miércoles, 5 de marzo de 2014

Pequeña Leona 23



Cuando el beso terminó, Bastian apoyó su frente en la de ella.
-También te gusto, Leoncito…-susurró
-No es el punto…- respondió ella avergonzada por la forma en que le había respondido, no era tan necia para negar que le gustaba después de aquel beso, pero eso no cambiaba nada.
-Es el único punto que vale – respondió él y luego de apartarse un poco la tomó  la mano entrecruzando los dedos con los de ella.
-¿Qué hace?

-Vamos a comer tranquilos a algún lugar, después de todo interrumpí tu almuerzo y necesitamos hablar tranquilos.
-No quiero hablar con usted…
-¿Seguimos besándonos? – preguntó  provocándola y ella intentó soltarse de su mano.
-Yo no…
-Sabes que no puedes contra mí, Leoncito, así que o vienes a almorzar y hablar conmigo o sigo besándote.
-Vamos a almorzar – dijo ella bajando la mirada
-Tenía esperanza de que eligieras la otra opción- dijo él y estaba seguro que ella le hubiera pegado de no tenerla fuertemente agarrada de la mano. Luego la llevó al lugar más cercano que resultó ser una pizzería.
-¿Pizza? – preguntó Leo cuando se sentaron.
-Es lo que tenía a mano , además , seamos sinceros, habrías hecho un escándalo si te llevaba en mi auto a un restaurante que considerara digno de la ocasión.- dijo mientras se sentaban y Leonora se sacudía la mano con fuerza para obligarlo a soltarla.
-No puedo creer que me haga esto.
-¿Invitarte a comer?
-¡¡Lo dice en serio?! ¡¿Esta es su idea de invitar a comer?! Yo estaba en una cita , almorzando con alguien…
-Que no era yo.
-Exacto, no era usted.
-Pero yo soy la persona que te gusta.
-Usted me exaspera.
-Y te gusto – terció él y ella gruñó por lo bajo.
-Es mi jefe…
-¿Siempre has besado a tus jefes?- le preguntó aún a riesgo de que ella le lanzara algo.
-Claro que no, pero no podemos decir lo mismo de usted, no es tan selectivo respecto a quien besa, ¿verdad?
-Soy muy selectivo , Leoncito. De hecho la única mujer que quiero besar eres tú.
-¿Por cuánto tiempo? – preguntó ella de golpe.
-¿Qué?
-Dice  que le gusto…
-Digo que te quiero, son cosas diferentes, Leoncito.
-Como sea. Soy lo suficientemente sensata para saber que no tengo que enredarme con mi jefe, mucho menos si es usted…
-Está bien, podemos prescindir de tu sensatez en aras del amor.- dijo él.
-Yo no quiero prescindir de mi sensatez…sabe Dios lo que pasaría si uno  de nosotros no  la tiene, y no podemos contar con usted para eso. Además…tampoco hablamos de amor…
-Yo sí – le dijo él y les trajeron la pizza así que se vieron interrumpidos.
-Comamos…
-No es el lugar adecuado para hablar.- dijo Bastian dándose cuenta que hablar de amor mientras comían pizza no era buen augurio,
-Usted me trajo aquí.
-Si te llevaba a mi casa para hablar tranquilamente, como quería hacer, no me habrías dejado decir ni la primera palabra. En fin comamos, quizás con el estómago lleno estés más dispuesta a deponer tu sensatez – agregó y ella lo miró mal- Come tranquila , Leoncito o vas a indigestarte. – finalizó tomando una porción de pizza.
- Usted me cae mal…- musitó ella y al reírse Bastian casi se atragantó, lo que la hizo preocupar- ¿Está bien?
-Sí , Leoncito, estoy bien, dudo que haya otra como tú.
Terminaron de comer y luego que les retiraran los platos siguieron hablando.
-De acuerdo, escuchemos tus razones para rechazarme.
- No es alguien confiable.
-Puedo serlo si es necesario – rebatió él y Leo tuvo un recuerdo inmediato de cuando la había defendido de los jóvenes vándalos. Ciertamente podía ser alguien en quien apoyarse llegado el caso. Incluso la había ayudado con su hermano.
- Se toma todo a la ligera
-Y tú demasiado en serio, juntos  podríamos equilibrarnos.
- Se mete en problemas constantemente.
-Si es por ti, me portaré bien.
-No tengo ganas de cuidar a nadie más.
-Teniendo en cuenta que ya me cuidas como parte de tu trabajo cotidiano, sólo piénsalo como horas extras. A cambio prometo cuidar de ti también.- le dijo y Leo sufrió otro ramalazo de recuerdos, se recordó a sí misma llorando en sus brazos o siendo atendida por él cuando estuvo enferma. Había mil razones por las cuales estar con Bastian Cavendish era una mala idea, pero le costaba encontrarlas.
-Somos totalmente incompatibles…-dijo de pronto como si eso resolviera todo lo demás.
-Somos compatibles en lo importante – aclaró él y Leonora se sonrojó porque el beso de él volvió a arderle en los labios y en todo su ser.
Inmediatamente, pensó en una razón, la más importante de todas, debía protegerse a sí misma. Y amar a un hombre como aquel era un gran peligro , el mayor de todos.
-No quiero ser su novia.
-¿Aventura de oficina? ¿Amante? Aunque no es lo que quiero, novia es lo indicado contigo, al menos para empezar.
-¿Para empezar? ¿ Qué más tiene en mente?
-Lo clásico, altar, anillos, para siempre, cinco niños….- dijo con expresión arrobada y Leonora escupió el trago de  jugo que estaba bebiendo.
Y no sólo fue por la sorpresa sino porque en su mente pudo visualizar aquella situación, una casa grande y niños parecidos a aquel hombre insoportable.
-¡Cielos! – exclamó ella y Bastian le alcanzó una servilleta.
-No iba a ofrecerte nada menos que eso, Leonora.
-Yo no le pedí nada….menos cinco hijos.
-¿Quieres más?
-Bastian Cavendish…está cruzando la línea.
-Leoncito, te creí más valiente…
-Valiente es salir en invierno sin bufanda, no enredarse con un hombre superficial, voluble, mujeriego, irresponsable, caprichoso, vago, con complejo de príncipe…
-De acuerdo, requiere bastante valor pero también tengo cosas buenas, ¿verdad?. Tengo cosas buenas Leoncito- insistió al notar el terco silencio de ella- soy apuesto, fuerte, generoso. Tengo encanto, no debe subestimarse el encanto, más aún cuando tú eres algo …espinosa, y tengo ingenio, no puedes negarlo. Agotarías a cualquier otro y no hay un rival a tu medida excepto yo.Te aburrirías con otro.
-Esto no es una negociación donde exponer puntos a favor y en contra- dijo ella agobiada.
-¡Exacto! Pero tú empezaste, la cuestión era simple. Yo decía te quiero, tú decías “yo también” y nos besábamos.
-No es momento para esto, dijo que esa reunión de directivos es importante. Si hasta está trabajando debido a ella, tendríamos que centrarnos en que su familia no lo eche a la calle en lugar de hacer esto.- dijo ella haciendo un gesto con las manos como si ni siquiera pudiera explicar lo que sucedía entre los dos.
Bastian suspiró, podía ver la mirada desconcertada de Leonora a medida que rebatía sus razones.
-De acuerdo, tengamos una tregua.
-¿Una tregua? ¿Qué quiere ahora?
-Las cartas están sobre la mesa, no voy a retractarme de lo dicho, no voy a negar mis sentimientos, ni prometo  que no volveré a besarte…pero intentaré dejarte tranquila. Que nuestra relación sea la normal hasta que termine lo de la Junta Directiva, luego volveremos a hablar.
-¿Relación normal? ¡Sí claro! Y dudo que sea capaz de dejarme tranquila, igualmente, pienso que es lo mejor dedicarnos al trabajo y dejar esto de lado.
-No es “esto”, Leoncito. Y no fue eso lo que dije, tienes la maravillosa habilidad de dar vueltas mis palabras, siempre.
-Usted no se queda a la zaga tampoco.
-Ves, potenciamos lo mejor del otro.
-Ahí va de nuevo, mejor ya pague y volvamos al trabajo.
-Tus deseos son órdenes, Leoncito – dijo sonriéndole y llamó al mesero para que le cobrara.






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2 comentarios:

  1. Mira que me tiene enamorada este bastian!!!!!! Me lo puedo pedir para mis sueños?

    como me reí con sus pullas y decisión en hacerle ver, que lo que siente es amor, nada pasajero.

    Y de ella, con su frase de: Que le cae ma, me reí un montón y más la escupir, cuando mencionó cinco hijos. Poca reacción tuvo. Yo me habría desmayado!!!! jajajaja

    Muy interesante. Quiero más!!!!! plis!!!!

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  2. Me encantan las peleas de estos dos jajaja

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