Las
puertas volvieron a cerrarse, sin que nadie más accediera al aparato y
permitiéndole así, apoyarse contra la pared para acariciarse el suave mordisco
que había recibido su labio.
¡Dios,
el campo de electricidad que había recorrido todo su sistema nervioso aún
seguía burbujeando!
Puede
que por fin, la vida le brindara lo que tanto ansiaba… Pensó con una sonrisa de
idiota en su rostro, mientras que el aparato se detenía en la planta de su
amiga. Con flores revoloteando en su estomago, obligó a sus piernas salir de
allí y dejar atrás, el perfume de aquel atractivo casanova.
Con
una mirada a su alrededor, tuvo suficiente para averiguar que mucha gente del
lugar comenzaba a recoger todo. ¡Maldita fuera! Puede que él tuviera la culpa
de que no hubiera sido una tarde productiva.
De
pronto, su móvil pitó avisándole de varios mensajes.
Con
cierto resoplo, abrió el icono mientras caminaba por allí para dar con su
amiga, pero sus pies frenaron en seco cuando vio a su amigo Colt en un video.
-¡Qué
coño! –Susurró impresionado, para al segundo siguiente romper en fuertes
carcajadas y hacer que algunos de por allí le prestaran algo de atención.
Ahora,
respiraba más calmado al saber que la sesión se había completado. Pero ahora,
su cuerpo picaba lleno de curiosidad, por saber qué demonios habían hecho para
que éste se vistiera de aquella guisa.
Y
sin olvidarse por saber si el beso era obligado o inspirado.
-¡Ángel!
–Lo llamó de pronto Meredith apareciendo por un largo pasillo que había al
fondo.
Ésta,
se acercó apresurada y con sonrisa traviesa en la mirada. Obvio, que iba
impaciente por contarle lo ocurrido allí.
Y
él, iba a ser todo oído.
-¡Lo
siento mucho preciosa! –Se disculpó agarrándola entre sus brazos y plantando un
beso en sus labios.
-No
pasa nada –Rió-. ¿Tú estás bien, aparte de mojado?
-Refulgente
de felicidad en éstos momentos –Admitió con gran alegría y dando nuevamente un
fuerte achuchón a su amiga entre sus brazos, logrando que ésta riera divertida.
-¿En
serio? –Preguntó curiosa-. ¿Qué ha ocurrido en pocos minutos? –Insistió con
mirada inquisidora-. Por que cuando me llamaste por teléfono, no estabas así de
contento.
-Todo
en unos minutos –Le guiñó un ojo-. Antes, quiero que me expliques sobre el soso
de Colt.
Los
ojos de Meredith, volvieron a brillar risueños.
-De
soso nada –Admitió con voz cantarina-. Es solo, que el muy condenado solo ha
movido ficha cuando ha encontrado a la mujer que le gusta. Tenías que haberlo visto
–Rió-. Ha visto a mí jefa Hada, y se ha vuelto todo un embaucador sexy. Ahora,
creo que esta con ella por la zona de redacción. De modo, que hoy no creo que
nos acompañe Hada a tomar esa copa.
-De
eso quería yo hablarte –La agarró de sus hombros, para moverla a un rincón y
hablarle con un tono más conspirador.
-Dime
–Siguió el juego con su tono de voz.
-Hay
que ir sí o sí, a tomar esa copa donde vayas siempre con tus compañeros de
trabajo.
-¿Y
eso? –Alzó una ceja pero no pudiendo evitar el sonreír por la desesperación en
el tono de voz de su amigo.
-Digamos,
que con quien me quedé atrapado en el ascensor me ha citado allí –Dijo con gran
emoción, viendo como ella abría los ojos de forma desmesurada.
-Serás
picarón –Le pegó en el brazo con el puño-. Luego te quejas de que no hallas a
nadie y en menos que canta un gallo, te has ligado a… -Frunció el ceño-. ¿Quién
es, si puede saberse? ¿Trabaja aquí?
Ángel
asintió con la cabeza.
-Lo
conoces –Sonrió emocionado-. Se llama Ralph.
-¡Ah!
–Chilló dando un salto y llevándose las manos a la boca, para tapar su sonido
estridente-. Es él –Saltó emocionado tocando palmas-. Es el chico que quería
presentarte.
-¿De
verdad? –Se enderezó mostrando sorpresa.
-Sí
–Asintió riendo feliz-. Es el fotógrafo del que te hablé más de una vez.
-Buen
gusto –La cogió de las manos para comenzar andar con ella hacia los
ascensores-. Pero hay que darse prisa, yo quiero cambiarme de muda.
-Para,
Ángel –Se reía ella, mientras tiraba de sus brazos en sentido contrario al
ascensor-. Aún me queda por recoger unas cosas –Vio como éste ponía ojitos de
cordero degollado, logrando que no dejara de reír-. Solo serán veinte minutos –Suspiro-.
Estate tranquilo, que aún queda una hora y media para estar en el pub.
-Te
echo una mano y que se queden en diez minutos –Soltó con decisión volviendo
agarrarla por las manos y llevándola por el pasillo casi a rastras.
-Eres
un mandón impaciente –Renegó ella divertida, dejándose arrastrar hacia su
oficina.
Mismo
viernes a las diez de la noche.
Le
encantaba aquel día, porque era cuando realmente se relajaba de verdad en toda
la semana, del stress diario del trabajo con todos sus compañeros.
Y
como todos los viernes, se hallaba primeramente sentada disfrutando de su
margarita en uno de los sofás de la zona alta del local. Le gustaba, porque
desde allí podía ver a toda la gente bailando en la parte de abajo, más el
resto de sofás que había en los laterales en la zona baja.
Digamos
que era la zona privilegiada, para poder ir observando a los hombres guapos si
estos iban de chica en chica, y saber cómo actuar si se le acercaban en algún
momento de la noche.
Sí,
correcto. Era la forma de saber quien buscaba un rollo de una noche o si de
verdad, se sentían cautivados por su belleza y buscaban algo más profundo.
Y
delante de ella, con su ginebra sin tocar y la mirada en movimiento láser, se
hallaba Ángel, vigilando la entrada de Ralph al local. Quien al parecer, aquel
día se estaba haciendo de rogar.
Prácticamente
parecía un cachorrito al que hubieran dejado abandonado.
-Bebe
y deja de parecer tan desesperado –Le recomendó con voz dulce, apoyando una de
sus manos en las de él.
-¿Parezco
un crío, verdad? –Se giró a mirarla de enfrente-. Es solo que me gustó y sé que
yo a él.
-Seguro
que no tarda en venir –Volvió hablar con voz confiada-. Es un hombre fiel a su
palabra. Seguramente estará viniendo o buscando aparcamiento. Hay días, que es difícil
estacionar adecuadamente.
***
Ralph,
miraba impaciente el reloj de su muñeca, a la vez que la puerta del edificio de
enfrente.
¿Pero
qué diantres hacía su amigo? Tampoco tardaba tanto en cambiarse un hombre. Éste,
si no se depilaba no pasaba nada y por suerte, el maquillaje no hacía falta
tampoco.
Demonios,
iba a llegar muy tarde y puede que el amigo de Meredith, decidiera marcharse o
conocer a otro.
Al
fin, vio abrirse la puerta y de allí salir a su amigo, nuevo por unos meses en
aquella ciudad.
Cuando
éste se subió al coche, lo miró con el ceño fruncido.
-¿Qué?
–Preguntó juntando también las cejas por la inspección de su amigo.
-¿Qué
puñetas has hecho ahí arriba Ivan? –Le inquirió arrancando su coche.
-¿Cambiarme
de ropa tras ducharme rápido? –Soltó con cierto sarcasmo, dado que es lo que
había subido hacer, cuando éste lo pasó a recoger al laboratorio y tras diez
minutos de súplica, lo convenció para que lo acompañara a tomarse una copa.
-Pero
si te veo igualmente vestido de negro –Le recriminó en un gruñido.
-No
–Negó alzando el dedo índice-. Yo llevaba antes un pantalón de pinza negro y
camisa a juego-. Ahora, llevo un tejano negro con un jersey verde oscuro.
-¿Eso
es verde? –Espetó entrecerrando la mirada.
-Enciende
la luz mentecato y veras… -Soltó resoplando impaciente-. Además, quien tiene
una cita eres tú, no yo.
Ralph
encendió la luz, para ver como su amigo volteaba los ojos al techo bastante
incrédulo por su desconfianza.
-¡Eso
no es verde! –Gruñó al tiempo que giraba a la izquierda, para entrar en la
autovía.
-Joder
tío, no me fastidies ahora con la tabla de colores –Renegó rebufando
nuevamente-. Date por satisfecho, que te acompañe ésta noche –Se cruzó de
brazos algo ofuscado-. Y no sé para qué, si seguro me abandonas por tu cita.
Ralph
suspiró con gran exageración ante su comentario.
-Creo
que ya te toca divertirte un poco –Le miró un segundo para guiñarle el ojo-.
Hace cuanto no estás con una mujer.
-Creo
que no tanto como tú –Soltó con tono burla-. Ya que no se me ve tan desesperado
por llegar un poco tarde a la cita –Se encogió de hombros, tratando de
aguantarse la risa-. Claro que si tú haces de mujer, lo adecuado es que llegues
un poco tarde.
Pero
al final, no pudo más y explotó en carcajadas al ver la cara de mala ostia de
su amigo.
-Anda
no te enfades tío –Trataba de dejar de reírse-. Era una broma –Le dio un golpecito
en el hombro-. Para que luego digan, que los rusos no somos divertidos.
-Idiota
–Masculló Ralph.
-Capullo
soso –Siguió riéndose.
-Científico
chiflado –Devolvió su amigo, saliendo ya de la autovía-. Estas cañón y no te
apetece salir a conocer mujeres –Movió la cabeza con gesto negativo, al tiempo
que suspiraba-. Tanto encerrarte con hombres y ratas, no te sienta bien.
-Anda
calla y aparca ahí, que te saltas el sitio –Le recriminó-. Tienes que aceptar,
que me hallo a gusto sin mujer alguna por el momento. Aún no he visto ninguna
que me llame mucho la atención. Todas me aburren rápido.
-Eso,
porque no conoces a mí compañera Meredith –Le indicó con sonrisa traviesa,
apagando el motor y abriendo su puerta.
Iván
se desabrochó el cinturón con gran velocidad ante aquellas palabras, para salir
del coche y encarar a su amigo, quien ya se hallaba a dos metros del vehículo. Y accionaba el cierre con el mando.
-¿No
me estarás llevando a una cita doble, verdad? –Preguntó con una ceja alzada y posicionándose
a su altura.
-Sabes
que son compañeros de mi trabajo –Respondió con cierto arrastre-. Solo que
estamos un poco desperdigados por el pub –Se encogió de hombros-. A ratos
estamos juntos y a ratos, separados.
-Más
te vale sea así –Blasfemó con un leve gruñido-. Además, se me hizo curioso que también se llame Meredith. Y
confieso que un poco de repulso sentí, pues un compañero de trabajo, no para de
mencionar a veces a su hermana sobre sus quejas a él, por ser tipos serios los científicos
y digamos, que me cae ya un poco mal…
Jajajotra pareja? Ya me parecía raro que dejaramso en paz a Meredith me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa....y ese científico me hace muy muy bien
ResponderEliminarme gusta que en esta historia no hay solo dos protagonistas, si no varios, y el toque divertido que le da a sus tramas :D
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