Francesca llevó
a Ethan hasta la casa de la Srta.
Edelweiss y se lo presentó.
-Es un nuevo
empleado, uno temporal…- dijo algo incómoda se seguía sintiendo culpable por
aceptar la ayuda de aquel hombre y no terminaba de confiar en él.
-Srta.
Edelweiss, esto es para usted- dijo él extendiéndole los dulces que había
comprado y con una sonrisa agregó- Ahora vamos a salvar a sus libros y
deshacernos de los invasores.
La anciana
señora pareció tranquilizarse y Francesca comprobó que aquel extraño efecto que
el Sr. Brey había ejercido en ella también se hacía extensivo a su profesora.
-Apenas termine
lo que debo hacer vendré para aquí – agregó y sonó casi como una advertencia.
-Vaya tranquila
Jefa, yo me encargo de todo – respondió el hombre con calma.
-Demoraré un poco porque quiero ir a ver cómo sigue Marco, pero volveré muy pronto.
-Demoraré un poco porque quiero ir a ver cómo sigue Marco, pero volveré muy pronto.
-Ve tranquila,
Francesca querida – dijo la clienta y ella se fue completamente intranquila,
pero sin más opción.
Pudo regresar
recién dos horas después, y al volver encontró a su empleado temporal y a la
Srta. Edelweiss tomando el té y riendo en el comedor.
Según le contó
la mujer satisfecha, él se había encargado de
la plaga de forma eficiente.
-Quedan puestas
algunas trampas y cebos que mañana revisaré. Recuerde no acercarse, Srta.
Edelweiss…- dijo él amablemente.
- Mañana enviaré
a los muchachos a que revisen las trampas y terminen el trabajo…- dijo
Francesca.
-No es
necesario, yo puedo hacerlo…- dijo él.
-Yo…no…
-Está bien,
Ethan, la gente de Francesca se encargará. Conociéndola, estoy segura que ella
no querrá incomodarte más…-intervino la profesora.
-No es molestia,
muy por el contrario. Aunque ha despertado mi curiosidad, ¿qué clase de alumna
era ella? – preguntó él y la chica se sintió incómoda de que hablaran así, casi
ignorando su presencia.
-¿No es obvio?
Era una excelente alumna, muy responsable y exigente consigo misma…y muy buena
lectora…
-Srta.
Edelweiss…- trató de interrumpirla Francesca.
-Y era tan
encantadora como ahora, amable y buena persona, muy sensible…- dijo la mujer y
le dirigió una cálida mirada.
-Sí, eso pensé –
dijo él y la chica sintió que se había
equivocado al aceptar la oferta de aquel extraño.
-Gracias por el
té, profesora, ha sido un placer conocerla pero creo que es hora de irnos.- dijo
Ethan captando la mirada de su “jefa temporal”
-También ha sido
un gusto conocerte, Ethan. Muchas gracias por todo.
-Iré a dar un
vistazo para ver la situación y luego nos vamos- dijo Francesca aunque Ethan
iba a decir que no era necesario supo
que era buena idea callarse y dejarla hacer. Después de todo aquel era su
trabajo y era obvio que ella se sentía responsable y necesitaba supervisar
todo. “Exigente consigo misma” había dicho la profesora y él sabía que era
verdad, así como también sabía que la gente exigente y responsable no solía
permitirse los errores ni se perdonaba a sí misma fácilmente.
La joven hizo
una inspección rápida y tuvo que reconocer que el hombre había hecho un buen
trabajo .Cuando regresó hizo un ligero gesto de aprobación hacia él.
-Creo que ya
podemos irnos. ¿Estará bien Srta. Edelweiss?
-Sí querida,
estaba muy asustada, pero ya estoy bien….
-Si suceda algo
llámeme –dijo ella
-También puede
llamarme a mí, tiene mi teléfono.- asevero el hobre.
-Gracias, a los
dos, estaré bien y seguramente esos
bichos malvados no volverán a aparecer hasta mañana y prometo no asomarme a
comprobarlo hasta que vengan tus chicos, Francesca.
-De acuerdo.
-Vuelvo a
decirlo, ha sido un gusto conocerte Ethan.
-Lo mismo digo ,
nos vemos – dijo él y salió.
-Hasta mañana,
Srta. Edelweiss – la saludó Francesca y la mujer la detuvo.
-Francesca…
-Sí.
-Querida mía,
podrías explicarme qué haces poniendo a un hombre así a cazar ratas…
-¿Hizo algo mal?
-Todo lo
contrario, es encantador. Me recitó antiguos poemas irlandeses y me hizo sentir
totalmente a gusto a pesar de la situación. En serio , niña, es un
desperdicio….ponlo a hacer algo más interesante. – dijo la anciana con tono
cómplice y Francesca se sonrojó. Aún le duraba la incomodidad cuando se
encontró con su “empleado temporal” esperándola junto al auto.
-Dejé mi auto
estacionado frente a su negocio. ¿Puede llevarme?
-Claro, no
pensaba dejarlo aquí. Suba- dijo ella mientras entraba al vehículo.
-¿Por qué creó
este negocio? – preguntó él cuando ya habían recorrido un trecho.
-Acaba de ver la
razón, hay muchas mujeres solas que necesitan ayuda. No siempre hay un hombre
alrededor que pueda ayudarlas, y lamentablemente no todas las mujeres pueden
desenvolverse solas ante determinadas circunstancias.
-¿ Y por qué no
una agencia de mujeres que sí puedan hacer esos trabajos?
- Buena
pregunta, pero creo que no funcionaría. Es cierto que muchas de nuestras clientas son
mujeres solas, pero algunas de ellas son viudas, divorciadas, o perdieron a
alguien, me refiero a que alguna vez pudieron contar con un marido, un padre o
un hermano que las ayudara y ahora no
saben a quién recurrir. Por eso la agencia se encarga de que un hombre pueda
ayudarlas y no sientan tanto ese vacío.
-Entiendo…
-Aunque eso no
impide que poco a poco muchas de ellas logren hacerse autosuficientes.
- Sólo quería
saber un poco más, no estoy atacando su trabajo.
-Más temprano
dijo que discriminaba.
-Y lo hace-
insistió él- me refiero a que hay muchos hombres que también necesitan ayuda,
no todos somos buenos con las herramientas , arreglamos pérdidas de agua,
instalamos artefactos, etc..
-Lo sé, pero es
diferente.
-¿Por qué?
-Porque para una
mujer sola es más difícil, muchas veces no hay a quien pedir ayuda
desinteresada, a menos que sea de la familia. Y en general, termina topándose
con un aprovechado que ve el pedido de
ayuda como algo más, o un estafador que cobra caro pero no trabaja bien o
alguien que la hace sentir inútil. Con un hombre no pasa eso, el trato entre
ustedes es diferente.
-No lo había
pensado, pero también hay buenos hombres.
-Mis chicos lo
son, son buenos en su trabajo, son confiables, respetuosos y además saben
tratar con nuestras clientas sin hacerlas sentir impotentes o tontas.- finalizó
su discurso algo enfadada
- No estoy muy
seguro si está elogiando al género masculino o acabando con el poco orgullo que
nos queda.
- He conocido
hombres grandiosos pero también de los otros y la verdad es que no todas las
mujeres tienen suerte de toparse al indicado, y no me refiero en cuestiones
amorosas sino en algo tan cotidiano como contratar a un gasista. Los hombres
muchas veces no lo notan y creo que nosotras tampoco, pero es horrible darte
cuenta que hay cosas que no puedes hacer como levantar algo demasiado pesado,
armar un mueble, colocar una cortina, matar una rata…Algo pequeño se puede
volver una tragedia cuando te das cuenta que no puedes solucionarlo y no hay a
quien pedirle ayuda.
-Creo que sé de
lo que habla, hoy pude ver a la Srta. Edelweiss pasando un mal momento. En mi
casa siempre había hombres para ayudar a las mujeres, así que nunca he visto
las cosas desde su punto de vista
-También yo lo
aprendí tarde, lo sola que puede estar una mujer – dijo ella y había un dejo de
dolor en sus palabras.
-Pero también ha
demostrado lo fuerte que puede ser, hizo de esa debilidad una empresa, no sólo
pudo ser autosuficiente usted sino que encontró como ayudar a otras personas.
Nada mal…- dijo con sincera admiración y Francesca se volvió a mirarlo, no
estaba acostumbrada a los elogios pero aquel era muy particular porque se
sentía comprendida.
-Gracias – dijo
y lamentó llegar tan pronto a su negocio.
Gracias Nata. ayer desde mi celular vi el cap. de y si supieras pero no pude comentar y ahora veo que ya has subido otro cap. de esta linda historia... y solo puedo decirte... Gracias. ambas historias me gustan, en realidad todas las que suben. asi que con paciencia seguire esperando por el desenlace de tan lindas historias
ResponderEliminarGracias por el nuevo capítulo, Nata. Me gusta mucho esta historia y las emociones que reflejó este cap. Abrazos y espero más!!
ResponderEliminarVeamos, eso de no ponerlo a trabajar para cazar ratas, dudo en ello... jajaja si es un bombón, viene con la camisa desabrochada... Yo misma, me voy a comprar un montón de hamsters y lo llamo.
ResponderEliminarGracias por subir capi otra vez, se va poniendo interesante esta historia.
Besos abuelita mia.