viernes, 15 de agosto de 2014

Gabriela Ruiz "Si Supieras" 21

Nina golpeó el volante con impaciencia, sintiendo como su frustración crecía conforme pasaban los minutos. ¿A dónde había ido Caleb?
De su casa, aquel sábado, se había ido sin despedirse. ¿No se suponía que había acudido a verla a ella? ¿Por qué se había marchado así? ¿Había sucedido algo? ¡No lo entendía!

Había esperado con paciencia, sentada en el sofá mientras miraba por la ventana, simulando que nadie había notado lo que hacía. Pero el día había llegado a su fin y Caleb no había vuelto por ahí. El domingo no había sido diferente. Se había marchado, comprendió.
Pero ¿por qué? ¿sería posible que él sintiera algo por ella? ¿había ido a decirle que…? ¡No, claro que no! Incluso en aquella comida que él compartió con sus amigas, una de ellas le había asegurado unos días después, que era una lástima que él no estuviera disponible. Nina, aunque incómoda, le aseguró que no se le conocía novia alguna. Pero la chica insistió en que, si no era su novia, era evidente que estaba enamorado. ¿Caleb enamorado? ¡No!
Cerró los ojos y recordó su decisión el lunes de ir a la ciudad. Si él no volvía, ella iría a preguntarle  por qué había hecho el trayecto hasta la pequeña ciudad que detestaba. Sentía que era importante. Que necesitaba escucharlo. Pero… quizás se había equivocado.
Lo buscó en su departamento. Nadie respondió. Fue a su oficina y su secretaria le informó que él se había marchado. Viaje de negocios. ¿Por qué no le había dicho nada? ¿A dónde se había ido? ¿Tan urgente era que debió salir corriendo de su casa sin siquiera decir adiós?
Detestaba eso. Una vez, había estado segura de que Caleb era la persona más aburrida, intimidante y predecible del mundo. Ahora… él parecía sorprenderla a cada momento, la hacía sentir diferente con solo una mirada de sus ojos azules y tenía la impresión de que había miles de cosas que aún no sabía de él y, oh Dios, moría por saberlas.
Empezaba a pensar que se estaba volviendo loca. No había nada más que decir, estaba perdiendo la razón. ¿Se podría llamar de una manera diferente a lo que sentía?
***
Caleb cruzó los brazos, con cansancio. Había sido un día largo de trabajo, después de volver de un viaje de negocios, y culminaba con una reunión. Miró a su alrededor y bajó sus ojos hasta la carpeta que tenía frente a sí. Tan solo cinco minutos más y terminaría.
Al entrar a su oficina, cerró la puerta y se recostó ligeramente sobre ella. Cerró los ojos y contó mentalmente hasta 10, preparándose para el viaje que venía. Nina.  Volvería a ver a Nina, después de aquel baile compartido y decidir que lo mejor era seguir con su vida, sin ella. Debía olvidarla para poder simplemente, vivir.
Golpearon la puerta y él se extrañó. Era ya hora de salida. Abrió y se encontró con una de las representantes de la otra compañía.
–¿Sucede algo? –Caleb preguntó con tono fatigado– ¿le puedo ayudar?
–No puedo creerlo –entrecerró sus ojos verdes– ¿realmente no me recuerdas?
Caleb elevó sus ojos con confusión. Le pidió que pasara, cerró la puerta y le mostró la silla, para que se sentara.
–Cuando leí Caleb Blake… ¡cielos, no creí posible que fueras realmente tú!
Él la observó detenidamente. Cabello rubio, bonita sonrisa, increíble cuerpo, ojos verdes… ¡sus ojos verdes tan risueños!
–¡¿Caitlin?! –pronunció con sorpresa Caleb. Ella asintió levemente y se paró para abrazarlo– ¡han sido tantos años!
–Entonces ¿sí me recuerdas? –sonrió divertida y lo abrazó con fuerza– has crecido.
–Y tú estás aún más hermosa –alabó Caleb y ella lo besó en la mejilla, encantada– ¿qué haces aquí? Es decir, ¿coincidencia?
–O quizás fue el destino… –bromeó ella y él sonrió– ¡ahora sí te pareces más a ti! Has estado tan serio durante toda la reunión –explicó Caitlin– cuando estábamos juntos, rara vez lograbas estar serio por mucho tiempo.
–Eran otros tiempos –le restó importancia– éramos adolescentes y…
–¡Nos queríamos! –Caitlin soltó con orgullo– aún recuerdo nuestros planes. Asistiríamos juntos a la Universidad, aunque por supuesto, antes haríamos un viaje en auto por las principales ciudades y… fueron unos días maravillosos.
–Y terminaron –Caleb se separó con incomodidad– ¿cómo estás?
–Sorprendida –se sentó y Caleb hizo lo mismo– y, permíteme añadir, que absolutamente encantada de volver a verte.
Caleb arqueó una ceja. Caitlin siempre había sido hermosa. La chica más popular. Su novia de secundaria. A la que tanto había querido. Estaba de vuelta.
–Siento lo mismo –Caleb cruzó sus brazos– es sorprendente verte de nuevo.
–¿Quién lo imaginaría? ¡Te extrañé tanto, Caleb! –Caitlin exclamó soñadora– ¡ah! ¿y cómo está el pequeño Cam? Aún recuerdo como lo cuidabas y cuánto amaba salir con nosotros… –recordó con nostalgia– siempre fuiste un hermano protector.
Caleb asintió, sin saber qué decir. Las cosas habían cambiado tanto ya…
–Pues el pequeño Cameron, ya no es tan pequeño –rió Caleb– de hecho, va a casarse.
–¿Qué? –Caitlin abrió la boca con sorpresa– ¿cómo qué se casa?
–Sí, se casa. Es joven pero dice que está enamorado –sonrió burlón.
–¿Y tú? –interrogó con interés. Caleb se encogió de hombros– ¿soltero?
–Afortunadamente –respondió con sarcasmo.
–No, definitivamente estás muy cambiado –abrió sus ojos verdes con emoción– me encanta como estás ahora.
Caleb entrecerró sus ojos azules, reconociendo a la adolescente que aún habitaba en Caitlin, que ahora era toda una mujer. Estaba flirteando con él, definitivamente.
–Gracias –contestó incómodo– ¿y tú? ¿Soltera?
–Sí, actualmente. Terminé con mi novio hace 6 meses aproximadamente.
–¿Por qué no funcionó?
–Algunas cosas simplemente no están destinadas a darse, Caleb. Siempre hay una razón.
–¿Realmente crees eso? –preguntó escéptico.
–Sin duda –inspiró hondo– entonces… ¿qué me dices?
–¿Sobre qué?
–Tú no sales con nadie, yo tampoco… ¿qué opinas si hacemos algo este fin de semana?
–Lo siento, pero tengo otro compromiso –se disculpó Caleb– ¿recuerdas la boda de Cameron? Es la cena de compromiso.
–¡Oh, tengo tantas ganas de verlo! –exclamó emocionada.
–Ah… yo… ¿de verdad? –dijo confuso Caleb.
–¡Por supuesto! –Caitlin lo miró expectante– ¡vamos! ¿No me invitarás?
Caleb abrió la boca, intentando pensar en algo que decir. Pero no se le ocurría nada que pudiera decir. Y, se encontró asintiendo a su petición.
–¡Perfecto! –sonrió hacia él– ahora te dejo ir a descansar. Ha sido un largo día para todos, ¿cierto? –Caleb asintió levemente– ¡casi lo olvido! Aquí tienes mi dirección.
Él tomó la tarjeta que le extendía. Sintió como Caitlin depositaba un suave beso en su mejilla y se alejaba sonriendo. Él no se sentía particularmente feliz. Esta idea, la mirara por donde la mirara, no era buena. No parecía adecuada.
Pero no podía decirle que no deseaba que lo acompañara. Él no le debía explicaciones a nadie. No tenía a nadie en su vida. Caitlin tenía razón. Estaba soltero, debía recordarlo.

1 comentario:

  1. No no y nooooo ¿Por qué me haces esto? ¿Ahora la supernovia de jovencito? Noooooo!!! Esto va a matar a Nina... pero pensandolo bien... le vendrá bien un poco de celos jijiji pa q abra los ojos de verdad jijiji y se de cuenta cuanto ama a Caleb jijiji.
    Gracias Nata, muchos besos

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