miércoles, 26 de febrero de 2014

Viaje al pasado: Los novios de mis hijas (1964)


A mí las películas en blanco y negro de la época llamada de "oro" del cine de mi País, me gustan mucho, obvio no absolutamente todas, pero lo cierto es que he visto muchísimas y tengo varias entre mis favoritas. Esta es una de ellas. Al ser cine antiguo es interesante ver la manera en que la sociedad ha ido cambiando para bien y para mal y a veces me encuentro preguntándome que clase de mujer hubiera sido de vivir en una época antigua a la mía, hace poco me dijeron: Que bueno que no te tocó vivir en los tiempos de los hacendados, te hubieran ahorcado o algo así... lindo el comentario ¿no?
 
Aparte que me dio mucha risa tal afirmación, me recordó en parte esta película puesto que pese a que en esos años era común que la mujer pensara antes que nada en casarse y formar una familia, al menos el enfoque en esta historia es distinto.

Rosa   /        María y Kate

Las Rocosa son cuatro chicas que viven con su madre viuda. Son jovencitas pero ya en la llamada edad casadera de aquel entonces. La cinta inicia teniendo a las cuatro, a su madre y el ahijado de su padre quien es como de la familia y un hermano mayor, en una especie de picnic en un pueblo cercano a la ciudad, allí es donde ven una boda, a la usanza de antes, la novia caminando por las calles hasta llegar a la Iglesia (aun me ha tocado ver novias haciendo esto) Quizás porque eran ya los inicios de los sesentas, década que se deshizo de muchas restricciones morales y la imposición de la mujer a ser solo ama de casa, las chicas no quieren casarse y desdeñan del matrimonio. Actitud que preocupa a Lorenzo su hermano postizo y le propone a su  madrina, la mamá de las chicas que él se encargará de conseguirles pretendientes después de  hacerles  un rápido análisis a todas de sus respectivas personalidades.

Lupe y Rosa

Lorenzo el casamentero.

Rosa trabaja en una agencia de viajes y su sueño es viajar por el mundo como azafata. El matrimonio obvio no entra en sus planes por lo mismo.
María tiene el sueño de ser una gran estrella de cine y trabaja como modelo de una casa de modas, es su casi obsesión el ser una estrella y no piensa en nada más.
Lupe es la que se queda en casa y hace todo en ella, incluido el cocinar. Es bonita como sus hermanas, pero no tiene ese mismo desparpajo y se considera fea y simple por lo que casarse no lo ve una opción.
Kate/Carmen es la menor y es la más infantil y loca de todas, hace múltiples travesuras, dice lo que se le pasa por la cabeza, ella aun estudia. 

La respuesta de la mamá a las intenciones de Lorenzo es a mi gusto bastante satisfactoria (Mamá interpretada por una excelente actriz como lo era Amparo Rivelles), pues en realidad no desea ver a sus hijas casadas todavía, está lejos de ser una Sra. Bennet quien tiene como único objetivo casar a su prole (conozco varias señoras Bennet en mi localidad. Sí, aún existen en pleno siglo XXI) Así que sentencia a su ahijado para que si acaso lleva algún galán a su casa, esté debidamente investigado y sumamente respetable. 

Pese a no querer casarse, es curioso como las cuatro van en tromba a ver la telenovela de turno y sufren por los males de amores de la protagonista.



Una serie de sucesos les lleva a ir conociendo chicos. Solo uno de los pretendientes es llevado por Lorenzo y vamos viendo como la vida de las cuatro va teniendo cambios al entrar en ella el amor.
Si bien, tiene ideas y aspectos modernos para la época, "Los novios de mis hijas" aun nos muestra una sociedad en la que no era bien visto que una hija de familia se fuera a viajar por el mundo y mucho menos quisiera entrar al mundo del espectáculo. Si bien, aun vemos a pesar de la rebeldía propia de la juventud, obediencia hacia la figura materna, cosa que es raro ya.
Haciendo a un lado estas cuestiones y centrándonos en lo que importa que es pasar un buen rato, tenemos una comedia romántica con cuatro historias distintas que no es pesada en ningún momento, que nos arranca por lo menos sonrisas y quizás suspiros nostálgicos si es que somos amantes de lo antiguo y nos recuerda que los líos románticos siempre estarán presentes sea el año que sea. 

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