martes, 19 de enero de 2016

Cenicienta por un día 3°



-¿Está bien?- preguntó Will manteniéndola agarrada por la cintura y ella levantó la mirada hacia él. Pestañeó un par de veces como si estuviera reaccionando.
-Sí, gracias – dijo y se movió para soltarse de su agarre, después se envolvió con sus brazos.
-¿Segura? Está helada y pálida- observó, mientras la había sostenido había notado que el cuerpo de la joven estaba frío como si le hubiese bajado la presión o algo. No se veía bien.
-Estoy bien, sólo algo cansada – reafirmó ella como intentando convencerse a sí misma.
William se quitó el saco que llevaba y se lo puso sobre los hombros. La chica se sorprendió pero no se quitó el abrigo.
-¿Vino sola o alguien la está acompañando? – preguntó con seriedad.
-Estoy sola – musitó Anya.
- Deberíamos entrar al salón.
-Creo que me iré a casa.
-La llevo entonces– se ofreció él.
-No es necesario, puedo irme sola.
-¿Trajo auto? – preguntó.
-No, vine en un taxi - respondió, no le gustaba manejar cuando se trataba de asistir a fiestas.
- Déjeme llevarla, no he bebido y soy buen conductor, además ya me cansé  de la fiesta también.

- Yo...-dudó ella y William presionó un poco más, no quería dejarla en aquel estado. Por primera vez la veía vulnerable y no lo hacía sentir bien.
- Anya – insistió llamándola suavemente por su nombre y ella volvió a mirarlo.
-De acuerdo – aceptó no muy convencida. Él asintió y le pasó un brazo sobre el hombro para guiarla, la chica se sobresaltó y él quitó el brazo. Caminaron lado a lado hasta el auto de él. Le abrió la puerta y en una actitud casi automática le protegió la cabeza con la mano cuando ella se metió al auto. Luego le ayudó a abrocharse el cinturón de seguridad, tarde se dio cuenta que era un error porque Anya se puso tensa.
-Dígame la dirección de su casa – dijo rápidamente para tratar de relajar el clima entre ellos. La joven le dijo y él se dirigió hacia allí.
Will parloteó todo el camino sobre cosas superficiales o haciendo preguntas sobre el negocio Bella por un día, era su intento de hacer que la chica se sintiera mejor. Percibía que estaba nerviosa,le recordaba a algún animalito asustado, le recordaba a su hermana Sora.
-¿Vive sola?- preguntó cuando llegaron a la casa de la joven, era una casa blanca con jardines y cercana a un lago en una tranquila zona residencial.
-Sí – respondió escuetamente.
-Quizás sería bueno que llame a alguien para que le haga compañía si no se siente bien, no creo que sea buena idea que esté sola.
- Estoy bien, no se preocupe.
-Bien. Pero si sucede algo, llámeme . Hasta las hadas madrinas necesitan ayuda , a veces– propuso y le dio una tarjeta donde estaba impreso su nombre y su teléfono celular personal.
-Gracias – dijo Anya, tomó la tarjeta y bajó del auto. Will esperó  hasta verla entrar, luego se marchó.

El día lunes volvieron a verse, cuando ella asistió a la cita en su empresa, volvía a ser la mujer segura y decidida que tanto lo impresionaba. Le presentó al equipo de diseñadores y antes de darse cuenta, Anya estaba sumergida en una conversación sobre el calzado.
-¿Y los tacones? – preguntó uno de los diseñadores.
-Cómodos, elegantes pero que permitan caminar fácilmente. No es necesario que sean infinitamente largos , de hecho son malos para la salud- comentó Anya.
-Muchas mujeres quieren ser más altas de lo que son...- intervino Will para provocarla. Le gustaba cuando ella explicaba sus puntos de vista con pasión.
-Es un error, deben aprender que la altura de alguien no tiene que ver mucho con su estatura en centímetros. De todos modos, un poco  de tacón está bien, incluso algo de plataforma puede ayudar, pero usar esos tacones que pueden lesionar un tobillo es una locura. Además suele ser algo impuesto por la moda.
-¿Algún estilo en particular?- preguntó otra diseñadora del equipo mientras tomaba notas.
-No, eso es lo más complicado, las personas son todas diferentes y sería bueno que los zapatos que lleve puedan expresar eso. También los colores y las telas ...- dijo y empezaron a intercambiar opiniones mientras los diseñadores bocetaban algunos dibujos a partir de lo que hablaban.
En algún momento, la joven dirigió la mirada hacia él y le sonrió.
-¿Es un sí? – preguntó él viendo su entusiasmo y ella asintió. Luego siguió debatiendo ideas con el equipo de diseño.
William le hizo señas a uno de los jóvenes del equipo y le pidió que fuera a comprar comida, llevaban un par de horas trabajando y era hora de almuerzo. Aunque fuera de aquella forma se las arreglaría para comer con Anya.
Cuando un rato después aparecieron con la entrega del delivery de comida , notó que la joven lucía confusa, dispuesta a salir corriendo, pero los demás se entusiasmaron y se dispusieron a comer invitándola a quedarse. Ella no pudo negarse
Will se sentó a su lado. Y los demás también se acomodaron alrededor de una pequeña mesa para comer, parecía ser una rutina para ellos.
-¿Qué le gusta? Hay pizza, comida china.- preguntó inclinándose hacia ella pero manteniendo cierta distancia. No podía arriesgarse a espantarla ahora que había aceptado trabajar juntos.
- Pizza está bien – dijo y él le sirvió una porción y le alcanzó una botella de jugo.
-Gracias- dijo ella.
-¿Entonces está dispuesta a que trabajemos juntos?
-Sí, debemos acordar una reunión con los abogados por el contrato, pero su equipo de trabajo me conquistó. – comentó dando un mordisco a la porción de comida y Will deseó que no fuera solamente su equipo quien la conquistara, sino también él.Pero por el momento debería conformarse con trabajar juntos, y al ver la dinámica de trabajo que había surgido se había entusiasmado, podía sentir que aquella colaboración sería todo un éxito.

 Una semana después tenían un contrato firmado para hacer en conjunto la línea”Cenicienta” que además se usaría en Bella por un día.
William se sentía más que complacido, su expresión lo delataba y Liam no perdió oportunidad de molestarlo.
-¿Feliz? – preguntó y Will asintió.
-¿Por qué no estarlo? La compañía va bien, tengo una madre y una hermana adorables, un gran amigo como tú y un contrato nuevo.
-¿Y cuántos rechazos a tus invitaciones para comer?- lo provocó.
-Cinco si cuento la de ayer – respondió Will intentando no perder el buen humor, parecía ser que no le ganaría a Anya con la insistencia. Y no es que fuera un acosador sino que ella le interesaba mucho y mientras más tiempo pasaba con ella, al verla trabajar, le interesaba más. Y cada tanto captaba algo en la mirada femenina que lo alentaba, aunque luego fuera elegantemente rechazado cada vez que intentaba acercarse.
-Es bella, debo reconocerlo. Y nunca te he visto así por una mujer.
-Ya que tienes tanto entusiasmo por meterte en mi vida, hoy te dejo a cargo de todo. Tengo algo que hacer.
-¡Oye! Hay mucho trabajo.
-Sí, pero esto es más importante- dijo  preparándose para salir. Liam iba a protestar hasta que recordó.
-¡Ah! Es ese día. Entonces quedo al mando.- dijo haciendo la venia en broma. Will le palmeó la espalda y se marchó.

Iba allí una vez al mes, su familia siempre había contribuido a aquel instituto para jóvenes en riesgo, pero desde que habían encontrado a su hermana Sora allí, se había vuelto un lugar mucho más importante.
Diez años atrás mientras su madre hacía una visita de caridad, había conocido a una jovencita de catorce años, era huraña y con un pasado demasiado triste para alguien de tan corta edad, pero su madre la había amado instantáneamente. Había hablado con él y su padre porque había decidido que aquella niña fuese parte de la familia, y desde entonces Sora se había convertido en su hermana.
Ahora era una joven muy distinta, estaba estudiando afuera y pronto se uniría a la compañía, pero aún así la familia Kincaid contribuía tanto como podía con aquella institución. Mientras caminaba por el pasillo junto a la Directora hablando de unas mejoras que realizarían, Will escuchó risas. Las risas eran inusuales allí, las chicas solían tener demasiadas penas para reír tan fácilmente: Sora había reído de verdad un año después  de vivir con ellos.
-¿Qué sucede?- preguntó curioso.
-¿Las risas? Es debido a nuestra nueva benefactora, viene una vez por semana y trabaja con ellas, les hace mucho bien. Han mejorado su autoestima y su relación con ellas mismas, vamos, te la presentaré, esa chica es un encanto. Les enseña a peinarse, maquillarse y cosas así...- dijo la mujer y  cuando llegaron ante la habitación de donde provenían las risas, gracias a la puerta entreabierta, Will pudo ver quien estaba dentro. Hizo una seña a la Directora para no interrumpir y observó durante unos minutos. Anya estaba peinando a una jovencita y diciéndole algo que la hacía sonreír mientras se miraba al espejo. Estaba más hermosa que nunca, pero la mirada de Will se desvió un poco y se quedó congelado en su lugar.
Anya no llevaba maquillaje, estaba hermosa, vestida informalmente con jeans y una camiseta sin mangas, llevaba el cabello rubio recogido y eso dejaba al descubierto la cicatriz que empezaba en su cuello y bajaba por su espalda, la marca de una quemadura. Una gran quemadura.


















2 comentarios:

  1. Debo decir que me está encantando esta nueva historia.

    me hace reir la insistencia y perseverancia del hombre para que que a comer.

    y pensé que ella escogería comida china!!!😮

    chico.algo me dice que ella será dura de roer,no que poco a poco te irá dando pasoa su vida

    Quiero más! !!!

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