Se arrastró hacia ella para dejar
caer su cuerpo sobre el cómodo colchón. Necesitaba calmar su sistema nervioso.
Como siguiera la cosa así, iba a morir joven y virgen pensó con una mueca.
Soltando un profundo suspiro, alzó el teléfono hacia su rostro para marcar
primeramente a su padre. Era mejor coger fuerzas para conversar con su madre
después.
Tras quince minutos, su padre se
quedaba un poco calmado. Pero pudo notar que estaba contento al quedarse ella
allí, sin salir aquella vez huyendo. Ahora, tocaba marcar a su pesadilla… Pero
unos suaves golpes en la puerta la detuvieron de hacerlo, poniéndola en estado
de alerta.
-¿Sí? –Preguntó con duda.
-Servicio de habitaciones –Dijo
la voz de una chica al otro lado de la puerta.
Bastante extrañada se incorporó
de la cama par acercarse y abrir, descubriendo a una chica con un carro lleno
de comida, que enseguida despertaron su estomago provocando que lanzara un
pequeño rugido.
-Hola, le traigo la comida que
han encargado para usted –Sonrió la joven, entrando en el dormitorio y dejando
a un lado todo-. Llame a recepción cuando le guste que retiren el carro. Buen
provecho –Y se marchó, dejando a una Jaimie sorprendida.
Cerró la puerta y se acercó alzar
las tapas de lo que había allí oculto. Ensalada, pollo al limón con un arroz de
es especies, que te hacía la boca agua… Asomó una enorme sonrisa a su rostro, sabiendo
que su tío había decidido enviarle comida, sabiendo que iba a tardar bastante
en ir al comedor. Sentándose para comenzar con la ensalada, marcó el teléfono
de su madre. Sabía que iba a caerle un rapapolvo por no haberle dicho el otro
día, de que Santino se hallaba allí.
Eran las cuatro pasadas, cuando
agotada mentalmente a causa de su madre, llegaba al circuito. Dejó la moto y
con su acreditación abrió la puerta, mirando a cada paso que daba si los hombres
que había allí vestidos con sus trajes de piloto, eran Santino. Solo esperaba
poder esquivarlo mientras estuviera allí. Era muy difícil, y más con su sino
tan negativo. Pero realmente, nunca había que perder esperanza. Pudo llegar al box sin percance alguno,
entrando a la zona de vestuarios. Se
puso el mono azul a medida para ella, gracias a su madre quien decía que
siempre había que tener algún punto femenino. Por suerte, su talla de pecho no
era muy grande así no resaltaba tanto. Haciéndose un moño con su cabello, para
que no le molestara y le fuera cómodo ponerse la gorra, salió en busca de su
tío. Solo rezaba porque no estuviera con él.
Lo halló hablando con Jeremy y
algún que otro ayudante de mecánico. Un poco más tranquila se acercó a ellos dos.
-¡Hola preciosa! –La saludó el
patrocinador alegre-. ¿Cómo llevas la caída? –Le preguntó sonriente.
-Bien –Guiñó un ojo-. No me
impedirá saborear tu Lamborgini.
-Yo encantado –Le puso una mano
en el hombro-. Estaba pidiéndole un favor a tú… -Carraspeó un poco-.
A Henrí…
-Rectificó después de haber sido avisado por el hombre-. ¿Te molestaría mucho
tener un ayudante con el Aston Martin?
-No –Se alzó de hombros.
-Tengo a mí sobrino, creo que
unos cuatro años más joven que tú y está estudiando automoción –Sonrió-. Me ha
escuchado muchas veces hablar de tú padre, Henrí y de ti, que le hacía mucha ilusión poder
ayudarte y aprender.
-¿Te importa cielo? –Preguntó su
tío.
-Para nada será una molestia, así
posiblemente acabe antes de lo pensado –Sonrió animada-. ¿Ha venido contigo?
-Sí, voy a buscarlo –Rió-. Se
perdió en los coches para la carrera. Un segundo…
Tras quedarse a solas con su tío,
estudió el horario que le había preparado para ella.
-¿Qué te parece?
-Me gusta, con los chicos que me
has puesto.
-Pues lo tuve difícil –Soltó una
carcajada-. Sabes que muchos quieren trabajar bajo tu mando. Lástima que cuando
me muera, tu sustituirás a tu padre en su taller –Meneó al cabeza-. Yo tendré
que buscar a un buen sucesor fuera de la familia.
-Haber montado juntos el negocio
–Respondió divertida.
-Eso, díselo a tu padre. Que
primero lo hizo en el extranjero –Reprochó sonriendo-. Yo tuve que hacerlo aquí
al haberme casado antes que él…
-Pues uniros ahora –Sugirió-. Se
que a la gente aún le gustará más.
-Habrá que hacerlo –Suspiró-. Mi
hijo Jean arregla a personas no coches –Rió.
-Mi primo es un fantástico
cirujano, no lo machaques al pobre –Le dio un codazo en las costillas-. ¿Has
visto por aquí a?...
-Sí –Respondió antes de tiempo,
sabiendo por quien preguntaba-. Se halla en la pista de abajo entrenándose.
Sabe que tardaremos más o menos una semana en comenzar con su coche.
-¡AH! –Se acordó-. Gracias por
hacerme llegar la comida a mi habitación.
-No se a qué te refieres –Señaló
confuso, viendo como el rostro de ella cambiaba repentinamente-. ¿Estás bien?
¿Qué te ocurre?
-Nada –Respondió mordaz.
-No m ocultes cosas, te recuerdo
que estas a mi cargo –Puso los brazos en jarra.
-Pues que comí en mi habitación.
Me hicieron llegar allí un menú, y supuse que fuiste tú –Él negó con la
cabeza-. Seguro que Santino.
-Sí –Afirmó con pesar.
-Tampoco puedes enfadarte –Le
hizo comprender el hombre-. Simplemente se preocupó por ti –Dijo escapándosele
la sonrisa-. Creo que se dio cuenta de la situación, al saber que no te ibas arriesgar
a comer con él.
-Supongo que sí –Tubo que aceptar
resignada-. Bueno, por ahí viene Jeremy con su sobrino.
Dos horas después, seguía en el
último box con Sergei, pasando el rato de la reparación muy divertido. El chico
le recordaba mucho a ella, cuando rondaba aquella edad. Y la trataba con mucho
respeto a pesar de ser chica, y que supiera muchísimo más que ella. No paraba
de hacerle preguntas, que ella le respondía encantada con demostraciones en
aquel motor.
-¿Seguro que no te estoy
atrasando con tanta pregunta? – Le cuestionó por enésima vez Sergei.
-Que no tonto –Le sonrió con
cariño-. Ya vi mi calendario y tenemos tiempo –Explicó apretando una tuerca-. Y
es más, le pediré a Jeremy que te me preste para dos posibles reparaciones de
Mercedes C111, si hacemos ésta a gusto con el dueño.
-¡OH! –Se quedó con los ojos
abiertos-. ¿En serio? Gracias –Dijo sonrojado y rascándose la cabeza con gesto
nervioso-. No sabes lo mucho que estoy aprendiendo. Verás cuando presuma con
mis amigos, que fuiste mi profe particular por unos días… -Confesó logrando
sacar una carcajada a Jaimie.
-Vas hacer que me sonroje –Dijo sonriendo,
para después ponerse un poco seria-. Pero recuerda, que mientras dure el
campeonato mi nombre es otro.
-Lo se –Bajó la mirada para
quedarse unos segundos pensando-. A mí aún no me ha llegado mí carta –Confesó,
sabiendo que con aquello le decía que conocía toda la situación-. Apoyo tu punto
de vista, pero tarde o temprano se acaba el huir –Se alzó de hombros-. La vida
tiene que ir cubriendo sus etapas… Espero que no te enfades.
-Y no lo hago –Sonrió un poco melancólica-.
Malo sería que lo hiciera. Es un mundo libre, para opinar. Es solo que quiero
estar segura. Yo no acepté tan pronto que una hoja guiara mi vida hasta el
final.
-Pues, será mejor que te muevas…
-Masculló entre dientes-. Tu final se acerca a paso tranquilo por el fondo.
-¡Qué! –Se puso nerviosa, mirando
a todos lados-. ¡Maldito Santino! –Mascullo en un gruñido, comenzando a
quitarse de forma apresurada el mono y lanzándolo a un lado, para después
quitarse la gorra y soltarse el cabello-. Tú eres quien manda ahora –E ordenó
con el aliento acelerado-. O soy una amiga que vengo hacerte compañía, conozco
a tu tío y a ti… No te asustes si te abrazo o algo parecido.
¿Tanto tardaba en llegar? Estaba
muy nerviosa, hasta le costaba tragarse la saliva. ¿Qué le diría? Dios mío…
Respiró hondo, intentando calmarse y borrarse el recuerdo de aquel beso de la
memoria. ¿Seguiría queriendo continuar la discusión por donde lo dejaron? ¡Uf!
¿No hacía más calor allí?
-Tranquila, me tienes a mí aquí –Susurró
Sergei, al tiempo que daba unos pasos hasta posicionarse en un lateral del
coche-. Y más vale que me sonrías, sino quieres que note lo nerviosa que estás.
Se escucharon sus pasos en el
suelo. Venía con calma, tranquilo. No como sus pulsaciones, que seguro ganarían
una maratón de cien metros lisos.
-No se porque, pero algo me decía
que estarías aquí –Confesó con alegría Santino, nada más entrar en el último
box.
-Vaya –Chasqueó sus dedos al
tiempo que empleaba un tono satírico en sus palabras-, sin embargo a mí mi
radar femenino me ha fallado –Hizo una mueca con sus labios-. No me alertó que
se acercaba un piloto playboy ¿querías algo Santino? –Se cruzó de brazos y alzó
una ceja.
-Quiero muchas cosas –Sonrió de
forma seductora-. Pero veo que voy a tener que pelear un poco por ellas –Dejó caer
con una sonrisa distraída.
-Cariño, me pasas la llave
inglesa del ocho –Interrumpió Sergei, agachado bajo el coche y provocando que
Santino frunciera por un momento el ceño. Al tiempo que Jaimie, se mordía el
labio para no reírse de su expresión.
-Claro –Se dio la vuelta veloz para
coger del carro de herramientas la llave que le pedía el sobrino de Jeremy-.
Toma –Se la entregó acercándose a él y poniendo una mano en su hombro con cierto afecto. Cosa, que no pasó desapercibida
para Santino al haber dado un par de pasos más y colocarse en la parte frontal
del vehículo, pudiendo ver al mecánico atractivo que había allí.
-Hola –Saludó el chico sonriente
al ver casi a su lado al piloto-. Que honor tener a mí lado a un piloto como
tú.
-Hola –Saludó el hombre sin
apartar su mirada de la de él-. Gracias… -Medio sonrió-. ¿Es tuyo el coche?
-No –Se puso en pie, para
acercarse a él-. De un buen amigo, qu me ha pedido un pequeño favor.
-Pues tienes que ser muy buen
mecánico, para tu edad y que te dejen trastear un coche como éste –Dijo con
tono admirable, pero queriendo a la vez captar si era un posible rival.
-Trabajo bajo el mando de quien
para mí es, el mejor de todos –Soltó chistoso, al tiempo que Jaimie volteaba
los ojos al cielo.
-Me alegra saberlo –Sonrió-.
Supongo que ya se lo habrás agradecido a ella, el traerte el coche aquí y pasar
por todo aquel jaleo.
-Bueno… -Titubeó un poco al no haber
de que hablaba el piloto-. Prometí a ésta bella jovencita ir a cenar por la
ciudad, por las molestias causadas con el traslado del Aston Martin.
-Todo un caballero –Exhaló aire
el hombre con el ceño fruncido-. Bien yo… -La melodía de un teléfono móvil
interrumpió sus palabras.
Era el de Sergei, que con una
mirada de disculpa salía del box para responder. No viendo como ella rebufaba
por lo bajo por aquel contra tiempo. ¡Volvía a quedarse a solas con Santino! Y
no le hacía mucha gracia por una cosa ¡Éste se hallaba ahora mismo celoso de
Sergei! Era estúpida, muy estúpida… De seguro que aquello solo lo incitaba a
más. ¡No salía nada bien! Gritó histéricamente para sí, al tiempo que de forma
disimulada daba dos pasos hacia la salida de allí.
-¿Ya lo sabe él? –Preguntó con
voz dura tras su espalda.
-¿El qué? –Suspiró no pudiendo
evitar el parar y girarse a mirarlo, exaltándose un poco al ver que lo tenía
cerca.
-Que está perdiendo el tiempo
contigo –Se alzó de hombros risueño-. Tú pulso solo se acelera conmigo, no creo
que ese joven te… -Dio un par de pasos más acortando la pequeña distancia que
los separaba-, haga sentir la pasión que despierto yo en tu cuerpo –Siguió hablando
con voz ronca, hipnotizadora al tiempo que aventuraba avanzar un poco más, ya
solo había un suspiro entre ellos dos-. Ahora comprendo que aún estés verde a
pesar de tu edad –Volvió a sonreír, sin perder su tono de voz u alzando su
barbilla con delicadeza para acariciar con extrema suavidad el labio inferior
de ella con su pulgar-. Chicos de esa edad aún no saben mucho sobre vosotras –Acercó
su rostro un poco más-. No saben preocuparse primero por vuestro placer,
después el de ellos… Y tú lo sabes –Dos centímetros
tenía el aire para correr entre sus rostros-. Pero me gusta que tengas poca experiencia,
más disfrutaré enseñándote –Sonrió levemente antes de asestar su estacada y
capturar con suavidad los labios de ella, para exclamar ahogadamente cuando
Jaimie lo sorprendió con un mordisco fuerte a traición-. ¡Dios! –Saltó hacia
atrás observando como lo miraba la chica con ojos risueños-. Eso ha dolido… -Se
quejó acariciándose el labio superior, en donde se veía una fina línea de
sangre.
-¿En serio que esto te funciona
con tus fans? –Preguntó con hipocresía y sonriendo.
Eso es todo Jaime que le pasa al Santino que se cree el mas guapo??¡¡¡¡ bueno si lo es pero me choca que se porte asi de superior, hay como me chocan esas actitudes en los hombre. De todas maneras me encanto el capitulo y espero mas y tambien de inocencia robada ya no aguanto la espera EJ por favor sube otro capitulo porfis, porfis.
ResponderEliminarJajaj, se lo tiene merecido, en serio ese discurcito fue de lo peor, se lo justifico por los celos...pero esta vez Sntino te merecías un golpe.
ResponderEliminarBuen capi EJ, y obvio que más.....
A propos lo de la comida me dio hambre pollo y arroz especiado...casi me tentó más que Santino, casi.
Jajaja bien hecho!!! Muy confiado Santinito, pero aki no le va resultar.
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