Los
desterrados se reunieron alrededor de su líder para escucharlo.
El frío de la húmeda cueva les calaba los huesos y
el pedido de venganza les calentaba las almas
-Yo lo mataré – dijo una firme voz y todos
quedaron en silencio mientras el líder asentía.
Entre el gentío una mujer gimió. Había visto morir
a su marido e hijos mayores, no quería que el último de sus vástagos también se
extinguiera consumido por el odio.
Tres jinetes descendieron las montañas pero sólo uno siguió hacia la ciudad. Era
menos sospechoso si sólo uno se infiltraba.
Un grupo de desconocidos hubiera llamado demasiado la atención y lo
importante era actuar con mucho sigilo.
La sala
de audiencias había quedado vacía. Sólo
un hombre permanecía en el recinto, sentado en el trono, absorto en sus
pensamientos.
Ser rey era mucho más complicado de lo que
esperaba.
Había nacido en aquel castillo y había vivido allí
hasta que sus padres habían sido asesinados. Luego había huido junto a su tutor
para refugiarse en Nimrod y allí lo
habían educado para ser rey ,para reclamar su herencia, sin embargo en algún momento de su vida la
personalidad de Atherion se había inclinado más hacia el guerrero que hacia el
gobernante. Ahora le resultaba extenuante volver a la diplomacia y la
estrategia . Además las largas horas de audiencias lo habían puesto de mal
humor.
La verdad
era que se sentía solo. Pocos días atrás había regresado de Nimrod , siempre
era reconfortante volver a la ciudadela y ver a sus amigos. Los niños de Beltan
y Naivé crecían con una rapidez asombrosa y él disfrutaba mucho compartir ese
milagro con ellos.
Pero esta vez
su estancia en Nimrod no lo había ayudado, o tal vez lo había hecho
percatarse de su soledad. El poder implicaba estar solo y ver el profundo amor de
sus amigos lo había entristecido. Siempre estaría incompleto . El destino de
muchos estaba en sus manos pero no había nadie que se preocupara por él , nadie
que lo esperara a su regreso y aquel inmenso castillo ya no era un verdadero hogar para el joven
rey.
Atherion notó que había anochecido, dejó sus
cavilaciones, se levantó del trono desprendiéndose la incomoda chaqueta de
terciopelo y atravesó la silenciosa y
oscura estancia
La figura embozada entró en la ciudad al
atardecer. Lo primero que notó fueron
los cambios que se habían producido . El lugar era totalmente diferente al que
había conocido años antes.
Las calles estaban llenas de bullicio y vida. Los
edificios habían sido reconstruidos y se respiraba un aire limpio diferente al
que recordaba. No había desperdicios tirados ni peleas callejeras.
Los niños reían y los comerciantes ofrecían una
gran variedad de productos que se exhibían
en coloridos puestos.
El cambio le provocó confusión, Kadrim’Tell era la
imagen de la prosperidad.
Un leve aroma a comida le recordó el tiempo que
hacía que no comía, pero ignoró el hambre como tantas otras veces lo había
hecho. Tenía algo más importante que hacer que satisfacer sus necesidades.
Siguió dando vueltas mientras anochecía y poco a
poco se acercó al palacio.
En las adyacencias encontró refugio en un pequeño
callejón y se acomodó allí para dormir unas horas.
“Mañana- pensó- mañana buscaré al usurpador”.
La mujer miraba distraída por la ventana y no se
percató de su presencia hasta que él le habló.
-¿Dónde están volando tus pensamientos mi amor? –
preguntó susurrando
Ella se volvió con una sonrisa en los labios y al
ver al poderoso hombre moreno
cargando con delicadeza a su hijita se
le estremeció el corazón. Se preguntó cómo era posible amarlo cada día más,
cada gesto de él la conmovía, pero sobre todo , aquellos que tenían que ver con
sus hijos. Por un momento recordó el tiempo que habían estado distanciados,
pero rápidamente descartó la nostalgia. Ahora estaban juntos y felices y eso
era lo único importante..
-Naivé , ¿vas a contestarme en que pensabas? –
insistió él.
-En
Atherion...
-¿Atherion?-
preguntó acercándose-
-Sí ,él nos
necesita
La expresión risueña de Beltan se transformó en
preocupación.
-¿Está en peligro?...porque reuniré al ejército
e iré a buscarlo...
-No mi amor . No es esa clase de peligro.
Beltan depositó a su hija en la cuna y se acercó a
su esposa.
-Cariño no entiendo que sucede. Dices que Atherion
nos necesita pero que no es la clase de peligro que necesita un ejército.
¿Entonces qué?
-Debemos ir a verlo
-Naivé , él se fue de aquí hace pocos días y
estaba bien...¿acaso tuviste una visión?
-No , sólo la sensación de que nos necesita ,de
que enfrentará tiempos difíciles y debemos estar allí.
-¿Sin ejército?
-Beltan, -explicó con impaciencia- él tiene a su servicio uno de los mayores
ejércitos, necesita a sus amigos aunque el hecho de que uno de ellos sea un guerrero fabuloso no estará demás...
Beltan
sonrió por el elogio, pero la joven
continuó implacable
-.. y si además el gran guerrero va acompañado por
su dócil marido ...- él la miró ceñudo- ¿Creías que hablaba de ti?...Oh cariño,
lo siento...
-Y yo que pensé
que eras una bendición mujer ,
“¿dócil marido”?...voy a enseñarte...
La abrazó con fuerza mientras ella reía y la besó
con ternura.
La miró con una expresión soñadora pero se separó
de ella para concentrarse en el problema que los ocupaba
-Nunca nos hemos alejado de los niños, no confías
su cuidado a nadie más y ahora sugieres partir. Es un viaje largo para la pequeña, deberán quedarse. Además,¿ quién
va encargarse de “tu hijo” si
nuevamente se le ocurre hacer volar
objetos por el aire sin saber como bajarlos?
-¡¿Mi hijo? !,¿ te refieres al que juega con
espadas más grandes que él y asusta a los animales con espeluznantes gritos de
guerra?
El sonrió en forma culpable y luego preguntó
seriamente
- ¿Es tan importante que vayamos?
-Sí- contestó ella con la misma seriedad-
-Bien haré todos
los preparativo y partiremos en la mañana.- dijo él antes de retirarse
-Beltan....
-¿Sí...? – el hombre se volvió ante el llamado de
su esposa
-Te amo
Se despertó por el frío de la madrugada, el
invierno estaba terminando pero el precario refugio no era suficiente
protección contra el aire invernal. Se arrebujó en la capa y esperó unas pocas
horas. Debía encontrar la forma de introducirse en el palacio. Observó
atentamente el movimiento del lugar para encontrar el momento preciso.
El castillo
no tenía mucha vigilancia, pensó que se debía a la soberbia del rey que
se sentía intocable. Pronto le demostraría lo contrario.
Sin embargo aquel descuido era beneficioso para su
plan, los guardias no se preocupaban en
revisar a quienes entraban. Si no generaba desconfianza en ellos podría
inmiscuirse entre los comerciantes que llevaban provisiones.
Ciertamente la poca vigilancia le permitió entrar
con facilidad pero el intenso movimiento en el interior del castillo le
dificultó las cosas. La gente iba y venía incesantemente por el patio interior
. Los mozos con los caballos, las lavanderas, los vendedores generaban bullicio
y confusión. Ya estaba dentro pero dónde iría ahora , cómo llegaría a él.
De pronto escuchó
unas voces que sobrepasaban a las demás y vio una pequeña comitiva salir
por la puerta principal. Lo reconoció al instante. El hombre alto y rubio no
podía ser otro que Atherion , el usurpador del trono de Kadrim’Tell, su
enemigo. Lo había visto desde lejos una vez años atrás, en una batalla, y ese recuerdo bastó para reconocerlo.
Parecía que los dioses acompañaban y bendecían su
misión, facilitándole las condiciones para cumplirla. Sintió que los espíritus
de los caídos guiaban sus pasos. Nadie le prestaba especial atención, tal vez
los años de destierro y miseria le habían conferido “aquella invisibilidad”,
aquella capacidad de no llamar la
atención.
Pudo acercarse al rey, pudo escuchar su voz
profunda marcada con un deje de autoridad, lo escuchó reír por algo que le
habían dicho (“¿Qué derecho tenía ese hombre a reír?”).
Se acercó lo suficiente sin que notaran su
presencia , se situó tras el rey y sacó
su daga dirigiéndola al cuello del monarca.
Atherion había pasado muchos años de su destierro
luchando en diversas batallas, se enorgullecía de sus reflejos y su intuición.
Un leve escalofrío que le avisaba del
peligro le recorrió el cuerpo, alcanzó a voltearse y ver el puñal que descendía
hacia él . Con un golpe firme en el brazo de su atacante desvió el ataque
desarmándolo a la vez que lo arrojaba al suelo
Entonces, Atherion la vio .
Era una joven unos diez años menor que él, demasiado
delgada, mal vestida , de cabellos y ojos negros. Los ojos capturaron su
atención, eran como un muro de obsidiana, un muro de odio puro. Ella lo odiaba.
Todos estaban anonadados por el sorpresivo ataque, incluso la joven
tardó en reaccionar tras la maniobra de Atherion , pero no podía fracasar por
eso intentó incorporarse para acabar su misión o morir.
Uno de los acompañantes del rey la vio moverse y
bajó su espada sobre ella para eliminar la amenaza. Atherion fue más rápido y
paró la estocada con su propia espada deteniendo la hoja a escasos centímetros
de la joven.
-No la dañen-ordenó ante el asombro de sus
acompañantes.
La gente, atraída por el incidente, los rodeaba ,
incluso la guardia real de Atherion había llegado advertida por lo sucedido. El
rey sujetó a la muchacha por las muñecas para inmovilizarla.
-¿Quién eres ? – preguntó pero ella no respondió y
se revolvió como un animal salvaje.
Sorpresivamente mordió el brazo del rey que la
sostenía y éste debió soltarla mientras
lanzaba una maldición.
Los guardias se lanzaron sobre ella y el rey
sobrepasado por la situación ordenó que la llevaran a una celda.
-No quiero que sufra ningún tipo de daño
-ordenó con un tono que no dejó lugar a dudas. No había desobediencia
posible, lo cual dificultó la tarea a
los guardias que debieron llevarse a la joven mientras pateaba y les lanzaba
golpes sin que ellos pudieran defenderse.
Atherion había pedido que lo dejaran solo , necesitaba meditar
sobre lo sucedido y tomar una decisión.
El odio en los ojos de la mujer lo había
trastornado profundamente. Le parecía una injusticia, no se creía merecedor de
aquel sentimiento. En realidad ninguna mujer lo había odiado antes. De niño ,
su natural encanto y sus buenos modales lo habían convertido en el preferido de
las damas. Más tarde, ya hombre, su personalidad más su atractivo físico y la
herencia de la corona lo habían hecho difícil de rechazar.
Quizá alguna vez lo habían ignorado, pero Atherion
no recordaba que una mujer lo hubiera odiado antes. Por eso descubrir la
indudable hostilidad de la joven lo había
desconcertado, incluso más que el intento de asesinato.
Además tenía otro problema y era que no sabía qué
hacer con ella. Aún cuando era culpable de la peor traición no era capaz de
ordenar su muerte, pero ¿qué sería de un rey que perdonaba a su verdugo?. Sin
dudas al día siguiente tendría una fila de asesinos en sus aposentos y Atherion
estaba cansado de que intentaran matarlo.
Por otra parte la irrupción de la joven lo había
hecho reflexionar sobre otro tema.
Él siempre había creído proceder con justicia,
pero, ¿a cuántas personas habría hecho daño sin querer?¿Cuántas esposas, hijas
o hermanas de los caídos en combate ahora lo odiaban? ¿Cuántos niños habían
quedado huérfanos a causa de su espada? ¿Cómo vivía aquel pueblo desterrado en
las montañas?
Aquellas preguntas ocupaban su mente y lo
torturaban, ser rey significaba tener que tomar decisiones pero ahora él dudaba
de la probidad de las suyas.
Sin embargo por el momento su prioridad era una
joven de ojos negros que lo había atacado con un puñal y ahora se encontraba
prisionera en el castillo.
La celda era pequeña pero mucho más cómoda que su
propio hogar. Estaba limpia y tenía un camastro confortable, aunque Aldyss
apenas era consiente de ello. Sólo podía pensar que había fallado y que él le
había perdonado la vida, al menos por el momento.
Ella era valiente, sin embargo sentía temor ante
lo desconocido. No podía evitar pensar en el terrible castigo que él le
impondría, su vida ya no le pertenecía y eso la atormentaba.
Como si sus miedos hubieses conjurado su
presencia, los guardias abrieron la puerta
y Atherion
apareció en el umbral.
La joven se irguió orgullosa para enfrentar el
destino que aquel hombre le daría. Podría matarla pero no doblegaría su espíritu,
sin embargo el gesto de elevarse en toda su estatura la hizo consciente de la enorme diferencia física. Él le sacaba
por lo menos dos cabezas y aunque a ella le costara reconocerlo, estaba en
desventaja. Era presa fácil para alguien como él.
-¿Cómo te llamas? -Preguntó el rey
La joven
permaneció callada unos minutos
evaluando si era mejor callar o responder, finalmente respondió con seriedad
-Aldyss
-Como los pájaros – acotó el hombre-
Este comentario la tomó por sorpresa y se limitó a
asentir. En efecto, el origen de su nombre provenía de un ave de exquisita
belleza, aunque ella nunca la había visto. Su madre había contemplado una pareja de aves en su juventud y le habían fascinado de
tal modo que le había dado su nombre a su hija menor. Aquella referencia hecha
por el rey le hizo bajar la guardia momentáneamente.
-Sé que vienes de las montañas – continuó él- y
supongo que crees tener motivos para odiarme, me gustaría saber por qué te
enviaron a ti a asesinarme o si acaso
fue idea tuya.
Ella se sintió menospreciada por aquel comentario,
como si a él le resultase ridículo que ella fuese la elegida para matarlo.
Además la trataba con una condescendencia intolerable .“Crees tener motivos
para odiarme”. Claro que tenía motivos y
el desprecio que sentía por él se filtró en su respuesta.
-Cuando nuestro líder nos habló de este plan para
asesinarte yo me ofrecí como voluntaria.
Ahora Atherion fue el sorprendido por la crueldad
de la joven.
-¿Por qué? – preguntó desconcertado
-Porque mataste a mi padre y mis hermanos...
-Mucha de tu gente murió pero ellos eligieron
pelear en mi contra...
-¡Claro que sí! –gritó la joven- Eres un
despreciable usurpador que robó el trono de Kadrim’Tell y masacró a quienes se
opusieron a tu terrible régimen.
Atherion recordó la infame muerte de sus padres y
los años de destierro, mientras sentía la furia bullir dentro suyo.
-¡Yo soy el legítimo rey! – gritó a su vez- tu
gente siguió a un líder corrupto y él los llevó a la destrucción
-¡No!
-Él mató a mis padres y robó mi lugar
,convirtiendo a Kadrim’ Tell en un lugar de muerte y maldad
-¡Eres un asesino impostor!
La indignación que sentía por aquellas falsas
acusaciones lo hizo moverse con la rapidez de un depredador y se lanzó contra
ella tomándola por los hombros.
Aldyss se replegó asustada.
La extrema delgadez de la joven lo hizo
reflexionar sobre lo que hacía. Era tan frágil bajo sus manos y le resultaba
tan fácil dañarla que se asustó.
¿Acaso ella tenía razón y él se creía dueño de la
vida? ¿Se había convertido en la clase de hombre que despreciaba?
Se apartó con rapidez asqueado de sí mismo,
mientras los ojos de ella emitían un juicio inapelable.
-Lo siento- susurró él y salió presuroso dejándola
asombrada.
Se había detenido , pudo haberla dañado pero no lo
hizo. Además lo había visto palidecer mientras la culpa y el arrepentimiento se
reflejaban en su rostro. Decía ser el
legítimo rey y que sus propios padres habían sido asesinados por el antiguo
líder, pero no podía estar diciendo la verdad. Aldyss tenía una sola certeza y
era la de haber fallado a los suyos y traicionado la memoria de sus muertos.
No debía fiarse de aquel hombre.
Atherion se sentía ante un callejón sin salida, no
podía confiar ni en sí mismo.
Debía hacer algo con la muchacha y pronto. No
podía dejarla encerrada eternamente. Aunque era una solución posible no era
capaz de hacerlo.
Por otra parte , el hecho de que tuviera tan mal concepto de él
le dolía.
Sabía que en las guerras había ganadores y
perdedores. Sabía que su causa había sido justa, sin embargo frente a esa joven
se sentía infame.
Cuando despertó se encontró al rey en su celda.
Estaba pálido y ojeroso como si no hubiese dormido.
Ella se sobresaltó y se apoyó en la pared buscando
protección.
-¿Qué quieres? ¿Ya has decidido qué hacer conmigo?
Él pudo percibir el leve temblor en su voz.
-Soltarte
-¿Vas a dejarme ir? – preguntó incrédula
-No he dicho eso. No puedo permitir que te vayas
pero voy a sacarte de esta celda y te quedarás en el palacio de Kadrim’Tell.
-¿Quedarme? ¿En calidad de qué?
-De invitada , supongo
-¿Invitada?
-Podrás vagar por el palacio y la ciudad a tu
gusto pero no ir más allá. Estarás vigilada pero gozarás de toda la libertad
posible en esta situación. Asimismo
impediré que te acerques a cualquier tipo de arma.
Ella lo miró desconfiada
-Si haces eso, si me liberas, voy a matarte ,tarde
o temprano lo haré.
-Podrás intentarlo y yo te detendré.
-¿Por qué?
-No quiero un puñal en mi corazón, es una
sensación incómoda.
Ella hizo una mueca
-¿Por qué vas a soltarme sabiendo que quiero
matarte?
-Quiero que te formes tu propia opinión. Puedes
odiarme pero por lo que soy no por lo
que te dijeron o hicieron creer.
-Te odio porque mataste a mi familia
-Yo no...tal vez alguno de los hombres que maté
fuera de tu familia , tal vez no. El caso en que yo defendía mis derechos y mi
propia vida. Ellos eran guerreros y sabían el peligro que corrían tanto como lo
sabía yo.
Al tomar una espada puedes matar o morir . No
puedo devolverles la vida pero soy el legítimo rey y quiero lo mejor para mi
pueblo. Si acaso yo tomé sus vidas perdono la tuya. ¿Aceptas lo que propongo?.
Aquella era una propuesta descabellada y los dos
los sabían. Sin embargo Aldyss aceptó.
Atherion sonrió brevemente, abrió la puerta y
llamó a alguien.Una joven entró y él las presentó.
-Luma será tu guía, ella te ayudará a instalarte y
te proporcionará lo que necesites
-¿Es mi guardia personal ? -preguntó ella
irónicamente –
-Decídelo tú – le contestó con frialdad-
aunque no aceptaré que le hagas ningún
desplante, no los merece. Luma la dejo en tus manos .
Ella asintió y le hizo una reverencia
-No se preocupe Majestad, yo me encargo.
Atherion le sonrió cálidamente a la joven criada y
se retiró.
La elección de Luma como acompañante de Aldyss no
había sido casual. Los desterrados habían matado a su familia y la habían hecho
prisionera, él la había rescatado al recuperar Kadrim´Tell. La joven hablaba
poco y era muy retraída como si aún sus heridas no hubiesen curado.
Toda historia tenía varias versiones y Atherion
pensaba darle a Aldyss algo de su propia medicina.
Un par de días después Aldyss se había convertido
en su sombra. Rara vez se encontraban abiertamente pero Atherion sabía que ella
vigilaba sus movimientos en palacio arrastrando a la pobre Luma con ella.
En
esos días el rey tuvo una breve tregua porque
inesperadamente llegaron sus viejos
amigos. De hecho eran la única familia que tenía , así que se sintió
reconfortado por la visita.
Cuando le avisaron de su llegada fue hasta el
salón principal a recibirlos.
-¡Mi querido príncipe! -exclamó Naivé
adelantándose con los brazos extendidos-
-Creo que es hora de que le digas Rey o su
Majestad – la provocó Beltan desde atrás-
Ella lo ignoró y avanzó presurosa hacia el rey.
-Puedes llamarme como quieras mi dulce Naivé –
dijo Atherion al tiempo que estrechaba a la mujer en un abrazo-, en cambio tú –
dijo señalando a su amigo- deberías hacer unas reverencias.
-Y tú deberías devolverme a mi esposa- le replicó
el guerrero al tiempo que se acercaba para saludar a su amigo y tomar a Naivé
por la cintura-
Una vez terminados lo saludos Atherion los
interpeló
-¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Todo está bien en
Nimrod? ¿Y los niños?
-Hey espera,
– le reclamó Beltan- ha sido un viaje largo y son muchas preguntas
juntas. En primer lugar , los niños y Nimrod están bien. En cuanto a nuestra
presencia aquí, qué puedo decir, extrañábamos
tu encantadora presencia.
Él los miró entrecerrando los ojos.
-Los vi hace menos de un mes...
-Todo está bien Atherion – intervino Naivé- en
realidad teníamos ganas de venir y como era un viaje largo para los niños
vinimos solos. Extrañábamos la aventura, así que armamos nuestro equipaje y
aquí estamos.
Ninguna de
aquellas explicaciones satisfizo a Atherion pero se dio por vencido.
-Yo he tenido demasiadas aventuras. Sean cuales
sean sus motivos me alegra mucho que estén aquí. Vamos , comeremos mientras les
preparan sus aposentos, así podremos ponernos al día.
Para asombro de los sirvientes cenaron los tres
solos en la intimidad de la cocina, recordando los viejos tiempos y contándose
las novedades.
-Skat trajo una manada de caballos salvajes, son
magníficos. Pronto te enviaré algunos- comentó Beltan
-Estaré esperando.
Ya que estás aquí me gustaría que orientes a mi gente para instalar el
sistema de riego que pusiste en marcha en Nimrod. Creo que eso mejoraría la
producción de nuestros campos.
-Claro, podemos hacerlo mañana –asintió Beltan.
Naivé observaba atentamente a los hombres, algo
había sucedido y quería saber qué.
-¿Y los niños ? - la distrajo Atherion
-Están muy bien,
Aiden está tomando lecciones con un nuevo maestro aunque prefiere pasar
su tiempo jugando al aire libre y Besaí
dijo sus primeras palabras.
-¡Vaya! ¿Qué dijo?
- Papá – contestó Beltan orgulloso- y mamá. Aunque
estaba señalando un árbol en ese momento.
-¡Beltan! – protestó Naivé y él sonrió-
-¿Y aquí hubo novedades? – preguntó el guerrero
antes de comer un bocadillo
Atherion no sabía como decirlo, así que lo soltó
de golpe mientras tomaba un trozo de pan.
-No mucho, sólo que intentaron matarme- explicó
tranquilamente.
-¡¿Qué?!
-exclamaron sus amigos al unísono mientras se atragantaban con la
comida-
-¿Y lo dices así? – preguntó Naivé exaltada-
-Ahora cuenta todo sin omitir detalles –le exigió
Beltan-
Atherion les contó y captó el intercambio de
miradas entre sus amigos.
-¿Y bien ?- preguntó una vez concluido su relato
-Estás en problemas , no debiste liberarla.
-Yo creo que hiciste bien –contradijo Naivé a su
esposo
-Pero amor, ella trató de matarlo. Es un
peligro, nada garantiza que no vuelva a
intentarlo.
-Tal vez, pero él no podía matarla. Debe haber
otra solución, Atherion no es un asesino.
-Hey, estoy aquí ¿se acuerdan? – los interrumpió
ofendido el rey-
Los dos se volvieron a mirarlo y Atherion
enmudeció pensando que esa era la clase de mirada que les dirigían a sus hijos
cuando se portaban mal.
-Trataron de matarte – dijo Naivé como si eso
justificara todo-Quisiera conocerla.
-Mañana hablaremos de eso. Será mejor que
descansemos. Les asigné la habitación
con terraza, les gustará – ofreció como gesto de paz-
Finalmente sus amigos asintieron aceptando dejar
el tema para el día siguiente.
Era la madrugada cuando Atherion encontró a Naivé
en el corredor.
-¿Tú tampoco puedes dormir?
-Sólo quería tomar un poco de aire
-Naivé,
tienes terraza en tu habitación
-Supongo que también necesitaba un paseo, además
Beltan duerme y no quería despertarlo.
El rey la miró serio, sabía que era su
preocupación por él lo que la mantenía despierta.
-¿A qué han venido Naivé?¿Por qué dejaste a tus
hijos, fue por mí, por lo que pasó? Si es así estoy bien, no debes preocuparte.
-Podrías haber muerto...
-Siempre tienes que cuidarme ¿no?. Se te está
haciendo costumbre.
-Y tú siempre te metes con gente armada. Ya eres
mayor ,deberías dejar de meterte en problemas.
-Lo haré, lo prometo
-Más te vale príncipe. Entre tú ,Beltan y Aiden me
harán envejecer antes de tiempo.
-Dios no lo permita- dijo él sonriendo y ella lo
fulminó con la mirada
-Ahora entiendo porque no eres popular, solías ser
más cortés.
-La gente cambia mi querida Naivé.
-Oh Atherion...
Él la miró y dijo con seriedad.
-No debes preocuparte por mí, estaré bien.
-Sólo quiero asegurarme que así sea - le respondió
ella, luego le dio un beso en la mejilla y se fue.
-¿Qué tal tu paseo?- le peguntó Beltan cuando
entró a la habitación.
-Creí que dormías...
-Me desperté y no estabas...- se justificó él-
-Hablaba con Atherion, me preocupa.
-Él sigue queriéndote...
-No de esa manera, hace tiempo que se curó de
eso...
-Yo no me curé aún – le dijo él obstinadamente-
Ella se le acercó y le habló susurrando
-Eso espero porque nunca voy a dejar que se te
pase, me costó mucho conseguirte...
Él le sonrió atrayéndola hacia sí y ambos se
olvidaron del solitario rey.
Cuando por
la mañana Beltan encontró a Atherion sentado en los jardines supo que no había
dormido y que estaba preocupado por algo.
-Buen día – dijo acercándosele para sentarse a su
lado- no has dormido mucho ¿verdad?
-No, tú tampoco , pero te ves mejor que yo.
-Bueno cuando tienes hijos te acostumbras a dormir
poco . Creo que el mejor entrenamiento para mis reflejos, mejor incluso que los
años de batalla, han sido Aiden y Besaí. Siempre estoy preparado para correr en
su ayuda. Ahora dime ¿qué te preocupa tanto?. Porque no es sólo la chica, ¿
verdad?
-No. ¿Beltan... alguna vez has pensado sobre las
consecuencias de tus actos?, quiero decir , has pensado que tal vez lo que
crees justo no lo es .En que tal vez seas sólo un asesino con buenas excusas
-¿Hablas por la familia de esa chica?
-Sí.
-Bueno tú y yo somos diferentes. Soy descendiente
de guerreros y fui criado como tal , tú siempre has sido más reflexivo, naciste
para gobernar Atherion y siempre te has responsabilizado por todo. Pero sí,
supongo que he pensado en eso, aunque hubo una época en mi vida que no me importaba
nada. Incluso creo que buscaba la muerte.
-Cuando perdiste a Naivé....
Beltan asintió con la cabeza, aún le costaba
recordar esos tiempos.
-Lo siento ...– dijo Atherion-
-No fue tu culpa, lo sabes...Ya hemos discutido
eso. Volviendo a tus dudas, creo que cuando uno pelea sabe que puede matar o
morir, la familia de esa chica lo sabía Atherion...
-Sí, pero...
-No hay peros, tu causa era justa. Kadrim’Tell te
necesitaba e hiciste lo que debías. Tú siempre has cuidado de tu gente y has
dado lo mejor de ti. No tienes de que arrepentirte. Gobernar es difícil , lo he
aprendido con Nimrod, Naivé y yo tratamos de hacer lo mejor que podemos por la
gente de la ciudadela , pero ¿sabes que nos da seguridad?
-No...
-Que tú eres el rey, si alguna vez hay algo que no
podamos resolver tú estarás allí para solucionarlo con sabiduría. Y eso nos da
tranquilidad , aunque supongo que esa responsabilidad es la que te está
angustiando. Te conozco, sé que no andas matando gente por ahí, has recurrido a
tu espada sólo cuando era necesario para defender a los indefensos y a la
justicia. Por eso siempre has sido una amenaza para los criminales.
Recuerda que eres el elegido para derrotar al Mal.
-Tú también lo eres...
Beltan sonrió , había una profecía que los
involucraba a ambos pero por el momento
sólo quería alentar a su amigo sin ahondar en el futuro que les aguardaba.
- Lo estás haciendo bien Atherion, créeme.
-Gracias...
Atherion se sentía reconfortado con las palabras
de Beltan aunque le costaba expresarlo.
-Ya sabes si necesitas algo, estaremos aquí por un
tiempo.
-Beltan, acerca de eso, yo estoy bien. No necesito
que se queden...pueden volver a Nimrod
-Bien, por mi no hay problema, pero tú se lo dices
a Naivé.
Atherion gimió y Beltan le sonrió angelicalmente.
-Sabía que entenderías razones, nos quedaremos el
tiempo que sea necesario para que ella esté tranquila. No me gusta contradecir
a mi esposa.
Aldyss observaba desde lejos a los dos hombres, el
rey se veía apesadumbrado pero la charla con el hombre moreno lo había reanimado.
El amigo de Atherion le resultaba familiar, pero tardó un tiempo en
reconocerlo. Había luchado junto al usurpador unos años antes, también él había
asesinado a su gente.
Los vio reír y vio también a una joven rubia
acercarse a ellos.
-¿Quiénes son? – le peguntó a Luma-
- Son el señor Beltan y la señora Naivé , son
amigos del rey. Se conocen desde niños.
Le pareció que había mucho más de lo que Luma le
contaba pero la joven no le dio mayor información.
Aldyss los observó con más cuidado, tenía la
sensación de que aquellos recién llegados se interpondrían en su camino.
Horas después el rey solicitó su presencia y le
presentó a sus amigos.
Era una situación sumamente extraña, por un
segundo Aldyss creyó que él la presentaría como su atacante pero no lo hizo, dijo que era su
invitada. Aunque por la actitud hosca del hombre y la intensa mirada de la
mujer supo que ellos conocían quién era.
Los saludó brevemente y se retiró, no soportaba el
escrutinio de los ojos ámbar de Naivé.Tenía la sensación de haber caído en su
propia trampa , se sentía como la presa y no como el cazador.
Tal vez sólo era cuestión de esperar.
Atherion
nunca se había sentido tan custodiado como en esos momentos. Naivé y Beltan no hacían sentir su
presencia, paseaban por Kadrim ‘Tell y
se comportaban como perfectos visitantes
pero él sentía que no dejaban de vigilarlo. Con el correr de los días Aldyss
había ganado confianza y lo vigilaba
abiertamente. Si él hablaba con sus tropas ella estaba cerca , si paseaba con
sus amigos, presidía un juicio, revisaba las cuentas con los proveedores o
practicaba con la espada , la joven lo seguía. A veces pensaba que ella había
llegado a conocerlo más que él mismo, sin embargo la
mirada de ella parecía juzgarlo siempre.
Lo que él desconocía era que cada vez que ella lo
criticaba la joven Luma la contradecía y defendía enérgicamente el proceder del
rey, así que Aldyss se había acostumbrado a ser objetiva y evaluar los actos de
él sin prejuicios. Había descubierto que se preocupaba por su gente, era
exigente con los demás y consigo mismo, no dejaba ningún detalle al azar; él
gobernaba plenamente Kadrim’Tell y dejaba su vida en ello.
Luma también le había contado su propia historia,
el cautiverio, el rescate, y aunque Aldyss se resistía, las dudas empezaban a acosarla.
Los límites ya no estaban claros.
Todo se volvió más confuso con el incidente de la
inundación.
Atherion estaba hablando con el capitán de sus
tropas cuando un mensajero llegó. Atherion corrió hacia el joven antes de que
éste desmontara.
- ¡Mi señor , el río Blandel se desbordó!. Está
arrasando las cosechas y las casas que hay alrededor.
-¡Capitán junte a todos los que puedan ayudar y
busque a Beltan y Naivé! – ordenó Atherion mientras buscaba un caballo
Con prontitud sus amigos se reunieron con él ,
todos sabían lo que sucedía y una gran comitiva seguía al rey rumbo al poblado
en peligro.
Atherion estaba por cruzar los portales cuando
Aldyss se interpuso en su camino.
-¡Quiero ayudar!- gritó la joven para hacerse oír
entre el bullicio.
Él no contestó, sólo extendió su mano y cuando
ella la tomó , la alzó acomodándola en su caballo. Luego sin hablar espoleó al
animal y tomó la delantera de la comitiva.
Al llegar , el panorama era desolador. La gente
trataba de salvar sus posesiones, otros corrían tratado de ponerse a salvo y un
pequeño grupo intentaba crear barricadas para impedir el desastre. Además la
situación se agravaba por una intensa lluvia que se había desatado en la última
hora.
Atherion dio ordenes precisas, luego desmontó , bajó
a Aldyss y llamó a sus amigos.
-¿Naivé puedes hacer algo? – preguntó angustiado-
-Lo intentaré. Necesito que despejen el área así
trabajo tranquila.
-¿Podemos ayudarte?
-No, tú y Beltan encárguense de la gente , yo me
encargaré del río.
-Bien. Vamos – dijo llamando a Beltan y Aldyss-
-¿Qué va a hacer ella? – preguntó la joven
siguiendo al rey
- Tratará de devolver el río a su cauce- le contestó Beltan
lacónicamente .
Aldyss ni
siquiera tuvo tiempo de asombrarse, Atherion los puso a trabajar junto a los
demás mientras él mismo los guiaba. La joven alcanzó a recordar lo
que Luma le había dicho “ La señora Naivé tiene grandes poderes”.
Brevemente alcanzó a divisar a la mujer rubia
avanzando contra el río como si un escudo invisible la rodeara. Después la vio
hacer lo imposible, hizo retroceder las aguas, con su magia detuvo la
inundación.
Cuando terminó con el prodigio, Naivé llamó a
Atherion.
-Por ahora está dominado pero yo no puedo más que
la naturaleza , debemos construir defensas para mantenerlo controlado y poner a
esta gente a salvo hasta que se tomen otras medidas.
- Gracias, nos pondremos a trabajar inmediatamente
.Tú descansa.
-Claro que no. No me gusta dejar las cosas
inconclusas, los ayudaré.
Sin demora se unieron a los demás , aunque Naivé
había detenido la inundación, el daño estaba hecho y durante toda la jornada
trabajaron rescatando gente y posesiones, curando heridas ,reparando casas y
repartiendo consuelo .
Nadie descansó hasta que estuvieron todos a salvo,
sobretodo Atherion que aún agotado no paró de trabajar.
Era de noche cuando el rey abrazaba a un pequeño
que lloraba y le prometía conseguirle un nuevo muñeco para reemplazar al
perdido.
Aldyss comprendió que ese rey cuidaba de los suyos
más que de sí mismo y cuando Naivé se acercó a él y lo obligó a secarse y comer,
recordó otra de las confesiones de Luma “Ella es la única mujer que él ha
amado”.
La joven morena tenía una sensación extraña , era
como si el tiempo hubiera perdido su valor. A veces le parecía que había vivido
siempre en Kadrim ‘Tell y los días en la montaña eran un recuerdo lejano. Ni
siquiera podía precisar con exactitud el
tiempo que llevaba allí. Tampoco sabía
cuánto se extendería aquella situación , no podía quedarse allí por siempre
pero si no cumplía su misión no tenía
donde regresar.
Se había hecho amiga de Luma y todos la conocían
en el palacio, incluso desde la inundación se sentía parte de aquel lugar.
Había trabajado junto a ellos, le habían dolido sus penas y había admirado la
labor de Atherion. También aquello aumentaba su confusión.
Él no era lo que ella había pensado.
Era justo ,trabajaba incansablemente y sus súbditos lo querían. Sabían que podían
confiar en él , les daba seguridad.
Ella aún lo seguía pero ya no para espiarlo sino
por la necesidad de saber más de él.¿Quién era en verdad aquel hombre? ¿Y en
quién se estaba convirtiendo ella?
A pesar de
que se habían cruzado innumerables veces , Naivé y Aldyss apenas habían
hablado.
En algunas ocasiones cuando vigilaba al rey sentía
que Naivé la vigilaba a ella y al volverse se encontraba con los ojos ambarinos
estudiándola en silencio.
Aquella mañana
Naivé estaba en el jardín jugando con algunos niños y desde un rincón
Aldyss la observaba.
Miró a la mujer rubia y pensó que eran muy
diferentes.
Aquella mujer no sabía odiar, el amor la rodeaba
como si fuera una presencia tangible. Había amor en sus ojos ambarinos cuando
miraba a su esposo y al rey, cuando hablaba de sus hijos o jugaba con los niños
del palacio
“Atherion la ama” pensó y sintió un dolor inexplicable.
Naivé no había sufrido como ella, no había pasado
frío y miedo, siempre protegida por
Beltan, no había tenido que pelear por un plato de comida o ver morir a
los suyos.
No había crecido entre el odio como ella.
Luma le había contado que muchos años antes Naivé
había salvado al rey. Incluso en eso se diferenciaban, Naivé le había dado vida
mientras ella había intentado matarlo.
“Es digna de ese amor “ se dijo a sí misma y el
dolor en su pecho se agudizó.
Los días pasaron y la ciudad de Kadrim’ Tell se vistió de gala para la fiesta de las
cosechas.
Había risas y bailes en el palacio. Beltan y Naivé
se habían unido a los festejos y Atherion participaba desde lejos como si toda
esa alegría no le perteneciera. Aldyss
se lamentaba por él, pensaba que debía sufrir su amor en secreto. Ver a
sus amigos tan felices sabiendo que él nunca tendría lo que quería. Era difícil
amar a alguien sin ser correspondido. Aquel último pensamiento la conmovió,
también ella sentía que la felicidad era algo ajeno que le estaba vedado.
Estaba sumida en sus pensamientos cuando una
mirada profundamente azul la devolvió a la realidad.
-¿Crees que podemos bailar sin que intentes matarme?
Ella se ruborizó por el comentario del rey, quiso
enojarse e insultarlo pero sólo atinó a tomar la mano extendida y seguirlo por
el patio para bailar con él.
Tal vez no había una única verdad, tal vez uno
construía su realidad y por una noche podía
permitirse ser una joven mujer feliz bailando en la fiesta de la
cosecha.
Quizás
porque se había acostumbrado a que ella estuviera cerca o porque conocía sus
actividades mejor que nadie, Atherion se tomaba cada día un tiempo para hablar
con Aldyss. Discutían los acontecimientos diarios y los sagaces comentarios de
ella lo hacían reflexionar. Era una joven inteligente y él apreciaba sus
críticas.
El hecho de que ella no le debiera lealtad hacían
más valiosas sus observaciones, qué mayor objetividad que la de un enemigo. Se
sentía libre con ella, no tenía que fingir ni esforzarse, aunque deseaba que
ella no lo odiara sabía que no podía modificar su opinión, sólo dejar que lo
conociera.
Una noche
después de cenar, Atherion paseaba por el jardín cuando hizo un maravilloso
descubrimiento en los jardines. Sólo se le ocurrió compartirlo con una persona,
no le importó despertarla ni la sorpresa de la joven cuando llamó a su puerta y
la invitó a que lo acompañara.
-Vamos Aldyss, tienes que ver esto. Acompáñame.
La joven lo siguió somnolienta, atravesando los
pasillos y el patio de armas hasta llegar al jardín.
Miró hacia
donde el rey señalaba y en el límite de su campo de visión , iluminadas por la
luna vio a las aves que le daban su nombre. Eran un grupo pequeño de unos cinco
pájaros, eran hermosos. Esbeltos , de movimientos gráciles , tenían delicadas plumas
claras con un efecto tornasolado bajo la luz lunar, Las plumas de la cola eran largas y levemente
curvadas como si fueran delicada espuma movida por el aire. Tenían además un
fino copete lo que les confería un aspecto majestuoso.
-Son bellísimas
-murmuró Aldyss temerosa de espantarlas.
-Sí, lo son –contestó él en un susurro.
Se quedaron allí observando las aves , tal vez
unos minutos, tal vez horas, en silencio .
Cuando levantaron vuelo y se perdieron en el cielo
nocturno, ambos salieron del trance en que estaban sumidos. Habían compartido
un sueño y ahora despertaban.
La joven sabía que recordaría ese instante por
siempre, el poder de la vida y la belleza encerrado en criaturas tan pequeñas. Como
si todo fuera posible.
Eran Aldyss y Atherion, la asesina y el rey. Eso no había cambiado,
él seguía siendo el usurpador , el enemigo.
Lo miró a
los ojos un segundo, susurró algo y luego se fue.
Atherion la siguió con la mirada.“Gracias” le
había dicho antes de dejarlo solo y su palabra había sido una tenue pluma
cayendo en la oscuridad.
Dos meses habían pasado desde la llegada de
Aldyss.
Beltan se acercó a su esposa que leía en el jardín.
-Mi Naivé ,¿me dirás qué estamos esperando? Te veo
jugar con los niños y sé que extrañas a nuestros hijos tanto como yo. Sabes que
confío en ti, pero estaría más tranquilo si supiera qué sucede.
-Aún no estoy segura, sólo espera un poco más
Beltan. Hazlo por Atherion.
-Está bien mi amor – aceptó él-
Los dos permanecieron abrazados y ninguno vio a Atherion y Aldyss
contemplándolos desde a terraza principal.
La joven miró al rey y luego a la pareja en el jardín.
-No es libre – dijo ella
-¿Qué? – preguntó Atherion sin saber a qué se refería la joven.
-La mujer que amas no es libre – dijo con tono de desprecio.
Él la miró con tanta intensidad, leyendo en su
interior, que la muchacha se vio obligada a bajar la mirada, avergonzada por
haber indagado en la intimidad del rey. Sin embrago tras unos minutos él le
contestó con suavidad.
-Lo sé- dijo escuetamente y luego se quedó callado
mirando el paisaje como si un muro inquebrantable se interpusiera entre ellos.
Aldyss había decido hablar con el rey, debían
encontrar una solución para su situación. Ya no podía seguir siendo una
invitada en Kadrim ‘Tell. Había decidido volver a las montañas y hablar con los
suyos, explicarles quien era el verdadero Atherion.Había pasado suficiente
tiempo junto a él para formar su propia opinión, tal vez estaba teñida por sus sentimientos,
pero aún así era una opinión formada sobre los hechos y no sobre los
prejuicios.
Él era el legítimo rey.
Bastaba verlo caminar para saber que clase de
hombre era, seguro y confiado, su presencia
impregnaba todo . Era noble pero no sólo por su herencia sino por sus
propios actos. Era honorable y justo, su pueblo lo amaba . Era capaz tanto de consolar a un niño con ternura como
de batirse ferozmente con la espada para defender el bien.
Fue a
buscarlo pero él debía atender un asunto de comercio con embajadores
extranjeros.
-Te veo luego , cuando termine, en el salón – le prometió él y ella se fue a
esperarlo.
Todos estaban demasiado ocupados , ni siquiera
Naivé percibió la invasión. Sólo cuando
el combate comenzó en el exterior Atherion fue advertido.
El líder de los desterrados se había infiltrado un rato antes en el
castillo, iba en busca del rey, pero encontró a Aldyss en su camino y se lanzó
contra ella.
-¡Traidora! – le gritó antes de que ella se
percatara de lo que sucedía, luego la atrapó y la zarandeó.
-Él no es un usurpador – contestó ella- .Esto está
mal
-Él debe morir y tú también, debías matarlo pero
vives con él, maldita traidora.
La joven descubrió que aquel hombre era el
verdadero enemigo y que la odiaba.
Aldyss trató de zafarse y buscar al rey, debía
advertirle, pero su captor la golpeó con fuerza y la arrojó a través del salón.
-¡Aldyss! – gritó Atherion que llegaba en ese
instante-
El rey
advertido de la invasión había corrido a buscar a la joven mientras
Beltan y su ejército se encargaban de
los enemigos exteriores. La buscaba no porque dudara de ella, sino preocupado
por su bienestar.
Cuando llegó al salón vio como la agredían y la
ira ardió en él.
Atherion estaba acostumbrado a la furia previa a
una batalla, pero nunca perdía el
control. Era sólo una fuerza fría que lo recorría y lo obligaba a actuar pero
sin perder de vista su objetivo.
Esta vez era diferente, sintió un furor ciego
envolviéndolo, el martilleo de su propia sangre y sacando su espada se
lanzó contra el enemigo.
La pelea fue brutal, el otro era buen espadachín y
le costó desarmarlo pero finalmente lo hizo. Con un último golpe lo dejó
inconsciente en el suelo pero el rey no se detuvo a rematar a su enemigo ,
corrió hacia la joven desvanecida.
La llamó
hasta que ella reaccionó. El golpe la había arrojado violentamente
contra una columna y se había roto el hueso de una pierna.
-¿Estás bien? –preguntó el rey ayudándola a
incorporarse afirmándola contra la pared.
-Sí…-contestó pero gimió de dolor cuando se movió-
¿y tú?
-Bien. Soy
una presa difícil...
Atherion estaba tan concentrado en ella, tan
preocupado por la joven que no percibió el peligro. No sintió el sigiloso
avanzar de su enemigo, no lo vio situarse a su espalda ni levantar el cuchillo.
Aldyss que estaba de frente lo descubrió antes que él , concentrando sus
fuerzas se incorporó y se interpuso como un escudo abrazándose al rey.
“Te amo”- murmuró ella sabiendo que no tendría otra oportunidad .
Atherion reaccionó con el movimiento de la chica.
Alcanzó a vislumbrar en los ojos negros de ella lo
que sucedería con la terrible certeza de que no tenía tiempo para evitarlo.
Era consciente de que Aldyss daría su vida por él,
de que el cuchillo la atravesaría sin que él pudiera impedirlo. En menos de un segundo estaría muerta en sus
brazos. Después podría vengarla pero la habría perdido para siempre.
En los momentos cruciales el tiempo es relativo,
podemos meditar sobre algo como si tuviéramos la eternidad pero un segundo no
alcanza para actuar. Entonces nuestra voluntad es nula, no importa cuánto
deseemos cambiar algo, los hechos siguen su curso sin nuestro permiso.
Sin embargo , cuando todo estaba perdido, sucedió
el milagro y Atherion vio como Aldyss y el cuchillo eran apartados en sentidos
contrarios por una fuerza invisible.
Ella se vio apartada de sus brazos y el arma cayó lejos dejando indefenso al
enemigo. Entonces, sin pensar, Atherion tomó su espada y lo atravesó.
Después pudo ver a Naivé parada en el umbral con
las manos levantadas y murmurando aún el encantamiento que había salvado a
Aldyss. También alcanzó a ver entrar
a Beltan dispuesto a defenderlo.
Él sólo atinó a buscar a Aldyss, tomarla en brazos
y salir del salón.Ella estaba inconsciente
- Gracias – dijo él al pasar junto a sus amigos.
-¿Todo está solucionado ?–preguntó Beltan y miró
interrogante a su mujer
-Sí, todo está bien ahora – confirmó Naivé.
Atherion se detuvo un instante a observar a la joven que yacía descansando
en el diván.
Había recuperado algunos kilos desde el día de su
llegada y salvo por la herida en la pierna se la veía más saludable. Lucía
un delicado vestido azul que favorecía
su menuda figura. Llevaba además un precioso adorno de plata que Naivé había
trenzado en su cabello. Las dos mujeres
se habían acercado en los últimos días, mientras Naivé la curaba pasaban horas
charlando.
Finalmente se armó de valor y se acercó a ella, al hacerlo la miró a los
ojos. Aquellos que antes habían sido reflejo del odio, ahora eran un noche
serena y cálida. Tan cálida que Atherion sintió que lo envolvían.
No habían hablado de lo sucedido, ni de la confesión
de Aldyss, se limitaban a mantener un trato cortés y charlas intrascendentes.
- ¿Cómo te sientes? – preguntó el rey cuando llegó
hasta ella.
-Bien, gracias- contestó tratando de incorporarse
al tiempo que Atherion la ayudaba automáticamente- Naivé me ha curado pero dice
que la sanación del hueso lleva tiempo, aún si lo ayuda con su poder. ¿Me
ayudas a llegar hasta la terraza?
-Claro- respondió tomándola gentilmente por la cintura mientras ella se apoyaba en
él.
El rey acomodó a la joven en una silla y se sentó
enfrente.
-¿Qué pasará con mi gente ahora? No son todos
iguales, los que no participaron del ataque necesitan ayuda, mi madre entre
ellos – su voz denotaba su preocupación-
- Los ayudaré Aldyss, pero ellos deberán reconocer
que soy el legítimo rey. Entonces podrán vivir en Kadrim’ Tell.
-Ellos te aceptarán, sólo deben conocerte – afirmó
convencida
-No debes preocuparte, yo los cuidaré
-Gracias – dijo ella y apartó la mirada-
Era extraño que hubiera tratado de matar a aquel
hombre, le parecía que eso había
sucedido en un tiempo remoto. Era extraño también que pudieran hablar
como lo hacían después de todo lo ocurrido. Lo admiraba y también lo amaba
profundamente, con toda la intensidad que su alma poseía. Por un instante ese
amor se reflejó en sus ojos y el joven rey lo vio.
-Ahora es libre- dijo él inesperadamente.
-¿Qué? – ella salió de sus pensamientos y lo miró
confusa sin saber de que hablaba.
-La mujer que amo ahora es libre – repitió él con
firmeza- . Ya no está atada por el odio
Ella lo miró temiendo descifrar sus palabras.
-Ya no me odias Aldyss y eso nos libera. Eres
libre para que te ame.
Los ojos negros se dilataron y él se arrodilló
frente a ella tomándole las trémulas manos.
-Porque te amo ¿sabes? – prosiguió él-
-¿Naivé? –alcanzó a preguntar ella y ese nombre
encerraba sus dudas y el único obstáculo posible para ser feliz.
Atherion entendió sus dudas y respondió
pacientemente.
- Naivé es parte de mi vida junto a Beltan y sus
hijos. Son mi familia pero lo que siento por ella no es esa clase de amor. Hace
mucho tiempo que mis sentimientos cambiaron.
Lo que alguna vez sentí, lo que hice, todo fue
sólo un camino para llegar a este momento. Para decirte que te amo, sólo a ti.
Supongo que desde el día que intentaste matarme, por eso me molestaba que me
odiaras .Quería tu amor Aldyss, no tu odio. Y si me aceptas te ofrezco mi vida,
porque es tuya junto a mi corazón.
Yo soy tuyo. Quiero que seas mi esposa y te prometo
que seremos felices...¿Qué me contestas? – preguntó temeroso.
La joven no podía hablar, él la amaba sólo a ella
y las lágrimas corrieron por su rostro sin poder evitarlo.
-¿Aldyss...?
Él esperaba su respuesta así que ella le tomó la
mano y la llevó a su corazón. Atherion entendió que aquellos latidos eran un sí
y la besó.
Naivé estaba en la plaza de armas haciendo crecer
flores por doquier.
Su marido se le acercó sigilosamente
-¿Le has preguntado a Atherion si quiere otro
jardín?
-A ellos les gustará, confía en mí.
Beltan río y la abrazó por la cintura
-Así que tendremos otra hija...
-¿Qué? – Naivé lo miró asombrada
-Bueno la última vez que se te dio por ayudar a la
primavera fue cuando esperábamos a Besaí , así que...
Ella le sonrió y se abrazó a él.
-Entonces podemos volver a casa, ¿ya todo está
bien aquí? – preguntó él
-Ya no necesitan nuestra ayuda – dijo ella con una
amplia sonrisa.
La sala del trono estaba llena, pero la mujer no
alcanzó a distinguir a nadie , su mirada se centró únicamente en el hombre
rubio, en el rey.
Avanzó hasta él y se arrodilló. Sólo le importaba
una cosa: la vida de su hija. Había escuchado que ella vivía y ahora que la
habían traído ante Atherion tenía la oportunidad de pedir por ella.
-¡Por favor
mi Señor - imploró entre sollozos- perdona a mi hija ! Ella...
Ante esto el rey se movió presuroso para llegar a
la mujer pero antes de que tuviera tiempo de inclinarse, la joven morocha que
estaba junto a él le ganó de mano.
Aldyss tomó
en sus brazos a la mujer y la obligó a mirarla.
-Está bien madre, todo está bien...- no encontraba
palabras para consolarla ya que ella
misma estaba angustiada
La mujer miró a la joven y conmocionada la
reconoció. Abrazó a su hija y acarició su rostro como si fuera a desvanecerse
-Aldyss, mi Aldyss...-repetía incansablemente.
El rey se había mantenido a distancia, emocionado
por el reencuentro, pero entonces vio que la joven extendía su mano hacia él y
se acercó.
Entonces la mujer vio aquello que todos los
presentes ya conocían, el amor brillando en los ojos del rey y de Aldyss. El
amor verdadero.
Epílogo
Los días de verano estaban llegando a su fin ,
pero a los habitantes de Kadrim’ Tell no les importaba. Sabían que el invierno era,
ahora más que nunca, la gestación de la vida .
Había muchas gratas novedades en el reino que los mantenían
felices y ocupados.
Los desterrados de la montaña que habían
sobrevivido le habían jurado lealtad al rey y estaban integrándose a la nueva
vida. Además el amor de la pareja real parecía inundarlo todo.
Era un hermoso atardecer con un cielo teñido de
brillantes colores crepusculares y la
pareja parada en el patio parecía vivir en su propio mundo.
-Es un milagro, parece que han decidido quedarse a
vivir en Kadrim ‘Tell- dijo la joven reina mientras observaba la bandada
de exóticos pájaros que paseaban por el
jardín.
-Sí lo es- dijo Atherion que estaba detrás de ella
abrazándola y si bien al hablar miraba
las aves pensaba en su esposa-. Aunque creo que ellas saben que mi Aldyss es
feliz aquí y por eso han decidido volver para quedarse.
La joven
se volvió para mirarlo sin salir del cerco de sus brazos. Miró los ojos azules
que conocía tan bien y le contestó.
-¿Sabes?, yo creo que se quedan porque hay un rey
maravilloso. Se sienten amadas y seguras y eso es la mayor libertad...
El rey le sonrió a su esposa y la levantó en sus
brazos para ponerla a su misma altura. Los ojos negros se fundieron en los
suyos, las manos femeninas se enredaron en su nuca y la escuchó decirle “Te amo
Atherion” .
-Yo te también te amo Aldyss – Le respondió y la
ciñó suavemente para besarla demostrándole sus sentimientos.
Que linda historia, cuando lei la primera me encanto la historia y me preguntaba si tendrias la continuacion por lo de la profecia. y cuando veo hoy Atherion fue Genial Gracias por estas historias que me encantan.
ResponderEliminarGracias Yoce querida...y en realidad había una tercera parte planeada pero nunca terminé de escribirla y quedó a medias...quizas algún día! besos
EliminarMe encantó, Nata. Mi Atherion no podía quedarse solo y no conocer el amor.
ResponderEliminarGracias Nata, como siempre tus historias me llenan de emociones. Besitos
Aunque suene repetitivo, también me encantó. Gracias por compartirla Nata pero ahora me has intrigado con lo de la tercera parte. ¡Ojalá algún día! Besos!!
ResponderEliminar