Eran las
siete de la mañana y se encontraba en su oficina. Había pasado una mala noche y
todo por culpa de Lucas. Tenía que quitárselo de la cabeza, se encontraba en
Londres por razones de trabajo y no para romperse el corazón. Como se le había
podido pasar por la cabeza la remota idea de liarse con un seductor de aquel
calibre. Tanto clima húmedo le tenía que estar afectando a la cabeza. Y encima,
tampoco había salido aquella mañana a correr con lo bien que le hubiera ido
para quitarse tanto estrés de encima...Miró por la ventana y sí, aún seguía
diluviando a las ocho y media de la mañana. Así que se había acercado a la oficina
a trabajar, como método alternativo anti estrés...
Cerca de
las nueve, su móvil empezó a sonar. Lo sacó de su bolso y vio que era Marta.
-Dime
-Contestó carraspeando un poco.
-¿Sabrina,
en dónde te encuentras? -Preguntó su amiga alterada.
-Pues en
donde voy a estar...En la oficina -La comunicación se cortó inmediatamente,
dejándola extrañada. Lo mejor sería que la llamara ella misma... Pero no le dio
tiempo a marcar el tercer dígito, cuando la puerta de su despacho se abrió con
gran estruendo dando paso a Marta, Susan y Karolaine. Se las veía muy
acaloradas, como si hubieran corrido una maratón. Allí ocurría algo-. ¿Se puede
saber qué os ocurre? -Las tres mujeres avanzaron hasta el escritorio y allí, le
dejaron caer una revista-. ¿Qué es eso? -Preguntó señalando con la cabeza la
mal doblada revista, que por lo visto se había expuesto a unas histéricas
manos.
-Tenéis
razón -dijo Susan-, aún no lo sabe.
-¿El qué,
no sé? -inquirió preocupada al ver la cara que llevaban las tres-. ¡Chicas!
-Pidió nerviosa.
-Mejor te
sientas -Le indicó Karolaine con total amabilidad.
Una vez
que se hubo sentado nuevamente en su sillón con los nervios a flor de piel, las
chicas estuvieron dispuestas a contarle lo que tuvieran que decirle...
-¿Te
acuerdas del adonis de ayer? -Preguntó Marta.
-Yo lo
haría todos los días de mi vida... -Interrumpió Susan empleando cierto tono de
humor.
-¡Susan!
-La regañó Karolaine-. Es muy serio.
-Vale...-
Suspiró alzando los ojos al cielo la mujer ante la inocencia de su compañera.
-Sí, como
olvidarlo –Soltó con cierto fastidio reflejado en su rostro-. Ayer me volví a
tropezar con él. Se llama Lucas y creo que es alguien famoso... Pero no quiero
saber nada de él, por favor. Para mí es...
-¿Tú
príncipe Azul? -Preguntó Susan con humor.
-¡No!
-protestó con una veloz exclamación y horrorizada por tan acertada observación.
-Pues
nadie se lo creería, después de veros en tan cariñoso beso...-Soltó la acusación
Susan.
-¿Cómo
sabéis lo del beso? -Preguntó levantándose del sillón sorprendida.
-Porque lo
sabe todo Londres... -Comunicó Marta entre dientes.
-¡Qué!
¿Estaréis de coña? –Preguntó consternada.
-¡Ha! Rió
con sarcasmo Marta-. Sales en exclusiva en la revista más famosa de
cotilleos...- Con movimiento veloz, Sabrina alcanzó la revista mal doblada y la
abrió con desesperación, para soltar una exclamación de terror ante lo que
tenía delante de sus ojos. Se encontraba en la portada, en una foto de cuando
Lucas la estaba besando-. Si miras de la página dos a la cuatro, es todo el
seguimiento de vosotros dos desde la mesa del restaurante, hasta tan cariñosa
despedida –Le resumió Marta-. Te dije que me sonaba Sabrina, se trata de Lucas
Carpi... Dueño de la empresa CC....
-Cosméticos
Carpi... -Articuló sorprendida en un débil susurro.
-Por lo
visto -empezó Susan-, había por allí algún paparazzi, que no dudó en aprovecharse
de la situación poniéndote como la actual novia de él...
Estaba
atónita y enfurecida. Con razón el muy cerdo sabía tanto de ella.
Aquel
mismo día, él era su reunión tan importante. Él, era unos de los clientes potenciales
que la empresa tenía desde hacía tiempo pero que ella aún no conocía. Dado el
incidente de Hannah, no pudo conocerlo. ¿Pero porqué le había ocultado su
identidad? ¡Tenía ganas de estrangularlo!
-¿Significa
algo éste beso? -Preguntó Marta.
-No -Respondió
molesta-. Es solo que no me lo esperaba. Aunque en las fotos, no lo parezca
chicas...Nosotros estábamos discutiendo.
-¡Quién lo
diría! -Señaló Susan muy sonriente.
-Pues es
cierto -Se defendió enfadada-. Él, intentaba decirme que le gustaría conocerme
mejor...
-¡OH, que
romántico! -Interrumpió Karolaine.
-¡Despierta
Karolaine! Solo me busca para llevarme a la cama. Y ahora que ya sé quien es,
se confirma mi teoría.
-Posiblemente
-Empezó Karolaine con su inocencia-. Es cierto, que sale en las revistas del
corazón siempre acompañado de mujeres, diferentes mujeres de acuerdo....Pero, y
si esta vez contigo busca algo más profundo, más real.
-¡Sí, claro!
-Afirmó con mucho sarcasmo-.Por que no miras bien que tipo de mujer lleva
colgada de su brazo, y mírame a mí...
-Aunque lo
niegues -Saltó aquella vez Susan-. Eres una mujer atractiva. Muchos hombres de
estas oficinas, cuando pasas por su lado se giran para admirarte.
-¡Dejad de
decir chorradas, queréis! –Pidió en un gruñido.
-Pero si
es verdad -Siguió sin hacerle caso su amiga-. Pasa, que vas tan concentrada en
tu trabajo que no te das cuenta de nada.
-Somos de
mundos muy diferentes. Su vida es de alto nivel. Todas esas mujeres, son
mujeres de glamur...
-Pero... –Volvió
a protestar Karolaine.
-¡Basta! –Exclamó
aún más enfadada-. No entiendo por qué estamos discutiendo la tonta idea, de si
existe la mera oportunidad...
-Por que
te gusta -Sentenció Karolaine-. Lo dice tu mirada.
-¡A mi no
me gusta! –Protestó indignada.
-¡Venga
ya! A quien intentas engañar... ¿A qué mujer no le gusta un hombre como Lucas
Carpi? -puntualizó Marta-. Además, se te nota en la expresión de tus ojos, en
esa foto de después de besarte como ha dicho Karolaine.
-¡Estáis
borrachas! -Las acusó, sin querer ver la verdad reflejada en aquellas páginas-.
Es solamente un sentimiento de atracción sexual, que...
-Suficiente
para que suenen las campanas de alerta, ante un enamoramiento... -Acabó
sentenciando Karolaine.
-Me lo
cargo -Sollozó Sabrina-. No tiene ningún derecho a venir y arruinarme la vida
en dos días... ¡Y tú, deja de leer novelas románticas! -Señaló a Karolaine-. ¡Mira
que me has hecho, me has puesto de los nervios!
-¿Qué vas
hacer, Sabrina? –Preguntó Marta.
-¿Tú qué
crees? –Salió de detrás de su escritorio-. Para empezar, ir a darle un puñetazo
en su bonita cara...
-Mejor te
quedas aquí -Sugirió Karolaine nerviosa.
-¡Pues no
haber abierto la caja de Pandora! -La riñó ella.
-Lo
siento, no quería... –Comenzó a disculparse la más joven de todas.
-Es
posible que te encuentres con unos cuantos periodistas acampados en la puerta
de éste edificio -La avisó Susan.
-¡Dios! –Exclamó
fuera de sí.
-Entiéndelo,
él es famoso y tú no...Lo único que quieren saber, es quien eres y que tienes
con Lucas Carpi –Expuso Susan.
-¡Ho,
genial! -Rió histérica-. Ahora lo único que quiero hacer, es matarlo –Y dicho
aquello, salió del despacho-. Iré por la puerta de atrás...
-¡Sabrina!
–Gritó Karolaine llamándola-. ¡Quédate aquí!... -Nada, no le hizo ningún caso-.
Creo que será mejor que avisemos a Thom.
Tenían
razón. Desde la esquina pudo comprobar a un pequeño grupo de periodistas
esperando algún acontecimiento. Vaya, al parecer les daba igual que estuviera
lloviendo a cal y canto. Rezando para que no notaran su presencia, salió de
detrás de la pared y emprendió la carrera de su vida hacia una calle más abajo.
Cuando
llegó a las puertas del edificio, lo hizo completamente empapada. ¡Maldita sea!
Con las prisas no había cogido ningún paraguas. Por suerte la suya, allí no había
ningún grupo de fotógrafos acampando en la puerta. Suponía que sería mayor
premio pillarla a ella, dado que era la desconocida.
Ya en el
vestíbulo del edificio, buscó en el panel informativo en que planta se hallaba
la sede. Como no, pensó con ironía, el señor se encontraba en el ático. Cuando
las puertas del ascensor se abrieron, se encontró en una sala de mármol. Justo
a su derecha, se encontraba la secretaria en su inmaculado escritorio. Protegiendo
la puerta de su derecha y el corredor que se adentraba en la planta. Suponía
que era la gran puerta de su derecha. Se acercó al escritorio, sin detenerse a
pensar un momento en el aspecto que tenía. La blusa blanca, la tenía pegada al cuerpo
al igual que su larga cabellera. Por no mencionar su falda... Le daba igual, tenía
que solucionar aquello. Solo tenía un poco de frío, pero seguro que entraba en calor
en cuanto cogiera a Lucas y lo matara.
-Buenos
días -Soltó sin poder ocultar ni una pizca su enfado-. Se encuentra aquí el
señor Carpi.
La joven
chica, la miró un tanto sorprendida y desconfiada. Seguro, que no era uno de
sus mejores momentos referente a la presencia en público.
-Sí, pero
se encuentra ocupado - Lo excusó amablemente.
-¿Pero se
halla en una reunión? -Insistió con educación.
-No -Se le
escapó a la chica-. Pero en estos momentos no se le puede molestar... -Sabrina
sonrió con malicia y acto seguido se encaminó a la puerta-. ¡EH! No puede
entrar allí, señorita...
Daba
igual, ya había empujado a la chica y abierto la puerta. Sí, Lucas se encontraba
allí... Pero tal como había venido al mundo, simplemente con una toalla en la
cabeza. Escuchó la maldición del hombre y la apurada disculpa de la secretaria,
mientras acudía a cerrar la puerta. No sabía que tenía una ducha allí... ¡Maldita
sea! ¿Y ahora qué? Mejor se marchaba de allí, ya pensaría en algo más tarde.
Dio media vuelta y apretó con desesperación el botón del ascensor. Quería desaparecer,
menuda vergüenza... Quien iba a saber, que se lo iba a encontrar completamente
desnudo haciendo que perdiera toda su fuerza... Bueno, rió, él si que estaba
fuerte. Menudo cuerpo... ¡Estúpida! Pero como se ponía a pensar ahora en
aquello. Con más nervios, volvió a pulsar el botón. No llegaba, miró la
pantalla y comprobó que se hallaba abajo del todo. Iría más rápido por las
escaleras. Se giró para buscar la salida, encontrándose con la furibunda mirada
de la secretaria. Y justo en aquel momento se abrió la puerta del despacho de
Lucas, dándole paso a él pero aquella vez con la toalla anudada a la cintura.
-¡Sabrina!
-corrió hacia ella.
-¡Qué! -Lo
miró asaltada. ¿Pero aquel hombre era idiota, o qué? Acaso no le importaba nada
el pasearse semidesnudo por las oficinas-. ¡Déjame, ya me iba!
-Ni hablar
-Zanjó seriamente-, entra ahora mismo en mi despacho.
-No
-Respondió con voz segura, fijándose como los músculos de Lucas se ponían
tensos ante su respuesta. Vaya nunca se había fijado en la cantidad de músculos
y lo bien...
-No me
hagas perder la paciencia...
-¡Qué no
te haga perder la paciencia! -Exclamó sorprendida-. Esa si que es buena, eres
un maldito...
-Vaya,
vaya... -Interrumpió la voz de una mujer, que apareció en aquel preciso momento
por el corredor-. Espero Lucas, que no te acostumbres aparecer mucho con
éste... Digamos nuevo atuendo -rió divertida-. Si ya tienes a las pobres chicas
enamoradas, te aseguro que puntuales serán, pero trabajar será difícil...
-¿Qué
quieres, Karen? -Pidió echando chispas por los ojos.
-Venía a
que me firmaras unos papeles, pero mejor en otro momento no creo que lleves
ningún bolígrafo encima. ¿Cierto?
-Karen
-Bramó-. Mejor márchate, no estoy de humor para tus bromas. Y tú - indicó a
Sabrina-, Quieres hacer el favor de entrar en mí despacho -Escupió con furia la
orden.
-Si un
hombre como Lucas y vestido de esa manera me diera una orden como esa, chica no
tardaría en cumplirla -Le comentó divertida Karen.
-¡Karen!
-Gritó Lucas.
-Sí, lo
sé...Mucho ruido y pocas nueces.... -Comentó entre dientes, mientras se alejaba
por el corredor.
-Sabrina...
-No.
-Mira -Se
acercó más a ella, consiguiendo sujetarla del brazo y llevarla en dirección al
despacho. Pero no le era tarea fácil. Sabrina se lo ponía difícil, al no parar
de forcejear con todas sus fuerzas-. Deja de poner las cosas difíciles, mujer.
-¡Suéltame!...
¡Inútil!... -Siguió intentando zafarse de aquella fuerte mano.
Sin darse
cuenta, en aquel momento el ascensor hizo sonar su timbre notificando la
llegada aquella planta. En donde las puertas dieron paso a Thom, bastante
sorprendido ante la imagen que discurría delante de sus narices.
-¡Pero qué
diablos ocurre aquí! -Exclamó.
De
repente, Lucas aflojó su mano. Ciertamente, en aquel momento desconfiaba un
poco de la reacción de Thom. No sabía a ciencia cierta, que opinaría de él
después de ver la noticia.
-¡Thom!
-Exclamó contenta y aliviada la chica, con la aparición del hombre.
-Lucas -se
acercó a ellos, ignorando a la chica que había allí observando con los ojos
bien abiertos lo que estaba ocurriendo en su presencia-. Será mejor que dejes
que me lleve a Sabrina. Están apunto de llegar un montón de periodistas. Alguien
ha dado el chivatazo de que ella se encontraba aquí... Y no querrás, que os pillen
así.
-Claro
-Observó que no parecía enfadado, solo estaba siendo cauto en aquel momento,
eso era todo.
-Bien...
-Pero
mejor bajar por el montacargas -ofreció-. Da a la puerta trasera y nadie, salvo
pocos saben de su existencia -Luego la miró solo a ella-. Esto no acabado, tenemos
que hablar.
Y dicho
aquello se encerró en su despacho.
Veinte
minutos después de vuelta en el Edifcio XIV…
-Te digo
que es un maldito cretino -Dijo por enésima vez-. Daré la idea, pero no haré el
trabajo para él.
-Sabrina,
por favor -Suspiró Thom-. Él solo coqueteó contigo, no hay nada de malo en
ello. Lo malo, es que os pillara la prensa en el asunto.
-¡Thom!
-Se exasperó-. Me besó sin mi consentimiento.
-Y me vas
a decir que no te gustó -Puntualizó divertido.
-¿Cómo?
-Se extrañó.
-Lucas, es
un hombre que muchas mujeres por no decir todas, deseáis. Es muy atractivo,
rico, famoso, divertido... Y creo haber escuchado que muy buen amante... -Se
rió.
-¿Qué eres
su agente? -Soltó molesta.
-Sabrina...
-Además,
yo siento informarte que soy del pequeño grupo de mujeres que no nos gusta.
-¡Venga
ya! Tú lo que eres, es una maldita cabezona... -Soltó sinceramente-. Y no te me
enfades, sabes que tengo la puñetera razón.
-Yo solo
sé, que estas de su parte -Le confesó muy enfadada.
-Ahora no
me vengas con jilipolleces -Soltó levantándose del sillón y acercándose a
servirse un café-. A Lucas, lo aprecio por que es muy buen hombre. Y a ti, te
quiero por que eres mi niña gruñona. Yo no estoy de parte de nadie, que te quede
bien claro. No me digas, que lo que tú querías es que le rompiera la cara.
-No,
pero...
-Pero
nada. Sabrina, no hay nada de malo en que Lucas, te haya besado –Dio un buen
sorbo a su café-. No es ningún loco suelto.
-Es un
maldito play boy -Acusó aún enfadada-. Me he informado muy bien, gracias a las
revistas que han traído...
-No me lo
digas -volvió a reírse-, fijo que Susan, Karolaine y la callada de Marta,
quienes te han pasado esa información.
-Pues sí
-Respondió orgullosa-. Ahora sé, en quien puedo confiar realmente.
-Sabrina,
Sabrina... -Suspiró-. Deja que te diga por experiencia propia. Esas fotografías,
cuando uno es famoso se pueden interpretar de muchas maneras. Pero a la gente
de hoy en día, solo le interesa lo morboso...Si te das cuenta la mayoría son en
galas, en donde acude mucho famoso. Solo esperan a un instante que te despistes
y aprietan el disparador de sus cámaras. Te inventan una nueva amante.
-Pero hay
algunas historias que son ciertas.
-Nadie es
un monje. Yo no lo fui, hasta que conocí a Helen. Lo malo, es que tú si que te
estas volviendo una monja.
-Estoy
aquí por trabajo -Se defendió, ante aquella acusación.
-Pero un
poco de pasión, te hace más llevadera la vida.
-Hay
maneras, y maneras...-Se levantó del sillón y caminó a la puerta-. Déjalo ya.
Veo que una mujer piensa diferente a un hombre.
-Como
quieras -Sonrió divertido-. ¡Ah! Por cierto, harás todo el trabajo de Cosméticos
Carpi. Piden lo mejor y tú, eres lo mejor.
Sabrina,
abrió los ojos sorprendida ante aquella orden. Por lo visto, ya no podía
confiar tanto en Thom. Dándose la vuelta cerró la puerta con tanta fuerza por el
enfado, que algún que otro cuadro cayó al suelo.
jejejeje... por que no tengo un jefe asi de comprensivo o un prospecto como el prota.. por queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee????
ResponderEliminarNo me lo puedo creer que hasta hoy vine a leer esta novela, pero lo bueno es que la vi y ya me puse al dia, y estoy tan emocionada de saber que es una serie eso me encanta y alegra mi corazon jajaja, seguiremos esperando el nuevo capitulo y de las demas novelas tambien.
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