-Mierda,
necesito salir de aquí ya –Comenzaba a notar como sus manos se humedecían por
la sudor, a causa de los nervios-. Quiero aire, quiero que toda ésta locura
pare ya.
Fue
entonces, cuando Jason decidió sentarse en el mullido sillón, no sin reírse de
forma satírica.
-Y
eso, que apenas llevas un día sufriendo.
-Dos
–Se giró a encararlo con cierto amargor.
-Pues
dos –Se cruzó de brazos, mientras que decidía estirar las piernas de forma
perezosa-. Yo, toda una buena vida comiéndome la cabeza –Frunció entonces el
ceño-. ¿Dos?
Rosalie
asintió, sin poder ocultar su estado nervioso.
-¿Y
dices que no eres un hada? –Ella resopló por aquella nueva señalización-. ¿Una
bruja? –Dijo con fastidio.
-¡No!
–Respondió exaltada, secándose el sudor de sus manos.
Fue
entonces, cuando él la miró con cierto pavor causando que ella, retrocediera un
paso más de él y se acercara más al panel.
-¿Lucifer?
–Pronunció con tono cauteloso.
-¡Simone
te pienso colgar del cuello! –Gruñó entre dientes, para girarse a él, casi
echando espuma por la boca-. Y tú, deja de decir idioteces… Yo, soy yo… Una
mujer normal.
-Pero
a la que no le ocurren cosas normales –Hizo una mueca y volteó los ojos-.
¡Anda, como yo!
-Idiota
–Siseó con la mirada entrecerrada y apenas buen humor, al ver que el panel
marcaba planta cincuenta y subiendo.
-Pero
porqué me insultas, si soy el que menos culpa tiene –Reprochó con cierto
fastidio-. ¿Y quién es Simone?
-Tu
buena suerte, de que no seas familiar de ella –Éste alzó una ceja con aire
inquisitivo-. Mi bisabuela –soltó al fin con cierta pesadez en el tono.
-Y…
-Pronunció con cierto deje y movimiento de mano circular.
-¿Y?
–Se alzó de hombros, sin suavizar aún su ceño.
-Hola
–Encogió sus largas piernas, para reclinar su cuerpo hacia delante y saludarla
con la mano-, soy yo. El chico que le hiciste su único boca a boca inesperado y
refrescante –EL guiñó un ojo con cierta diversión-. Y también, fuiste mi
primera mujer joven desnuda en mi infancia –Soltó una carcajada fuerte-. No
veas cómo me marcó eso… Asaltacunas. Te recuerdo, que me guiñaste el ojo de
forma sexy y confabuladora.
-Imbécil,
idiota –Soltaba por su boca como fuego llameante y a la vez, de forma interna
se sentía completamente avergonzada.
-Me
gustó más, como me llamaste al entrar en el ascensor –Volvió a guiñarle un
ojo-. ¿Cómo era? –Hizo que trataba de recordar.
-¿Cretino
pomposo? –Soltó ella, mostrando un tono molesto.
-Y
sabes otra cosa –Bajó el tono de su voz, como si fuera a contar un secreto-.
Realmente, es como si te hubiera pillado hoy desnuda o dándome un beso robado…
Rosalie,
enderezó su espalda y se sonrojó de forma violenta.
-Dime,
que te ha tocado hoy –Puntilló con tono de humor-. Y te confieso, que tienes un
cuerpo muy lindo –Soltó con un sexy guiño nuevamente.
Una
vez más, volvía hallarse sin palabras para responder. Pero por suerte o
desgracia, el ruido del ascensor al detenerse en una planta, hizo que dejara su
respuesta olvidada y mirara un momento con cierto temor al panel digital, para
después a él y seguidamente, la aún cerrada puerta de metal.
-Vaya,
ya hemos llegado a lo que sea en la planta numero… ¿Dieciocho? –Soltó incrédulo-.
Pero si antes estábamos… -Gruñó frustrado-. ¿No prefieres apartarte primero?
–Señaló al verla a ella tan cerca de las puertas-. No sabemos con lo que vamos
ha…
Sí, ella también se habría callado de repente
si nada más abrirse las puertas, te encontrabas con un denso bosque y un camino
empedrado y por él, a su prima Sofía corriendo hacia ellos con cara de horror y
violín en mano. Y si además, le sumabas que tras su espalda venía un enorme
guerrero escocés con espada del mismo tamaño… Sí, también se habría callado y
acojonado en una esquina.
La
joven, entró como un cohete en el aparato, para girarse a ella casi sin
aliento.
-¡Cierra
la maldita puerta!
Y
así lo hizo. Con una velocidad, ni comparable al rayo.
Todos
los presentes, observaron como el guerrero se detenía con mucha rabia en el rostro,
al comprender que no le daba caza a la joven. Para después, por unos minutos
estar en silencio, escuchándose solo la respiración alterada de su prima, quien
aún trataba de recuperar el aliento.
-No
recuerdo haber montado un parque temático de las Higlans en mí hotel –Decidió romper
el hielo Jason, inyectando algo de humor a la situación, consiguiendo que la
nueva pasajera se girara a observarlo.
-¿Éste
quién es? –Le preguntó a su prima Rosalie.
-Ni
hablar –meneó la cabeza la otra chica-, creo que es más importante, que me
expliques tú.
-Lo
mío, es muy sencillo –Respondió con determinación, alzando sus brazos y
ofreciéndole el violín-. Toma, no quiero éste instrumento. Todo tuyo.
Rosalie,
dio un paso atrás y rió algo nerviosa, al tiempo que negaba con la cabeza.
-Ni
de coña –Escondió sus manos tras la espalda-. Vi como te lo regalaba Simona,
nada más llegar a la isla.
-Otra,
que tampoco es un hada, bruja ni Lucifer –Volvió a intervenir el hombre con
tono jocoso-, pero que también se ve influenciada por la mano de vuestra
bisabuela. Tengo ganas de conocerla.
-¡Ni
se te ocurra! –Le recomendó exaltada Sofía, volviendo a girarse a su prima-. Te
toca explicarte.
-Cuando
tu acabes con la tuya – Sonrió divertida-, te quedaste muy corta en detalles.
-Apoyo
la moción, aún no sé de dónde demonios salió ese bosque y me interesa saberlo –Volvió
a intervenir él-. Sacando una cara de fastidio a la nueva-. Lo mío es más dulce
que lo tuyo –Adelantó con un guiño de ojos, pero sacando un gruñido de Rosalie.
-Yo
solo estaba ensayando en el jardín para la boda, cuando de repente al abrir los
ojos me topé con él, sentado en una roca. Me miraba con cara de hambre y salí
huyendo…
OHHHHHHHHHHHHH maravilloso capítulo, me encantó MAGIAAAAAAAAAAA la necesitabaaaaaaaa...y esa prima QUIERO SU HISTORIA YA!!! Y quiero un ascensor con ese hombre sexy!
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