Mientras se hacía el café, que para nada entendía el motivo, cuando en verdad todos los allí presentes necesitaban más bien una puñetera tila, se iba mordiendo alguna que otra de sus uñas, cambiando a ratos por tamborilear con sus dedos en la encimera de la cocina, sin poder ocultar sus nervios y enfado.
¡Maldita sea con su mala suerte!
Otro, que ya mismo hacía acto de presencia allí, siendo uno más para saber de la situación surrealista de aquella noche, en aquella casa con su padre.
Uno, que iba a destrincarse de la risa, al saber de un nuevo fracaso de ella ante Alex. Y lo más ridículo, que había sido casi en presencia de su padre.
Soltó un gemido avergonzada, al tiempo que se cubría el rostro por un momento, con las palmas sudorosas de sus nerviosas manos.
Su familia, iba a fastidiarla a bromas por una buena temporada.
¡Joder, si al menos se hubiera acostado con él, le darían igual esas pullas!
Y ésa, era otra...
Se mordió los labios, mientras se peinaba el cabello enredado, como si fuera hacerse una cola y luego, volvía a dejarlo caer por su espalda.
Después de dos años de encuentros, donde estos habían sido cargados de miradas y pullas, habían sucumbido al deseo que les reconcomía desde siempre... Puede que, a causa de la pastilla, a la loca fiesta o simplemente, por haber estado por primera vez solos en un espacio reducido, y uno de los dos desnudo y con una erección.
Y ahora, comprendía la razón de su cuerpo, por quererlo solo a él...
¡Joder con sus labios! Eran pura dinamita. Revolucionaban su cuerpo a un nivel extralimitado.
Si no se hubiese detenido un momento analizar lo que estaban haciendo, si simplemente lo hubiese ayudado en buscar algo afilado para cortar sus ataduras. Oh simplemente, si lo hubiese agarrado allí mismo en la cocina, no hubiesen escuchado a Donovan y puede que...
Apretó sus ojos con hastío, sabiendo que entonces su padre los abría pillado en pleno acto sexual. Y sí le sumabas a las voces de Donovan de auxilio, obvio que los hubiera acabado santiguando a todos allí por una orgía del demonio.
Pero lo que más rabia le daba, era su seguridad en el futuro comportamiento de Alex. Apostaba su virginidad, a que iba a seguir viviendo por mucho tiempo con aquella barrera en sus partes bajas, porque éste idiota iba a poner aún más distancia entre ellos dos.
Cada vez se sentía más determinada a llevar su vida lejos de aquel lugar. Uno, en donde nadie la conociera.
Tenía que hacer algo. Necesitaba hacer algo ya... Solo estaba pidiendo conocer el sexo, algo que, en aquel siglo, para nada resultaba un tema tabú.
Soltó un profundo suspiro, al ver que llegaba el momento de explicarle a su hermano, lo que ocurría allí y la discreción, que se esperaba...
Caminó hacia la puerta de entrada, para abrirla justo cuando su hermano subía los pocos peldaños.
-Hola, pequeño pitirrojo –La saludó con cariño, dándole un beso en su mejilla-. ¿Para qué se me necesita en casa de Donovan con un soplete? –Entró en el recibidor, observando a su hermana cerrar la puerta y asegurarse de que el pasador estuviera bien puesto-. Además, he visto el coche de papá aquí aparcado.
Mandy, lo miró por un segundo seria, para después aspirar y expulsar el aire con cierto pesar.
-Se trata de Donovan y su prometida –Empezó a explicar aún con el tono serio-. Digamos, que se hallan en una situación, algo comprometida –Hizo una mueca con sus labios-. Por ello, se espera discreción de ti. Debes subir arriba al dormitorio principal, papá está allí con ellos –Frunció el ceño-. Y ni idea, de por qué apareció papá aquí.
-De acuerdo –asintió con un gesto de cabeza-. ¿Entonces, en qué posición te deja eso a ti? –Achicó los ojos con suma curiosidad.
-Mi presencia aquí, no te es relevante, chismoso –Le sacó ella la lengua-. Ves para arriba y di, que el café se halla listo –Indicó, volviendo nuevamente a encaminarse hacia la cocina.
Alex, empezó a negar con un gesto de cabeza, hacia la idea de Patrick.
-Creo, que eso, no significará nada para tú hija –Frunció por un momento las cejas-. ¿Y exactamente, qué quieres lograr con ello?
-Eso, ya es cosa tuya –Se alzó de hombros-. Yo te la encamino un poco, tú ya decides si vas a la izquierda o derecha –explicó frotándose las manos-. Bien, me gusta que ya mismo, se acabe la tontería que traía mi hija –Le sonrió, sacando un profundo gemido de incredulidad a Alex.
-Dios, creo que voy a ser despellejado –siseó pensativo-. Necesito una copa.
-Lo que necesitas, es una ducha para ver si baja el termómetro hijo –Le guiñó un ojo divertido Patrick, arrancando una carcajada de Silvia, que fue reprimida al momento por un descontento Donovan.
Justo en aquel momento, Steve con los ojos como platos, hacia acto de presencia dando dos golpes en la puerta abierta, para avisar de su llegada.
-Buenas noches –Carraspeó un poco, intentando no volver a mirar hacia Silvia-. Ahora sé que pinto aquí –se giró a mirar a su padre con el ceño fruncido-. ¿Pero tú no? Y... -Miró un segundo a un desconcertado Alex, vestido en calzoncillos ligeramente exageradamente abultados-. Y... -Juntó las cejas, por tal visión para sonrojarse y volver a dirigir su mirada hacia su padre-. Creo que Mandy, te ha ganado por goleada, al montarse ésta fiesta –Volvió a carraspear, no pudiendo disimular la risa que le subía por la garganta.
Patrick, volteó los ojos al techo.
-Quítales las esposas, que luego hablaré contigo por no decirme que el veterinario, siempre ha sido el tendón de Aquiles de tú hermana.
-Hecho lo de las esposas –Se encogió de hombros-. Pero para nada lo otro, que si no me arriesgo a ser castrado por ella –Rio divertido, mientras se encaminaba hacía el lecho-. Buenas noches Donovan, sabes que me debes un trago de ése wiski tan viejo... -Le guiñó un ojo.
-Capullo –Siseó Donovan, con una divertida sonrisa.
-Yo, iré bajando abajo –Comentó Patrick.
-Cierto –Alzó un dedo al aire-. Mandy, ya tiene listo el café.
-Y yo, me iré a darme ésa maldita ducha -Informó con voz aún abstraída.
Estaba en la cocina sola y nerviosa, qué carajo, se hallaba histérica. Se auto-admitió así misma, mientras se hallaba sentada en una silla de la gran mesa de madera, con una taza de café delante suyo. Esperando que todos los de la planta de arriba, empezaran a desfilar por allí abajo, para poder largarse.
Aunque, podía coger el coche de su hermano, y que luego su padre, se encargara de acercarlo a su casa.
¿Estarían las llaves en el contacto, como solía dejar en casa de vecinos conocidos?
Por el impulso de la idea, se puso en pie y fue a dar los pasos necesarios para salir de la cocina, cuando su padre hizo acto de presencia.
- ¡Maldita sea! –Le gruñó-. Nunca te han dicho, que eres muy oportuno.
Éste, solo supo reír y acercarse a la mesa.
- ¿Es para mí, ése café? –Indicó con un gesto de cabeza hacia la mesa.
-No –Negó, resoplando y yendo a servirle uno, como al hombre le gustaba. Dándole la espalda, mientras esperaba que la taza se llenara del líquido oscuro.
-Sabes que te quiero y no me hallo enfadado por las decisiones equivocadas, que decides vivir... Pero no acepto que me mientas, Mandy.
Se volteó a mirarlo por un momento, con el ceño fruncido, dándole a entender que no le comprendía.
-Alex, ha confesado, que sí habéis mantenido relaciones sexuales hace un rato –Informó con mirada seria, para no reírse ante la expresión de shock, que presentaba en aquel instante su amada hija-. ¿Ha valido la pena, hacerlo fuera del matrimonio o sin tú pareja comprometida, solo para llevarme la contraria? Y encima, coaccionando al joven al drogarlo...
El café dejó de caer, de modo que, de forma automática, lo sacó y se lo entregó a su padre en sus manos, para después pasar por su lado e ir en dirección a la planta superior con cierta mirada fría.
Mientras que, en la cocina, Patrick silbaba tras agarrar una botella de coñac y llevársela con el café a la gran mesa de madera.
Con la mandíbula apretada, subió las escaleras tan rápido, que prácticamente parecía que lo había hecho Drácula. Así, es como se sentía en aquel preciso momento. Con sed de agarrar al hombre por el cuello.
Llegó al dormitorio, justo cuando la pareja era liberada de las esposas por su hermano, soltando éstos unos enormes suspiros de alivio. Quedándose los tres callados y con el ceño fruncido, ante su extraña presencia allí.
Miró buscando a su objetivo, pero no lo vio por ningún rincón.
-Estoy buscando un cadáver –Soltó abruptamente, logrando arrancar una sonrisa divertida a Donovan y su hermano.
-En su dormitorio duchándose –Habló éste divertido, al tener la venganza servida en bandeja por ser su boda aplazada-. Puerta caoba al final del pasillo.
¡Quién coño se creía! Pensó sulfurada, mientras veía cada vez más cerca la puerta caoba.
Dos años, girándole prácticamente la cara y ahora, venía a...
¿Qué puñetas pretendía?
Abrió la puerta de sopetón, golpeando ésta contrala pared y casi con ella nuevamente, en su viaje de retorno por la fuerza del empujón.
Miró todo el cubículo con mirada escrutadora... No, aún no había salido del baño. Entonces, fijó su mirada en la puerta de la derecha del interior del dormitorio.
¿Entraba o no entraba?
- ¡A la mierda! –Soltó en voz alta, dando tres zancadas y abriendo la puerta, para adentrarse en un baño inundado por el vaho.
Sí, dentro de la ducha seguía éste sin percatarse de su presencia. Sus colmillos de Drácula vengativo, aparecieron justo cuando abría la mampara de cristal y Alex, bajo el chorro de agua caliente, abría los ojos con sorpresa.
Aishhhhhhhhhhhhhh! De nuevo dejas ahí? En situación comprometida y sin saber!!!!! Y gente desnuda en la ducha...Aishhhhhhhhhhhhh
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