viernes, 10 de febrero de 2017

Noches En El Balcón 32

-No te atrevas a darme –Señaló un sonriente Eric, con un movimiento calculado de reculación, donde Yola, cayó prácticamente a pocos milímetros de él. Gesto, perfecto para que él con vaso en mano, la sujetara por milésimas de segundo del rostro y pudiera plantarle en sus labios un corto beso, siendo apenas una suave caricia.
En ningún momento, había apartado sus ojos de los de ella, pudiendo captar todos sus gestos, ante el hecho de haberla besado de forma inesperada. Su paralización, pasando a un sonrojo leve de sus mejillas, que le encantaba y después, poco a poco como sus preciosas cejas se iban juntando en un ceño fruncido.
-Qué...
Pero la joven no pudo acabar de formular su pregunta, al ser interrumpida por una voz masculina que no pertenecía a Eric.
-Perdona Eric –Se disculpó aquel desconocido, saliendo a la terraza-. No sabía que estabas con tu novia, de hecho, nadie me ha dicho que tenía una cuñada –Señaló con sonrisa torcida.
Tanto Eric como Yola, brincaron en el sillón por la sorpresa separando sus cuerpos al ponerse en pie.
-Joder tío... -Soltó un profundo suspiro Eric-. Me has acojonado –Rió, para acercarse y darle un abrazo.
Viendo aquello, Yola ya se quedó más tranquila al saber que no iba a tener que salir corriendo por su vida. Pero algo cohibida por la situación interrumpida, observó a los dos atentamente, viendo que tenían un gran parecido.
Conclusión. Debía ser su hermano mayor.
- ¿Cuándo has vuelto de París? –Preguntó Eric, al soltar su abrazo-. Creí que aún te quedaban unos pocos meses más.
-Hará unas tres horas y pico... -Soltó pensativo, mientras rebufaba con los labios y posicionaba su mirada en Yola, quien se hallaba completamente cohibida y observándolos ciertamente con apuro-. Hola –Le sonrió, dando los pasos que los separaba para agarrarla de los hombros y plantarle un beso en cada mejilla, volviendo a sonreír divertido por el aumento de color en las mejillas de la chica pelirroja-. Soy Jordi, el hermano de Eric.
-Ella es Yola, mi... -Fue a indicar Eric, pero ella lo interceptó.
-Su vecina de balcón –Consiguió decir, tras carraspear un poco.
-Vecina... -Repitió Jordi con cierto arrastre mostrando incredulidad por su parte, tras lo visto. Por ello, que se giró a mirar a su hermano, viendo como éste volteaba la mirada al cielo-. Ya veo...
- ¿Tienes hambre? –Le preguntó Eric, señalando lo que quedaba de pizza en la mesa, para ver como al momento, éste hacía un gesto negativo de cabeza.
-Necesito que me eches un cable –Pidió con cierta frustración en sus palabras.
-Claro –Aceptó Eric, pero con el ceño fruncido-. ¿Qué ocurre?
-Verás, me he presentado en tu casa sin avisar por si tenía suerte y se hallaba aquí –Confesó con cierto pesar.
-Por tus palabras –medio sonrió-, deduzco que me estás hablando de Elisabeth –Dijo, sin percatarse como Yola, al escuchar el nombre de su amiga, prestaba suma atención a la conversación de los dos hermanos.
-Necesito pillarla –Masculló entre dientes-. Ella... -Se mordió el labio inferior, mientras volvía a coger aire profundamente-. Se ha pasado cuatro pueblos –Confesó con un fuerte resoplo.
- Pero... ¿Qué te ha hecho? –Preguntó Eric, temiendo por una de las jugarretas de su amiga, como había hecho con él mismo.
-Sabes, que estamos tratando con el padre de Charlotte en París –Eric, asintió con un gesto de cabeza-. Y que Charlotte, además es la relaciones públicas de su empresa –Resopló con cierta exasperación-. Joder, es normal que tenga que ir a comer y cenar con ella, más ir a teatro y óperas... También lo hago con su padre. Es lo que toca, mientras estamos a veces de negociaciones –Su humor empeoraba. Con gesto nervioso, se pasaba la mano por su cabello moreno-. Pues la encargada de hacer todas ésas reservas, es Elisabeth.
- ¿Cómo qué es Elisabeth, la que se está encargando de tú agenda? –Frunció el ceño Eric por aquel nuevo dato-. ¿Dónde está Miriam?
-Mamá –Indicó con una sola palabra, en un gruñido mostrando su total desacuerdo-. Puso a Miriam, para otras cosas y le dio el poder a Elisabeth, para que se encargara de mí además de estar haciéndolo de ti.
-Vaya... -Dijo algo incrédulo, mientras Jordi se encogía de hombros.
-A mí, me ha puesto mi vida patas arriba –Señaló ofuscado-. No sé por qué, todas las veces que hablo con ella por teléfono, me responde con tono borde –Indicó confuso-. Y cada vez, donde realiza las reservas de las citas empresariales que tengo con Charlotte, me siento más incómodo imposible. Son lugares, con ambiente demasiado romántico, lleno de parejas besándose y...
- ¿En serio? –Preguntó un Eric asombrado.
-Pero espera –Rió con sarcasmo-. Su última gestión, es la que me ha hecho pillar un vuelo sin que lo sepa ella, para venir a cogerla. No tenía ni puñetera idea, que era el cumpleaños de Charlotte...
- ¡Auch! -Hizo una mueca Eric, temiéndose lo peor.
-Exacto –Afirmó en un gruñido su hermano-. Bombones, flores, joyas y cena, en un maldito lugar donde solo se acude para pedir matrimonio. ¡He quedado ésta noche como un capullo! –Vociferó con enfado-. Quiero que la hagas venir aquí.

No daba crédito a lo que estaba escuchando, pero estaba completamente segura, de que, si su amiga había hecho todo aquello al hermano de Eric, es porque tenía una buena razón. Por ello, tenía que avisarla del problema que iba a tener, si acudía a la llamada de Eric.
Se merecía su ayuda, pues le había dado su apoyo desde un principio.
Ahora, solo tenía que enviar un mensaje fuera de la vista de ésos dos. Por ello, lo mejor era buscar una excusa y salir de allí.
Elisabeth, era más importante en aquel momento, que el atrevido roce que le había dado Eric, anteriormente.
-Yo, creo que será mejor dejaros solos... -Dijo con tono débil y tratando de aparentar algo cohibida, por lo dicho de Jordi.
Eric, se giró atenderla veloz.
-Yola, puedes estar aquí tranquilamente con nosotros –Se puso enfrente de ella, para mirarla a los ojos-. Sabes que no molestas.
-Pero son asuntos personales y yo –Se alzó de hombros-. No me siento cómoda escuchándolos, me siento algo intrusa –Hizo una mueca con sus labios.
-De acuerdo pequeña –Le sonrió Eric, saliendo de enfrente suyo-. Supongo que mañana nos veremos.
-Sí –Asintió con un gesto de cabeza-. Encantada Jordi –Se despidió sin apenas aguantarle la mirada por mucho.
-Espero no me tengas en cuenta el haber interrumpido tu cena, Yola –Se disculpó Jordi con sinceridad-. Yo no sabía que mi hermano te tenía a ti –Sonrió levemente, al ver como se sonrojaba de forma violenta, por la insinuación de sus palabras.
-No, tranquilo –Le sonrió con timidez-. Fue una sorpresa doble, lo de nuestras terrazas... -Se alzó de hombros-. No me quedó más remedio que aceptar el vivir con él ahí –Dijo con cierta pulla, volviendo a mostrar su verdadero carácter.
- ¡Oye! –Protestó el aludido sorprendido, pero sin borrar su sonrisa de la cara, mientras que el otro, rompía a fuertes carcajadas.
-Hasta mañana –Se despidió, saliendo de allí con cierto paso apresurado.



Traspasaba el marco de su balcón, entrando en la calma de su dormitorio, para sacarse el teléfono del bolsillo trasero de su pantalón, intentando ser más rápida que Eric y su hermano.
Pero no llegó a desbloquear el teléfono, que se vio lanzada cara abajo en su mullido colchón de forma brusca, quedando apresada bajo el cuerpo de Eric.
¿Cómo supo que era él?
Por su olor y el calor que desprendía su cuerpo, haciendo que se sintiera protegida. Pero aquella vez, se sentía sorprendida y molesta.
- ¡AH! –Gimió entre sorprendida y molesta, por verse con la cara enterrada contra las sábanas. Y cohibida, sin saber a qué, venía aquel comportamiento de él- ¡Qué haces idiota!
Eric rió divertido.
-Juro, que me sorprenderé el día que tengas palabras cariñosas para mí, pequeño demonio rojo –Habló con sus labios pegados al oído de la joven, sin percatarse, que en alguna ocasión la rozaba y le producía un escalofrío suave y dulce, en el cuerpo a la joven-. Sabía que tu huida era algo sospechosa. Ibas a llamar a Elisabeth –Indicó, alargando su brazo izquierdo para arrebatarle con un pequeño forcejeo, el aparato a la joven de sus manos.
- ¡No tienes ningún derecho a quitármelo! –Vociferó todo lo que pudo, al tener el rostro casi aplastado contra las sabanas-. Elisabeth es mi amiga, me importa un pepino si te molesta que fuera avisarla...
-Ahora no tengo tiempo para explicarte lo que ocurre entre mi hermano y ella –Dijo con tono suave y divertido, acercando sus labios más al oído de la joven, para propinarle un delicado mordisco en el ovulo izquierdo de ella, viendo como todo el cuerpo de la joven se tensaba al instante-. Prometo hacerlo mañana, pero ahora, debo llevarme por la tranquilidad de ellos dos, tu teléfono –Sonrió travieso, sin que ella pudiera ver aquel gesto en él, al ver que podía empezar a dejar en aquel momento más de su plan sobre ella. Con suavidad, giró su cabeza hacía la izquierda para tener acceso a la base del cuello dulce de ella, donde depositó un leve beso-. Mañana por la mañana, te pasas por mi despacho y te lo devuelvo, pequeño demonio rojo.
-Pienso patearte el culo por esto, me importa un pepino que seas mi tutor –Gruñó completamente enfadada, pro verse reducida de aquel modo.
-Pues no me queda más remedio, que cobrarme por adelantado esa patada –Siseó risueño, acercando sus labios una vez más a su cuello y dándole un beso, con lametazo incluido. Sonriendo al ver como la joven, temblaba levemente. Aquello, le gustaba, era muy buena señal-. Mmm... Me gusta tu crema corporal. Adiós –Dijo apresurado, separándose de forma abrupta y saliendo de allí veloz.
Con un cosquilleo que no comprendía por todo su cuerpo, se sentó en su lecho para recuperar sus pulsaciones a un ritmo más normal. Mientras deducía, que era inútil el perseguirlo, pues se habría encerrado en el interior de la vivienda.
Con frustración, por haberse visto apresada de aquella forma y por las cosas raras que le había hecho, Eric. Se dirigió al comedor, a buscar el teléfono fijo. Pues el idiota, no había caído en su memoria.
Se sabía el número de su amiga, sonrió triunfalmente. Tras haber cerrado también el pestillo de su terraza anteriormente.


1 comentario:

  1. Ayyy me gustaaaaaaaaaaaaaaaa...otra pareja, más intrigas....Wiiiiiiiiiiiiiiiiiii

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