martes, 5 de junio de 2012

Ocultándose Al Amor cp.-12


Se arrastró hacia ella para dejar caer su cuerpo sobre el cómodo colchón. Necesitaba calmar su sistema nervioso. Como siguiera la cosa así, iba a morir joven y virgen pensó con una mueca. Soltando un profundo suspiro, alzó el teléfono hacia su rostro para marcar primeramente a su padre. Era mejor coger fuerzas para conversar con su madre después.

Tras quince minutos, su padre se quedaba un poco calmado. Pero pudo notar que estaba contento al quedarse ella allí, sin salir aquella vez huyendo. Ahora, tocaba marcar a su pesadilla… Pero unos suaves golpes en la puerta la detuvieron de hacerlo, poniéndola en estado de alerta.


-¿Sí? –Preguntó con duda.

-Servicio de habitaciones –Dijo la voz de una chica al otro lado de la puerta.

Bastante extrañada se incorporó de la cama par acercarse y abrir, descubriendo a una chica con un carro lleno de comida, que enseguida despertaron su estomago provocando que lanzara un pequeño rugido.

-Hola, le traigo la comida que han encargado para usted –Sonrió la joven, entrando en el dormitorio y dejando a un lado todo-. Llame a recepción cuando le guste que retiren el carro. Buen provecho –Y se marchó, dejando a una Jaimie sorprendida.

Cerró la puerta y se acercó alzar las tapas de lo que había allí oculto. Ensalada, pollo al limón con un arroz de es especies, que te hacía la boca agua…  Asomó una enorme sonrisa a su rostro, sabiendo que su tío había decidido enviarle comida, sabiendo que iba a tardar bastante en ir al comedor. Sentándose para comenzar con la ensalada, marcó el teléfono de su madre. Sabía que iba a caerle un rapapolvo por no haberle dicho el otro día, de que Santino se hallaba allí.

Eran las cuatro pasadas, cuando agotada mentalmente a causa de su madre, llegaba al circuito. Dejó la moto y con su acreditación abrió la puerta, mirando a cada paso que daba si los hombres que había allí vestidos con sus trajes de piloto, eran Santino. Solo esperaba poder esquivarlo mientras estuviera allí. Era muy difícil, y más con su sino tan negativo. Pero realmente, nunca había que perder esperanza.  Pudo llegar al box sin percance alguno, entrando a la zona de vestuarios.  Se puso el mono azul a medida para ella, gracias a su madre quien decía que siempre había que tener algún punto femenino. Por suerte, su talla de pecho no era muy grande así no resaltaba tanto. Haciéndose un moño con su cabello, para que no le molestara y le fuera cómodo ponerse la gorra, salió en busca de su tío. Solo rezaba porque no estuviera con él.

Lo halló hablando con Jeremy y algún que otro ayudante de mecánico. Un poco más tranquila se acercó a ellos dos.

-¡Hola preciosa! –La saludó el patrocinador alegre-. ¿Cómo llevas la caída? –Le preguntó sonriente.

-Bien –Guiñó un ojo-. No me impedirá saborear tu Lamborgini.

-Yo encantado –Le puso una mano en el hombro-. Estaba pidiéndole un favor a tú… -Carraspeó un poco-. 
A Henrí… -Rectificó después de haber sido avisado por el hombre-. ¿Te molestaría mucho tener un ayudante con el Aston Martin?

-No –Se alzó de hombros.

-Tengo a mí sobrino, creo que unos cuatro años más joven que tú y está estudiando automoción –Sonrió-. Me ha escuchado muchas veces hablar de tú padre, Henrí  y de ti, que le hacía mucha ilusión poder ayudarte y aprender.

-¿Te importa cielo? –Preguntó su tío.

-Para nada será una molestia, así posiblemente acabe antes de lo pensado –Sonrió animada-. ¿Ha venido contigo?

-Sí, voy a buscarlo –Rió-. Se perdió en los coches para la carrera. Un segundo…

Tras quedarse a solas con su tío, estudió el horario que le había preparado para ella.

-¿Qué te parece?

-Me gusta, con los chicos que me has puesto.

-Pues lo tuve difícil –Soltó una carcajada-. Sabes que muchos quieren trabajar bajo tu mando. Lástima que cuando me muera, tu sustituirás a tu padre en su taller –Meneó al cabeza-. Yo tendré que buscar a un buen sucesor fuera de la familia.

-Haber montado juntos el negocio –Respondió divertida.

-Eso, díselo a tu padre. Que primero lo hizo en el extranjero –Reprochó sonriendo-. Yo tuve que hacerlo aquí al haberme casado antes que él…

-Pues uniros ahora –Sugirió-. Se que a la gente aún le gustará más.

-Habrá que hacerlo –Suspiró-. Mi hijo Jean arregla a personas no coches –Rió.

-Mi primo es un fantástico cirujano, no lo machaques al pobre –Le dio un codazo en las costillas-. ¿Has visto por aquí a?...

-Sí –Respondió antes de tiempo, sabiendo por quien preguntaba-. Se halla en la pista de abajo entrenándose. Sabe que tardaremos más o menos una semana en comenzar con su coche.

-¡AH! –Se acordó-. Gracias por hacerme llegar la comida a mi habitación.

-No se a qué te refieres –Señaló confuso, viendo como el rostro de ella cambiaba repentinamente-. ¿Estás bien? ¿Qué te ocurre?

-Nada –Respondió mordaz.

-No m ocultes cosas, te recuerdo que estas a mi cargo –Puso los brazos en jarra.

-Pues que comí en mi habitación. Me hicieron llegar allí un menú, y supuse que fuiste tú –Él negó con la cabeza-. Seguro que Santino.

-Sí –Afirmó con pesar.

-Tampoco puedes enfadarte –Le hizo comprender el hombre-. Simplemente se preocupó por ti –Dijo escapándosele la sonrisa-. Creo que se dio cuenta de la situación, al saber que no te ibas arriesgar a comer con él.

-Supongo que sí –Tubo que aceptar resignada-. Bueno, por ahí viene Jeremy con su sobrino.

Dos horas después, seguía en el último box con Sergei, pasando el rato de la reparación muy divertido. El chico le recordaba mucho a ella, cuando rondaba aquella edad. Y la trataba con mucho respeto a pesar de ser chica, y que supiera muchísimo más que ella. No paraba de hacerle preguntas, que ella le respondía encantada con demostraciones en aquel motor.

-¿Seguro que no te estoy atrasando con tanta pregunta? – Le cuestionó por enésima vez Sergei.

-Que no tonto –Le sonrió con cariño-. Ya vi mi calendario y tenemos tiempo –Explicó apretando una tuerca-. Y es más, le pediré a Jeremy que te me preste para dos posibles reparaciones de Mercedes C111, si hacemos ésta a gusto con el dueño.

-¡OH! –Se quedó con los ojos abiertos-. ¿En serio? Gracias –Dijo sonrojado y rascándose la cabeza con gesto nervioso-. No sabes lo mucho que estoy aprendiendo. Verás cuando presuma con mis amigos, que fuiste mi profe particular por unos días… -Confesó logrando sacar una carcajada a Jaimie.

-Vas hacer que me sonroje –Dijo sonriendo, para después ponerse un poco seria-. Pero recuerda, que mientras dure el campeonato mi nombre es otro.

-Lo se –Bajó la mirada para quedarse unos segundos pensando-. A mí aún no me ha llegado mí carta –Confesó, sabiendo que con aquello le decía que conocía toda la situación-. Apoyo tu punto de vista, pero tarde o temprano se acaba el huir –Se alzó de hombros-. La vida tiene que ir cubriendo sus etapas… Espero que no te enfades.

-Y no lo hago –Sonrió un poco melancólica-. Malo sería que lo hiciera. Es un mundo libre, para opinar. Es solo que quiero estar segura. Yo no acepté tan pronto que una hoja guiara mi vida hasta el final.

-Pues, será mejor que te muevas… -Masculló entre dientes-. Tu final se acerca a paso tranquilo por el fondo.

-¡Qué! –Se puso nerviosa, mirando a todos lados-. ¡Maldito Santino! –Mascullo en un gruñido, comenzando a quitarse de forma apresurada el mono y lanzándolo a un lado, para después quitarse la gorra y soltarse el cabello-. Tú eres quien manda ahora –E ordenó con el aliento acelerado-. O soy una amiga que vengo hacerte compañía, conozco a tu tío y a ti… No te asustes si te abrazo o algo parecido.

¿Tanto tardaba en llegar? Estaba muy nerviosa, hasta le costaba tragarse la saliva. ¿Qué le diría? Dios mío… Respiró hondo, intentando calmarse y borrarse el recuerdo de aquel beso de la memoria. ¿Seguiría queriendo continuar la discusión por donde lo dejaron? ¡Uf! ¿No hacía más calor allí?

-Tranquila, me tienes a mí aquí –Susurró Sergei, al tiempo que daba unos pasos hasta posicionarse en un lateral del coche-. Y más vale que me sonrías, sino quieres que note lo nerviosa que estás.

Se escucharon sus pasos en el suelo. Venía con calma, tranquilo. No como sus pulsaciones, que seguro ganarían una maratón de cien metros lisos.

-No se porque, pero algo me decía que estarías aquí –Confesó con alegría Santino, nada más entrar en el último box.

-Vaya –Chasqueó sus dedos al tiempo que empleaba un tono satírico en sus palabras-, sin embargo a mí mi radar femenino me ha fallado –Hizo una mueca con sus labios-. No me alertó que se acercaba un piloto playboy ¿querías algo Santino? –Se cruzó de brazos y alzó una ceja.

-Quiero muchas cosas –Sonrió de forma seductora-. Pero veo que voy a tener que pelear un poco por ellas –Dejó caer con una sonrisa distraída.

-Cariño, me pasas la llave inglesa del ocho –Interrumpió Sergei, agachado bajo el coche y provocando que Santino frunciera por un momento el ceño. Al tiempo que Jaimie, se mordía el labio para no reírse de su expresión.

-Claro –Se dio la vuelta veloz para coger del carro de herramientas la llave que le pedía el sobrino de Jeremy-. Toma –Se la entregó acercándose a él y poniendo una mano en su hombro  con cierto afecto. Cosa, que no pasó desapercibida para Santino al haber dado un par de pasos más y colocarse en la parte frontal del vehículo, pudiendo ver al mecánico atractivo que había allí.

-Hola –Saludó el chico sonriente al ver casi a su lado al piloto-. Que honor tener a mí lado a un piloto como tú.

-Hola –Saludó el hombre sin apartar su mirada de la de él-. Gracias… -Medio sonrió-. ¿Es tuyo el coche?

-No –Se puso en pie, para acercarse a él-. De un buen amigo, qu me ha pedido un pequeño favor.

-Pues tienes que ser muy buen mecánico, para tu edad y que te dejen trastear un coche como éste –Dijo con tono admirable, pero queriendo a la vez captar si era un posible rival.

-Trabajo bajo el mando de quien para mí es, el mejor de todos –Soltó chistoso, al tiempo que Jaimie volteaba los ojos al cielo.

-Me alegra saberlo –Sonrió-. Supongo que ya se lo habrás agradecido a ella, el traerte el coche aquí y pasar por todo aquel jaleo.

-Bueno… -Titubeó un poco al no haber de que hablaba el piloto-. Prometí a ésta bella jovencita ir a cenar por la ciudad, por las molestias causadas con el traslado del Aston Martin.

-Todo un caballero –Exhaló aire el hombre con el ceño fruncido-. Bien yo… -La melodía de un teléfono móvil interrumpió sus palabras.

Era el de Sergei, que con una mirada de disculpa salía del box para responder. No viendo como ella rebufaba por lo bajo por aquel contra tiempo. ¡Volvía a quedarse a solas con Santino! Y no le hacía mucha gracia por una cosa ¡Éste se hallaba ahora mismo celoso de Sergei! Era estúpida, muy estúpida… De seguro que aquello solo lo incitaba a más. ¡No salía nada bien! Gritó histéricamente para sí, al tiempo que de forma disimulada daba dos pasos hacia la salida de allí.

-¿Ya lo sabe él? –Preguntó con voz dura tras su espalda.

-¿El qué? –Suspiró no pudiendo evitar el parar y girarse a mirarlo, exaltándose un poco al ver que lo tenía cerca.

-Que está perdiendo el tiempo contigo –Se alzó de hombros risueño-. Tú pulso solo se acelera conmigo, no creo que ese joven te… -Dio un par de pasos más acortando la pequeña distancia que los separaba-, haga sentir la pasión que despierto yo en tu cuerpo –Siguió hablando con voz ronca, hipnotizadora al tiempo que aventuraba avanzar un poco más, ya solo había un suspiro entre ellos dos-. Ahora comprendo que aún estés verde a pesar de tu edad –Volvió a sonreír, sin perder su tono de voz u alzando su barbilla con delicadeza para acariciar con extrema suavidad el labio inferior de ella con su pulgar-. Chicos de esa edad aún no saben mucho sobre vosotras –Acercó su rostro un poco más-. No saben preocuparse primero por vuestro placer, después el de ellos…  Y tú lo sabes –Dos centímetros tenía el aire para correr entre sus rostros-. Pero me gusta que tengas poca experiencia, más disfrutaré enseñándote –Sonrió levemente antes de asestar su estacada y capturar con suavidad los labios de ella, para exclamar ahogadamente cuando Jaimie lo sorprendió con un mordisco fuerte a traición-. ¡Dios! –Saltó hacia atrás observando como lo miraba la chica con ojos risueños-. Eso ha dolido… -Se quejó acariciándose el labio superior, en donde se veía una fina línea de sangre.

-¿En serio que esto te funciona con tus fans? –Preguntó con hipocresía y sonriendo.


3 comentarios:

  1. Eso es todo Jaime que le pasa al Santino que se cree el mas guapo??¡¡¡¡ bueno si lo es pero me choca que se porte asi de superior, hay como me chocan esas actitudes en los hombre. De todas maneras me encanto el capitulo y espero mas y tambien de inocencia robada ya no aguanto la espera EJ por favor sube otro capitulo porfis, porfis.

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  2. Jajaj, se lo tiene merecido, en serio ese discurcito fue de lo peor, se lo justifico por los celos...pero esta vez Sntino te merecías un golpe.
    Buen capi EJ, y obvio que más.....
    A propos lo de la comida me dio hambre pollo y arroz especiado...casi me tentó más que Santino, casi.

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  3. Jajaja bien hecho!!! Muy confiado Santinito, pero aki no le va resultar.

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