jueves, 3 de abril de 2014

Pequeña Leona 26°


Al día siguiente Leonora esperó que su jefe le comentara algo, sin embargo llegó temprano y bastante taciturno. Sólo reaccionó cuando ella le devolvió el abrigo.
-Gracias..-le dijo Leonora y él respondió sonriendo, pero había algo extraño en la sonrisa como si fuera superficial.
- Me alegra que no fueras testaruda y lo usaras.
-¿Algo le preocupa? – preguntó ella directamente y por un momento pareció titubear, luego recobró su actitud habitual.

-Sólo tú, por lo demás soy atractivo, rico, encantador…nada que preocuparse.-Ante aquella respuesta ella bufó levemente y se retiró.
Los dos días siguientes no difirieron mucho de aquella rutina, aunque Leonora notó que Bastian se veía bastante demacrado, incluso al entrar de improviso a la oficina lo descubrió con la cabeza apoyada en el escritorio como si lo venciera el cansancio.
Al tercer día de verlo llegar así, preocupada porque volviera a caer en la anemia le llevó una bandeja llena de comida.
-¿Y esto? – preguntó al verla entrar.
- Coma, parece que no va a decirme qué lo tiene así, pero estoy segura que no se está alimentando como se debe. No pienso arrastrarlo de nuevo por allí si se desmaya.
-Leoncito, hay un par de cosas que tienes que saber. Primero…
-¿Sabe que tiene manía por enumerar las cosas?
-Shhhh, no interrumpas. Además se me contagió de ti. Primero, tienes que confiar en mí y saber que no tiene nada que ver con una mujer porque eres la única en mi corazón. Segundo, aquel desmayo fue algo excepcional, no pienso volver a desmayarme en tu presencia, tengo mejores maneras de seducirte que hacerme la damisela.
-De acuerdo, ahora coma – dijo indicándole la bandeja que tenía de todo un poco.
-Esa es mi chica, ignora mis discursos y se preocupa por mi alimentación…
-Yo no soy…
-Ya sé, ya sé. Ya que me alimentas, sé piadosa y no discutas conmigo – insistió llevándose un bocado del sándwich de pollo a la boca
-Llámeme cuando termine.
-¿No quieres comer conmigo?
-Yo me alimento correctamente  y en las horas apropiadas, Señor Cavendish.- dijo encaminándose hacia la puerta.
-Leonora…
-¿Sí?
-Gracias, gracias por cuidar de mi – dijo él y sus palabras sonaron demasiado solemnes. Ella revoleó los ojos para disfrazar el impacto que le causaba cuando él decía cosas así.
Al día siguiente , Bastian no apareció a trabajar pero la llamó para decirle que estaría ausente.
-Puedes tomarte el día libre, Leoncito. Aunque seguramente no lo harás, y trabajarás el doble sólo para dejar por sentado que te parezco un irresponsable por no ir – dijo él  cuando la llamó.
-Sí lo sabe, no debió molestarse en llamar.
-Pensé que te preocuparías si no me escuchabas decírtelo personalmente.- dijo y Leonora tuvo que reconocer que ciertamente se hubiera preocupado de no escuchar su voz y que la tranquilizaba sentir su tono vivaz.
Fuera lo que fuera que estuviera haciéndolo saltearse el trabajo, no parecía ser una cuestión de salud. Era un alivio.
- ¿Mañana piensa venir?
-Mañana es sábado, Leoncito, no pienso trabajar un día sábado. Agradezco que yo sea el jefe y no al revés, porque seguro me explotarías.
-¿El lunes? ¿Volverá el lunes?
-Sabes Leoncito, si me extrañas podemos tener una cita mañana. ¿Cena? ¿Cine?. Tú elijes….
-Vaya a hacer lo que sea que está haciendo y deje que yo trabaja en paz
-Leoncito, te quiero – dijo él y luego cortó. Leonora se preguntó si llegaría el día en que ella respondiera “Yo también”.

Aquel viernes con la ausencia de Cavendish, Leonora terminó sintiéndose como león enjaulado, lo que le pareció una tremenda ironía.Y ese estado fue causado por las múltiples llamadas del hermano de Bastian queriendo hablar con él.
Cada vez que ella le explicaba que no estaba y no iría a trabajar,  el hombre soltaba una retahíla de cosas para expresar su disconformidad  así como mencionar que quizás ella lo estuviera encubriendo.
Finalmente, Leonora le sugirió que viniera a la oficina a comprobarlo personalmente o que bien podía quedarse allí a esperarlo, aunque  estaba segura que no aparecería hasta el lunes.
Por suerte, eso pareció calmarlo y evitó que ella descolgara el teléfono para librarse de sus molestas llamadas.
Cuando la jornada estaba por terminar recibió un llamado de Bastián.
-¿Aún estás trabajando? – preguntó él.
-Sí, ya estoy por salir. ¿Llama para avisar que va a faltar toda la semana? Su hermano molestó todo el día, ¿por eso no vino? ¿Qué estuvo haciendo para molestarlo?
-Supongo que metiendo mis narices donde no debía. ¿Entonces ya te vas a casa?
-Sí.
-Nos vemos, Leoncito.- dijo y cortó.
Leo recogió sus cosas y salió del edificio, estuvo tentada a llamar un taxi pero  en un acto tonto de rebeldía no lo hizo.
Sin embargo, al salir se encontró con que Bastian estaba esperándola apoyado en su auto.
-¡¿Qué hace aquí?!
-Llevarte a casa, no podía dejar de pensar en ti e imaginé que serías tan desobediente como siempre yendo de aquí para allá creyendo que eres Súper Chica.
-Yo no tengo que obedecer a nadie, menos a usted.- dijo ella y él suspiró exageradamente.
-Si digo que te extrañaba, ¿estaría mejor?
-Si tenía tiempo para esto debió venir a trabajar.
-No tenía tiempo, Leoncito, pero quería verte. Sube que hace frío, por favor- dijo él restregándose las manos y Leo se rindió, subió al auto y dejó que la llevara a su casa.
Quería preguntarle muchas cosas, por qué su hermano estaba molesto, por qué  lo veía tan cansado, pero sabía que no le respondería. Tampoco pensaba empantanarse sola al cruzar los límites que se había autoimpuesto.
Así que viajaron en silencio, cada uno concentrado en sus propios pensamientos. Al llegar, Bastian bajó del auto y le abrió la puerta.
-Gracias – dijo Leo y apenas dio unos pasos cuando él la llamó.
-Leoncito – dijo y al girarse lo vio  parado con los brazos abiertos de par en par--¿Y mi abrazo? – le preguntó y ella agradeció que estuviera oscuro porque se sonrojó completamente.
- Váyase, es tarde.- dijo ella y él se le acercó de prisa.
-De acuerdo, esta vez , seré yo- le dijo llegando hasta ella y la abrazó.
-¿Qué hace?
-Créeme Leoncito, estoy necesitando mucho uno de estos, de hecho creo que te traje a casa solo por interés. Creí que ibas a abrazarme si lo hacía, pero viendo que no piensas hacerlo, lo haré yo. No soy tímido. – dijo y la envolvió cálidamente. Leonora iba a resistirse, incluso darle algún golpe para apartarlo, pero no pudo. En parte porque él dijo que necesitaba  un abrazo y en parte porque era una sensación magnifica sentirse envuelta en los cálidos brazos de Bastian Cavendish. Algo de eso debió notarse cuando levantó la cabeza y lo miró porque él maldijo en voz baja y la besó despacio, lenta y sensualmente
Se separó un segundo y observó la reacción de Leonora, no parecía enfadada, muy por el contrario, tenía expresión anhelante, así que volvió a besarla y sintió que ella enredaba sus brazos a su cintura.
Tras  un momento inconmensurable se separaron jadeando. Bastian le acarició la mejilla.
-Ve a tu casa , Leoncito.
-Yo…
-Ahora no, pronto Leonora.
-¿Pronto?
-Pronto llegará el momento en que no te suelte nunca más – le dijo Bastian y agarrándola por los hombros la apartó.  Leonora suspiró, tampoco sabía que decir.
-Me voy…conduzca con cuidado..- le dijo y se separó de él para entrar a su casa. Y aunque quería girarse para verlo, lo deseaba con todo el alma, no lo hizo.
-No contaba contigo…-dijo Bastian para sí mismo cuando ella desapareció de su vista, exhaló con fuerza, subió al auto y se marchó.


4 comentarios:

  1. por que no contaba con ella??????????, que planes tendria él antes de caer enamorado de leonora???????, quiero saber luego como continuara esta historia.

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  2. Quiero másssss!! Me encanta esta historia. Gracias Nata!! :)

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  3. Lo leí. Ainss este Bastian oculta más que los cristales tintados. Pobre que la dejó con el "subidón" jaja.
    Gracias Nata. Esperaré pacientementJAJAJAJA, no, ya me conoces.
    Tendré que leerme otras mientras.

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  4. Apresurate, apresurate...

    Dios, quiero más. Sabes que voy con trampa en la lectura jejejeje por eso, se que si te apresuro aquí. Conseguiré más por el otro lado ¿SI?

    jejejeje

    Quiero a mi sebas (No es su nombre, lo se) Pero es el que mentalmente le asigné... ya sabes que hasta veces le cambio los nombres amis personajes, asi q nada de quejas jejeje besos abuela

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