En
todo momento, observaron como no paraban de traer cosas para las celdas. Desde
alfombras a cortinas y cojines, sumando bastantes mantas. Aquello parecía que
iba a convertirse en una tienda campaña árabe.
La
encargada de aquel pequeño grupo de trabajadores, miró hacia la heredera que se
hallaba sentada en un rincón, sabiendo que le resultaría inútil pedirle ayuda.
De modo, que se giró hacia Kenan con ojos desafiantes, logrando que éste alzara
una ceja con gesto inquisitivo.
-Hay
que colgar éstas dos cortinas –Indicó con los brazos en jarra.
-¿Y?
–Cuestionó con burla.
La
mujer soltó un suspiro exasperado.
-Yo
las ato en estos barrotes –Señaló cogiendo una de ellas y comenzando a anudarla
al hierro-, y usted, uno en la argolla que hay en esa pared –Meditó un segundo
estudiando el lugar-, y el otro en los primeros barrotes de la otra celda.
-¿Qué
se supone que quiere lograr con éstas telas? –Quiso saber antes de mover un
dedo.
-Dos
espacios íntimos –Concluyó con suma satisfacción-. Uno para sus necesidades
–Ante aquello, Kenan volvió alzar una ceja para asimilar la información-. Y el
otro, para utilizar en él las alfombras, cojines y mantas, como un lecho para
que puedan pasar la noche.
-¡Disculpa!
Exclamó
Paulette incrédula e histérica.
-Estáis
para ingresaros en un puñetero manicomio –Gruñó fulminando desde el fondo a la
chica-. No pienso mear tras una cortina en un rincón mugriento. Y segundo,
olvida que no pienso pasar aquí la noche.
-Habría
resultado más práctico y cómodo, unas simples tiendas de acampada –Observó
Norah pensativa.
-Cierto
–Apuntó la joven-, pero lo querían con efecto inmediato.
-¡Se
puede saber de qué lado estas! –Acusó Paulette a su amiga a pleno pulmón con
gran enfurruñamiento.
-No
me chilles –La miró desafiante-. Solo era una observación, no podemos hacer
nada aquí encerradas. Ganan mí madre y tú tía.
Ante
aquello, Paulette solo supo soltar un gruñido y sentarse también en un rincón
con la misma actitud que Jacqueline. Mientras que los dos hermanos se miraron
por un momento, para apoyarse con una tímida sonrisa. Después, cada uno se
dirigió al responsable de cada celda, para proceder con el montaje de las
cortinas.
Cuando
un rato después terminaron, miraron el resultado algo optimistas por como había
quedado. Verdaderamente, pinta celda ruinosa ya no tenía.
Los
suelos de cada una, se hallaban cubiertos en la parte central por grandes y
gruesas alfombras, con montones de cojines alrededor de un pequeño cajón de
madera, que hacia de mesa con un par de candelabros y sus respectivas velas.
Tras
la primera cortina, había un espacio de metro y medio aproximado de ancho, con
varias alfombras más sobre puestas y una manta doblada en un rincón, con un par
de cojines. Obvio, que aquel espacio estaba destinado para dormir.
Satisfecha
con su labor, la joven se sacudió las palmas dando por finalizado su labor.
-Bien,
ahora solo me falta ir a la cocina a buscar las cestas preparadas –Comentó de
forma satisfactoria en voz alta.
-¡Esto
no es un puñetero picnic! –volvió a gruñir Paulette con mirada asesina,
observando detenidamente el cambio que había sufrido el roñoso lugar.
Pero
solo fue observada por casi todos unos segundos, sin nadie responder ante aquel
ataque verbal.
Kenan,
tras observar como la joven se había marchado para buscar lo último, se giró a
observar a su guardaespaldas. Quien al ver que estaban nuevamente solos, volvía
de hacer intento de ponerse en contacto con el chófer, a través del pinganillo.
Y al rato, le hacia un movimiento negativo de cabeza.
Solo
podía ocurrir una cosa para que el chófer no respondiera, y todo apuntaba a
alguna treta de Emmanuelle. Así que mejor iban haciéndose a la idea de pasar la
noche allí.
Como
también iba a tener que hacerse a la idea Jacqui, de que pensaba aclarar las
cosas de una vez por todas. Y le daba igual que fuera en aquel lugar. Se
acababan las tonterías. Ya estaba más que harto de que todo el mundo les
quisiera controlar la vida.
Se
giró a observarla, para llevarse la sorpresa al verla con la mirada puesta en
él. Pero de inmediato esta bajó su cabeza nuevamente entre sus rodillas, pero
sin evitar el que captara su sonrojo por ser pillada infraganti.
Con
sonrisa felina, decidió acercarse para el ataque. Creía haber vislumbrado un
gesto, como indicador perfecto a que ella se hallaba casi abierta a las
explicaciones.
¡Maldita
sea!
Gruñó
para sí misma, cuando Kenan la pilló observándolo. Había ocurrido de forma inconsciente,
al pensar en sus palabras anteriores.
¿Podría
ser que estuviera equivocada respecto a él? Pero si aquello resultaba ser
cierto, entonces significaba que él… Que ellos…
Interrumpió
de forma brusca sus conclusiones, cuando captó un movimiento enfrente de ella.
-No
te gustaría ponerte algo más cómoda –Le sugirió con gentileza al haberse acuclillado
enfrente de ella.
-Ya
estoy sentada –Respondió con mordacidad sin alzar la cabeza-. Creo que eso
define tu sugerencia.
Kenan
solo supo sonreír ante las palabras retadoras de ella. Pero las penas se habían
acabado. No pensaba implorar ni suplicar.
-Por
las buenas o por las malas, aunque me llores vamos a hablar –Acató de sopetón con
tono duro, logrando frenar la respiración de la chica que alzó la mirada
sorprendida, sin contar como las dos instigadoras de la celda contigua, casi se
fusionaban con los barrotes al aproximarse y mirarlo con cierta furia.
-¡Déjala
en paz! –Gruñó Paulette-. Y vete a buscar otra victima a la que embaucar.
-¡Oye!
–Protestó Norah a su amiga por aquel comentario-. Es mi hermano.
-Y
creo que te hallas de su lado –Acusó la joven enfurruñada.
-¡Pero
tú te oyes las tonterías que estas soltando! –Le replicó alzando la voz.- Te
recuerdo quien tuvo la idea de acudir a la televisión.
Los
ojos de Jacqueline, se entrecerraron un poco ante la discusión de sus amigas.
Pero a él le importaba un rábano, lo que ocurriera en la otra celda. No iban a
poder interrumpirlos por hallarse separados por los duros barrotes.
Y
daba gracias a dios por ello.
Con
movimiento repentino, se alzó a la vez que pasaba un brazo bajo las rodillas de
ella y otro, alrededor de su cintura.
Sin
esperárselo, en menos de un suspiro se hallaba el hombre de pie con ella entre
sus brazos y caminando hacia la primera cortina.
-Bájame
–Masculló forcejando un poco.
-No
–Respondió con media sonrisa en los labios.
-¡Ordeno
que me bajes! –Le gritó furiosa.
Kenan
solo supo bajar la mirada y guiñarle un ojo, antes de ocultarlos a los dos de
la mirada curiosa de los demás prisioneros, quienes se hallaban en silencio por
la sorpresa de su contra ataque.
-¡Qué
demonios te propones! –Le demandó entre dientes sin dejar de revolverse entre
sus brazos.
Éste,
chascó la lengua divertido.
-Acabar
con lo que me había propuesto ésta mañana en mí casa, cuando me salí de la cama
para ir hacer algo de comer –Confesó con sinceridad.- Antes de llevarme la
amarga sorpresa, de descubrir que huiste como una cobarde.
-Perdona
–Soltó en un grito histérico. Pero callándose cuando con suma velocidad, se vio
recostada en las mullidas alfombras y a Kenan, encima de ella presionando su
pelvis contra la de ella-. ¡Muévete, cerdo! –Ordenó en un insulto tratando de
liberarse.
Pero
era inútil todo esfuerzo que hiciera, éste resultaba ser más fuerte que ella. Y
conocedor de grandes técnicas de retención, cuando lo vio sonreír con calma
antes de acercar sus labios a su oído.
-¿Quieres
que me mueva? –Le susurró con tono ronco-. Bien, acataremos tus órdenes.
-AH…
-Gimió de forma ahogada Jacqui, cuando éste comenzó a besarla en la base del
cuello en dirección a su oreja.
-Vamos
princesa –Volvió a susurrar, dando un pequeño mordisco en su oreja-. Dame otra
orden.
NOOOOO. No puedes dejarme así... quiero más y más... nunca pense que Kenan usaria esa tactica,pensé que le iba a decir con palabras lo que sentia por ella. quiero mas de todas sus historias, gracias por todo.
ResponderEliminarYo también creí que éste se confesaría. Pero jolines, pobre la chica que puso todo tan bien dispuesto ¿No? jejejeje
EliminarYo también quero más y se me ocurren un par de órdenes que darle a Kenan..."SIGUE" sería la primera....gracias brujis extrañaba a estos dos...una celda nunca me resultó tan tentadora!!!
ResponderEliminarBesos
Creo que al final me haré decoradora de interiores. Voy abandonar mi ortiga blanca jejeje
EliminarMmm decoradora de celdas?? No te lo recomiendo, jajajaja
Eliminarjajajjajajaja, que buena!!!...ese Kenan es el tipo de hombre que necesito...jajajajjaja....muy buena, pero muy cortita! quiero mas!!!!
ResponderEliminarComo siempre, me apareces de sopetón y dando ordenes. Y no me creo que digas, que necesitas ese hombre. Cuando en las fotos siempre sales bien acompañada por el sexo masculino listilla!!!! jeejje
EliminarSeñor, señor... que interesante se esta poniendo jijijiji. Y estoy de acuerdo, fue muy corta jijijiji
ResponderEliminarGracias EJ
creo que al final, os voy hacer contar cada una de las palabras de los comentarios. Para que veáis, que todas van por casi un igual, jajajajja
EliminarGracias Yola, por aparecer por aqui. Un besito
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEn lo mas interesante me dejaste, hasta bien comoda me puse para leerlo y me dejas ala mitad :(
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