- ¡Bravo! –aplaudió Beth aprobadora- lo hablas muy
bien, tu acento es excelente –alabó con una sonrisa.
- Gracias –él le pasó el brazo por la cintura- ¿no
merezco un premio?
- ¿Por qué? ¿hiciste el truco bien? –se burló Beth.
- Muy graciosa… -soltó él lentamente acercándose a
centímetros de su rostro- pero sí, creo que voy muy bien.
- Muy bien –repitió Beth tragando con fuerza. Lucian
estaba demasiado cerca y se sentía débil frente a él.
- ¡Ah! –él dijo alejándose- si tu eres italiana…
¿eres la cumpleañera?
Beth hizo una mueca. Casi lo había olvidado. Fatídico
día… ¡30!
- Sí, soy yo –su tono era evidentemente aburrido.
- Pues, felicidades cumpleañera –rió él por su
reacción- ¿algún regalo que veas y te apetezca?
- Oh si… -sus ojos traviesos se quedaron fijos en sus
labios- me apetece… -le hizo una seña para que se acercara- tus labios… -él
arqueó una ceja y ella rió aún más- quiero que hables más en italiano. Me ha
gustado.
Su risa seca le dio la certeza a Beth que su broma no
le había hecho ninguna gracia. Eso le gustó aún más.
- Lo haré, claro que si… después de todo, es tu
cumpleaños.
- Sí, ni que lo digas –murmuró.
- ¿Cuál es el problema? –preguntó él en italiano.
- No quiero cumplir años –negó, sin saber bien por
qué se lo decía. Sus mayores inseguridades a un total desconocido. Quizás
porque él podría entenderlo, ya que, aunque era hombre, en su medio la juventud
lo era todo- llegué a una edad… nada agradable, podría decir.
- ¿Por qué? –inquirió confuso- ¿Cuántos años cumples?
¿25, 26?
Beth rió y lo abrazó feliz. Su melena rubia se movía
entre sus dedos.
- Cumplo 30,
Lucian. ¡30! –repitió con una risita histérica.
- Una buena edad –se encogió de hombros él- como
cualquier otra edad.
- Hablas como si fueras un jovencito –se burló ella y
él giró el rostro- ¿cuántos años tienes? Es muy importante en tu medio eso
¿cierto?
- ¿Cuántos años? –Lucian tenía la certeza que si le
decía su edad, Beth huiría de él. No sabía por qué, tal vez la forma en que
había pronunciado que cumplía 30 años… solo no sabía cómo decirle. Jamás en su
vida había lamentado tanto no tener más edad.
- ¿Lucian? –Beth llamó su atención- te has perdido
en…
La puerta del balcón se abrió repentinamente, dando
paso a Julie con cara preocupada. Cuando la miró, emitió un suspiro de alivio.
- ¡Beth, pensábamos que te habías ido! –Julie trató
de no mirar hacia Lucian y la mano que tenía rodeando la cintura de su amiga-
¿te diviertes?
Beth carraspeó un poco y Lucian también ante el
sonrojo de Julie, quien lamentó de inmediato lo dicho. Siempre le pasaba, no
lograba elegir correctamente las palabras.
- Lo siento… -soltó Julie, bajo- es solo que…
- Mucho –Beth interrumpió con una sonrisa- me estoy
divirtiendo mucho, Julie. Me encanta la fiesta.
- Sí, es una gran fiesta –concordó Lucian- mucho
gusto, soy Lucian…
- ¡Beckett! –se escuchó la voz de Sylvie detrás- lo
sabemos. Es decir, te vimos llegar y… ¡qué gusto tenerte aquí!
- El gusto es todo mío –sonrió él mirando detrás de
Julie, que daba paso a la otra amiga de Beth- ¿Cuáles son sus nombres?
- ¡Claro! –Beth se adelantó con una sonrisa de
disculpa- Julie, Sylvie -presentó- ya conocen a Lucian.
- Por supuesto –Julie asintió varias veces- te vimos
llegar con tus… -se sonrojó- con tus amigos –completó.
- Sí, son como mis hermanos –rió Lucian divertido- no
te preocupes, estoy acostumbrado a que los vean así. Creo que hasta yo los veo
así.
Julie sonrió
aliviada, aunque sentía una tensión en su cuerpo. ¡Era Lucian Beckett en su
balcón! ¿Quién le iba a creer? Todo por Mary… ¡Sylvie tenía razón! ¿Quién, en
verdad, iba a imaginarlo?
Sylvie asintió aprobadora ante la figura de Lucian.
Era guapísimo, aún más en persona, tal como había dicho Mary. Se veía agradable
y convenientemente cercano a Beth, ¡una lástima! Pero bien, ella no era quien
iba a negar la belleza de su amiga italiana. ¡Suerte de Beth!
Beth agradeció con una sonrisa a Lucian por el
comentario tranquilizador hacia Julie. Ella sabía que muchas veces su amiga no
era muy prudente, pero Lucian había sabido manejarlo diplomáticamente y ella
estaba sorprendida. Gratamente complacida por él. Sentía como si lo hubiera
conocido de toda la vida y… ¡lo entendiera tan bien!
- Una familia italiana –bromeó Sylvie y miró a Beth
significativamente- mi amiga es italiana, de verdad –rió- deberías preguntarle
si realmente ustedes podrían pasar como italianos ¿no?
- Buena idea –asintió Lucian- aunque Beth no ha visto
la serie ¿cierto? No podría opinar.
- Totalmente cierto –confirmó culpable Beth- no tenía
ni idea quien era.
- ¿Qué? ¿No conocías a Lucian? –Julie abrió la boca
con sorpresa- ¿cómo no?
- ¿Tú sí? –Beth soltó significativamente y Julie
cerró la boca ante el codazo de Sylvie.
- No, claro que no. Yo solo…
- Nos vamos –anunció Sylvie- en realidad, solo
queríamos cerciorarnos que siguieras por aquí, Beth. No queremos que vayas sola
a tu departamento.
- Aquí sigo, pero tranquilas. Yo puedo ir sola –Beth
contestó.
- No, no puedes… -empezó Julie.
- No se preocupen –interrumpió Lucian- no irá sola.
Yo la acompañaré a casa, lo prometo –le tomó la mano entre las suyas y sonrió.
- En ese caso… -Sylvie amplió la sonrisa y Beth negó.
- Oh no, yo voy sola, Lucian –Beth elevó su barbilla-
apenas te conozco –explicó con sencillez- no puedo permitir que me acompañes.
- ¡No seas
pesada, Beth! –se burló Sylvie- Lucian no te hará ningún daño. Mary te lo puede
garantizar…
Como si hubiera sido llamada por la simple mención de
su nombre, la pelirroja entró en el balcón.
- ¿Qué puedo garantizar? –interrumpió con una risita-
¡Pensé que estabas perdido, Lucian, querido! –lo miró significativamente.
- No, Mary -él soltó a Beth- sigo aquí, precisamente.
- Precisamente –murmuró Beth, sin saber por qué, con
rabia.
- ¿Tú eres la cumpleañera? –preguntó Mary, pero Beth
lo sintió con un tinte ligero de provocación.
- Sí, esa debo ser yo –arqueó una ceja- ¿y tú eres?
Mary sonrió, con una sonrisa amplia y conocedora que
irritó a Beth. ¿Qué pensaría? ¿Qué ella estaba atrapada en los encantos de
Lucian? ¡Por Dios! ¿Qué tal y estaba haciendo el ridículo con él? Famoso…
rompecorazones… Todo eso resonaba en su cabeza y no logró escuchar lo que esa
Mary decía.
- ¿Cierto? –terminó Mary mirándola con extrañeza-
¿Beth? –llamó- ¿es tu nombre cierto?
- Eh… sí –confirmó Beth sonriendo- Elizabeth.
- Elizabeth –asintió Mary- es un hermoso nombre
–sonrió.
- Gracias, Mary –Beth se encogió de hombros- y tu
nombre me recuerda a alguien… -torció el gesto pensando en Marie, la madre de
su hermanastro Stefano. Mary… ¿qué era para Lucian?
- Trabajamos juntos –Mary explicó acercándose a
golpearle juguetonamente el pecho a Lucian- soy una guionista en la serie.
- Ah… -Beth se alegró de no tener que preguntar. No
quería mostrar demasiado interés y que hubiera murmuraciones.
- Sí, y una muy buena –Lucian miró a Mary con
admiración- es un genio.
- ¡Exagerado! –resonó la risa de Mary- nada de eso.
- Que agradable conocerlos –interrumpió Beth con algo
de sequedad- pero debo irme, es algo tarde. Buenas noches y gracias por la
fiesta –salió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario