lunes, 5 de diciembre de 2016

No puede ser amor 25°- Gaby Ruiz



Respiró hondo. Tenía que calmarse. Emitir un grito con todas sus fuerzas no iba a ayudar, tal vez a sacar su frustración, pero por lo demás, solo ahuyentaría a Kyle y dejaría sordo a su interlocutor. Y, por alguna perversa razón, esa última idea le gustaba demasiado.
–Sí, mucho tiempo –se obligó a responder– Alex –pronunció a regañadientes, sabiendo que la idea de gritarle era tentadora aún.
–Hummm, ¿escucho un tono hostil? –sabía que estaba sonriendo. ¡Maldito fuera Alex!– ¿soy inoportuno?
–No te haces una idea –soltó Danaé, nada amable. Estaba cansada de escuchar a Alex. Siempre ahí, en su vida, en sus sueños y realidad, en todo. ¡No más! Pero si le había llamado, bueno, tendría que obligarse a ser amable– ¿cómo estás? Mucho tiempo sin noticias tuyas –suavizó el tono, inspirando hondo.

–Ni tuyas, Danaé –su tono se hizo… extraño.  Sintió que le electrizaba al escucharlo pronunciar su nombre completo, cosa que no hacía mucho– ¿cómo van las cosas contigo?
–Todo… bien –contestó con lentitud.  No sabía cómo tratarlo. ¿Era solo su imaginación la que experimentaba ese sentimiento de cambio? ¿Realmente algo había cambiado o solo era la distancia? Alex…– estudiando, divirtiéndome y en el departamento. Nada diferente de cuando estaba en casa.
–Me alegra saberlo –y realmente sonaba alegre. ¿Por qué?– no he tenido muchas noticias tuyas, al menos no directamente.  ¿Me estabas evitando?
No más –pensó Danaé suspirando– Alex.
–No. ¿Por qué lo haría? Siempre has sido… –debía decirlo, necesitaba hacerse a la idea de una vez– como mi hermano. ¿Cierto?
Silencio. No se escuchaba absolutamente nada. ¿Seguía ahí?
–Claro –pronunció Alex, su voz distante y amable, como siempre– ¿qué hacías? ¿Te desperté? La diferencia horaria es…
–No, nada de eso. En realidad… –se quedó pensando.  Se lo diría.  ¿Por qué no? ¿Por qué?– estaba a punto de ver una película. 
–¿Cuál? ¿Podríamos verla juntos? –preguntó creyendo que iba al ¿cine?
O al menos eso imaginaba, porque de otra manera no entendía el por qué de su sugerencia. Alex la desorientaba con tantos cambios.
–Aún no lo sé.  Si quieres pido para mirarla… –no sabía por qué había dicho eso, pero realmente no tenía la menor idea de qué decir. ¿Por qué le había dicho que vieran una película juntos? ¿Seguía cuidándola?
–¿No sabes? –Alex entrecerró sus ojos– ¿con quién la verás?
–Alex, ¿no es tarde allá? Deberías…
–Danaé, ¿con quién? –preguntó insistente, como si fuera algo de vital importancia. ¿Qué le estaba pasando?
–Alex, ¿estás bien? –preguntó, tal vez demasiado alto o su tono de alarma, porque notó que Kyle giraba y la miraba, una mirada extraña. ¿Por qué?–  Y… –bueno, esa pregunta de ¿estás bien?, se había hecho demasiado “popular” entre ella y Alex.  Es que ahora, jamás parecía estar bien.  Normal… como él siempre había sido con ella– estoy con Kyle.
No necesitaba explicarlo más. Él sabía quién era Kyle ¿no? Probablemente recordara muy poco de su ex novio pero bien podía hacerse una idea.  O tal vez no. No es que Alex se interesara de su vida.
–Salía con él en Italia… –empezó a decir.
–¡Sé perfectamente quién es Kyle! –soltó furioso Alex y Danaé miró con horror. ¿Qué rayos le pasaba a Alex? ¿A eso se refería Marcos?
–Oh, no tienes por qué ponerte así –miró hacia Kyle. Las palabras habían sido tan altas que por un momento pensó que él pudo escuchar. Pero no, seguía tan impasible.
–Lo lamento –dijo él, claramente a regañadientes– ¿estás con él?
–¿Ya te dije que veremos una película cierto? ¡Claro que estoy con él!
–Danaé… –llamó en tono de advertencia.
–¿Qué, Alex? ¿Qué ahora? –estaba cansada.  Ese juego de él no tenía razón de ser.  No iba a más, en verdad– ¿llamaste para darme la gran noticia? Sí es así, ahórratelo… ya lo sé.
–¿Qué gran noticia? –preguntó extrañado.
–Tú y ella –dijo, sin atreverse a nombrarla– ¿era eso? Porque si es así realmente estás perdiendo tu tiempo y…
–¿Cómo lo supiste? –señaló desconcertado. ¿Sabía de él y Aurora? Mejor, ¿qué era lo que creía que sabía?
–Nuestra sociedad es pequeña. Imagino es un rumor interesante esta temporada. Yo que sé.
–¿Cómo? ¿Quién te dijo? –no, la pregunta que él quería hacer era, ¿qué te dijeron?
–No importa ya, ¿verdad? –suspiró cansada– lo sé.  Y ya lo he entendido.  Realmente Alex, no tenías por qué tomarte la molestia. Ahora debo colgar, he sido increíblemente grosera con Kyle que me espera. Adiós, Alex. Un gusto escucharte.
–Pero, Danaé –pidió él. Su voz apremiante– ¿qué es lo que sabes?
–Todo.  Siempre lo supe, tú ya lo sabes. Adiós –y esta vez, colgó.
Alex se quedó mirando al teléfono, indeciso entre tirarlo contra la pared o darse de golpes con él.  Es que realmente era un total y completo idiota.  ¿Qué le pasaba? ¡Sí, esa sí que era una buena pregunta! Y no, no tenía una pequeña idea de qué demonios le pasaba. Era algo totalmente nuevo en él, perder el control así. ¿Qué era? Porque si bien había amado toda su vida a Aurora, él podía mantener el control de sus emociones, bajo llave, para que nadie más las viera.  Solo ella, cuando por fin estuvieran juntos.  Y ahora… ¡ahora se daba cuenta que no tenía ni idea!
¿Qué había cambiado? ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? Y, lo más importante de todo, ¿qué rayos tenía que ver Danaé en eso?
Él no lo sabía. Había pensado que hablaría con ella y todo sería normal. Escucharla y sabría que era Danaé, la de siempre, si, esa niña a la que vio crecer y que era como su hermana.  Pero no, no había sido así de ninguna manera. Ni siquiera al principio. Desde que escuchó su voz, él… bueno, perdió el control de sus emociones. Se estaba volviendo loco. Esto no podía ser una buena señal.
Y una vez más, estaba convencido que su amor por Aurora había condicionado a que él estuviera así ahora. Si, cuestionándose su amor por ella cuando ya la tenía a su lado. De cierta manera…
Porque no había sido lo que había esperado. Ni de lejos.
Hubiera querido decir que mejor, que increíble y que había sido como tocar el cielo pero no. Ni un único y olvidado fuego artificial. Nada.

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