Llega un nuevo cuento de los Blackdalion, esta vez dividido en partes porque aún está sin terminar, pero quería subir algo de ellos hoy. Es mi cumpleaños y quería arrancar esta etapa con magia y personajes que me han acompañado muchos años hasta ser parte de mi, de lo mejor de mí.
También está un poco desordenada cronólogicamente ( sé que aún debo la historia de Sean) En este caso se trata de una de las hijas menores del clan Likaios, su historia debía esperar otro poco, pero ella vino...
Espero les guste.
Blackdalion, la luz del lobo.
Iolhen Likaios se recostó en la
hierba junto a la laguna y suspiró.
Tanto la Casa Antigua como el Castillo de los Cerezos estaban
revolucionados, así que había decidido tomarse un rato en soledad.
La casa familiar había quedado chica con la llegada de los niños de Lys
más las constantes visitas de sus hermanos mayores y sus familias, así que
estaba siendo modificada, lo que implicaba mucho ruido, y algunas discusiones
entre su padre y su revoltoso hermano respecto a los cambios. Sobre todo
teniendo en cuenta la tendencia de Lysander de simplemente destruir paredes si resultaba
que le estorbaban en sus planes.
Por otro lado, estaba próxima la feria anual en las tierras Blackdalion,
así que el resto de su familia estaba sumida a pleno en los preparativos y los
comerciantes llegaban de todos lados como una plaga. Lo que significaba que
todos andaban corriendo de un lado al otro, actitud que ella rechazaba
plenamente. Prefería andar a su propio ritmo , sin ser arrastrada en la
vorágine familiar.
Además, también estaban los caballos.
Desde unos años atrás, Dionis Likaios se había dedicado a criarlos y en
la actualidad estaba negociando la compra de algunos animales, así que había
gente yendo y viniendo para ofrecerle los mejores ejemplares.
La joven sospechaba que su padre quería asegurarse de tener los
animales más rápidos y resistentes del reino por si debía perseguir a alguien,
ya fuera magos oscuros o sus descarriados hijos, aunque sabía a ciencia cierta
que si se trataba de verdadera velocidad, su padre prescindiría de la montura y
se transformaría en lobo. Uno poderoso y veloz capaz de darle caza a cualquier
presa.
Pero por lo pronto, la feroz naturaleza de Dio estaba bajo control y
sólo estaba sumido en los negocios y las reformas edilicias. Lo que en realidad
lo hacía mucho más agobiante, porque si ella debía escuchar una observación más sobre
dentadura, pelaje o músculos equinos o intervenir entre él y Lysander, iba a
explotar. Así que con el visto bueno de su madre Kalymera, se había escabullido
buscando tranquilidad.
Inspiró profundo para llenarse los pulmones con el aire de primavera,
sonrió levemente y luego sacó la flauta que cargaba en un bolsillo de su
vestido. Muchos años atrás, su cuñado Lombard le había enseñado a tocarla y
seguía siendo una de sus cosas favoritas en el mundo. Se recostó en la hierba ,
se llevó el instrumento a los labios y comenzó a crear música, pero no se
limitó a eso, con un breve gesto empezaron a surgir mariposas de luz que
volaban siguiendo el ritmo de la melodía. Era un espectáculo maravilloso que se
vio interrumpido por una presencia inesperada.
-Enséñeme…- dijo una fuerte voz masculina y la joven se incorporó
sobresaltada para descubrir a su interlocutor mirándola.
Era un hombre joven que estaba en la laguna, parecía haberse estado
bañando y se había acercado sigilosamente hasta llegar a la orilla. Tenía el
cabello mojado, aún así se notaba que era de color castaño y que lo llevaba
bastante largo, tenía pantalones pero iba con el torso desnudo, lo que la
asombró, no por la novedad ya que tenía demasiados hermanos como para
sorprenderse, sino porque jamás había visto un hombre con tantas cicatrices,
debía haber dolido, y mucho.
-Enséñeme …- repitió mirándola con anhelo y ella retrocedió
instintivamente hasta darse cuenta que la mirada del joven estaba centrada en
sus manos y no abarcándola toda. Con eso descartó cualquier intención lasciva y
se tranquilizó.
-¿La música? – preguntó levantando la flauta y él negó con un gesto de
cabeza al tiempo que fruncía el ceño como si se concentrara.
-Las luces…eran hermosas, no sabía que había algo así…quiero hacerlas
también – dijo y eso la hizo sonreír ampliamente.
-Lo siento, me encantaría pero no puedo hacer eso. Es algo especial, no
todos pueden hacerlo. – explicó y percibió cierta turbación en la mirada de él,
casi como si se formaran tormentas en aquellas pupilas de color azul
oscurísimo. Eso la alertó, se notaba que a él no le había gustado su respuesta
, así que se puso de pie rápidamente , preparándose para defenderse si fuera necesario. Ella era una Likaios, eso
significaba que era capaz de defenderse por sí misma.
El hombre avanzó saliendo de la laguna, con el agua corriéndole por el
cuerpo se acuclilló y apoyó sus manos sobre la tierra, inmediatamente Iolhen
sintió que el suelo se volvía inestable y temblaba debajo suyo. Miró al hombre
y éste le devolvió la mirada.
-Yo puedo….por favor …- dijo mientras la tormenta en su mirada se
disipaba.
-¿Tienes el don? – preguntó ella sorprendida al darse cuenta que él
había provocado aquella conmoción en la tierra.
-Sí, pero no sé hacer cosas hermosas….- respondió y la desazón que sintió en su voz , la hizo
caminar hacia él casi inconscientemente
-Puedo enseñarte – le dijo parándose junto a él y el joven se incorporó.
De pronto, Io fue consciente de la diferencia entre ambos, era muy alto por lo
que le sacaba bastante diferencia físicamente, así que ahora aquellos ojos azules
la observaban desde arriba, lo que la hizo sentir muy pequeña y delicada.
Además de ser consciente de que estaba parada al lado de un completo extraño
semidesnudo.
-¿Me enseñará? ¿De verdad? – preguntó entusiasmado, sus ojos se
volvieron luminosos y la aferró por los hombros. Se sorprendió tanto como ella
por el gesto inesperado y las retiró inmediatamente como si el contacto
quemara. También debió de darse cuenta de su apariencia porque se movió deprisa
para tomar la ropa que había junto a unos matorrales, se puso la camisa
rápidamente y volvió a su lado. La joven sonrió, en pocos minutos aquel hombre
le había generado dudas y había pensado muchas cosas sobre él, pero había
llegado a una conclusión, fuera quien fuera , era inofensivo.
-Sí, te enseñaré. Soy Iolhen – se presentó.
-Me llamo Baylor.
- ¿No eres de aquí, verdad? – preguntó a pesar de saber la respuesta,
jamás había visto a aquel hombre antes lo que significaba que era un forastero,
probablemente alguien que estaba de paso o que había llegado por la feria.
-Los caballos...vengo con la gente de los caballos – dijo torpemente y
ella asintió.
-¿Vendes caballos, entonces?
-No, yo los domo y los entreno...además...son mis amigos.
-¿Los caballos? – inquirió sorprendida por aquellas palabras, la imagen
de domador la había hecho pensar en otro tipo de relación entre el hombre y los
animales, pero por lo visto les tenía afecto más allá de ser su trabajo.
-Sí – respondió escuetamente y ella estuvo a punto de lanzar un suspiro,
tenía que arrancarle las palabras a la fuerza y aunque no le gustaba la gente
parlanchina, en este caso hubiera querido que él hablara más. Le daba mucha curiosidad.
- El poder, además de lo que hiciste con la tierra hace un rato, ¿qué
más puedes hacer?
-No lo sé...no estoy seguro...- respondió bajando la mirada y la chica
sintió que no era completamente sincero, pero no quiso presionar. Algo en aquel
hombre le recordaba a los niños que
había visto en Dalalbión, los que habían
sido abandonados o maltratados debido a aquel poder que esgrimían convirtiéndose
en marginados, aquellos que no habían tenido un lugar propio hasta llegar a la
ciudad perdida donde habían sido acogidos cariñosamente y se les había enseñado
a usar su poder, sin vergüenza y sin temor.
- De acuerdo, eso lo iremos viendo mientras te enseño, pero deberá ser
mañana, debo regresar – dijo temiendo que en cualquier momento alguien viniera
a buscarla y espantara a su nuevo aprendiz, porque estaba segura que si su
padre o hermanos se enteraban no les haría ninguna gracia.
-También debo volver – dijo él y propuso una cita para el día siguiente
- ¿Aquí, mañana?
-Sí, aquí mañana a esta hora, Baylor.- aceptó previendo que si inventaba
una buena excusa por anticipado para ausentarse en la tarde, nadie los
molestaría.
-Hasta mañana Iolhen – la saludó y sonrió levemente.
-Hasta mañana- respondió ella .
Sólo tiempo después, mientras llegaba a su casa, Iolhen se dio cuenta
que algo que le había pasado desapercibido hasta el momento. Había descubierto
el poder de Baylor por la demostración que él había hecho, de no ser así, ella
no lo habría notado. Eso era imposible, la gente con el don reconocía a los que lo tenían, y mucho más siendo una
Likaios.
Era extraño, muy extraño.
Al final del día, Dionis Likaios se dejó caer exhausto en la cama, desde
allí le habló a su esposa que se cepillaba el cabello.
-Kouros hizo un gran trabajo arreglando ese lugar en donde vive,
pero ¿podrías recordarme por qué
permitimos que Lysander interviniera en la reforma de nuestra casa?
-Es su casa también...
-También tengo dudas sobre eso ¿por qué lo dejamos vivir con nosotros?
-Porque todos nuestros hijos, excepto Iolhen, viven lejos, teníamos que
quedarnos con alguno – comentó risueña.
-¿Pero por qué Lysander, por qué justo él?
-Porque si viviera tiempo completo con los Navarre probablemente
acabarían con él, porque es mejor si lo tenemos donde podamos verlo a pesar de
que Alina hace un gran trabajo manteniéndolo a raya...y porque lo queremos .-
completó y Dionis lanzó un gruñido que la hizo reír.
- Pero aún así, no debí dejar que interfiriera con las reformas...
-Es necesario hacer cambios Dio, la última vez que nos visitaron todos,
fue muy incómodo, y de todas maneras teníamos que reparar los daños que recibió
la casa...- dijo Kaly y calló de pronto
al recordar lo que había causado aquellos daños un año antes, no eran recuerdos
gratos.
- ¿No puedes hacerle algún encargo a Lys mañana? Sólo necesito descansar
un día de su encantadora personalidad...
-Veré que se me ocurre- dijo ella yendo hacia la cama y deslizándose
junto a su esposo.
-Gracias amor mío, siempre puedo contar contigo.
- Dio...
-¿Mmmm?
-¿Qué te está preocupando? – preguntó y Dionis clavó su mirada clara en
ella, lo conocía mejor que nadie, demasiado por su propio bien.
-No lo sé, Kaly.
-Pero hay algo que te inquieta...
-Sí, es como una espina. Algo me preocupa, pero no puedo descubrir el
origen, no sé que provoca la inquietud, pero hay algo que no se siente bien.
-Probablemente sea sólo un efecto secundario de tus horas con Lysander,
además estás cansado...- dijo ella intentando quitarle peso a sus palabras y al
mismo tiempo convencerse a sí misma.
-Eso espero Kaly, eso espero- respondió y la envolvió en sus brazos.
Desde que abrió los ojos , Iolhen
apenas pudo contener su ansiedad. Ella no tenía ese instinto por la aventura de sus hermanos, pero su cita con Baylor era un suceso emocionante,
aunque estaba confundida, había dicho que le enseñaría a usar el don, pero no
tenía idea de cómo hacerlo.
Ella había aprendido a usarlo de la misma manera en que había aprendido
a caminar o a hablar, incluso Kyrian que había negado su poder tantos años,
había sabido usarlo naturalmente una vez que lo había aceptado.
-Tía…- la llamó su sobrina tirándole de la manga para obligarla a
prestarle atención. Parecía que la niña llevaba un rato junto a ella y no lo
había notado.
-Beth, cariño.
-¿En qué pensabas?- preguntó la pequeña pelirroja. Era una mezcla
encantadora de sus padres, el color de cabello de Alina, los ojos de Lysander,
la sensatez de la madre y la fuerte voluntad del padre. Siempre parecía mucho
mayor de lo que era.
-En la magia…
-¿Nuestra magia?
-Sí. ¿Cómo crees que pueda enseñarle a alguien a usarla? – preguntó Iolhen
y la niña se sentó a su lado haciendo una mueca de concentración.
- No lo sé, tía. Con mucha paciencia como cuando They lanza cosas de un
lado a otro sin poder controlarlo y papá le dice paso a paso como dominarlo…o
como hace el Señor de los Caballos…
-¿El Señor de los Caballos? ¿De quién hablas?
-Ah, cierto, no lo viste. Los chicos y yo lo vimos ayer, el hombre que
está domando los caballos que el abuelo quiere comprar.
Iolhen supo que su sobrina hablaba de Baylor, de hecho aquel título de Señor
de los Caballos parecía adaptarse a él. Le hubiera gustado verlo en su trabajo.
-¿Y cómo hace él? Cuéntame Beth…
-Es...creo que ellos le gustan mucho así que les explica tranquilamente
como hacer las cosas. Tienes que verlo, vamos – dijo poniéndose de pie y
tirando de ella.
-Pero...
-Debe estar ahí, ayer estaba a esta hora con el caballo que quiere el
abuelo. Vamos tía.- la urgió y así fue como Iolhen se encontró con su aprendiz
antes de lo esperado.
Habían hecho una pista cercada,
cerca del bosque y allí estaba él junto a un magnifico caballo frisón de
color negro. Era un animal enorme, pero su padre y sus hermanos no eran
pequeños, así que suponía que era una elección lógica. También era adecuado
para el tamaño del domador.
Ella hubiese imaginado algo de brusquedad, había visto a otros
domadores, pero Baylor estaba parado junto al animal , y mientras le acariciaba
el lomo parecía hablarle quedamente. Cada tanto el caballo corcoveaba o se
movía violentamente, pero él no se alteraba,
ponía un poco de distancia y luego regresaba a su lado. Era un proceso
lento, pero de alguna forma ella podía percibir el lazo que se iba formando
entre el animal y el hombre. Al verlos entendía que era lo que había querido
explicarle Beth.
También pensó que aquel hombre tan ansioso por aprender a usar su poder
en crear cosas bellas, tenía la belleza en sí mismo, y no por su aspecto físico,
aunque era realmente impresionante, sino por la esencia de su propio ser.
De pronto el caballo relinchó y eso hizo que él se distrajera y cambiara
la dirección de su mirada hacia donde estaban ellas. Iolhen pudo leer la
sorpresa en sus ojos azules por verla allí, de pronto se sintió avergonzada,
era como estar espiándolo. Sin embargo él hizo un leve gesto, casi
imperceptible para saludarla y luego regresó a sus tareas.
-Volvamos a la casa, Beth – dijo tomando la mano de la niña.
-Es hermoso, ¿verdad tía?
-Sí, lo es- respondió y se sintió mucho más tranquila, él mismo acababa
de darle la respuesta de cómo enseñarle.
Al llegar a la casa, Lys y su familia iban saliendo, así que Beth corrió
a los brazos de su padre.
-Te esperábamos pequeña – dijo él levantándola.
-Estaba con la tía.
-¿Van a algún lugar? – preguntó Iolhen.
-Sí, iremos al Castillo de los Cerezos a ayudar con los preparativos de la
Feria, parece ser que necesitan nuestra ayuda, imperiosamente – dijo Alina y le
guiñó el ojo a espaldas de Lys. Iolhen contuvo la risa, por lo visto su madre
había recurrido a Alina y con un truco muy simple habían logrado alejarlo y
tener una tregua entre él y Dionis.
- Preferiría quedarme a ayudar en las reformas...- musitó Lys no muy
convencido.
- Creo que te divertirás más allá...- dijo Iolhen.
-De acuerdo, Io, ya lo entendí – luego se giró hacia su esposa- ¿He
estado tan insoportable, Ali?
-Mucho – dijo ella, Lysander siempre veía a través de las tretas, ya que
él era el experto en pergeñarlas.
-De acuerdo, iremos a divertirnos un poco, antes que padre me convierta
en algo, y suena bien ir a incordiar a Blaze y tío Caleb.- sentenció con sus
ojos brillando por la anticipación.
-Tendré que mantenerte entretenido para evitar que te metas en
problemas- dijo Alina acercándose a su esposo y dándole un beso ligero.
Lysander bajó a Beth y atrapó a su mujer para devolverle un beso un poco más
apasionado.
-Te tomo la palabra, esposa mía.
-¿Podemos ir a la feria? – insistió
el pequeño They que ya era inmune a las demostraciones afectuosas de sus
padres.
-Sí, con Beth ya estamos completos. Vamos – dijo Lys , pero se detuvo y
fue hacia su hermana – Cuídate Io, y no te metas en problemas en mi ausencia.
- La tía no causa problemas –la defendió Beth . Esa fe ciega de la niña la
hizo bajar la mirada, se sentía algo culpable por sus próximos planes. No había
nada de malo en enseñarle a Baylor, pero sí en ocultarlo.
-Mmmm, las mujeres de la familia son problemáticas, Beth y cuando causan
problemas lo hacen en grande. Espero que tú seas la excepción – le dijo a su
pequeña hija y luego depositó un beso sobre la frente de su hermana- Estaré
cerca si me necesitas.
-Vete ya – dijo ella empujándolo y cuando él se marchó finalmente pudo
respirar tranquila. Era un alivio que se alejara un tiempo de la Casa Antigua o
la hubiera descubierto. Ahora sólo le quedaba eludir a sus padres.
Lo cierto era que la casa estaba muy silenciosa sin su hermano y su
familia, también extrañaba la presencia de Kouros, a él habría podido
consultarle con confianza sobre Baylor, pero su hermano estaba siguiendo su
propio camino y le había costado bastante hacerlo.
-Ahora el silencio aturde, ¿verdad? – preguntó su madre llegando hasta
ella.
-Algo así…- respondió la joven.
- Sin embargo, era necesario. Tu padre está inquieto y me temo que hasta
descubra el por qué será mejor un poco de tranquilidad, y de paso que Lysander
esté lejos.
-¿Así no hace nada imprudente? – preguntó ella.
-Sí, y así él y su familia están a salvo.
-Mamá…
-¿Sucede algo?
-No, nada importante. Sólo quería decirte que saldré a dar un paseo a la
tarde. – sin tanta gente a la vista, la mejor excusa era una que fuera cercana
a la verdad. Además era obvio que su madre estaba más preocupada por su padre
que por las escapadas de su hija menor
en quien confiaba plenamente.
-De acuerdo, sólo no vuelvas tarde.- dijo Kalymera con aire ausente.
Ciertamente la inquietud de su esposo se le había contagiado y quería tratar de
distraer a Dionis.
-De acuerdo- respondió Io y a la tarde cuando estaba por ser la hora del
encuentro, tomó su flauta y se dirigió al bosque.
Temía que él no estuviera allí, pero al llegar a la laguna estaba
sentado de espaldas a ella, esta vez estaba completamente vestido y llevaba el
cabello recogido, la postura de su cuerpo transmitía tensión.
-Baylor…-lo llamó suavemente y aún así lo vio sobresaltarse. Él se puso
de pie y la enfrentó.
-Viniste…- dijo como si hubiera
esperado lo contrario.
-Tal como lo prometí. ¿Preparado para la primera lección?- preguntó
llena de entusiasmo y él asintió, muy cautelosamente, con un gesto. Ella sonrió para transmitirle
confianza y se le acercó.
-¿Qué tengo que hacer? – preguntó él.
-Mmm, ¿mariposas de luz, verdad? – lo interpeló ella.
-Sí, quiero aprender a hacer eso…
-Bien, primero entonces…tienes que manejar la luz.- sentenció y él la
miró como si no entendiera de que hablaba, la chica lo notó y empezó a
explicarse- Como debes saber todo está vinculado en la naturaleza, y también
con los seres vivos, nosotros, aquellos que tenemos el don, somos conscientes
de esa conexión y podemos influir sobre ella. La luz está aquí…- explicó
extendiendo una mano en el aire- sólo tienes que recordarlo, y en la luz están
los colores y puedes darle la forma que quieras, sólo tienes que concentrarte-
finalizó y tomó la mano de él para extenderla con la palma hacia arriba.
La mano masculina contrastaba notablemente con la suya, al agarrarla
sintió la aprensión del domador, pero lo ignoró. Trató de actuar con
naturalidad, como si fuese uno de sus hermanos o primos, aunque tenía muy en
claro que no lo era.
Y mientras sostenía la mano de él, hizo que el aire fuera luz y luego
mariposas. Él las miró hipnotizado y cuando desaparecieron concentró su mirada
azul en ella. Iolhen le soltó la mano.
-Inténtalo. Sólo deja que fluya
-Yo…es peligroso…- dijo Baylor y respiró profundamente.
- No hay nada que temer- dijo ella pero la mirada de él era demasiado
seria.
-Deberías alejarte un poco…- sugirió.
-Estaré bien
- Por favor –pidió y ella
retrocedió un poco.
Luego el joven levantó sus manos y se concentró como ella le había dicho,
el aire comenzó a rielar, después apareció la luz que vibró entre las manos de
él y de pronto la luz se convirtió en un fulgor inesperado para volverse un
rayo atronador que salió disparado de sus manos y estalló contra un árbol
destruyendo sus ramas.
-¡Vaya! – exclamó Iolhen aturdida y él se giró hacia ella con rapidez.
-Lo siento…¿estás bien? No sé
cómo hacerlo, no debí intentarlo – se excusó claramente sintiéndose culpable.
-Está bien, yo estoy bien. Eso es…tienes un poder bastante fuerte…sólo
tienes que aprender a controlarlo.- le dijo aunque ella misma estaba
sorprendida. Era mucho más fuerte de lo que había creído.
-Podría dañar a alguien, mira el árbol.
-No lo hiciste a propósito, no te rindas. Piensa que tu poder es uno de
tus caballos.
-¿Uno de mis caballos?
- Sí, uno poderoso y salvaje, sólo tienes que domarlo, paso a paso, con
paciencia. Y con afecto, es parte de ti después de todo, sólo tienes que
entrenarlo para que haga lo que quieres.
-¿Y si aprende a hacer cosas malas?- preguntó y el tono que usó le
generó inquietud a la joven. Como si una sombra se cerniera sobre ellos. Se
sacudió la sensación y buscó palabras adecuadas para consolar a alguien que se
sentía culpable por dañar a un árbol.
-Puedes enseñarle nuevamente. ¿Qué harías con un caballo así, te
rendirías? ¿No tendría la opción de aprender a hacer las cosas correctamente?
-No me rendiría. Además seguramente la culpa no es de él.- razonó y eso
hizo que Iolhen pensara en las cicatrices que había visto en el cuerpo
masculino. Pero no quería ser curiosa e incomodarlo, quizás algún día le
contara.
-Cierto, hay que darle otra oportunidad. ¿Lo intentamos de nuevo? –
propuso y él la miró temeroso.
-¿Ahora?
-Sí. Espera, tengo una idea, creo
que necesitas algo que te relaje – dijo y sacó la flauta. Empezó a tocar una
melodía suave pero se frenó de repente, se había dejado llevar por el
entusiasmo- Lo siento, ¿te molesta?
-Me gusta, es música hermosa. Por favor continúa– dijo él.
-Gracias – respondió y continuó al tiempo que le hacía señas para que él
volviera a intentarlo.
-No creo…- dudó el hombre.
-No sucederá nada malo, inténtalo – dijo Iolhen y cambió la melodía a
una que era al tiempo suave y animada.
Baylor volvió a tomar aire, cambió su posición y se orientó hacia la
laguna. La chica se enterneció ante ese gesto de él para evitar dañar lo que lo
rodeaba si volvía a fallar.
Él era una mezcla extraña que la intrigaba.
Desde su posición, lo vio fruncir el ceño para concentrarse y elevar las
manos, luego resopló como si fuera un
esfuerzo excesivo. Se tensó sintiendo
una especie de comunión con aquel hombre.
Ella no podía hacer nada más, así que sólo siguió creando música para
que él se relajara, música que hablaba de que la belleza era posible aun en los
peores momentos, música que trasmitía la conexión entre todas las cosas
existentes.
Poco a poco el aire alrededor de
las manos masculinas comenzó a chispear hasta que pequeños haces de luz
salieron para luego volverse delgados espirales que ascendían, de pronto uno de
los espirales se volvió una mariposa aleteando.
Etérea y fugaz se movió unos
segundos elevándose para luego desaparecer. Aquello logró rompió la
concentración de ambos.
-¡Ohhh! – exclamó Iolhen dejando de tocar la flauta y Baylor se giró a
ella con una sonrisa espléndida de satisfacción.
- Lo hice...-murmuró como si aún
no pudiera creerlo.
-Sí, fue grandioso.
-Sólo fue una.
-Pero ya lo tienes, seguro que luego podrás llenar el bosque de
mariposas de luz si lo deseas, sé que sí.
-¿Hay más? Quiero decir más cosas hermosas que se puedan hacer con
magia... – le preguntó entusiasmado.
-Sí, muchas más. Nunca lo pensé así, pero hay mucho más que puedes
hacer.
-¿Qué? – preguntó él
-Déjame pensar, ¡ya sé...!- exclamó con los ojos brillantes de
entusiasmo, estar con Baylor era como redescubrir su propio poder. Se encaminó
junto a la laguna, le guiñó un ojo al hombre que la observaba expectante y
luego provocó varios arcoíris que se cernieron sobre ellos como una cúpula.
Él miró hacia el cielo y sus ojos parecían los de un niño admirado por
la belleza en su estado más puro y pleno. Baylor amaba lo bello, pero no en el
sentido superficial sino en el más profundo y sublime , le gustaba eso de él.
-¿Quieres intentarlo? – preguntó ella y él exhaló con fuerza y la miró
desanimado.
- No aún…creo que fue mucho por hoy, es demasiado esfuerzo…- comentó.
-¿Controlarlo?
-Sí, lleva mucho trabajo para que un caballo mal enseñado aprenda a
hacer las cosas diferentes – dijo refiriéndose a su anterior conversación y
ella calló todas las preguntas que en verdad quería hacerle.
-Está bien, iremos paso a paso. Y hay muchas cosas más que hacer con tu poder, puedes controlar
cualquier elemento, agua, aire, fuego…
-No el fuego – dijo interrumpiéndola – nada que haga daño – agregó con
sus mirada algo turbia como si estuviera recordando cosas desagradables.
Su prima Nía había tardado en controlar el fuego, pero estaba segura que
no era eso lo que inquietaba a Baylor, sino algo más. Esta vez no pudo
contenerse.
-Las cicatrices, ¿son del fuego…?
-No, no fue el fuego. Pero aún así no me gusta usarlo…-zanjó el tema.
Pero la curiosidad de Iolhen había desbordado su sentido común.
-La gente que vino a vender caballos, ¿son tu familia?
-No, sólo trabajo y viajo junto a ellos.
-¿Desde cuándo domas caballos? ¿Desde niño?
-No – dijo y ella frunció el ceño, parecía ser la respuesta favorita de
aquel hombre, creyó que no iba a decir nada más pero él continuó- Era adolescente cuando encontré un caballo
herido, no dejaba que nadie se acercara a curarlo, sentí cierta empatía con él
, así que traté de acercármele, llevó su tiempo y no fue fácil pero logré
ayudarlo…así empezó todo.
Iolhen lo observó detenidamente, más importante que lo que él le contaba
era aquello que podía deducirse, empatía significaba que había podido
comprender la situación del animal herido y eso implicaba que también él se
había sentido de la misma manera.
Herido y asustado, y por lo que ella podía ver aún tenía miedo, sólo que
no estaba segura de qué.
-Es tarde…- musitó Baylor y la miró, sus miradas se encontraron y él
terminó bajando la cabeza.
- De acuerdo, entonces mañana trataremos con los arcoíris – aseveró ella
pactando tácitamente una rutina, mientras él estuviera en las tierras de su
familia, ella le enseñaría.
-Sí, mañana – confirmó él y cuando ella empezó a caminar estuvo tentado
de acompañarla, pero se contuvo. Era obvio que ella podía cuidar de sí misma.
Iolhen llegó a su Casa en medio de la preparación para la cena. Su padre
estaba observando por uno de los grandes
ventanales, pero por la posición ella sabía que estaba pensando más que
observar el exterior. Dionis se volvió hacia ella al sentir sus pasos.
-Padre…- lo saludó Iolhen.
-Hola, pequeña.
-¿Preocupado?
-No lo sé, inquieto. Supongo que pasaron muchas cosas últimamente y no
he bajado la guardia aún. Estoy en alerta, pero no sé qué es lo que está
despertando mi sentido de peligro. ¿No has visto nada raro?- preguntó y sus
ojos celestes claros como el invierno se volvieron cálidos al centrarse en
ella.
Iolhen dudó, el poder de Baylor era raro, es decir que no pudieran
percibirlo ni ella ni su padre era algo inusual. Debería contarle a él, sabía
que debía hacerlo, pero al mismo tiempo no podía. Dionis pararía las lecciones
de magia, lo sabía, así como sabía que Baylor la necesitaba y que él no era
peligroso.
-Nada extraño …- respondió y una punzada de culpabilidad se le instaló
en el pecho. Pero ella también era buena conociendo gente y su intuición no
podía estar errada.
-Quizás sea la edad, tal vez me empiezo a preocupar por
tonterías…-comentó él y la joven sonrió, la edad no parecía afectarlo para
nada, su padre era tan imponente como siempre.
-Quizás…o tal vez estés aburrido- comentó divertida.
-Es posible, de acuerdo Io, vamos a comer.
-Sí, iré a cambiarme…- dijo ella.
-Io…
-¿Sí?
-Ten cuidado , ¿de acuerdo?- pidió él preocupado y de pronto ella se
sintió muy angustiada, quizás por lo que ocultaba, quizás por el amor que leía
en aquellos ojos clarísimos y la sensación de que con su silencio lo
traicionaba. Las palabras se le trabaron en la garganta y sólo hizo un gesto de
asentimiento antes de retirarse.
Oh, los Blackdalion han vuelto y nunca mejor que en este día. Gracias mi querida Nata, besos y felicidades!!
ResponderEliminarCreo que está demás decirlo, pero no puedo evitarlo. Quiero más!!!
Tan tuyos como míos! Besos mi Gab y ya vendrá más
EliminarNo sabes la sonrisa gigantesca que aparecio en mi cara cuando lei Blacdalion..... pensé que era sobre Sean, pero cualquier novedad de mi saga favorita es bienvenida... estaba feliz leyendola. espero que pronto subas mas partes, voy a ser paciente esos si. Gracias y mil gracias.
ResponderEliminarGracias...y debo agradecer que Sean sea educado y paciente porque hace mucho que lo tengo en espera. Besos
Eliminarque emocion tener a los blackdalion de regreso!! me encantaron sus historias, me pregunto como estaran los progenitores hasta esta tercera generacion ya avanzada :D
ResponderEliminarGracias SayA veremos quienes aparecen haciendo "cameo" pero informo que todo el clan anda muy bien! Besos
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