En los días siguientes, Abigail
se limitó a hacer su trabajo y a
alejarse tanto como fuera posible de su jefe.
También tenía sus propias metas que cumplir, ayudar a su madre y ahorrar para poder contratar un buen
abogado que sacase a su padre de la cárcel. Aquellos que le asignaban nunca se
habían preocupado realmente por su situación, y lamentablemente cada vez que
habían reunido algo de dinero, con mucho sacrificio, había surgido algo más
urgente.
Y la peor lucha era mantener su esperanza y su espíritu cuando todo parecía ir en su contra, así que tenía otras
prioridades antes que ocuparse de la vida personal de su jefe.
Poco después del almuerzo, Antoniette la llamó a la cocina.
-Sientate- dijo la mujer y le sirvió un plato abundante de comida.
-Está bien, puedo comer algo después.
-Come ahora niña, parece que fueras a quebrarte de lo delgada que estás.
Además no querrás rechazar mi comida, ¿verdad? Tómate tu tiempo y come
tranquila, me gustaría ver algunas tus mejillas redondeadas– insistió la
francesa y ella cedió. Solían comer rápidamente o antes del almuerzo o después,
pero esta vez era diferente. En verdad parecía que Antoniette intentaba rellenarla.
Apenas terminó de comer, le trajo unos pastelillos de manzana y canela
que había preparado, desde el día que habían traído a aquel chef foráneo,
Antoniette se esforzaba el doble en preparar delicias y demostrar sus
cualidades, esa había sido su venganza.
-¿Cómo están?- preguntó ansiosa
-Oh, Antoniette esto es una deliciosa, no creo que haya mejores en todo
Londres- elogió sinceramente la confitura y la cocinera sonrió ampliamente.
-Come otro, entonces.
-En realidad, ¿podría llevarle alguno a mi madre? Le encantarían- dijo
con los ojos llenos de anhelo.
-Querida he hecho suficientes para que repartamos en el vecindario,
creo. Así que come hasta hartarte y prepararemos un paquete para tu madre.
-¿Estará bien? ¿No le molestará al señor?
- Hay muchas cosas que puedo criticarle, pero ser tacaño con la comida
no es una de ellas- dijo la mujer y calló lo que Cole le había dicho pocos días
atrás. Él personalmente le había pedido que se ocupara de alimentar a Abigail,
se había acercado y con su usual tono bruco había soltado : “¿Esa muchacha
come?, parece más flaca cada vez que la veo. Asegúrate de que no vaya a
desmayarse de hambre” Y Antoniette estaba más que feliz de cumplir esa orden. En
poco tiempo le había tomado cariño a la muchacha, era trabajadora, con nobles
sentimientos y no era melindrosa como otras.
Había algo en ella que desprendía calidez y si algo faltaba en esa
mansión inmensa era un poco de calor.
Cole llegó cansado y bastante mojado por la lluvia, llevaba un mes
bastante caótico, su prometida vivía poniendo excusas cada vez que intentaba
que salieran a pasear o una reunión con sus padres, ni siquiera había aceptado
la invitación al teatro que le había hecho.
Y también continuaban los incidentes alrededor de sus negocios, habían
asaltado a algunos de sus clientes al salir de los salones de juego.
Estaba cansado.
La casa estaba en silencio, Bart había salido a hacer algunas
averiguaciones que él había solicitado. Antoniette había pedido el día libre y
no se suponía que hubiera nadie más.
Pero escuchó ruidos, primero maullidos suaves y luego una voz más suave
aún.
Se quitó el abrigo y fue tras los sonidos hasta dar con el origen, en un
rincón de la cocina, Abigail estaba acuclillada junto a una caja donde había un
par de gatitos.
-¿Qué es esto? – preguntó llegando hasta ella y la joven se sobresaltó.
-Yo….estaban en la lluvia. Así que los traje.
-¿Crees que esto es un refugio? Debiste llevarlos a tu casa si tanto te
preocupaban, no traerlos a la mía ¿No pensaste que si quisiera animales, los
tendría?
-Sólo pensé que iban a morir si los dejaba a la intemperie. Y mi casa no
es el mejor lugar para llevarlos, si iba a salvarlos pensé que les convendría
una a casa donde sobrara la comida y tuvieran comodidades y espacio. Además son
muy buenos para mantener a raya a las ratas.
-No hay ratas aquí – dijo él con tono lúgubre, odiaba a los roedores,
había convivido demasiado con ellos en el pasado
-Pero si estos gatitos se quedan, tendría garantías absolutas. Además no
comen mucho, y necesitan un hogar – dijo ella mirándolo fijamente.
-¿Y por qué debo ser quien les dé un hogar?
-Porque usted puede- respondió simplemente, como si no se necesitaran
más razones, y antes que Cole pudiese responder o hacer algo, Aby tomó un
gatito de la caja y lo depositó en los brazos del hombre – Mírelo – insistió.
Él no supo qué hacer, sostuvo torpemente al animalito entre sus manos,
entonces fue consciente de varias cosas. De que aquel gatito era un ser vivo,
podía sentir el calor que desprendía el
pequeño cuerpito, también pudo sentir las costillas y eso lo golpeó, uno de sus
mayores fantasmas era el hambre. Sabía mejor que nadie lo que era. Notó también
que el gatito se acomodó con confianza y le lamió la mano. Y por último la mirada
clara de Abigail Myrtle Owen que parecía tener una cruzada personal para
rescatar seres y la férrea convicción de que él debía involucrarse.
Él sabía que la gente no ayudaba sólo porque tuviera el poder de
hacerlo, no era tan fácil. La mayoría de los poderosos pasaba sin mirar,
eligiendo ignorar las necesidades ajenas.
Sin embargo, aquella muchachita, a pesar de su dura vida, aún creía que
con un poco de buena voluntad se podía mejorar el mundo. Estaba tan
equivocada, pero él no quería ser quien se lo confirmara.
-De acuerdo, pueden quedarse, pero que no se vuelvan una molestia –
accedió a regañadientes y le devolvió el gato.
-Muchas gracias, es una buena persona – dijo ella y él enarcó una ceja.
-Creí que pensabas que era un mal hombre.
-No, creo que a veces se desorienta un poco. Sólo eso – dijo con su
impulsiva sinceridad y pareció arrepentirse instantáneamente, pues se mordió el
labio.
-Quizás tengas razón, quizás a veces pierdo un poco el rumbo. Si no
tienes en claro de dónde vienes suele ser difícil encontrar el camino correcto
– sentenció Cole con un tono de voz apagado, mientras su mente se llenaba de
oscuros recuerdos.
Iba a retirarse cuando notó que la chica llevaba de nuevo aquellos
mitones tejidos , además estaban en bastante malas condiciones. Volvió a
acercarse.
-¿Por qué llevas eso de nuevo? – dijo y aproximándose tomó sus manos y
quitó el guante mojado. La chica no alcanzó a reaccionar a tiempo y entonces Cole supo por qué las ocultaba,
tenía marcas de quemaduras.
Ella ocultó las manos tras su espalda y él se maldijo en silencio,
primero el cabello, ahora esto, estaba condenado a poner al descubierto sus
debilidades y avergonzarla.
-¿Qué te pasó? – preguntó aunque era obvio.
-Me quemé, hace mucho tiempo. No son un espectáculo agradable y además a
veces molesta si no las cubro, con el
frío y eso…- explicó a medias en voz tenue.
-¿Cómo sucedió? – preguntó él.
-Ya no lo recuerdo – mintió esbozando una sonrisa. Lo recordaba con
total claridad, había sido cerca de quince años atrás cuando vinieron a llevarse
a su padre, en el forcejeo , la habían empujado y había caído sobre las cenizas
de la chimenea, aún quedaban brasas y se había quemado las manos. Recordaba el
dolor, el llanto de su madre, la forma en que su familia se había roto. Era
imposible olvidar el día que toda su vida había cambiado, y como una ironía del
destino realmente se le había grabado a fuego. Pero no quería mencionarlo,
aunque no pudiera borrar ese día prefería mantenerlo lejos de su mente.
-Lo siento- se disculpó Cole
apenado- no fue mi intención. Sólo estaban mojados y con barro.
-Está bien, no lo sabía. Además permitió que Trueno y Llovizna se
queden, eso es suficiente – dijo ella y esta vez su sonrisa tuvo un poco más de
sinceridad.
-¿Trueno y Llovizna?- preguntó confuso y luego entendió. Enfocó su
mirada en la caja donde maullaban sus recién adquiridos gatos- ¡Vaya nombres!
-Es verdad , son suyos. ¿Quiere ponerle nombres?
-No, pajarillo. Ni siquiera sé cómo terminé siendo dueño de ellos.
Edúcalos bien, trata de que no sean tan atrevidos como tú, no creo que les
tenga tanta paciencia – dijo finalmente y se marchó
OMG no va poder ver el corazón!!!!??? Trueno y llovizna? Que buenos nombres sis, eres mi heroina por atreverte con una historia de época y además tan buena! Dime que habrás mas caps pronto... muack.
ResponderEliminarEmpieza el buen entendimiento ... que emoción wiwiwi ya empieza a gustarme cada vez más. Esta escena fue la de.pajaritos en la nieve jajajajajaja me recordó ese momento.Ya.me estoy sintiendo iumpaciente por mas
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