Capítulo 28
- Creo que dejaste bastante claro la última vez
que no había nada más que decir… solo que me querías fuera de tu vida… para
siempre. ¿Qué es lo que ha cambiado?
Dome reflexionó las
palabras que Sebastien le espetaba… ¿en verdad había sido tan dura la última
vez? Ahora… tendría que tragarse palabra
por palabra lo dicho… ya que la situación estaba por dar un giro radical.
- Sebastien yo tengo algo que decirte… -ella miró al suelo y se debatía entre lo que
debía confesar- La última vez… -empezó
pero se detuvo bruscamente- cuando
nosotros… -lo intentó esta vez- yo… -vaciló y maldijo el momento que su mente
elegía para bloquearse- Yo tengo un
hijo, Sebastien… -soltó finalmente y
expectante lo miró.
Pero el rostro de
Sebastien no reflejaba nada. Ni emoción,
ni enojo, ni sorpresa… absolutamente nada.
- Ya lo sé, Doménica… -él pronunció lejano- No es algo que puedas ocultar por mucho
tiempo cuando te hospedas en la casa de mi mejor amigo…
- Ah, por supuesto. Pero, ese no es el punto al…
- Doménica… intuyo por donde viene la cosa -dijo Sebastien- Y la verdad… no era
necesaria ninguna explicación ni tantos rodeos.
A mí no me interesan tus decisiones y toda esa retahíla que me vas a
soltar a continuación de que lo mejor para los hijos es crecer con sus padres
verdaderos y que…
- Pero yo…
-ella intentó interrumpirlo mas él continuó.
- Y que primero es el bien del niño, etc.,
etc., ¿crees que me importa? -Sebastien
esquivó su mirada- ¡claro que no! De hecho… me alegro que finalmente te cases
con el padre de tu hijo… aunque no entiendo porque esperaste tanto. Francamente…
- Sebastien, espera. Yo no he dicho que Eduardo sea el padre…
Eso lo detuvo en seco y
la miró incrédulo. Obviamente, se había
equivocado completamente con Doménica…
- ¿En serio?
-él espetó y ella respiró aliviada creyendo que él ya lo estaba
entendiendo todo- Ahora entiendo menos
nena… Tendrás que explicarme que pinto
yo aquí porque no comprendo nada…
- Sebastien…
-Dome lo miró… ahora era el momento- tú…
- ¡Querido!
Te estaba buscando por todos lados…
-pronunció a lo lejos una sonriente Rebecca- ¿por qué tan solo por aquí? -dijo pero curiosamente no se acercó.
- Yo no…
-Sebastien estaba a punto de fulminarla con su mirada.
- No importa
-agitó sus manos en el aire restándole importancia- Solo quería decirte…
mejor… ¿a que no adivinas a quien encontré por aquí?
- No tengo idea
-pronunció él sin ánimo de seguirle el juego.
- A este pequeñito… -dijo tomando la mano de un niño rubio que
salió de detrás de los arbustos- Alex,
¿verdad? -preguntó mirando al chiquillo
pero sin quitar su atención de la reacción de Dome.
Alex afirmó y acto
seguido se soltó, dirigiéndose a los brazos de su madre Rebecca sonrió con malicia y le envió una
elocuente mirada a Doménica.
- Muy bien.
Gracias por traerlo Rebecca…
-dijo Sebastien sin mirar siquiera al niño- Te busco luego ¿está bien? Hay algo que Doménica tiene que decirme…
- Ah… tú eres Doménica… -soltó con desprecio evidente Rebecca- pues,
es obvio lo que te va a decir querido…
- ¿Qué?
-la miró interrogante Sebastien-
tú sabes…
- Es evidente amor… -dicho esto se acercó a Alex y elevó su
rostro un instante porque Doménica tomó su mano enseguida- Míralo detenidamente…
Sebastien se sentía tan
confundido y… estúpido. Al parecer había
algo que sabían todos menos él… -miró el rostro que le mostraba Rebecca y
palideció de inmediato- ¡no! ¡Dome no le podía haber hecho eso! Cualquier persona en el mundo… pero no
Doménica… ella no era tan vil como para
ocultarle algo así…
- ¿Lo ves Sebas? -preguntó sonriendo triunfante Rebecca- Es una miniatura con tus mismos ojos… idénticos.
Él estaba estupefacto. Era… era su vivo retrato cuando niño. Sus ojos azules clarísimos… la nariz recta…
frente ancha… barbilla perfecta… Ese niño era su copia exacta… excepto el
cabello… sus rubios mechones eran totalmente opuestos al negro total de su
cabeza.
- Yo…
-él por un momento sintió que le faltaba el aire… necesitaba gritar con
urgencia. Pero no iba a perder el
control… ¡no! Él nunca perdía el
control…- Rebecca… necesito hablar con
Doménica… -pronunció con
dificultad- a solas…
- Claro… ven pequeño. Vamos por un helado… -ella ofrecía al que suponía era hijo de su
querido Sebastien.
- No… -Doménica la miró cortante- él no va
contigo. Espera un momento, Sebastien…
debemos hablar.
Él asintió sin hacerle
mucho caso. Todo era tan irreal… parecía
un mal sueño… no mucho peor, era una completa pesadilla…
Dome buscó con la mirada
y halló a Eduardo a escasos metros, en el jardín contiguo. Le pidió que se llevara a Alex y con
resignación se dirigió hacia donde estaba Sebastien… él ni siquiera había reaccionado… eso era una
mala señal…
Cuando Doménica estuvo
de vuelta, encontró a Sebastien completamente solo y mirando al vacío, sin ver
nada realmente.
- Sebastien, yo no quería que te enteraras así… -trató pero él parecía no escucharla- intenté decírtelo pero no sabía cómo… tú
siempre tan seguro, no podía predecir tu reacción y pensé que lo mejor
era… -ella reunió todo su valor y se paró
frente a él- ¿Me estas escuchando? -inquirió pero la respuesta era evidente… él
ni siquiera parecía estar ahí- ¿Seb? -pronunció tan suavemente que fácilmente se
hubiera podido confundir con la ligera brisa que recorría el jardín… Pero no, él había escuchado perfectamente y
finalmente le dirigió una mirada de desprecio.
- No vuelvas a llamarme así ¿entendiste? -él la tomó de los hombros y la sacudió
ligeramente- nunca más Doménica… tú… precisamente tú… -pronunció esbozando algo parecido a una
sonrisa totalmente hiriente- ¿por qué lo hiciste? ¿cómo pudiste engañarme así?
- Sebastien… yo no quise… -Dome se sentía terrible.
- No digas nada Doménica. Absolutamente nada de lo que digas cambiará
lo que hiciste… -pronunció él con un
tono muy controlado… casi indiferente.
Pero… eso no era cierto. La
mentira de aquella aparente calma se adivina en sus ojos… que parecían un mar
tempestuoso, frío y… completamente… carente de calidez.
- Pero, tienes que escucharme… -insistió Doménica- yo tuve mis motivos…
- ¿Cómo?
¿Motivos? -él espeto
incrédulo- dime un solo motivo razonable
para ocultar que alguien tiene un hijo.
¿Qué clase de persona hace eso?
-estaba profundamente herido y sus palabras lo denotaban.
- Estás siendo muy injusto, Sebastien -ella intentó hallar su mirada- ¿por qué no
te colocas en mi lugar un momento? ¿has
pensado lo que…?
- Una sola cosa Doménica… -él giró su rostro dándole completamente la
espalda- ¿todo fue planeado?
- ¿Qué?
-Dome no sabía que decir- bueno…
no como lo estás pensando.
- Habla claro por una vez mujer… -Sebastien murmuró impaciente.
- Si preguntas si planeaba tener a Alex… -Dome vio que él asentía- la respuesta es…
si. Yo sabía y quería tener a Alex…
- ¿Así que todo fue un juego? -preguntó Sebastien indiferente y finalmente
la miró con ojos llenos de dolor infinito… que enseguida cambiaron a una mirada
de completa frialdad y prácticamente añadió-
¡Me alegro que eso haya quedado claro finalmente! -con el tono más mortal dijo- Hasta nunca… Doménica -hasta su nombre le sabía mal ahora.
- ¡No, Sebastien! -ella sabía que era mejor dejar que las cosas
se calmaran un poco… pero no estaba razonando precisamente… sino era su orgullo
herido y muy en el fondo, su corazón, lo que la llevó a detenerlo- Tú te vas sin decir más…
- ¿Y que se supone que debo decir? -él tensó su mandíbula… clara señal de que
estaba a punto de explotar- ¿Gracias por
los servicios?
- ¿Cómo?
-Dome se tensó perceptiblemente.
Nada bueno se avecinaba- Haré de
cuenta que no escuché eso… ¿No vas a
decir nada de tu hijo?
- No…
- ¿De ser padre? ¿Cómo va a ser nuestra relación ahora?
- ¿Disculpa?
¿Cuál relación? Yo no tengo ninguna
relación contigo… ya no. Y… que yo
recuerde… -señaló irónico- yo no tengo
hijos.
- Pero, Alex…
- Él niño no tiene la culpa, es cierto -accedió Sebastien y a continuación sacó su
chequera- ¿Cuánto quieres? -él la miró brevemente- ni siquiera te voy a
pedir la prueba de ADN… -soltó irónico.
Capítulo 29
- Yo no quiero tu dinero… -habló midiendo sus palabras- ¿Cómo te atreves a pensar siquiera en
eso? Tú sabes perfectamente que yo…
- Yo no sé nada de ti. Creía que si… pero en vista de lo de hoy… veo
que no. ¿Entonces qué es lo que quieres
conseguir? ¿Estatus, fama…?
- ¡No!
Yo no busco eso ni Alex lo necesita.
Yo lo puedo mantener muy bien pero… él necesita un padre, Sebastien.
- ¿Un padre?
Entonces ¿qué papel desarrollara tu amado prometido en esta flamante
historia? -inquirió sarcástico.
- Él será mi esposo… pero no es su padre. Él no…
- ¿Él no qué?
¿Acaso los lazos de sangre te convierten automáticamente en padre? ¿Te adecúan para esa labor? -Sebastien la miró burlón- Permíteme despertarte
de tu mundo de fantasía, Doménica. ¡Este
es el mundo real! -dijo haciendo énfasis
con las manos- Aquí no nace el amor
instantáneamente en cuanto ves a tu hijo… ni se me llenan los ojos de lágrimas
de emoción al saber de su existencia. Lo
siento… pero, estás siendo algo ilusa.
- ¿Debo entender con eso, que no quieres a tu
hijo? -Dome carraspeó al borde las
lágrimas.
- ¿Cuál hijo, Doménica? -Sebastien la señaló acusadoramente- Tú no tienes derecho a decirme que no quiero
algo que tú me quitaste… algo que jamás
me permitiste tener. ¿Ahora qué
esperas? ¿Qué salte de la alegría de
enterarme que fui un tonto? ¿Qué me dejé arruinar la vida por una insensatez?
- Yo no planeaba arruinarte la vida,
Sebastien. Ni siquiera quería intervenir
en tu valiosa libertad… se suponía que nunca te enterarías de…
- ¿Entonces por qué me lo dijiste? Francamente, tú no sabes lo que quieres
Doménica… no lo sabes ahora y no lo supiste antes.
- Claro que si… yo quería un hijo. Siempre quise un hijo… -ella protestó débilmente- Y ¿tú?
Si me estás reprochando esto… ¿tú si sabes que quieres? -Dome lo miró retadora- Anda, dime…
- Creía que sí lo sabía… Una vez, hace algunos
años supe exactamente lo que quería…
- ¿Y lo obtuviste? -ella esperó el asentimiento de él- Ah…
entonces supongo que ya eres completamente feliz… por eso juzgas y condenas a
los demás.
- No… no fui feliz. De hecho Doménica… -él la miró-
era a ti a quien quería. Y si, te
obtuve… pero el precio ha sido muy alto.
- ¿En serio?
¿No dijiste una vez que no te importaba el precio a pagar por tenerme a
tu lado?
- Pues seguramente no contemplaba la
posibilidad de que me arruinaras la vida.
Yo no te creía capaz…
- ¿Es que tu sentías algo por mí? -Dome sintió una ligera esperanza de hallar
luz al final de túnel.
- No
-pronunció concisamente- era
mucho más que eso. Doménica… yo confiaba
en ti -concluyó dejándola
momentáneamente muda- Pero, eso es
pasado ya y no interesa. ¿Al fin que
los dos obtuvimos lo que queríamos no?
Tú lo has dicho… si lo obtuvimos, significa que ya estamos un paso más
cerca de la felicidad total ¿cierto?
-soltó una carcajada hiriente y se empezó a alejar- Una última cosa Doménica. Yo no soy padre de nadie… y todo por ti. Así que si hay algo más quiero saberlo ahora…
porque no te quiero volver a ver… nunca más.
- Esta bien Sebastien… si así lo quieres…
- Yo no tuve facultad de decidir lo que
quiero… -agregó irónico- tomaron la
decisión por mí… Hasta nunca, Doménica.
- ¿Así que tu motivo sí era válido? -él se estancó en el lugar- Es correcto que tú te acuestes con una joven
inocente solo por el simple deseo… y no es lo mismo que yo lo haga por una
razón también. E incluso mi razón mucho
más válida…
- ¿A sí?
¿Engañar a un hombre es válido?
¿Está correcto?
- ¿Y acostarse con jóvenes inexpertas que se
ilusionan fácilmente es válido?
Los dos se encontraban a
centímetros de distancia y estaban furiosos.
Irradiaban desprecio por el pensamiento del otro.
- Yo no lo sabía… -se defendió Sebastien.
- Si, como no cazador… -espetó mordazmente
Doménica- ¿Qué tanta experiencia puede
acumular alguien de 23 años?
- Por lo visto… la suficiente como para engañar
a un hombre…
- ¡Claro!
¡Pobre inocente! ¿Tú si eras muy
inexperto no? -soltó furiosa- ¿Qué pensaste? Después de la primera vez ¿no te preguntaste
porque una muchacha que hasta hace poco era virgen se había entregado a alguien
con quien no tenía nada? ¿no pudiste ver
más allá… suponer que no era tu encanto natural únicamente? ¿tu orgullo no soporta pensar que no solo se
acuestan contigo porque parezcas un dios?
¿Tanto te cuesta discernir que… alguien tan sensata no haría algo así…
sino tuviera un buen motivo? No vengas
ahora con el discurso de “yo no lo sabía” Sebastien…
- No veo el punto de esta discusión -dijo concisamente él- ha quedado muy claro que tanto tú como yo
conseguimos lo que quisimos… y lo hicimos sin pensar en los demás. Ahora… ¿qué más hay por decir? -Sebastien la miró fríamente- ¿Nada más?
Entonces creo que ahora si podemos decirnos…
- Hasta nunca Sebastien… -culminó ella utilizando sus mismas palabras y unas traicioneras lágrimas se derramaron…
pero, él no las llegó a ver… porque Dome le dio rápidamente las espaldas
alejándose de ahí.
- Hasta…
-Sebastien miró alejarse a la única mujer que había removido un algo de
su corazón- siempre Dome… -murmuró pero tan bajo que incluso él dudaba
si lo llegó a pronunciar o solo fue un pensamiento fugaz.
Dome lloraba
desconsolada y decidió que era mejor evitar que Alex la viera así. Llamó a Eduardo, diciéndole que tenía una
migraña terrible y que deseaba descansar, le pidió que cuidara de Alex y ella
se retiró a su habitación, esquivando el salón principal… un truco que Mel le
enseñó. Quería gritar para sacar todo el
dolor que sentía en su corazón… si antes
tenía alguna duda, ahora ya no le quedaba ninguna… amaba a Sebastien con todo
su ser… su vida no era igual sin él…
Sebastien se sentía
traicionado… decepcionado y herido… Le
comunicó a Rebecca que se iba de la fiesta y le preguntó si quería que la
llevara a casa. Ella le dijo que si
planeaba ir a otro lugar. No -le contestó-
voy directamente a la mansión Lucerni… quiero estar solo -aclaró.
Ella decidió quedarse en la fiesta.
Así que solo le quedaba por excusarse con Danna y Leonardo, sin rodeos
les dijo que quería irse cuanto antes.
Ellos supusieron que algo había salido mal y no lo retuvieron en
absurdas explicaciones. Él lo agradeció…
no quería hablar con nadie. Solo quería
estar con Doménica… la quería lo más cerca posible y también lo más lejos por
haber destruido su confianza en ella… no
sabía que era más fuerte… su odio o su…
definitivamente… había amado a
Doménica… ahora eso se le hizo más
evidente que nunca… pero ese amor había muerto… junto con todo lo bello que
ella provocaba en él… esa mentira había sepultado su amor.
Capítulo 30
**1 año después**
- ¿Doctora? -su secretaria llamaba por el interfono- hay un hombre que pide verla.
Dome se preguntó quién
sería. No esperaba a nadie porque había
decidido tomarse la tarde libre para comprar todo lo necesario para el
cumpleaños número 6 de su pequeño Alex.
- ¿Se ha presentado? ¿Ha dicho que desea?
- Ha dicho que es el señor Sebastien Lucerni y
que es un asunto personal.
Dome se tensó al oír
aquel nombre. ¿Sería posible que fuera
él después de todo ese tiempo? ¿Qué
diablos quería ahí? -Hágalo pasar -confirmó.
Su puerta se abrió y
ella miró aprensiva. Ahí estaba el
hombre que tanto amaba… que tanto odiaba por aquellas palabras… tan guapo… con
esos ojos azules clarísimos… su cabello negro… no había cambiado nada…
Sebastien miró
atentamente a Dome. Estaba igual de
bella que siempre… ese cabello rubio y sus ojos dorados… esos labios… ¿de
verdad sería capaz de llevar a cabo su plan?
- Sebastien…
-susurró Doménica- siéntate por
favor.
- Bien, Doménica. Iré directo al grano.
- Es lo mejor…
¿a qué has venido?
- He pensado muy bien… todo lo dicho la última
vez que nos vimos. Y decidí que quiero a
mi hijo… conmigo.
- ¿Disculpa?
-espetó sorprendida- Tú dijiste
que no tenías ningún hijo… que no querías saber nada de Alex y…
- Sé perfectamente lo que dije, pero cambié de
opinión. El heredero de los Lucerni debe
criarse a mi lado… en Italia.
- De ninguna manera -zanjó firmemente Dome- ¿estás loco? ¡Mi vida está aquí! No pienso irme de España y sin mí… mi hijo no
va a ningún lado.
- Lo imaginaba…
Por eso he venido a proponerte algo
-Sebastien la miró fijamente-
Tienes dos opciones: batallar legalmente por su custodia o… acceder a casarte conmigo.
Dome palideció de
inmediato. ¿Había escuchado bien? ¿Sebastien le propuso que se casaran?
- Naturalmente no me parecen sensatas ninguna
de las dos opciones -declaró Doménica
entrecortadamente- No habrá batalla
legal alguna y tampoco boda… definitivamente has perdido la razón…
- No
-cortó secamente- en realidad
perdí mi libertad. Así que decide…
- ¿Pretendes que decida ahora mismo? -ella contestó escéptica.
- Por supuesto.
No hay mucho que pensar…
- Prefiero la batalla legal en ese caso… tú no
ganarás de ninguna manera…
- ¿Estás tan segura de eso?
- ¿Olvidas que soy abogada? La madre tiene preferencia en la custodia…
más cuando lo crío sola…
- ¿Te olvidas que ocultaste al padre la
existencia de su hijo? ¿Qué hiciste que
perdiera años irrecuperables? Tú no
tienes estabilidad…
- ¿Tú sí?
- Estoy dispuesto a todo por tener a mi hijo en
Italia… puedo casarme y asunto resuelto.
Tendrá un hogar con una madre y un padre…
- Alex ya tiene madre… tú no serías capaz…
- ¿Quieres apostar? Soy capaz de casarme ahora mismo con Rebecca
por obtener la custodia total… ¿en
verdad estás dispuesta a arriesgarte?
- Yo…
-Dome estaba tremendamente asustada.
Sebastien tenía el poder para cumplir su amenaza… alejarla de Alex… ¡no! ¿Qué podía hacer?- tú ganas Sebastien… acepto casarme contigo,
aunque me parece algo sumamente injusto…
- Es justo… tú pierdes tu vida… yo perdí mi
libertad…
- Aún no la perdiste Sebastien… si no sigues
con esta locura… podrás conservar tu libertad y…
- Nunca será igual… desde que me enteré de la
existencia de Alex… ya no puedo volver a
ser libre… gracias a ti…
- Bien…
¿cuándo será el gran día? -dijo
entre resignada e irónica.
- Mañana a las 3 de la tarde. Te espero en…
- ¿Cómo?
¿Tan pronto?
- Sí… sabía que serías sensata y terminarías
aceptando…
- Déjale la dirección a mi secretaria. Ahí estaré…
-él la miró escéptico- tienes mi
palabra. Yo cumplo lo que prometo.
- Es suficiente para mí. Lleva a mi hijo contigo y dos testigos…
- Sebastien… mañana es el cumpleaños de Alex…
yo…
- No te tomará tanto tiempo… podrás disponer
del resto de la tarde…
- Una última cosa… ¿por qué lo haces? ¿cuál es tu razón?
- Tener a mi hijo a mi lado…
- ¿Y?
-Dome le impulsó a continuar.
- Y tenerte a mi disposición… será la perfecta…
vida… -sonrío cruel y se despidió con un
asentimiento.
Dome estaba estática y
por varios minutos no reaccionó. Miraba
al vacío… había aceptado casarse con ¡Sebastien! Y ella no era libre, precisamente… en
realidad, continuaba comprometida con Eduardo… lo mejor era hablar cuanto antes
con él… sería un golpe duro.
Sebastien sonrió
satisfecho. Todo salía como lo había
planeado… su venganza apenas estaba iniciando…
***
- ¿Cómo que te casas con
Sebastien? -inquirió incrédulo Eduardo
mientras se paseaba por la habitación-
Explícamelo otra vez…
- Edu… yo no quiero. Es algo que debo hacer… no me lo hagas más
difícil.
- ¿Difícil?
Difícil para mí que soy quien quedará como un tonto… una vez más me has
visto la cara, Dome…
- De ninguna manera… tú sabes que hace más de
un año que no veía a Sebastien. Pero se
ha presentado en mi oficina esta mañana… no tuve más alternativa… era eso o una
batalla por la custodia de Alex…
- Una custodia que seguro ganabas, Doménica…
¿es que has olvidado la ley? ¿todo lo
que estudiaste como abogada?
- No… pero él es muy poderoso. No voy a arriesgarme Eduardo. Entiéndeme… Alex es prioridad en mi vida… lo
siento…
- Entiendo perfectamente. Mejor vete a arreglar todo para tu boda… -él se volvió dolido y evitó mirarla- Adiós.
- Edu…
-Dome quiso tocarlo pero se detuvo-
Adiós.
***
Estaba a menos de una hora de lo fijado para su boda. Era increíble que hubiera accedido a esa
locura. Les había comunicado a sus
padres y ellos se mostraron sorprendidos pero aceptaron no hacer preguntas, les
bastó saber que era el padre de Alex con quien se casaba. Con Mel no fue tan fácil, ella se lamentó de
lo repentino de la situación… y si no hubiera dado apenas a luz… habría
alquilado un avión privado -había
bromeado ya que Dome no había querido preocuparle y había mentido algo… bueno,
mucho… le había dicho que se casaba… por amor.
En realidad, todos suponían que sería por amor… ¡cómo hubiera querido creer eso ella también!
Sebastien estaba
impecablemente vestido con un traje formal negro y esperaba a Dome que ingresó
con un vestido sencillo color beige y con su melena recogida elegantemente.
Luego de decir sus votos
y el sí acepto frente a los testigos, se colocaron las alianzas que Sebastien
había comprado. Se miraron y cuando la
ceremonia tocó a su fin… se dieron un
breve beso en los labios.
Recibieron las
felicitaciones de los padres de Dome, que también habían sido los testigos de
ella, y de parte de Leonardo y Danna que se encontraban ahí al ser testigos de
Sebastien.
Para Dome no había nada
que festejar. Se sentía triste y solo
quería estar sola y olvidar esa boda… pero debía ir a su casa y continuar con
la fiesta de cumpleaños de Alex. Respiró
hondo y se dirigió a su auto.
- Espera esposa mía -soltó en tono burlón Sebastien- te vas conmigo ahora.
- Pero tengo mi auto aquí…
- Ya les he dicho a tus padres que se lo
lleven. Vámonos.
Cuando llegaron, Alex ni
se enteraba de la ceremonia… se bajó del auto entusiasmado por llegar a su
fiesta. Dome lo siguió y entraron junto
con Sebastien. Una vez llegaron todos
los invitados, le cantaron el “feliz cumpleaños” y Dome, por primera vez en su vida, se retiró
antes del final.
Capítulo 31
Sebastien llegó cansado
hasta la mansión que ahora compartía con Doménica. Hizo lo de siempre… se encerró en su
dormitorio y se puso a repasar papeles de la transnacional y sus otros
negocios. Esos dos meses desde la boda
habían sido un verdadero tormento… tener tan cerca a Doménica y alejarla de
él… A veces dudaba a quien era que estaba
torturando… de quien se estaba vengando.
Doménica oyó llegar a
Sebastien. Igual que todas las noches,
él saludó a Alex y se encerró en su habitación.
Parecía no recordar que ahora tenía también una esposa a quien debía por
lo menos saludar. Pero no, él la
ignoraba deliberadamente. Varias veces
durante esos dos meses había intentado entablar una conversación… pero él o
respondía con monosílabos… o simplemente no respondía. Su indiferencia le hería… pero no debía
demostrarlo… debía mantenerse firme…
- ¿Mami, ya está la cena? -preguntó Alex acercándose a abrazar a Dome.
- Aún no cariño… espera un segundo ¿Vale?
- Vale mami… ¿quieres saber lo que hice hoy?
Antes de que Dome
contestara, una masculina voz se dejó escuchar:
- Claro hijo que queremos saber…
- Mira papi… hoy aprendí tantas cosas… -relató sonriente acercándose hasta su padre
y se dejó elevar hasta las piernas de Sebastien, quien se había sentado en el
taburete próximo.
Sebastien escuchaba
atentamente a su pequeño… y miraba furtivamente a Dome. Su esposa… era increíble que la idea le
hiciera tanta ilusión… deseaba acabar con esa agonía… esos meses habían sido
los más amargos de su vida… desde el instante en que se habían dicho adiós…
hasta la boda… y estos dos meses…
Una vez terminaron la
cena, Sebastien se ofreció a ayudar a recoger los platos. El ama de llaves de la mansión se había
reportado enferma, así que Dome accedió sin apenas decir palabra. Cuando acabaron, Sebastien tomó en brazos a
Alex que se había dormido en el sillón y lo llevó a acostar. Lo colocó con cuidado y Dome lo arropó… era
el único momento que habían compartido juntos durante esos dos meses.
- Voy a mi habitación. Buenas noches… -se despidió Dome y cerró su puerta. Se sentía tan cansada de la situación…
Colocó su Cd de Il Divo
y escuchó atentamente sus hermosas canciones… hasta en su música favorita tenía
que haber un Sebastien involucrado…
-suspiró a punto de llorar…- como cada noche… sentía frustración por su
vida… por amar a alguien que le odiaba…
Me dijiste que te ibas y tus labios sonreían mas tus ojos eran trozos del
dolor, no quise hablar, solo al final te dije adiós… solo adiós. Yo no sé si fue el orgullo o a que cosa lo
atribuyo te dejé partir sintiendo tanto amor,
tal vez hacía falta solo un ¡por favor!… detente, amor… No sé vivir si no es contigo… no sé… no tengo
valor… no sé… vivir si no es contigo… sin ti… no sé ni quien soy...
Doménica sintió como las
lágrimas bañaban su rostro. Sentía que
Sebastien a pesar de estar a su lado… se encontraba muy lejos. Y sentía como poco a poco su espíritu moría…
no podía vivir sin el Sebastien que había conocido aquí, en Italia… no tenía
fuerza… no sin él…
Sebastien rozó la puerta
de Dome. Intentó girar la perilla y
sorpresivamente se abrió… ese día, ella había
olvidado cerrar con seguro. Abrió
lentamente la puerta y la encontró sentada de espaldas a él… en su cama…
Doménica sentía fluir
las lágrimas y cerró sus ojos escuchando atentamente la melodía…
Desde el día que te fuiste… tengo el alma más que triste y mañana, sé muy
bien, va a ser peor, como olvidar ese mirar desolador… ¡que era amor!...
Los últimos acordes
llegaron a sus oídos y sintió que se derrumbaba… pero ahora era una sensación
más fuerte… y de pronto… unos fuertes
brazos le rodearon y unas manos secaron delicadamente su rostro bañado por el
llanto.
- ¿Seb… Sebastien? -vaciló con los ojos llorosos y voz
temblorosa- ¿qué haces aquí?
- Doménica…
-Sebastien empezó a decir- Dome,
mi amor… te amo.
Doménica abrió mucho los
ojos y lo miró seria. ¿Sebastien había
dicho… te amo? ¿Estaba soñando acaso?
- Sebastien…
-ella lo tocaba temiendo que en cualquier momento se esfumara… despertar
y que todo fuera un sueño.
- Dome, en estos meses mi vida ha sido un
verdadero infierno… tenerte a mi lado y no poder tocarte ni besarte… todo esto se suponía sería una venganza pero
ya no supe si contra ti… porque era yo quien sufría… y tú también… -Seb tomó fuerza y continuó lentamente- tengo mucho que agradecerte mi amor… me has
dado un hijo maravilloso que hizo que renunciara a mi libertad… pero sabes
algo -aclaró enseguida- no me arrepiento de haber abandonado mi
supuesta libertad… creo que nunca lo hice en realidad… porque te amo con todo mi corazón… desde el
primer instante… no quisiera dejarte ir nunca…
-dijo convencido y con sus ojos brillantes- pero estoy dispuesto a darte el divorcio
porque te presioné para tomar la decisión de casarte conmigo… no debí
hacerlo… yo solo…
- Si esto es un sueño… espero no despertar jamás -pronunció Dome incrédula y con sus ojos
brillantes.
Sebastien soltó una
risita por las palabras de Dome… era
maravilloso volver a ver su personalidad tras esos meses. La risa de Sebastien fue como música para
Dome… entonces, todo era real…
- Sebastien…
-Dome estaba emocionada hasta las lágrimas- Yo no quiero el divorcio… yo no te dejaré ir
nunca… porque te amo… no volveremos a
alejarnos… me moriría… Seb… desearía tener la certeza de que es
real…
- Tú lo pediste, cariño… -susurró suavemente Sebastien y besó sus labios
con ternura infinita.
El roce fue tan íntimo…
tan anhelado… que Dome se sintió desfallecer. Luego de varios besos… empezaron a profundizar las caricias. Querían demostrarse más que con palabras lo que
sentían… necesitaban sentir sus cuerpos
lo más cerca posible… ansiaban fundirse
en uno solo… un solo corazón… una sola alma…
ahora sabían que el amor llenaba sus vidas… finalmente, habían aceptado que no llegarían
a olvidarse jamás y se rendían al destino que los unió con un lazo
inquebrantable de amor disfrazado de pasión…
que de ser un sueño imposible… paso a ser una hermosa realidad.
- Te amo Seb…
siempre te ame…
- Se hubieran evitado tantas cosas si lo
hubiéramos aceptado desde el inicio…
- Eso es pasado… ahora solo veo nuestro futuro
brillante junto a nuestro hijo…
- Te amo Dome… al conocerte me convertí en un
mejor hombre…
- Y yo… en una mujer completamente feliz… -pronunció y sus palabras se vieron apagadas
por el ardor de la boca de su esposo… y
ella… simplemente… le correspondió con todo su corazón.
Epílogo
** 3 meses
después**
Había llegado el gran día. Su boda de ensueño estaba a punto de
realizarse con el príncipe que había soñado toda su vida… y que desde que
conoció a Sebastien… tuvo rostro… estaba
tan enamorada…
-
¡Hey, Dome! -Melina se paró
frente a ella- bájate de la nube y
colócate bien el velo… -reprendió
riendo.
-
Vale, no grites… que estoy enamorada no sorda…
-
Pues es similar -bromeó Mel y se
sentó en el taburete frente a Dome-
¿Ahora si es por amor cierto?
-
Totalmente Mel, Sebastien es el
hombre para mí… lo supe desde el primer día…
Yo… -Dome se perdía en memorias…
-
Ya, pero como hoy se cumple tu cuento de hadas… vamos a acabar de arreglarte
linda -Mel la miró con gran cariño- me alegro tanto de ver ese rostro tan
radiante… después de la última vez que te vi…
-
Eso es pasado Mel… en esos
días… Seb y yo aún no hablábamos…
-
Pero no pongas esa carita… tú lo has dicho… ya lo pasado, pasado. Hoy empiezas una nueva vida de casada… -sonrió Mel pero añadió- y ¡qué vida!
Verás como pronto te arrepientes…
-comentó divertida.
-
¿Tú te arrepientes de haberte casado con Daniel? -inquirió ella.
-
Ni por un instante -confirmó Mel
recordando a su esposo- Entiendo
perfectamente lo que sientes por Sebastien… debe ser algo parecido a lo que
siento por Daniel…
-
Eso se llama amor -afirmó Dome
abrazándola.
-
No sé cómo se llame… y no me interesa mucho. Solo sé que quiero estar a su lado…
-
… Para toda la vida… -completó
Dome y ambas asintieron emocionadas.
***
-
¡Déjalo ya! Ahí está
perfectamente bien… -reprendió divertido
Leonardo a su nervioso amigo- ¿Quién
dijo yo nunca voy a pasar por esto? -le
recordó riendo burlón.
-
Si, ya… lo dije yo. Pero en esos
días no conocía a Dome y…
-
… por ninguna mujer… -añadió
Leonardo más divertido.
-
Ya no te burles. Confieso que fui
yo… pero estaba equivocado -Seb lo miró y añadió arrogante- increíblemente… estaba equivocado…
-
En cosas como estas… probablemente siempre te equivocarás…
-
No lo creo… ahora he tomado la decisión correcta…
-
Ya me lo confirmarás luego de la primera pelea… seguro Dome tendrá la última palabra…
-
¿Quieres apostar? -Sebastien dijo
seguro.
-
Ni lo intentes… no es justo que apueste cuando ya conozco la respuesta…
-
¿Eso quiere decir que Danna tiene la última palabra? -se burló Sebastien haciendo referencia a la
esposa de Leonardo.
-
Siempre, querido… -confirmó Danna
apareciendo en la puerta y visiblemente divertida por la conversación de los
dos- con eso claro…
-
Te lo dije, Sebastien -río
Leonardo y abrazó a su esposa acercándose a preguntarle qué sucedía.
Sebastien los miró y se sintió aún más
seguro… dos veces había sido tan tonto que por poco había dejado escapar su
felicidad… pero ya no. Todas las veces
que se había separado de Dome, recordaba una vida gris… sin sentido… Ya no más, en ese día, finalmente se unirían…
esta vez, de verdad.
***
La hermosa novia desfiló por el sublime
jardín decorado con rosas blancas y rojas…
Su vestido estaba delicadamente confeccionado, con finas cuentas en el
escote y encaje... su espectacular cabello rubio brillaba bañado por el sol y
sus ojos dorados estaban rebosantes de amor… se sentía una princesa… una que
encontró el verdadero amor… en el hombre que la esperaba….
Sebastien miró acercarse a Dome y
sintió como su corazón se aceleraba. Se
sentía un hombre afortunado… tenía a la mujer más bella, inteligente… y que
realmente lo amaba por quien era… La
veía, despampanante, caminando con elegancia… era la mujer que él había esperado
toda su vida… por ella valía la pena cambiar todas sus convicciones… aún mejor…
ella había cambiado sus convicciones sin que él fuera consciente… Sí,
definitivamente… era ella quien debía ser… solo Doménica…
Esta vez, la ceremonia fue emotiva y
sus votos expresados con sentimiento.
Las palabras no eran suficientes… pero sus miradas sí. En el último instante pronunciaron un te
amo… antes de unir sus labios en un apasionado beso… nuevamente, fueron
declarados marido y mujer.
***
-
Ha sido un día maravilloso, Sebastien.
Gracias por esta boda de ensueño…
-Dome reía feliz apoyada en el pecho de su esposo.
-
Todo lo hice por ti. Te merecías
una boda verdadera… para borrar la primera… nos merecemos un nuevo comienzo…
-
Sin duda, amor -confirmó y él la
apretó contra sí.
-
Pero no niego que no quiero volver a pasar por esto… -Seb comentó aliviado de disfrutar finalmente
de su esposa.
-
No lo harás… porque tu única
esposa siempre seré yo -dijo Dome
amenazante y él sonrío pícaro.
-
Eh… -vaciló y ella lo fulminó con
la mirada- no lo dudes mi bella esposa…
tú serás la única señora Lucerni… la dueña de mi corazón…
-
Eso está mejor… -Dome le dio un
beso fugaz- tengo algo que decirte…
-
¿Qué será cariño?
-
¿Te gusta la idea de volver a ser papá? -preguntó reprimiendo una sonrisa
-
Pero claro que si… sería maravilloso…
-
Pues entonces es tu día de suerte… porque próximamente te volverás a
estrenar en ese papel…
Seb la miró con gran emoción… se
encontraba con un nudo en la garganta y veía a Dome aún más bella…
-
Que era mi día de suerte… ya lo sabía.
Eres única… -afirmó Sebastien con
ojos llenos de infinito amor- Te amo
Dome… nunca me cansaré de decirlo.
-
Espero que no… porque yo nunca me cansaré de escucharlo Seb…
Él apagó sus palabras con otro tierno
beso, uno más… de tantos que vendrán
Fin
Y llegó al final otra preciosa historia de nuestra querida Gaby. Y la primera de mis chicos Lucerni que se sabe son de mis favoritos. Una vez más agradecemos que comparta sus historias con nosotras y que haya muchas mássssss!!
Si, llegó su dulce final. Como me gustó volver a poder leerla. Ésta niña, bueno esta joven adulta.... tiene mucha magia al escribir,. Y doy gracias, por saber que siempre nos estará inundando de sus maravillosas historias.
ResponderEliminarPues a mí me gustaría agradecerles a ustedes por compartir mis historias en su blog. Gracias por tan lindas palabras Nata y Esther.
ResponderEliminarAbrazos!!