domingo, 2 de marzo de 2014

Quiero olvidarme de ti 8° - Final-


Capítulo 28
-  Creo que dejaste bastante claro la última vez que no había nada más que decir… solo que me querías fuera de tu vida… para siempre.  ¿Qué es lo que ha cambiado?
Dome reflexionó las palabras que Sebastien le espetaba… ¿en verdad había sido tan dura la última vez?  Ahora… tendría que tragarse palabra por palabra lo dicho… ya que la situación estaba por dar un giro radical.
-  Sebastien yo tengo algo que decirte…  -ella miró al suelo y se debatía entre lo que debía confesar- La última vez…  -empezó pero se detuvo bruscamente-  cuando nosotros…  -lo intentó esta vez- yo…  -vaciló y maldijo el momento que su mente elegía para bloquearse-  Yo tengo un hijo, Sebastien…  -soltó finalmente y expectante lo miró.
Pero el rostro de Sebastien no reflejaba nada.  Ni emoción, ni enojo, ni sorpresa… absolutamente nada.
-  Ya lo sé, Doménica…  -él pronunció lejano-  No es algo que puedas ocultar por mucho tiempo cuando te hospedas en la casa de mi mejor amigo…
-  Ah, por supuesto.  Pero, ese no es el punto al…
-  Doménica… intuyo por donde viene la cosa  -dijo Sebastien- Y la verdad… no era necesaria ninguna explicación ni tantos rodeos.  A mí no me interesan tus decisiones y toda esa retahíla que me vas a soltar a continuación de que lo mejor para los hijos es crecer con sus padres verdaderos y que…
-  Pero yo…  -ella intentó interrumpirlo mas él continuó.
-  Y que primero es el bien del niño, etc., etc., ¿crees que me importa?  -Sebastien esquivó su mirada-  ¡claro que no!  De hecho… me alegro que finalmente te cases con el padre de tu hijo… aunque no entiendo porque esperaste tanto.  Francamente…
-  Sebastien, espera.  Yo no he dicho que Eduardo sea el padre…
Eso lo detuvo en seco y la miró incrédulo.  Obviamente, se había equivocado completamente con Doménica…
-  ¿En serio?  -él espetó y ella respiró aliviada creyendo que él ya lo estaba entendiendo todo-  Ahora entiendo menos nena…  Tendrás que explicarme que pinto yo aquí porque no comprendo nada…
-  Sebastien…  -Dome lo miró… ahora era el momento- tú…
-  ¡Querido!  Te estaba buscando por todos lados…  -pronunció a lo lejos una sonriente Rebecca-  ¿por qué tan solo por aquí?  -dijo pero curiosamente no se acercó.
-  Yo no…  -Sebastien estaba a punto de fulminarla con su mirada.
-  No importa  -agitó sus manos en el aire restándole importancia- Solo quería decirte… mejor… ¿a que no adivinas a quien encontré por aquí?
-  No tengo idea  -pronunció él sin ánimo de seguirle el juego.
-  A este pequeñito…  -dijo tomando la mano de un niño rubio que salió de detrás de los arbustos-  Alex, ¿verdad?  -preguntó mirando al chiquillo pero sin quitar su atención de la reacción de Dome.
Alex afirmó y acto seguido se soltó, dirigiéndose a los brazos de su madre  Rebecca sonrió con malicia y le envió una elocuente mirada a Doménica.
-  Muy bien.  Gracias por traerlo Rebecca…  -dijo Sebastien sin mirar siquiera al niño- Te busco luego ¿está bien?  Hay algo que Doménica tiene que decirme…
-  Ah… tú eres Doménica…  -soltó con desprecio evidente Rebecca- pues, es obvio lo que te va a decir querido…
-  ¿Qué?  -la miró interrogante Sebastien-  tú sabes…
-  Es evidente amor…  -dicho esto se acercó a Alex y elevó su rostro un instante porque Doménica tomó su mano enseguida-  Míralo detenidamente…
Sebastien se sentía tan confundido y… estúpido.  Al parecer había algo que sabían todos menos él… -miró el rostro que le mostraba Rebecca y palideció de inmediato-  ¡no!  ¡Dome no le podía haber hecho eso!  Cualquier persona en el mundo… pero no Doménica…  ella no era tan vil como para ocultarle algo así…
-  ¿Lo ves Sebas?  -preguntó sonriendo triunfante Rebecca-  Es una miniatura con tus mismos ojos…  idénticos.
 Él estaba estupefacto.  Era… era su vivo retrato cuando niño.  Sus ojos azules clarísimos… la nariz recta… frente ancha… barbilla perfecta… Ese niño era su copia exacta… excepto el cabello… sus rubios mechones eran totalmente opuestos al negro total de su cabeza.
-  Yo…  -él por un momento sintió que le faltaba el aire… necesitaba gritar con urgencia.  Pero no iba a perder el control… ¡no!  Él nunca perdía el control…-  Rebecca… necesito hablar con Doménica…  -pronunció con dificultad-  a solas…
-  Claro… ven pequeño.  Vamos por un helado…  -ella ofrecía al que suponía era hijo de su querido Sebastien.
-  No… -Doménica la miró cortante- él no va contigo.  Espera un momento, Sebastien… debemos hablar.
Él asintió sin hacerle mucho caso.  Todo era tan irreal… parecía un mal sueño… no mucho peor, era una completa pesadilla…
Dome buscó con la mirada y halló a Eduardo a escasos metros, en el jardín contiguo.  Le pidió que se llevara a Alex y con resignación se dirigió hacia donde estaba Sebastien…  él ni siquiera había reaccionado… eso era una mala señal…
Cuando Doménica estuvo de vuelta, encontró a Sebastien completamente solo y mirando al vacío, sin ver nada realmente.
-  Sebastien, yo no quería que te enteraras así…  -trató pero él parecía no escucharla-  intenté decírtelo pero no sabía cómo… tú siempre tan seguro, no podía predecir tu reacción y pensé que lo mejor era…  -ella reunió todo su valor y se paró frente a él-  ¿Me estas escuchando?  -inquirió pero la respuesta era evidente… él ni siquiera parecía estar ahí-  ¿Seb?  -pronunció tan suavemente que fácilmente se hubiera podido confundir con la ligera brisa que recorría el jardín…  Pero no, él había escuchado perfectamente y finalmente le dirigió una mirada de desprecio.
-  No vuelvas a llamarme así ¿entendiste?  -él la tomó de los hombros y la sacudió ligeramente-  nunca más Doménica…  tú… precisamente tú…  -pronunció esbozando algo parecido a una sonrisa totalmente hiriente- ¿por qué lo hiciste?  ¿cómo pudiste engañarme así?
-  Sebastien… yo no quise…  -Dome se sentía terrible.
-  No digas nada Doménica.  Absolutamente nada de lo que digas cambiará lo que hiciste…  -pronunció él con un tono muy controlado… casi indiferente.  Pero… eso no era cierto.  La mentira de aquella aparente calma se adivina en sus ojos… que parecían un mar tempestuoso, frío y… completamente… carente de calidez.
-  Pero, tienes que escucharme…  -insistió Doménica- yo tuve mis motivos…
-  ¿Cómo?  ¿Motivos?  -él espeto incrédulo-  dime un solo motivo razonable para ocultar que alguien tiene un hijo.  ¿Qué clase de persona hace eso?  -estaba profundamente herido y sus palabras lo denotaban.
-  Estás siendo muy injusto, Sebastien  -ella intentó hallar su mirada- ¿por qué no te colocas en mi lugar un momento?  ¿has pensado lo que…?
-  Una sola cosa Doménica…  -él giró su rostro dándole completamente la espalda-  ¿todo fue planeado?
-  ¿Qué?  -Dome no sabía que decir-  bueno… no como lo estás pensando. 
-  Habla claro por una vez mujer…   -Sebastien murmuró impaciente.
-  Si preguntas si planeaba tener a Alex…  -Dome vio que él asentía- la respuesta es… si.  Yo sabía y quería tener a Alex…
-  ¿Así que todo fue un juego?  -preguntó Sebastien indiferente y finalmente la miró con ojos llenos de dolor infinito… que enseguida cambiaron a una mirada de completa frialdad y prácticamente añadió-  ¡Me alegro que eso haya quedado claro finalmente!  -con el tono más mortal dijo-  Hasta nunca… Doménica  -hasta su nombre le sabía mal ahora.
-  ¡No, Sebastien!  -ella sabía que era mejor dejar que las cosas se calmaran un poco… pero no estaba razonando precisamente… sino era su orgullo herido y muy en el fondo, su corazón, lo que la llevó a detenerlo-   Tú te vas sin decir más…
-  ¿Y que se supone que debo decir?  -él tensó su mandíbula… clara señal de que estaba a punto de explotar-  ¿Gracias por los servicios?
-  ¿Cómo?  -Dome se tensó perceptiblemente.  Nada bueno se avecinaba-  Haré de cuenta que no escuché eso…  ¿No vas a decir nada de tu hijo?
-  No…
-  ¿De ser padre?  ¿Cómo va a ser nuestra relación ahora?
-  ¿Disculpa?  ¿Cuál relación?  Yo no tengo ninguna relación contigo… ya no.  Y… que yo recuerde…  -señaló irónico- yo no tengo hijos.
-  Pero, Alex…
-  Él niño no tiene la culpa, es cierto  -accedió Sebastien y a continuación sacó su chequera-  ¿Cuánto quieres?  -él la miró brevemente- ni siquiera te voy a pedir la prueba de ADN…  -soltó irónico.
Capítulo 29
-  Yo no quiero tu dinero…  -habló midiendo sus palabras-  ¿Cómo te atreves a pensar siquiera en eso?  Tú sabes perfectamente que yo…
-  Yo no sé nada de ti.  Creía que si… pero en vista de lo de hoy… veo que no.  ¿Entonces qué es lo que quieres conseguir? ¿Estatus, fama…?
-  ¡No!  Yo no busco eso ni Alex lo necesita.  Yo lo puedo mantener muy bien pero… él necesita un padre, Sebastien.
-  ¿Un padre?  Entonces ¿qué papel desarrollara tu amado prometido en esta flamante historia?  -inquirió sarcástico.
-  Él será mi esposo… pero no es su padre.  Él no…
-  ¿Él no qué?   ¿Acaso los lazos de sangre te convierten automáticamente en padre?  ¿Te adecúan para esa labor?  -Sebastien la miró burlón- Permíteme despertarte de tu mundo de fantasía, Doménica.  ¡Este es el mundo real!  -dijo haciendo énfasis con las manos-  Aquí no nace el amor instantáneamente en cuanto ves a tu hijo… ni se me llenan los ojos de lágrimas de emoción al saber de su existencia.  Lo siento… pero, estás siendo algo ilusa. 
-  ¿Debo entender con eso, que no quieres a tu hijo?  -Dome carraspeó al borde las lágrimas.
-  ¿Cuál hijo, Doménica?  -Sebastien la señaló acusadoramente-  Tú no tienes derecho a decirme que no quiero algo que tú me quitaste…  algo que jamás me permitiste tener.  ¿Ahora qué esperas?  ¿Qué salte de la alegría de enterarme que fui un tonto? ¿Qué me dejé arruinar la vida por una insensatez?
-  Yo no planeaba arruinarte la vida, Sebastien.  Ni siquiera quería intervenir en tu valiosa libertad… se suponía que nunca te enterarías de…
-  ¿Entonces por qué me lo dijiste?  Francamente, tú no sabes lo que quieres Doménica… no lo sabes ahora y no lo supiste antes. 
-  Claro que si… yo quería un hijo.  Siempre quise un hijo…  -ella protestó débilmente-  Y ¿tú?  Si me estás reprochando esto… ¿tú si sabes que quieres?  -Dome lo miró retadora-  Anda, dime…
-  Creía que sí lo sabía… Una vez, hace algunos años supe exactamente lo que quería…
-  ¿Y lo obtuviste?  -ella esperó el asentimiento de él- Ah… entonces supongo que ya eres completamente feliz… por eso juzgas y condenas a los demás.
-  No… no fui feliz.  De hecho Doménica…  -él la miró-  era a ti a quien quería.  Y si, te obtuve… pero el precio ha sido muy alto. 
-  ¿En serio?  ¿No dijiste una vez que no te importaba el precio a pagar por tenerme a tu lado?
-  Pues seguramente no contemplaba la posibilidad de que me arruinaras la vida.  Yo no te creía capaz…
-  ¿Es que tu sentías algo por mí?  -Dome sintió una ligera esperanza de hallar luz al final de túnel.
-  No  -pronunció concisamente-  era mucho más que eso.  Doménica… yo confiaba en ti  -concluyó dejándola momentáneamente muda-  Pero, eso es pasado ya y no interesa.   ¿Al fin que los dos obtuvimos lo que queríamos no?  Tú lo has dicho… si lo obtuvimos, significa que ya estamos un paso más cerca de la felicidad total ¿cierto?  -soltó una carcajada hiriente y se empezó a alejar-  Una última cosa Doménica.  Yo no soy padre de nadie… y todo por ti.  Así que si hay algo más quiero saberlo ahora… porque no te quiero volver a ver… nunca más.
-  Esta bien Sebastien… si así lo quieres…
-  Yo no tuve facultad de decidir lo que quiero…  -agregó irónico- tomaron la decisión por mí…  Hasta nunca, Doménica.
-  ¿Así que tu motivo sí era válido?  -él se estancó en el lugar-  Es correcto que tú te acuestes con una joven inocente solo por el simple deseo… y no es lo mismo que yo lo haga por una razón también.  E incluso mi razón mucho más válida…
-  ¿A sí?  ¿Engañar a un hombre es válido?  ¿Está correcto?
-  ¿Y acostarse con jóvenes inexpertas que se ilusionan fácilmente es válido?
Los dos se encontraban a centímetros de distancia y estaban furiosos.  Irradiaban desprecio por el pensamiento del otro. 
-  Yo no lo sabía…  -se defendió Sebastien.
-  Si, como no cazador… -espetó mordazmente Doménica-  ¿Qué tanta experiencia puede acumular alguien de 23 años?
-  Por lo visto… la suficiente como para engañar a un hombre…
-  ¡Claro!  ¡Pobre inocente!  ¿Tú si eras muy inexperto no?  -soltó furiosa-  ¿Qué pensaste?  Después de la primera vez ¿no te preguntaste porque una muchacha que hasta hace poco era virgen se había entregado a alguien con quien no tenía nada?  ¿no pudiste ver más allá… suponer que no era tu encanto natural únicamente?  ¿tu orgullo no soporta pensar que no solo se acuestan contigo porque parezcas un dios?  ¿Tanto te cuesta discernir que… alguien tan sensata no haría algo así… sino tuviera un buen motivo?  No vengas ahora con el discurso de “yo no lo sabía” Sebastien…
-  No veo el punto de esta discusión  -dijo concisamente él-  ha quedado muy claro que tanto tú como yo conseguimos lo que quisimos… y lo hicimos sin pensar en los demás.  Ahora… ¿qué más hay por decir?  -Sebastien la miró fríamente-  ¿Nada más?  Entonces creo que ahora si podemos decirnos…
-  Hasta nunca Sebastien…  -culminó ella utilizando sus mismas palabras  y unas traicioneras lágrimas se derramaron… pero, él no las llegó a ver… porque Dome le dio rápidamente las espaldas alejándose de ahí.
-  Hasta…  -Sebastien miró alejarse a la única mujer que había removido un algo de su corazón-  siempre Dome…  -murmuró pero tan bajo que incluso él dudaba si lo llegó a pronunciar o solo fue un pensamiento fugaz.

Dome lloraba desconsolada y decidió que era mejor evitar que Alex la viera así.  Llamó a Eduardo, diciéndole que tenía una migraña terrible y que deseaba descansar, le pidió que cuidara de Alex y ella se retiró a su habitación, esquivando el salón principal… un truco que Mel le enseñó.  Quería gritar para sacar todo el dolor que sentía en su corazón…  si antes tenía alguna duda, ahora ya no le quedaba ninguna… amaba a Sebastien con todo su ser…  su vida no era igual sin él…
Sebastien se sentía traicionado… decepcionado y herido…  Le comunicó a Rebecca que se iba de la fiesta y le preguntó si quería que la llevara a casa.  Ella le dijo que si planeaba ir a otro lugar.  No  -le contestó-  voy directamente a la mansión Lucerni… quiero estar solo  -aclaró.  Ella decidió quedarse en la fiesta.  Así que solo le quedaba por excusarse con Danna y Leonardo, sin rodeos les dijo que quería irse cuanto antes.  Ellos supusieron que algo había salido mal y no lo retuvieron en absurdas explicaciones.  Él lo agradeció… no quería hablar con nadie.  Solo quería estar con Doménica… la quería lo más cerca posible y también lo más lejos por haber destruido su confianza en ella…  no sabía que era más fuerte… su odio o su…  definitivamente…  había amado a Doménica…  ahora eso se le hizo más evidente que nunca… pero ese amor había muerto… junto con todo lo bello que ella provocaba en él… esa mentira había sepultado su amor.
Capítulo 30
**1 año después**
- ¿Doctora?  -su secretaria llamaba por el interfono-  hay un hombre que pide verla.
Dome se preguntó quién sería.  No esperaba a nadie porque había decidido tomarse la tarde libre para comprar todo lo necesario para el cumpleaños número 6 de su pequeño Alex.
-  ¿Se ha presentado?  ¿Ha dicho que desea?
-  Ha dicho que es el señor Sebastien Lucerni y que es un asunto personal.
Dome se tensó al oír aquel nombre.  ¿Sería posible que fuera él después de todo ese tiempo?  ¿Qué diablos quería ahí?  -Hágalo pasar  -confirmó.
Su puerta se abrió y ella miró aprensiva.  Ahí estaba el hombre que tanto amaba… que tanto odiaba por aquellas palabras… tan guapo… con esos ojos azules clarísimos… su cabello negro… no había cambiado nada…
Sebastien miró atentamente a Dome.  Estaba igual de bella que siempre… ese cabello rubio y sus ojos dorados… esos labios… ¿de verdad sería capaz de llevar a cabo su plan?
-  Sebastien…  -susurró Doménica-  siéntate por favor.
-  Bien, Doménica.  Iré directo al grano.
-  Es lo mejor…  ¿a qué has venido?
-  He pensado muy bien… todo lo dicho la última vez que nos vimos.  Y decidí que quiero a mi hijo… conmigo.
-  ¿Disculpa?  -espetó sorprendida-  Tú dijiste que no tenías ningún hijo… que no querías saber nada de Alex y…
-  Sé perfectamente lo que dije, pero cambié de opinión.  El heredero de los Lucerni debe criarse a mi lado… en Italia.
-  De ninguna manera  -zanjó firmemente Dome-  ¿estás loco?  ¡Mi vida está aquí!  No pienso irme de España y sin mí… mi hijo no va a ningún lado.
-  Lo imaginaba…  Por eso he venido a proponerte algo  -Sebastien la miró fijamente-  Tienes dos opciones: batallar legalmente por su custodia o…  acceder a casarte conmigo.
Dome palideció de inmediato.  ¿Había escuchado bien?  ¿Sebastien le propuso que se casaran?
-  Naturalmente no me parecen sensatas ninguna de las dos opciones  -declaró Doménica entrecortadamente-  No habrá batalla legal alguna y tampoco boda… definitivamente has perdido la razón…
-  No  -cortó secamente-  en realidad perdí mi libertad.  Así que decide…
-  ¿Pretendes que decida ahora mismo?  -ella contestó escéptica.
-  Por supuesto.  No hay mucho que pensar…
-  Prefiero la batalla legal en ese caso… tú no ganarás de ninguna manera…
-  ¿Estás tan segura de eso?
-  ¿Olvidas que soy abogada?  La madre tiene preferencia en la custodia… más cuando lo crío sola…
-  ¿Te olvidas que ocultaste al padre la existencia de su hijo?  ¿Qué hiciste que perdiera años irrecuperables?  Tú no tienes estabilidad…
-  ¿Tú sí? 
-  Estoy dispuesto a todo por tener a mi hijo en Italia… puedo casarme y asunto resuelto.  Tendrá un hogar con una madre y un padre…
-  Alex ya tiene madre… tú no serías capaz…
-  ¿Quieres apostar?  Soy capaz de casarme ahora mismo con Rebecca por obtener la custodia total…  ¿en verdad estás dispuesta a arriesgarte?
-  Yo…  -Dome estaba tremendamente asustada.  Sebastien tenía el poder para cumplir su amenaza… alejarla de Alex… ¡no!  ¿Qué podía hacer?-  tú ganas Sebastien… acepto casarme contigo, aunque me parece algo sumamente injusto…
-  Es justo… tú pierdes tu vida… yo perdí mi libertad…
-  Aún no la perdiste Sebastien… si no sigues con esta locura… podrás conservar tu libertad y…
-  Nunca será igual… desde que me enteré de la existencia de Alex…  ya no puedo volver a ser libre… gracias a ti… 
-  Bien…  ¿cuándo será el gran día?  -dijo entre resignada e irónica.
-  Mañana a las 3 de la tarde.  Te espero en… 
-  ¿Cómo?  ¿Tan pronto? 
-  Sí… sabía que serías sensata y terminarías aceptando…
-  Déjale la dirección a mi secretaria.  Ahí estaré…  -él la miró escéptico-  tienes mi palabra.  Yo cumplo lo que prometo.
-  Es suficiente para mí.  Lleva a mi hijo contigo y dos testigos…
-  Sebastien… mañana es el cumpleaños de Alex… yo…
-  No te tomará tanto tiempo… podrás disponer del resto de la tarde…
-  Una última cosa… ¿por qué lo haces?  ¿cuál es tu razón?
-  Tener a mi hijo a mi lado…
-  ¿Y?  -Dome le impulsó a continuar.
-  Y tenerte a mi disposición… será la perfecta… vida…  -sonrío cruel y se despidió con un asentimiento.
Dome estaba estática y por varios minutos no reaccionó.  Miraba al vacío… había aceptado casarse con ¡Sebastien!  Y ella no era libre, precisamente… en realidad, continuaba comprometida con Eduardo… lo mejor era hablar cuanto antes con él… sería un golpe duro.
Sebastien sonrió satisfecho.  Todo salía como lo había planeado… su venganza apenas estaba iniciando…
***
-  ¿Cómo que te casas con Sebastien?  -inquirió incrédulo Eduardo mientras se paseaba por la habitación-  Explícamelo otra vez…
-  Edu… yo no quiero.  Es algo que debo hacer… no me lo hagas más difícil.
-  ¿Difícil?  Difícil para mí que soy quien quedará como un tonto… una vez más me has visto la cara, Dome…
-  De ninguna manera… tú sabes que hace más de un año que no veía a Sebastien.  Pero se ha presentado en mi oficina esta mañana… no tuve más alternativa… era eso o una batalla por la custodia de Alex…
-  Una custodia que seguro ganabas, Doménica… ¿es que has olvidado la ley?  ¿todo lo que estudiaste como abogada?
-  No… pero él es muy poderoso.  No voy a arriesgarme Eduardo.  Entiéndeme… Alex es prioridad en mi vida… lo siento…
-  Entiendo perfectamente.  Mejor vete a arreglar todo para tu boda…  -él se volvió dolido y evitó mirarla-  Adiós.
-  Edu…  -Dome quiso tocarlo pero se detuvo-  Adiós.
***
Estaba a menos de una hora de lo fijado para su boda.  Era increíble que hubiera accedido a esa locura.  Les había comunicado a sus padres y ellos se mostraron sorprendidos pero aceptaron no hacer preguntas, les bastó saber que era el padre de Alex con quien se casaba.  Con Mel no fue tan fácil, ella se lamentó de lo repentino de la situación… y si no hubiera dado apenas a luz… habría alquilado un avión privado  -había bromeado ya que Dome no había querido preocuparle y había mentido algo… bueno, mucho… le había dicho que se casaba… por amor.  En realidad, todos suponían que sería por amor…  ¡cómo hubiera querido creer eso ella también!
Sebastien estaba impecablemente vestido con un traje formal negro y esperaba a Dome que ingresó con un vestido sencillo color beige y con su melena recogida elegantemente.
Luego de decir sus votos y el sí acepto frente a los testigos, se colocaron las alianzas que Sebastien había comprado.  Se miraron y cuando la ceremonia tocó a su fin…  se dieron un breve beso en los labios.
Recibieron las felicitaciones de los padres de Dome, que también habían sido los testigos de ella, y de parte de Leonardo y Danna que se encontraban ahí al ser testigos de Sebastien. 
Para Dome no había nada que festejar.  Se sentía triste y solo quería estar sola y olvidar esa boda… pero debía ir a su casa y continuar con la fiesta de cumpleaños de Alex.  Respiró hondo y se dirigió a su auto.
-  Espera esposa mía  -soltó en tono burlón Sebastien-  te vas conmigo ahora.
-  Pero tengo mi auto aquí…
-  Ya les he dicho a tus padres que se lo lleven.  Vámonos.
Cuando llegaron, Alex ni se enteraba de la ceremonia… se bajó del auto entusiasmado por llegar a su fiesta.  Dome lo siguió y entraron junto con Sebastien.  Una vez llegaron todos los invitados, le cantaron el “feliz cumpleaños”  y Dome, por primera vez en su vida, se retiró antes del final.
Capítulo 31
Sebastien llegó cansado hasta la mansión que ahora compartía con Doménica.  Hizo lo de siempre… se encerró en su dormitorio y se puso a repasar papeles de la transnacional y sus otros negocios.  Esos dos meses desde la boda habían sido un verdadero tormento… tener tan cerca a Doménica y alejarla de él…  A veces dudaba a quien era que estaba torturando… de quien se estaba vengando.
Doménica oyó llegar a Sebastien.  Igual que todas las noches, él saludó a Alex y se encerró en su habitación.  Parecía no recordar que ahora tenía también una esposa a quien debía por lo menos saludar.  Pero no, él la ignoraba deliberadamente.  Varias veces durante esos dos meses había intentado entablar una conversación… pero él o respondía con monosílabos… o simplemente no respondía.  Su indiferencia le hería… pero no debía demostrarlo… debía mantenerse firme…
-  ¿Mami, ya está la cena?  -preguntó Alex acercándose a abrazar a Dome.
-  Aún no cariño… espera un segundo ¿Vale?
-  Vale mami… ¿quieres saber lo que hice hoy?
Antes de que Dome contestara, una masculina voz se dejó escuchar:
-  Claro hijo que queremos saber…
-  Mira papi… hoy aprendí tantas cosas…  -relató sonriente acercándose hasta su padre y se dejó elevar hasta las piernas de Sebastien, quien se había sentado en el taburete próximo.
Sebastien escuchaba atentamente a su pequeño… y miraba furtivamente a Dome.  Su esposa… era increíble que la idea le hiciera tanta ilusión… deseaba acabar con esa agonía… esos meses habían sido los más amargos de su vida… desde el instante en que se habían dicho adiós… hasta la boda… y estos dos meses…
Una vez terminaron la cena, Sebastien se ofreció a ayudar a recoger los platos.  El ama de llaves de la mansión se había reportado enferma, así que Dome accedió sin apenas decir palabra.  Cuando acabaron, Sebastien tomó en brazos a Alex que se había dormido en el sillón y lo llevó a acostar.  Lo colocó con cuidado y Dome lo arropó… era el único momento que habían compartido juntos durante esos dos meses.
-  Voy a mi habitación.  Buenas noches…  -se despidió Dome y cerró su puerta.  Se sentía tan cansada de la situación…
Colocó su Cd de Il Divo y escuchó atentamente sus hermosas canciones… hasta en su música favorita tenía que haber un Sebastien involucrado…  -suspiró a punto de llorar…- como cada noche… sentía frustración por su vida… por amar a alguien que le odiaba…
Me dijiste que te ibas y tus labios sonreían mas tus ojos eran trozos del dolor, no quise hablar, solo al final te dije adiós… solo adiós.  Yo no sé si fue el orgullo o a que cosa lo atribuyo te dejé partir sintiendo tanto amor,  tal vez hacía falta solo un ¡por favor!… detente, amor…  No sé vivir si no es contigo… no sé… no tengo valor… no sé… vivir si no es contigo… sin ti… no sé ni quien soy...
Doménica sintió como las lágrimas bañaban su rostro.  Sentía que Sebastien a pesar de estar a su lado… se encontraba muy lejos.  Y sentía como poco a poco su espíritu moría… no podía vivir sin el Sebastien que había conocido aquí, en Italia… no tenía fuerza… no sin él…
Sebastien rozó la puerta de Dome.  Intentó girar la perilla y sorpresivamente se abrió…  ese día, ella había olvidado cerrar con seguro.  Abrió lentamente la puerta y la encontró sentada de espaldas a él… en su cama…
Doménica sentía fluir las lágrimas y cerró sus ojos escuchando atentamente la melodía…
Desde el día que te fuiste… tengo el alma más que triste y mañana, sé muy bien, va a ser peor, como olvidar ese mirar desolador… ¡que era amor!...
Los últimos acordes llegaron a sus oídos y sintió que se derrumbaba… pero ahora era una sensación más fuerte…  y de pronto… unos fuertes brazos le rodearon y unas manos secaron delicadamente su rostro bañado por el llanto.
-  ¿Seb… Sebastien?  -vaciló con los ojos llorosos y voz temblorosa-  ¿qué haces aquí?
-  Doménica…  -Sebastien empezó a decir-  Dome, mi amor… te amo.
Doménica abrió mucho los ojos y lo miró seria.  ¿Sebastien había dicho… te amo?  ¿Estaba soñando acaso?
-  Sebastien…  -ella lo tocaba temiendo que en cualquier momento se esfumara… despertar y que todo fuera un sueño.
-  Dome, en estos meses mi vida ha sido un verdadero infierno… tenerte a mi lado y no poder tocarte ni besarte…  todo esto se suponía sería una venganza pero ya no supe si contra ti… porque era yo quien sufría… y tú también…  -Seb tomó fuerza y continuó lentamente-  tengo mucho que agradecerte mi amor… me has dado un hijo maravilloso que hizo que renunciara a mi libertad… pero sabes algo  -aclaró enseguida-  no me arrepiento de haber abandonado mi supuesta libertad… creo que nunca lo hice en realidad…  porque te amo con todo mi corazón… desde el primer instante… no quisiera dejarte ir nunca…  -dijo convencido y con sus ojos brillantes-   pero estoy dispuesto a darte el divorcio porque te presioné para tomar la decisión de casarte conmigo…  no debí  hacerlo…  yo solo…
-  Si esto es un sueño… espero no despertar jamás  -pronunció Dome incrédula y con sus ojos brillantes.
Sebastien soltó una risita por las palabras de Dome…  era maravilloso volver a ver su personalidad tras esos meses.  La risa de Sebastien fue como música para Dome…  entonces, todo era real…
-  Sebastien…  -Dome estaba emocionada hasta las lágrimas-  Yo no quiero el divorcio… yo no te dejaré ir nunca…  porque te amo… no volveremos a alejarnos…  me moriría…  Seb… desearía tener la certeza de que es real…
-  Tú lo pediste, cariño…  -susurró suavemente Sebastien y besó sus labios con ternura infinita. 
El roce fue tan íntimo… tan anhelado… que Dome se sintió desfallecer. Luego de varios besos…  empezaron a profundizar las caricias.  Querían demostrarse más que con palabras lo que sentían…  necesitaban sentir sus cuerpos lo más cerca posible…  ansiaban fundirse en uno solo… un solo corazón… una sola alma…  ahora sabían que el amor llenaba sus vidas…  finalmente, habían aceptado que no llegarían a olvidarse jamás y se rendían al destino que los unió con un lazo inquebrantable de amor disfrazado de pasión…  que de ser un sueño imposible… paso a ser una hermosa realidad.
-  Te amo Seb…  siempre te ame… 
-  Se hubieran evitado tantas cosas si lo hubiéramos aceptado desde el inicio…
-  Eso es pasado… ahora solo veo nuestro futuro brillante junto a nuestro hijo…
-  Te amo Dome… al conocerte me convertí en un mejor hombre… 
-  Y yo… en una mujer completamente feliz…  -pronunció y sus palabras se vieron apagadas por el ardor de la boca de su esposo…  y ella… simplemente… le correspondió con todo su corazón.
Epílogo
** 3 meses después**
Había llegado el gran día.  Su boda de ensueño estaba a punto de realizarse con el príncipe que había soñado toda su vida… y que desde que conoció a Sebastien… tuvo rostro…  estaba tan enamorada…
-  ¡Hey, Dome!  -Melina se paró frente a ella-  bájate de la nube y colócate bien el velo…  -reprendió riendo.
-  Vale, no grites… que estoy enamorada no sorda…
-  Pues es similar  -bromeó Mel y se sentó en el taburete frente a Dome-  ¿Ahora si es por amor cierto?
-  Totalmente Mel,  Sebastien es el hombre para mí… lo supe desde el primer día…  Yo…  -Dome se perdía en memorias…
-  Ya, pero como hoy se cumple tu cuento de hadas… vamos a acabar de arreglarte linda  -Mel la miró con gran cariño-  me alegro tanto de ver ese rostro tan radiante… después de la última vez que te vi…
-  Eso es pasado Mel…  en esos días…  Seb y yo aún no hablábamos…
-  Pero no pongas esa carita… tú lo has dicho… ya lo pasado, pasado.  Hoy empiezas una nueva vida de casada…  -sonrió Mel pero añadió-  y ¡qué vida!  Verás como pronto te arrepientes…  -comentó divertida.
-  ¿Tú te arrepientes de haberte casado con Daniel?  -inquirió ella.
-  Ni por un instante  -confirmó Mel recordando a su esposo-  Entiendo perfectamente lo que sientes por Sebastien… debe ser algo parecido a lo que siento por Daniel…
-  Eso se llama amor  -afirmó Dome abrazándola.
-  No sé cómo se llame… y no me interesa mucho.  Solo sé que quiero estar a su lado…
-  … Para toda la vida…  -completó Dome y ambas asintieron emocionadas.
***
-  ¡Déjalo ya!  Ahí está perfectamente bien…  -reprendió divertido Leonardo a su nervioso amigo-  ¿Quién dijo yo nunca voy a pasar por esto?  -le recordó riendo burlón.
-  Si, ya… lo dije yo.  Pero en esos días no conocía a Dome y…
-  … por ninguna mujer…  -añadió Leonardo más divertido.
-  Ya no te burles.  Confieso que fui yo…  pero estaba equivocado  -Seb lo miró y añadió arrogante-  increíblemente… estaba equivocado…
-  En cosas como estas… probablemente siempre te equivocarás…
-  No lo creo… ahora he tomado la decisión correcta…
-  Ya me lo confirmarás luego de la primera pelea…  seguro Dome tendrá la última palabra…
-  ¿Quieres apostar?  -Sebastien dijo seguro.
-  Ni lo intentes… no es justo que apueste cuando ya conozco la respuesta…
-  ¿Eso quiere decir que Danna tiene la última palabra?  -se burló Sebastien haciendo referencia a la esposa de Leonardo.
-  Siempre, querido…  -confirmó Danna apareciendo en la puerta y visiblemente divertida por la conversación de los dos-  con eso claro…
-  Te lo dije, Sebastien  -río Leonardo y abrazó a su esposa acercándose a preguntarle qué sucedía.
Sebastien los miró y se sintió aún más seguro… dos veces había sido tan tonto que por poco había dejado escapar su felicidad… pero ya no.  Todas las veces que se había separado de Dome, recordaba una vida gris… sin sentido…  Ya no más, en ese día, finalmente se unirían… esta vez, de verdad.
***
La hermosa novia desfiló por el sublime jardín decorado con rosas blancas y rojas…  Su vestido estaba delicadamente confeccionado, con finas cuentas en el escote y encaje... su espectacular cabello rubio brillaba bañado por el sol y sus ojos dorados estaban rebosantes de amor… se sentía una princesa… una que encontró el verdadero amor… en el hombre que la esperaba….
Sebastien miró acercarse a Dome y sintió como su corazón se aceleraba.  Se sentía un hombre afortunado… tenía a la mujer más bella, inteligente… y que realmente lo amaba por quien era…  La veía, despampanante, caminando con elegancia… era la mujer que él había esperado toda su vida… por ella valía la pena cambiar todas sus convicciones… aún mejor… ella había cambiado sus convicciones sin que él fuera consciente… Sí, definitivamente… era ella quien debía ser… solo Doménica…
Esta vez, la ceremonia fue emotiva y sus votos expresados con sentimiento.  Las palabras no eran suficientes… pero sus miradas sí.    En el último instante pronunciaron un te amo… antes de unir sus labios en un apasionado beso… nuevamente, fueron declarados marido y mujer.
***
-  Ha sido un día maravilloso, Sebastien.  Gracias por esta boda de ensueño…  -Dome reía feliz apoyada en el pecho de su esposo.
-  Todo lo hice por ti.  Te merecías una boda verdadera… para borrar la primera… nos merecemos un nuevo comienzo…
-  Sin duda, amor  -confirmó y él la apretó contra sí.
-  Pero no niego que no quiero volver a pasar por esto…  -Seb comentó aliviado de disfrutar finalmente de su esposa.
-  No lo harás…  porque tu única esposa siempre seré yo  -dijo Dome amenazante y él sonrío pícaro.
-  Eh…  -vaciló y ella lo fulminó con la mirada-  no lo dudes mi bella esposa… tú serás la única señora Lucerni… la dueña de mi corazón…
-  Eso está mejor…  -Dome le dio un beso fugaz-  tengo algo que decirte…
-  ¿Qué será cariño? 
-  ¿Te gusta la idea de volver a ser papá?  -preguntó reprimiendo una sonrisa
-  Pero claro que si… sería maravilloso…
-  Pues entonces es tu día de suerte… porque próximamente te volverás a estrenar en ese papel…
Seb la miró con gran emoción… se encontraba con un nudo en la garganta y veía a Dome aún más bella…
-  Que era mi día de suerte… ya lo sabía.  Eres única…  -afirmó Sebastien con ojos llenos de infinito amor-  Te amo Dome… nunca me cansaré de decirlo.
-  Espero que no… porque yo nunca me cansaré de escucharlo Seb…
Él apagó sus palabras con otro tierno beso, uno más… de tantos que vendrán

Fin

Y llegó al final otra preciosa historia de nuestra querida Gaby. Y la primera de mis chicos Lucerni que se sabe son de mis favoritos. Una vez más agradecemos que comparta sus historias con nosotras y que haya muchas mássssss!!

2 comentarios:

  1. Si, llegó su dulce final. Como me gustó volver a poder leerla. Ésta niña, bueno esta joven adulta.... tiene mucha magia al escribir,. Y doy gracias, por saber que siempre nos estará inundando de sus maravillosas historias.

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  2. Pues a mí me gustaría agradecerles a ustedes por compartir mis historias en su blog. Gracias por tan lindas palabras Nata y Esther.
    Abrazos!!

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