 de enero de 1507, da a luz a su sexto hijo y póstumo de su marido, una
niña bautizada con el nombre de Catalina.
La demencia de la reina seguía agravándose.
No quería cambiarse de ropa, no quería lavarse y finalmente, su padre decidió a
encerrarla en Tordesillas el mes de
febrero del año 1509, para evitar que se formase un partido nobiliario en torno
de su hija, encierro que mantendría su
hijo Carlos I más adelante.
Pobre Juana, tuvo muy poca suerte con
los hombres en su vida, marido, padre e hijo que amaban más al poder que a ella…
Desde que su padre la recluyera en
1509, la reina Juana permaneció en una casona-palacio-cárcel de Tordesillas
hasta que murió, el 12 de abril de 1555, después de 46 años de reclusión
forzosa y siempre vestida de negro, con la única compañía de su última hija,
Catalina (hasta que salió ésta en 1525 para casarse con Juan III de Portugal), maltratadas
física y psicológicamente por sus servidores.
Por eso siempre dije que no quisiera
ser Princesa…pero lo cierto es que siempre me atrajo la historia de esta mujer
que fue a un matrimonio obligado y
terminó amando con locura, apasionadamente. También fue víctima de los celos y
la ambición de los hombres y pasó a la historia por cargar durante meses con su esposo muerto, negándose
a abandonarlo…porque lo seguía amando.
Interesante historia sis, de las que siempre llaman la atención, ella sí amó en una epoca en que ser princesa era aun peor de lo que significa serlo hoy y las casaban sin amor y este raramente surgía... pobre Juana. Me recuerda a otras más!! grax por el post.
ResponderEliminarSi, siempre me ha gustado auqnue me pareció muy trágica, pobre Juana...al menos ella pudo amar, muchas otras ni siquiera eso tuvieron. A mi me recordó a mi Azize...aunque no del todo ^^
EliminarSi, a mi tambien me gustó muhco la historia de juana la loca. La peliculña que vi de ella, me impactó mucho cuando tubo al bebé. La muy cabra, estaba bailando hasta el último segundo, después fue al baño y sus damas se pensaban que estaba cagando estreñida con lso ruidos que hacía. Pero luego comprendieron que estaba de parto!!!!!!!
ResponderEliminar