miércoles, 26 de agosto de 2015

Deberes De Príncesa 24

Que le diera una orden… ¿En serio? Pensó entre sorprendida y apunto de soltar un mar de lágrimas, por verse nuevamente en aquella posición con Kénan.

Pues sería, que dejara de odiarla y empezara amarla solo un poquito.

Con aquel trocito pequeño, estaba segura que lograría ser más feliz, de lo que nunca había sido con él. Como lo había sido, mientras estaba en la cama con él.



Aunque más que ordenar, estaba segura que el mejor método, sería que Kénan fuera un genio de la lámpara. Pudiendo tener tres deseos, para probar tres vidas diferentes de vivir con él.

Pero siempre, con el Kénan que había conocido en su juventud.

Tal vez fuera, por haber estado pensando en soltar su amor al hombre, que sin darse cuenta, sus manos habían dejado de ser un puño cerrado, para deslizarse ligeras hacía los hombros anchos del hombre, quien subía con sus labios por su cuello hacía la barbilla, ajeno a su mente.

-¡No me jodáis, que después de tanto esfuerzo, no servirá de nada porque habéis decidido tontear tras esa maldita cortina! –Gruñó Enora sorprendida y enfadada.

Aquello, fue el cubo de agua fría que necesitaba para reaccionar de su derrota, derrumbe, sumisión, entrega o lo que diantres fuera, lo que estaba haciendo sin conciencia alguna.

Se puso en pie de sopetón con cierta vergüenza, por ser pillada en cierta situación embarazosa, mientras que apreció como Kénan, no. Él, sin embargo se incorporó con toda la tranquilidad del mundo y mostrando una sonrisa de gran Casanova.

Y tras él, junto a Enora, pudo observar a un hombre mayor con mono azul y mirada asombrada, sin dar credibilidad a la situación que estaba teniendo delante suyo. ¿Sería persona de confianza? Pensaba con el ceño fruncido, mientras se acercaba a los barrotes directa a su hermana.

-Tranquila -se le adelantó la joven chica-, es el padre de una amiga mía. Persona muy fiable -Se giró a mirar con sonrisa irónica al hombre-. Pero es comprensible su mirada, incluso yo aún la sigo poniendo ante la nueva utilización de éstas mazmorras.

-Lo divertido será ver como cambia a horror, si baja aquí tu madre -Soltó con gran burla Kénan, posicionándose al lado de su compañera de celda-. Ya le has informado, que se le ha girado el tornillo y que lleva en su bolsillo una pistola.

-¡Kénan! -Lo reprendieron las dos hermanas a la vez, intentando que su única salvación no saliera despavorido de allí.

-¡Qué! -Saltó con humor al tiempo que se alzaba de hombros-. Creo que mirando a todos los que estamos aquí y nuestra situación, es porque somos débiles ante tú madre.

-Y la tuya -Decidió atacar Jacqueline-. No te olvides de la tuya -Indicó con gran reproche y mirada entrecerrada.

-Sería mucho pedir -decidió interrumpir Paulette con tono iracundo-, que dejarais de perder el tiempo en memeces y lo emplearais, en ofrecerle espacio al hombre para que nos saque de aquí de una maldita vez.

Todos callaron, para mirar al hombre mayor con cierta disculpa y esperanza.

-Bien –carraspeó aún nervioso por lo que tenía delante-, supongo que queréis que os saque de esas celdas.

-¡Joder Enora! –Gruñó nuevamente Paulette-, dime que no había nada mejor.

-¡Paulette! –La regañó Jacqueline por sus palabras poco educadas.

-Lo siento –volvió a soltaren un tono más apagado-. Pero creo que con éste caballero, me he visto pasando la noche aquí.

-Hay que darle un voto de confianza –Habló Norah, logrando que su amiga volviera a fruncir el ceño.

-Por qué tengo la sensación, que desde que estamos bajo tierra –Soltó con gran tono irónico-, tú estás más comprensiva.

-Porque… -Fue a responder, pero el cerrajero volvió hablar.

-Enora, no me mencionaste en ningún momento que iba hacer un viaje a la época medieval –Habló con un hilo algo apesadumbrado.- Mis herramientas, no tienen cabida para nada tan antiguo.

-Ya decía yo –Se escuchó nuevamente a Paulette, recuperando su mal humor-. Juro que mando a colgar a mí tía, como también se hacía antaño.

El único que se rió por aquellas palabras, fue Kenan. Quien volteó los ojos al ver como Enora y Jacqui lo miraban enfurruñadas.

-Sosas –Chascó la lengua-. No sabéis admitir que ha tenido gracia –Rió suave-. Macabro, pero con cierta gracia –Seguían mirándolo igual-. Puede seguir con su salvación señor –Carraspeó un poco, antes de soltar su mofa-. Ellas, así lo creen.

-Pues lamento informarles que será tarea imposible, sin su llave –Informó con cierto arrastre-. El otro modo, sería cortando esos barrotes con un soplete, que tampoco se halla en mi poder pero que podría conseguir.

-¿El soplete del chef de cocina no le serviría? –Propuso Norah mostrando ya su desespero, pero volviendo a ganarse una pulla de su amiga.

-Sí claro, como que una tarta de merengue y un barrote de hierro, tienen la misma consistencia –Bramó en un gruñido.

-Borde –Le sacó la lengua Norah-. Solo trato de ayudar.

-A los deseos de Emmanuelle, creo yo –Soltó sarcástica con una ceja levantada.

-¡Joder, callaos ya! –Ladró Jacqui al final, tras tener dolor de cabeza por escuchar sus tontas pullas.

Una vez más, volvió a existir un poco de calma ante la situación que se hallaban. Pero en el fondo sabía, que no tardarían en volver a explotar.

Es lo que solía ocurrir, en situaciones de encierros involuntarios como aquel. Bueno, tampoco creía que la gente se viera muy a menudo encerrada en unas antiguas mazmorras. Nada que ver con un ascensor.

-Pues habrá que tentar a la suerte en salir a buscar ese soplete –Admitió Enora.

-Es de la única manera –Asintió el cerrajero.

-Pues marchad, pero id con cuidado –Indicó Jacqui.

Cuando ya no pudo divisar a su hermana, Jacqui fue a sentarse en el lugar que habían montado los ayudantes de su madre, sin enfadarse porque Kenan hiciera lo mismo en el cojín justo a su lado.

-Lo sé –Acabó por admitir en un suspiro y en tono bajo, que solo él podía escuchar-. Es bien raro, que haya podido entrar hasta aquí con ese cerrajero.

-Exacto –sonrió-, creo que tú madre está jugando con nosotros.

-Y la tuya –Indicó con cierto tono desplaciente.

-Venga Jacqui –rió-, todos sabemos quién es el cerebro de éste lío.

-Vale, lo acepto –Habló algo sulfurada-. Pero tiene que existir algún modo de poder salir de aquí.

-Lo hay –Habló entonces él con tono seguro-. Solo tienes que aceptar el formalizar nuestro matrimonio ante el pueblo y nuestros padres.

Solo calló cuatro segundos, para mirar si en la mirada del hombre, existía alguna burla.

Pero no la había, hablaba muy en serio.

-¿De qué estás hablando Kenan? –Inquirió con el ceño fruncido y su corazón, comenzando alterarse.

-Que debo aceptar ya, que tú quieres salir de aquí como sea, verdad –Ella asintió con su cabeza-. Quieres acabar con toda ésta locura y con lo nuestro –Siguió hablando con tono de pregunta, pidiéndole ya su respuesta final.

¿Decía la verdad o lo que su mente creía querer? 

Dejo lo de abajo, porque me hizo mucha gracia, el entrar el otro día que pude avanzarla un poquito y me hallé éste mensaje de una chafardera jajajajjaa

Lo amé!!!!!!

                      WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!! Más de esta historia, te quiero brujiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiissssssss!
OBVIO QUE LEI!!! Besos milessssssssssss

2 comentarios:

  1. Es que esperaba mucho esta hstoria, así que escribe escribe escribe y gracias...

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    Respuestas
    1. escribir lo hice!!! Ahora me falta pasar todo al ordenador!!!!!

      Y ya sabes que ésta historia es la que menos me gusta jejeje

      Besos boli rojo

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