Gabriela Ruiz "SI Supieras" 12

- Es un misterio para mí.

Cameron abrió los ojos y ladeó el rostro para mirar a Nina. Se encontraban acostados, el uno junto al otro, en el césped del patio de su casa. Esperó que continuara, pero parecía que ella no era consciente de que lo había dicho en voz alta.

- ¿Qué es un misterio? –inquirió finalmente, con curiosidad Cameron.

- Tu hermano –Nina abrió los ojos y suspiró mirándolo- ¿cómo pueden ser tan distintos?

- ¿Te gustaría que fuera como yo? –soltó divertido.

- No fue lo que quise decir –volvió sus ojos castaños al cielo- es solo que… me gustaría entenderlo, como a ti.

- ¿Por qué?

- No lo sé… una tontería mía, supongo.

- ¿Te das cuenta que eso suena casi preocupante? –sonrió Cameron divertido.

- ¿Por qué casi?

- Porque si no te conociera, creería que te gusta Caleb.

- Mmm, nunca he dicho que me disgustara.

- Sabes que no me refiero a eso, Nina.

- ¿No crees que hoy hace un día maravilloso? –sintió como los cálidos rayos de sol bañaban su rostro y suspiró- en días así, siento que puedo hacer lo que sea.

- Siempre puedes, eres increíble Nina.

- Eso lo dices porque me quieres, nada más.

- Y porque realmente lo creo –Cameron sonrió y le apretó la mano, que descansaba a su costado- eres muy especial, Nina.

- Es por eso que te quiero tanto, siempre sabes que decir –Nina volvió a cerrar los ojos.

Cameron se apoyó en su brazo, mirando el perfil sereno de Nina. Siempre se habían entendido tan bien, incluso completaban las frases del otro o podían leer en sus miradas lo que realmente pensaban y no lo decían. Su infantil complicidad se había extendido hasta aquella etapa relativamente adulta.

- ¿Sucede algo, Nina? –pasó sus dedos por la mejilla de Nina- ¿te sientes bien?

- Es solo que… -Nina no abrió los ojos. Inspiró hondo- ¿sabes? ¡Aún no puedo creer que te vayas a casar!

Cameron volvió a recostarse a su lado, mirando al cielo y preguntándose qué responderle. Habían tenido esa conversación tantas veces que… sencillamente, ya no sabía qué decir.

- Solo… promete que no te alejaras de mí ¿sí? –pidió Nina en voz baja.

- Sabes que eso es imposible. Eres mi mejor amiga, siempre estaré contigo.

- ¿Haga lo que haga?

- ¿Qué piensas hacer, Nina? –entrecerró los ojos Cameron con sospecha.

- No lo sé aún, pero no quiero perderte.

- ¿Eso significa qué…?

- No te preocupes, no hablaba de arruinar tu boda.

- Menos mal, ¿quién sería mi padrino si no fueras tú?

- Qué gracioso, Cameron –Nina negó lentamente- estaré a tu lado, pero no seré tu padrino.

- Es una lástima que no hayas aceptado, eres la persona ideal para llevarlo a cabo.

- Soy mujer, ¿lo recuerdas?

- Aún lo recuerdo –rió él.

- A veces parece que lo olvidas, Cameron –Nina se levantó y lo miró con una sonrisa- tendrás que buscar a alguien más.

- Lo sé. ¿Imaginas lo que le pasaría a Kristen si te viera a ti, junto a mí, en el altar?

- Creo, mi querido Cameron, que te quedarías solo.

- No, no pongas esa cara. No estarás a mi lado.

- Si no he dicho nada –Nina cruzó los brazos y sonrió- ¿crees que sería capaz de dejarte?

- ¡Nina! –reprendió él divertido.

- No estoy diciendo que vaya a intentar nada, Cameron.

- De cualquiera manera, estaré vigilándote –advirtió.

- ¿Y cuándo no lo estás? –Nina le besó en la mejilla y se levantó- quiero tomar algo. ¿Te apetece algo a ti?

Kristen miró con curiosidad a quién le abría la puerta. ¿Caleb ahí, abriendo la puerta? No recordaba haberlo visto casi nunca ahí. Frunció el ceño.

- ¿Qué haces aquí?

- Hola, me alegra verte también –gruñó con sarcasmo Caleb- hasta donde recuerdo, es la casa de mi mamá.

- Exacto. Y tú nunca estás por aquí.

- Al encontrarte a ti en la puerta, adivinas por qué es eso –sonrió Caleb fríamente- déjame pensar, buscas a tu prometido.

- Sí, ¿dónde está?

- Aquí no, evidentemente.

- ¿No? ¡¿Cómo no?! –Kristen frunció aún más el ceño- ¡se supone que debemos estar en clase de baile en 10 minutos!

- ¿Toman clases de baile? –Caleb se burló y ella lo ignoró- aún no se casan y ya se te extravió el novio –soltó con malicia.

- Suerte la mía, que sé exactamente dónde encontrarlo –murmuró furiosa y se giró, encaminándose a la casa vecina.

Caleb se apoyó en el marco de la puerta, mirando como Kristen se alejaba, cada vez más furiosa y prácticamente derribaba a golpes la puerta de la casa de Nina. Se encogió de hombros y cerró la puerta, no iba a ser nada agradable ese encuentro.

Él solo había acudido a despedirse porque regresaba a su trabajo. Quizás estaría visitándolos pronto, para la cena de ensayo de la boda, pero no se decidía a asistir. ¿Qué iba a hacer él ahí, además de esperar con ansiedad algún encuentro fortuito con Nina?

Nada, en absoluto. Y no sabía si podría soportar tenerla tan cerca. Un par de veces y casi había hecho cosas que no debía. Debía repetirse constantemente que él le desagradaba, que Nina no sentía lo mismo que él. Que, probablemente, Nina amaba a alguien más.

Siempre lo había sabido. Y notaba que eso no había cambiado. Cameron y Nina seguían tan unidos como siempre. No le molestaba eso, solo le dolía. Él hubiera dado lo que sea por tener algún vínculo especial con Nina. Ella era…

No sabía cómo describirlo. Solo podía sentir que la amaba. Y era tan real.

Cerró los ojos por un momento e inspiró hondo. Tenía que irse de ahí, ahora.

- Lo siento mamá, pero no puedo quedarme a comer –Caleb se despidió con un abrazo leve- debo irme. Adiós y despídeme de Cameron –su madre lo miró con tristeza pero asintió.