jueves, 21 de abril de 2016

Sólo por ti 19 - Gaby Ruiz



Si había una ventaja considerable al disponer de un padre influyente, ser una heredera y tener una fortuna cuantiosa propia era que casi todos sus caprichos podían ser cumplidos al instante. Así que, Beth se encontraba ya en el avión hacia Italia, despidiéndose de América por un largo… larguísimo tiempo. Ella no quería saber más nada de lo que había sucedido ni mucho menos mirar nuevamente a Lucian. ¡Ni en sus pesadillas!
En cuanto pisó suelo italiano, llamó para advertirles a sus amigas americanas de que no quería ver a Lucian ni hablar con él, así que si les interrogaba, cosa que dudaba, dijeran que no sabían nada de ella. Ahora en su casa, Lucian había llamado una vez y podía hacerlo nuevamente por lo que tendría que hablar con Danna.

Mas, todo podía esperar. Quería unas horas a solas, olvidándose de todo lo que debería afrontar. Mañana sería un nuevo día y tomaría las decisiones que debieran ser tomadas. Pero no hoy. Aún no.
Dejó su maleta, chequeó sus mensajes y se recostó en la cama. Cerró los ojos con fuerza, intentando dejar de sentir tan intensamente, como si aún estuviera frente a Lucian… ¿por qué no podía dejar de pensar en él? ¿por qué estaba siendo tan difícil? ¡No había pasado nada entre ellos! Era totalmente absurdo… su actitud había sido completamente infantil.
Pero ella no era infantil, nunca. Siempre hacía las cosas pensando fríamente, no se dejaba llevar por impulsos. Las cosas las decía como eran, de frente, no se ocultaba jamás. ¿Realmente había pensado esconderse de Lucian como si hubiera hecho algo malo? ¡Oh no! No lo haría.
Si quería buscarla, si realmente lo quería… la encontraría. Y ella le diría todo lo que pensaba. ¿Por qué no?
Su teléfono empezó a sonar y abrió los ojos con lentitud. ¿Qué hora era? ¿Por qué alguien le llamaba tan temprano? ¿Cómo era posible que alguien supiera que había llegado?
- ¿Sí? –contestó sin siquiera mirar quien la llamaba.
- ¿Qué haces en Italia? –fue interrogada de inmediato.
- ¿Julie? –soltó con sorpresa- ¿por qué la pregunta? ¡Aquí vivo! –rió.
- Muy graciosa –reprendió con diversión- en verdad Beth ¿qué pasó?
- ¿Qué pasó? –bostezó lentamente- no sé a qué te refieres.
- Sabes perfectamente a qué –insistió- Lucian estuvo aquí. Estaba como loco… simplemente ¡desapareciste!
- ¿Ah sí? –Beth esbozó una leve sonrisa- no tengo tiempo para su paranoia. Estoy perfectamente bien, dile por favor si te vuelve a preguntar.
- Pero ¿qué sucedió? ¿por qué te fuiste así? ¡Ni siquiera te despediste!
Beth puso en blanco los ojos con impaciencia. Esto iba a ser una conversación de nunca acabar.
- Asuntos importantes de la empresa, apenas me enteraré hoy.
- ¿Asuntos importantes? Beth, ¿a quién tratas de engañar? –Julie suspiró- hemos sido amigas por años, ¿por qué no me dices que sucedió?
- Asumo que Sylvie está escuchando así que empezaré –soltó Beth y se escuchó una risita- ¿estaban juntas cuando él fue verdad?
- Si Beth –afirmó Sylvie- estaba como loco, totalmente.
- Lucian es tan solo un niño –respondió con impaciencia.
- ¿Un niño? –Julie habló con incredulidad- es bastante maduro y…
- Y apenas lo conoces, Julie –interrumpió Beth- y tú también Sylvie, así que no traten de defenderlo porque… no hay nada que decir.
- Bien pero debes contarnos que fue tan grave… -pidió Sylvie.
Beth sabía que la única manera de comprar el silencio de sus amigas americanas era contándoles porque se había ido. Pero no era tan fácil, ya que, a la luz del nuevo día, era una razón bastante estúpida e infantil. ¿Qué le había sucedido? ¡No tenían absolutamente nada!
- Aja… ¿y? –habló finalmente Julie, tras unos momentos de terminar Beth su relato- Beth… ¿eso fue todo? –escuchó un suspiro en el teléfono- hum.
- Lucian… yo… yo no quiero nada complicado –explicó Beth, tratando de sonar convincente- desde que salí en los periódicos, se complicó algo que no existe. ¿Por qué querría seguir con ese juego cuando a él, claramente, le interesa Mary y ella a él?
- Beth, querida –era la voz de Sylvie- aquí es diferente que en Italia. Dudo mucho que estés involucrada en el mundo de la farándula de allá pero, aún si lo estuvieras, aquí es mucho peor –explicó- los chismes como escuchaste, parten desde el mismo set. Escucharás cientos o miles de rumores sobre todos quienes están involucrados y Lucian no es la excepción. No ha sido ningún santo pero… ¿no deberías por lo menos escucharlo?
- No lo creo –el tono de Beth era firme- como le dije a Lucian y a ustedes también, no quiero nada complicado. Nunca lo quise y no sé por qué le seguí el juego. Pero se terminó.
- ¿Así como así? –Julie emitió un bufido- eres terca, Beth.
- Sí, ¿es qué acaso no lo ves? –corroboró Sylvie.
- ¿Terca? ¿Qué no veo? –Beth hizo un mohín.
- Lo que todos vemos, Beth –Julie soltó en tono bajo- que estás enamorada de Lucian.
¡¡No!! –Beth negó con la cabeza, sin llegar a pronunciar la palabra.
- Y lo que es más importante –siguió Sylvie- que Lucian está enamorado de ti.
¿¿Qué?? –el rostro de Beth perdió totalmente su característica serenidad.
- ¿Beth? ¿nos escuchas? –la voz de Julie aunque bromista, tenía un toque de genuina preocupación.
- ¿Qué han dicho? ¿Qué Lucian me ama? ¿Qué yo lo amo? ¡Están bromeando!
- No Beth, ninguna broma –contestó Sylvie con seriedad- nunca antes te habíamos visto así…
- ¿Así? –Beth rió secamente- en verdad, creo que están equivocadas.
- Lo dudo –Julie interrumpió con tono urgente- necesitas analizarlo con cuidado Beth, o puedes perder esta oportunidad de amar a…
- No quiero amar a nadie y mucho menos a Lucian –cortó de inmediato- ahora mismo, estoy feliz con mi vida así. Y no quiero saber más de él. Punto y se acabó la discusión –cerró con obstinación.
- Allá tú –suspiró Sylvie- pero no digas que no tratamos de advertirte…
Lucian golpeaba la mesa con sus dedos lentamente, esperando que contestaran. Llevaba varios días en el intento, pero al parecer, su conocimiento de los husos horarios no era el mejor. Beth nunca parecía estar para hablar con él.
En el teléfono de su departamento, le saltó la máquina contestadora varias veces mientras que en otras estaba sencillamente ocupado. En el otro número que tenía, le informaron que hacía varios días que Beth no iba ahí.
Sus sospechas eran aún más fuertes. Ella no quería hablarle. Pero Beth no era una mujer que se escondiera. ¿Por qué lo haría? Aún más…
¿¿Por qué demonios se había ido sin siquiera decir adiós??
- La última escena del día y te veías totalmente fuera de este mundo –Lucian miró a Nick, parado en la puerta de su camerino- ¿se puede saber que te ha estado sucediendo?
- ¿No lo has escuchado ya? –Lucian arqueó una ceja- hay varias teorías –simuló pensar- desde que estoy enamorado hasta que me rompieron el corazón. Elige la que prefieras.
- Me gustaría escucharte –Nick se sentó frente a él- nos tienes preocupados a todos –apuntó con un leve asentimiento.
- ¿Y esa seriedad poco habitual en ti? –Lucian lo miró con agradecimiento- créeme, estoy bien. Un tanto… preocupado.
- ¿Es por la italiana? –Nick preguntó, aun cuando sabía la respuesta- Beth.
- Si, es por Beth –confirmó Lucian pues no tenía caso negarlo.
- Lo imaginábamos –contestó Nick y Lucian volvió a elevar su ceja- la llevaste al estreno de la nueva temporada y la mirabas como si… -se encogió de hombros, como si no hiciera falta agregar nada más.
- ¿La miraba como si? –Lucian repitió con extrañeza. ¿Cómo la miraba? Como un hombre miraba a cualquier mujer hermosa e inteligente como Beth ¿no? ¿De qué otra forma podría mirarla?
- Ay Lucian, ¿no me digas que no lo sabes? –Nick soltó con tono burlón, pero en sus ojos se reflejó incredulidad genuina- ¡¿no lo sabes?!
- No… ¿a qué te refieres? –Lucian exclamó impaciente.
- Cuando te dijimos que la amabas… ¿no te dio una pista? –dijo sorprendido.

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